jueves, 12 de mayo de 2011

Matar o morir


Cotidianidades Humanas

Por Soledad Arrieta

La mayoría de los titulares, desde un poco antes de las doce de la noche del día de la supuesta caída del líder de Al Qaeda, anunciaban que “murió” Bin Laden. No, señores, no,señoras. Si la hipótesis fuera una realidad, no habría muerto, habría sido asesinado. Pero, incluso tratándose de noticias ideadas por conveniencias políticas y bélicas, es alevosa la forma en que los medios intentan filtrar ideas en nuestras cabezas: no es lo mismo quealguien muera a que lo obliguen a dejar de vivir. Con términos por los cuales cualquiera podría considerarse puntilloso/a, van generándonos una acepción delas cosas generalmente inconsciente y, claro, conveniente y funcional a los acontecimientos y a la postura que sirve que tomemos sobre la temática.

Esa noche logré sintonizar por unos instantes, a través de Internet, CNN… Para qué. Yanquis y más yanquis festejando amontonados/as con sus banderas y su estupidez. Me pregunté si allá estaría prohibido el documental Zeitgeist. Si no lo estuviera,cosa que asumo, es recomendable que lo vean, como para que entiendan lo queestán celebrando. Aunque estimo que el trabajo realizado en sus cabezas ha si dotan arduo y desgastante como efectivo.

Porque, allá, están festejando el asesinato al (no la “Muerte de”) hombre que fue culpado por un atentado armado por su propio gobierno. Porque un Nóbel de la Paz dice con orgullo que arrancaronla vida de un ser humano y el pueblo lo ovaciona.

Las pantallas mundiales siempre han sido una buena estrategia y han llevado a buen puerto a la invasión impune y destructiva de los lugares que pueden acrecentar y alimentar los bolsillos sin fondo del Tío Sam. Si existió un atentado en el 2001 fue porque los gringos necesitaban la excusa perfecta para destruir, una vez más, todo a su paso. Aunque, bien sabemos, nadie jamás les pide justificación y, de todas formas, ninguna sería válida para cobrarse vidas.

¿Qué querrán ocultar esta vez? ¿No surtió los efectos deseados el terremoto en Japón o los medios no lo sostuvieron por un tiempo suficiente como para terminar de salirse con las suyas? ¿Tendrá algo que ver con el asesinato de la familia de Gadafi? ¿O se vienen cosas peores que los ataques desmedidos e infundados a Libia?

Parece irrisorio que nadie, en EEUU, quiera ver más allá de sus narices. Tan acostumbrados y acostumbradas están, que las mentiras vuelan como fantasmas frente a sus ojos y no los perciben. Tanta mentira que termina por dar pena la mediocridad de su pueblo. Su himno sigue sonando junto al flameo de su bandera, ayer en la Luna, pasado mañana en Marte.

Y ahora Obama está tan nervioso… Reforcemos la seguridad, urgente, que estos que no son nada pacíficos, no como yo, pueden tomar represalias. Represalias, qué término con el cual se lleva bien este hombre que brega por la paz mundial. Incluso cuando no existe motivo cierto para tomarlas, aunque tampoco lo justificaría. Cuánta hipocresía reina en el mundo gracias al imperio y sus secuaces.

Los medios, hoy, siguen hablando de la muerte de BinLaden.

Soledad Arrieta es escritora y periodista de opinión.

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