jueves, 26 de mayo de 2011

Se nos fueron las palabras

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Centro Argentino de Estudios Internacionales

Por Norberto Emmerich

En estos días fallecieron el periodista boliviano Ted Córdova-Claure y el periodista argentino-cubano Jorge Timossi.

Uno murió víctima de su propia vida y tuvo el orgullo y la tozudez de contar su propia muerte. El otro murió como mueren todos, con un corazón que dijo basta, después de haber vivido como viven pocos.

El periodismo es el oficio que se encarga de hacer historia con el presente y ellos nos contaron una América Latina que aspiraba a una revolución que no sucedió, pisoteada por las botas de las dictaduras y acolchonada por las migajas del neoliberalismo. Sabían estar en el lugar justo y contarlo bien. Y mientras América Latina hacía historia contaba con las voces que amplificaban el día y combatía de igual a igual en ese desparejo terreno que habita en la mente de cada latinoamericano.

Ahora que los periodistas son voceros especializados de los medios, extrañamos la época en que los periodistas eran los medios que hacían de voceros de la realidad.

Nos quedan pocas voces para relatar nuestros silencios. América Latina siempre parece estar renaciendo de las cenizas, pero ahora necesitamos más que nunca que nos cuenten lo que hacemos. Si no están ellos nos vemos obligados a contar nuestras luchas con las palabras de otros, con las letras de los traidores. ¿Quién emocionará nuestros días con el relato de las proezas presentes? ¿quién nos contará las historias de los héroes que no conocemos? ¿quién rescatará del olvido los recuerdos que olvidamos haber olvidado? Sin ellos nos llegará el meloso y embriagante cantar de las sirenas que nos desviarán de Ítaca y nos harán olvidar nuestro hogar.

Ted Córdova Claure dio las pistas para encontrar el cadáver del Che en Bolivia, Jorge Timossi fundó Prensa Latina. Ambos eran latinoamericanos, porque el oficio de periodista bien llevado te hace ciudadano del mundo y nativo de ningún lado. Y ambos eran el resultado de una coyuntura peculiar de América Latina, pero ¡qué excelente resultado, ser tan excelente consecuencia de tan conmovedora causa!

La mezcla combustible de la derrota bélica norteamericana en el apartado sudeste asiático, el triunfo de la revolución cubana y la crisis mundial del petróleo dibujaron un momento donde la revolución “estaba a la vuelta de la esquina”. Y ellos estuvieron allí.

Quedamos algo mudos, tendremos que seguir gesticulando hasta que alguien suplante este silencio de los que no tenemos voz. “El periodismo me agarró tanto, que me permitió enviar esta última noticia de mi muerte, a los 70 años y nueve días de vida en un mundo cada vez más caótico”, escribió Ted al anunciar su muerte inminente hace 5 años. Porque el mundo es caótico no encontramos las palabras que lo describen, no sabemos decir qué parte del desfile está pasando ante nosotros. Y un mundo sin palabras es un eterno destierro en la tierra de nadie, donde deambulamos yendo hacia ningún lugar. Nos faltan los letreros, las luces de neón, las indicaciones de la autopista, los alertas.

Nos duele, porque nos faltan las palabras, las mejores se fueron con ellos. Y nos rodea un largo minuto de silencio.

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