Por Ollantay Itzamná
En el Consejo Nacional Indígena Maya Chortí (CONIMCH), se encuentran registrados más de 38 mil indígenas afiliados, distribuidos en los municipios del Departamento de Copán, Santa Rita, Copán Ruinas, Cabañas, El Paraíso y Dulce Nombre. Y en el Departamento de Ocotepeque, Sensenti y La Labor.
La existencia del pueblo Maya Chortí, en Honduras, expresamente fue negada por políticos y ganaderos de la región occidental del país, con el argumento de que eran extranjeros guatemaltecos pobres y ociosos asentados en la región.
La historia y la verdad terminaron derrotando esta mentira porque el pueblo Maya Chortí desde hace más de 8 mil años habita en buena parte de Meso América. ¿Quiénes construyeron, pues, el actual Santuario Arqueológico Maya Chortí, insólitamente llamada ruinas mayas de Copán?
De un tiempo a esta parte, mediante la organización y movilizaciones permanentes, las y los descendientes del aguerrido pueblo Maya Chortí, lograron arrancarle al Estado hondureño el compromiso de 14 mil hectáreas de tierras (1997), escuelas y centros de salud básica. Estas promesas fueron cumplidas en parte.
En la actualidad, las condiciones paupérrimas en las que sobre viven las y los chortís retuerce cualquier corazón sensible. Familias enteras en la miseria total. Sin maíz, ni frijol. Cubiertos de harapos. Niños y niñas con los estómagos hambrientos, hinchados de parásitos y sin ningún futuro. Así paga el Estado hondureño a los descendientes de una de las civilizaciones más importantes de su pasado legendario.
Mientras en el Santuario Arqueológico Maya Chortí, turistas y nacionales alardean de las huellas de grandeza dejadas por la civilización Maya Chortí, las y los indígenas chortís se encuentran recluidos en las montañas aledañas, asediados por terratenientes y políticos inescrupulosos, bajo la implacable tiranía del hambre y del analfabetismo.
En el pasado, los terratenientes y políticos les quitaron su cultura, su idioma, su espiritualidad, sus tierras fértiles. Ahora, pistola en mano, los patrones los persiguen para quitarles sus bosques y fuentes de agua dulce. ¿Habrase visto semejante ingratitud de un país para con sus raíces milenarias? Mientras esto le sucede a las y los chortís el pueblo hondureño mira sin ver, ni indignarse. ¿Habrase visto semejante indiferencia de una sociedad para con el sufrimiento de sus hijos?
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