sábado, 21 de julio de 2018

Abandono del campo por parte del Gobierno atenta contra la soberanía alimentaria



En Honduras hablar de soberanía y seguridad alimentaria es sinónimo de dificultades a la hora de sembrar y cosechar los granos básicos, problema que enfrentan a diario los pequeños agricultores del país, debido a la falta de interés que tiene el gobierno en este tema.

Marvin Gómez, ingeniero agrónomo de la Fundación Hondureña para la Investigación Agrícola de Honduras, FHIPA, explica que la seguridad alimentaria es la capacidad que tiene los pueblos, las familias, las comunidades  de acceder de forma física y económica alimentos suficiente, seguro, nutritivo para satisfacer sus necesidades alimenticias.

“Básicamente es el derecho de los pueblos a definir su propia política y estrategia sustentable de producción, distribución y consumo de alimento.  Es una herramienta poderosa, lastimosamente a nivel de los territorios de las comunidades poco conocemos  de este concepto y cómo podemos ejercer nuestro derecho a la soberanía alimentaria”, dijo a Radio Progreso.

Transgénicos, una tragedia más
Según las explicaciones de Gómez a lo largo de los 40 años, el modelo económico y de transferencia de “tecnología”, ha sido un modelo enfocado a generar dependencia  y que los agricultores cada vez estén esperando qué puede conseguir de afuera que sostenga sus sistemas alimentarios.

“De lo que vemos en estos casos es que actualmente mucha de las semillas de la costumbre alimenticia de las familias ha cambiado. El modelo ha alejado el consumo de alimento que tradicionalmente utilizábamos que no dependíamos de nadie, que lo conseguíamos, lo producíamos por ejemplo: en la milpa donde se producían al menos ocho o diez diferentes alimentos para la familia y ahora la milpa se ha limitado a una parcela de maíz donde solo se produce maíz”, agregó.

Afirma que esto limita la soberanía alimentaria. Porque las personas no pueden definir lo que quieren comer, depende de lo que el mercado le ofrezca. “Y esto es una distorsión de lo que hemos estado viviendo en los últimos mil años, donde nuestras sociedades fueron tradicionalmente pueblos agrícolas que tenían una arraigada soberanía alimentaria. Porque sabían dónde encontrar los recursos, cómo manejar esas técnicas, y cómo utilizarlo para su beneficio de forma sustentable”.

Francisco Delcid de la Asociación de Productores del Campo de El Progreso, Yoro, recordó que antes en medio de la milpa, unos ochos días después que el maíz naciera, sembraban frijoles en medio del surco.

“Sembrábamos ayote, yuca, ahora ya no se da eso. Ahora hay más problema sumados a los monocultivos, es más difícil la situación, porque en nuestro lugar la palma africana ha invadido todo el sector. Lo hemos visto como un culpable de la desforestación: porque donde se siembra palma  todos los árboles se destruyen, se votan, y a esto le sumamos que la palma consume 25 libros de agua diario”, afirmó Delcid.

Sin políticas gubernamentales
Además Gómez analiza que la producción transgénica está provocando mayor dependencia por parte de las familias campesinas, porque al producir cultivo transgénico, el agricultor, agricultora se vuelve dependiente de un paquete tecnológico.

“Ahora vemos más a menudo los agricultores desesperados por tener acceso a los insumos para que esa semilla pueda generar rendimiento que sean redituables. Entonces eso ha limitado la soberanía alimentaria porque la familia depende de la semilla que le vende una empresa semillera” manifestó el ingeniero agrónomo, Marvin Gómez.

El especialista del campo asegura que no hay ninguna política pública. “Todo se ha abandonado desde las reformas neoliberales, se dejó la investigación, y el desarrollo tecnológico pasó a manos de la empresa privada. Entonces se considera que esto va resolver la situación de los agricultores, cosa que no lo hacen y los cultivadores están en mano de estas compañías. Estos modelos de negocios buscan las ganancias del más poderoso”.

Adolfo Ayala de los proyectos Parcelas Comunitarias y Fincas Forestales del Atlántico Hondureño, confirma esa poca política estatal frente a la realidad que viven las comunidades rurales, las personas han abandonado en parte este rubro.

“Con los grande veranos que hacen en estos tiempos, no hay proyectos de sistema de riego para apoyar la siembra de frijoles, el maíz, el ayote que necesita poca agua y se ven afectados porque los monocultivo acaparan el agua y el oxígeno”, dijo Ayala.

Alexis Martínez, del área de Articulaciones territorial del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación ERIC-SJ, detalla que en Honduras nos encontramos en cuanto al tema de los productores en un completo abandono.

“Hay muchos factores que perjudican al productor y que lo llevan a un desánimo total. Las líneas de comercialización están completamente acaparadas por coyotes; el otro es el incentivo, si no hay comercialización los productores no tienen ningún incentivos para producir. Luego, ligado está el tema de la infraestructura lo que conecta la finca con los mercados. Hay un deterioro en la infraestructura y luego el acceso a créditos o fondos que den potencia a este sector, son totalmente escasos” declaró Martínez.

Alternativas
Hay algunas iniciativas que se han hecho para desarrollar modelos de sistemas locales de semillas que prioricen la soberanía alimentaria que evite la dependencia.

El ingeniero Gómez, cuenta que estas iniciativas locales han sido exitosas. “Hacer ver que estas prácticas viene a fortalecer los sistema locales de semilla, la producción de semilla, la valoración y diversificación local pueda transcender y a través de diversas plataformas hemos empezado hacer incidencia que nos permite el reconocimiento primero de los métodos locales, que son fundamentales para la soberanía y seguridad alimentaria. Y segundo, estas técnicas protegen los derechos del agricultor, entre ellos el derecho alimentarse, sembrar lo que él quiere, el derecho de compartir semilla con los demás”.

Hay algunos proyectos que están siendo apoyados por el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación ERIC-SJ y son las fincas agroecológicas. Adolfo Ayala, expresó que desde 2015 vienen trabajando en estas iniciativas que buscan que exista una diversidad de productos como: yuca, el ayote, el maíz, el frijol entre otras hortalizas.

“Hacer estas prácticas agroecológicas tienen que ir de la mano del cuidado de la tierra, del medio ambiente. Tener conciencia que el cuidado beneficiará a todos”, dijo Ayala.

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