martes, 17 de mayo de 2011
O Superman renuncia a ser marine estadounidense o consigue contrato con la CIA para ser mercenario o quiere ser indocumentado
Rebelión
Por Milson Salgado
Superman no es un superhéroe de arraigo. Vivió en Alemania en la mente de Nietzsche y en las líneas aforísticas de “Así Habla Zaratrusta” para despedirse del débil y del inútil, para despachar al cristiano y al gusano y construir un mundo de auténticos Goliat, porque los Davids talmúdicos eran un invento palmario de la vulnerabilidad del etnocentrismo judío. Quizás la limpieza hitleriana en la Segunda Guerra Mundial le causara vergüenza, y en busca de su sueño selló con los fraudes y falsificaciones ocultas, un pasaporte espurio de identidad alienígena.
Jerry Siegel y Joe Schuster padres del embuste y el montaje adoptaron al chico con mucha generosidad cósmica, incluyendo en el registro de nacimiento su nombre inofensivo de Clark Keint, y de el ser descendiente del planeta Kriptón, que yace indeterminado en esquirlas de quantum y átomos en cualquier hoyo negro que absorba materia y hasta gravedad en alguna galaxia.
Hizo su vida como un pobre granjero en Kansas, y como los más señeros inmigrantes alemanes Albert Einstein, y Werner Von Braun inventores de la bomba atómica y de los proyectiles militares, puso su fuerza de acero al servicio de esa nación que necesitaba civilizar a la humanidad eliminando lo inicuo de un solo plumazo. Desde una ciudad imponente como Metrópolis (New York) y desde un diario importante como el Daily planet (New York Times) ha despachado su vida cotidiana sin que la jubilación lo lance a las calles para protestar por los recortes presupuestarios.
Su primera proeza fue salvar al avión espacial “Constitution” de una posible destrucción, y esa misión le dio el reconocimiento del pueblo estadounidense, porque lo señalaba ya la escritora Alemana Hannah Arendt, en plena madurez de su apreciación intelectual: “lo que ha cohesionado al pueblo de los Estados Unidos a falta de arraigo e identidad cultural es la idea de nacimiento como gran nación que inspira el espíritu de su constitución politica.” A parte de ello, solo rascacielos legarán a la humanidad, decía la escritora, yo agregaría destrucción pero no es el momento de pintar más Guernicas.
Nuestro héroe ha salvado a la humanidad de peligros reales, pero nunca lo vieron rescatando algún niño en Vietnam o haciendo lo posible para salvar a gentes inocentes de Cuba que murieron en aviones venidos de Venezuela, por manos terroristas o en Nicaragua en las redadas de cooperativistas que hacían los contras de Oliver North y en Guatemala salvando a los indios de los genocidios y desaparición de pueblos y aldeas. Quizás su neutralidad y su silencio se debieron a asuntos de migración y a la pérdida de status o a que la Justice League no tiene a su cargo esas jurisdicciones.
Le habíamos perdido la pista hace algún tiempo pero un Psiquiatra anónimo notificó de un periodista humilde que se culpaba por no haber salvado ciudad Metrópolis (New York) de la destrucción del World Trade Center a manos de terroristas de Al Quaida y al saber de la muerte del terrorista más buscado, sin que La Cía le haya notificado para tomar parte en la misión, pretextó la reprobación que le hizo el gobierno estadounidense por participar en una marcha de protesta contra el gobierno iraní de Ahmadineyad, como la causa principal de la renuncia a la nacionalidad estadounidense: “Estoy cansado de que mis acciones benefactoras se interpreten como instrumentos de la Política estadounidense”
Como desconocemos la consciencia de los superhéroes y solamente nos orientamos por sus mundos simbólicos, y es por ello que nos aventuramos a afirmar que quizás superman está cansado de ser un Marine Estadounidense y le causa vergüenza ver asesinar a niños y ancianos desde aviones teledirigidos en Iraq, Afganistán y Paquistán, y la impotencia de ser un súper héroe en la pantalla y no poder hacer nada en la vida. O acaso para no afectar el aparente respeto a la soberanía de los pueblos que debe aparentar la política exterior de su país, el superhéroe no hará públicas sus acciones y trabajará amparado en el anonimato de la Agencia Central de Inteligencia que solo bien al mundo ha llevado o apelando a su humanidad o a su condición de inmigrante, ha conocido el sufrimiento que causa la xenofobia más extrema y decide trasladarse a la frontera con México para apoyar gente inocente contra zetas y hombres X. Sea como fuere, las disyuntivas morales del hombre de acero, han despertado resquemores en diarios como Weekly Standard y Hollywood Reporter y en la rancia derecha estadounidense que teme perder sus héroes de gloria y de papel. D C comics la Compañía estadounidense de entretenimiento saldrá a la palestra pública para decir que Superman se mantiene gringo como el pastel de manzana y como el baseball, y que no hará traición a la patria ni cambio de bando político, pero este grito de angustia del superhéroe no deja por fuera la interpretación, de que el mundo está más allá de los Estados Unidos o que las reservas de Kriptonica enajenadas por trueques de oro negro manchado de sangre se están agotando.
Por Milson Salgado
Superman no es un superhéroe de arraigo. Vivió en Alemania en la mente de Nietzsche y en las líneas aforísticas de “Así Habla Zaratrusta” para despedirse del débil y del inútil, para despachar al cristiano y al gusano y construir un mundo de auténticos Goliat, porque los Davids talmúdicos eran un invento palmario de la vulnerabilidad del etnocentrismo judío. Quizás la limpieza hitleriana en la Segunda Guerra Mundial le causara vergüenza, y en busca de su sueño selló con los fraudes y falsificaciones ocultas, un pasaporte espurio de identidad alienígena.
Jerry Siegel y Joe Schuster padres del embuste y el montaje adoptaron al chico con mucha generosidad cósmica, incluyendo en el registro de nacimiento su nombre inofensivo de Clark Keint, y de el ser descendiente del planeta Kriptón, que yace indeterminado en esquirlas de quantum y átomos en cualquier hoyo negro que absorba materia y hasta gravedad en alguna galaxia.
Hizo su vida como un pobre granjero en Kansas, y como los más señeros inmigrantes alemanes Albert Einstein, y Werner Von Braun inventores de la bomba atómica y de los proyectiles militares, puso su fuerza de acero al servicio de esa nación que necesitaba civilizar a la humanidad eliminando lo inicuo de un solo plumazo. Desde una ciudad imponente como Metrópolis (New York) y desde un diario importante como el Daily planet (New York Times) ha despachado su vida cotidiana sin que la jubilación lo lance a las calles para protestar por los recortes presupuestarios.
Su primera proeza fue salvar al avión espacial “Constitution” de una posible destrucción, y esa misión le dio el reconocimiento del pueblo estadounidense, porque lo señalaba ya la escritora Alemana Hannah Arendt, en plena madurez de su apreciación intelectual: “lo que ha cohesionado al pueblo de los Estados Unidos a falta de arraigo e identidad cultural es la idea de nacimiento como gran nación que inspira el espíritu de su constitución politica.” A parte de ello, solo rascacielos legarán a la humanidad, decía la escritora, yo agregaría destrucción pero no es el momento de pintar más Guernicas.
Nuestro héroe ha salvado a la humanidad de peligros reales, pero nunca lo vieron rescatando algún niño en Vietnam o haciendo lo posible para salvar a gentes inocentes de Cuba que murieron en aviones venidos de Venezuela, por manos terroristas o en Nicaragua en las redadas de cooperativistas que hacían los contras de Oliver North y en Guatemala salvando a los indios de los genocidios y desaparición de pueblos y aldeas. Quizás su neutralidad y su silencio se debieron a asuntos de migración y a la pérdida de status o a que la Justice League no tiene a su cargo esas jurisdicciones.
Le habíamos perdido la pista hace algún tiempo pero un Psiquiatra anónimo notificó de un periodista humilde que se culpaba por no haber salvado ciudad Metrópolis (New York) de la destrucción del World Trade Center a manos de terroristas de Al Quaida y al saber de la muerte del terrorista más buscado, sin que La Cía le haya notificado para tomar parte en la misión, pretextó la reprobación que le hizo el gobierno estadounidense por participar en una marcha de protesta contra el gobierno iraní de Ahmadineyad, como la causa principal de la renuncia a la nacionalidad estadounidense: “Estoy cansado de que mis acciones benefactoras se interpreten como instrumentos de la Política estadounidense”
Como desconocemos la consciencia de los superhéroes y solamente nos orientamos por sus mundos simbólicos, y es por ello que nos aventuramos a afirmar que quizás superman está cansado de ser un Marine Estadounidense y le causa vergüenza ver asesinar a niños y ancianos desde aviones teledirigidos en Iraq, Afganistán y Paquistán, y la impotencia de ser un súper héroe en la pantalla y no poder hacer nada en la vida. O acaso para no afectar el aparente respeto a la soberanía de los pueblos que debe aparentar la política exterior de su país, el superhéroe no hará públicas sus acciones y trabajará amparado en el anonimato de la Agencia Central de Inteligencia que solo bien al mundo ha llevado o apelando a su humanidad o a su condición de inmigrante, ha conocido el sufrimiento que causa la xenofobia más extrema y decide trasladarse a la frontera con México para apoyar gente inocente contra zetas y hombres X. Sea como fuere, las disyuntivas morales del hombre de acero, han despertado resquemores en diarios como Weekly Standard y Hollywood Reporter y en la rancia derecha estadounidense que teme perder sus héroes de gloria y de papel. D C comics la Compañía estadounidense de entretenimiento saldrá a la palestra pública para decir que Superman se mantiene gringo como el pastel de manzana y como el baseball, y que no hará traición a la patria ni cambio de bando político, pero este grito de angustia del superhéroe no deja por fuera la interpretación, de que el mundo está más allá de los Estados Unidos o que las reservas de Kriptonica enajenadas por trueques de oro negro manchado de sangre se están agotando.
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