viernes, 25 de enero de 2019

Caravana de migrantes está en proceso de transición en medio de la división y la dispersión, señala Yolanda González de RJM



Más de tres mil migrantes permanecen en distintos albergues en la ciudad fronteriza de Tijuana en medio de un sueño por mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias, un sueño que parece desvanecerse.

“Un éxodo que llamamos de migrantes que está en transición por haber llegado a un paso de su destino final en la frontera”, analiza Yolanda González de la Red Jesuita con Migrantes de Centroamérica, RJM, en una entrevista con Radio Progreso.

Pese a todo el sufrimiento y la precariedad en la que se encuentran, más la incertidumbre de no saber lo que va a pasar, los miembros de la caravana de migrantes centroamericanos permanecen en Tijuana, México, viendo cada día como una oportunidad para buscar solución a su estadía en tierras extrañas.

Radio Progreso (RP) dialogó con Yolanda González (YG), quien realizó una visita de varios días a Tijuana para conocer las condiciones de los migrantes, además de escuchar sus historias.

RP. ¿Cómo ve la situación de los migrantes en Tijuana?

En primer lugar, para mí esta es una frontera nueva, además hablamos de una caravana, un éxodo que llamamos de migrantes que está en transición por haber llegado a un paso de su destino final en la frontera. Hablamos de una frontera que sobre todo era conocida por recibir deportados mexicanos no tanto por el número de centroamericanos que pasaban por aquí, si recordamos Tijuana nos suena a las personas que llamamos extra continentales, especialmente de haitianos.

RP. ¿Cuáles son las cifras que nos dejan las fronteras durante el 2018?

Según los datos de la patrulla fronteriza, en el año fiscal 2018, se detuvieron en la frontera a 521 mil 90 migrantes indocumentados en toda la frontera de los Estados Unidos, lo cual supone un incremento considerable en relación a 2017, hablando de la caravana en frontera en donde han aumentado las detenciones, también hablamos de fronteras en las que en este último año han aumentado las solicitudes de asilo en “las garitas” (estación migratoria).

Según datos de organizaciones, datos públicos, de octubre de 2017 a agosto de 2018, 114 mil personas se entregaron en las que se conoce como “las garitas”, para manifestar que no pueden volver a su país porque tienen un temor fundado que su vida o su integridad corre peligro.

RP. ¿Cuál es el estado de esta caravana, en qué etapa se encuentra?

Podríamos decir que es una caravana, es un éxodo que está en transición, claramente la han intentado dispersar, algunos actores, creo que intencionadamente, a nadie le interesa un grupo cohesionado de personas que puedan plantear demandas políticas, creo que otros actores a lo mejor no intencionadamente pero sí han intentado ofrecer respuestas individuales a los casos concretos.

RP- ¿Cómo se siente esa división entre los migrantes?

Creo yo, de lo que hemos platicado con la gente, hay una claridad de que estar junto les sigue protegiendo no sólo en el camino, mucha gente no quiere separarse prefiere vivir en el albergue porque le sigue dando algún tipo de protección aunque no tengan mucha claridad de qué protección. Sin embargo, esas bondades que si se iban viendo de autogestión colectiva de la caravana se han ido diluyendo no tanto por las propias personas migrantes sino por las condiciones en las que están en los albergues.

RP. ¿Cómo valora el manejo de los albergues improvisados?

En el caso del lugar llamado como “La Bodega” es una buena manifestación de ese doble discurso de México, les consiguen una bodega para estar pero, se desentienden de todo lo demás, allí no hay institucionalidad pública para atender unos servicios mínimos de ayuda humanitaria sin embargo, hay una cierta auto gestión y organización en comisiones de trabajo por la gente que funciona relativamente bien. Hay un ejercicio de participación colectiva y las personas son proactivas.

Esa es una demanda muy legítima en el albergue que está bajo la autoridad pública, El Barretal, que está controlado por la Marina. Un albergue custodiado con unos carros, con unas armas, que más allá que ellos sean respetuosos es intimidante, sin embargo alguien lanzó desde afuera dos bombas lacrimógenas, y un albergue que siendo público no permite la participación de las personas que viven allí.

RP. ¿Por qué los migrantes optaron por ir a la frontera de Tijuana?

Tal vez me equivoco en el por qué pero yo recuerdo perfectamente cuando en México paró la caravana y hubo diversas asambleas, y allí empezaron a darse asambleas de mujeres porque muchas veces en las asambleas, hasta en ese momento, no participaban mujeres, quienes estaban cuidando a los hijos, entonces las mujeres decidieron tener sus propia asamblea y luego participar en la asamblea general, y yo recuerdo perfectamente a una mujer que dijo: la caravana tiene que irse por el lugar más seguro, por la ruta más segura de México. Y la ruta que no es que sea más segura, pero la menos insegura para atravesar México es la ruta del pacífico, eso lo saben todos los institutos que realizan diagnósticos e informes en México, qué sucede, que esa ruta es el doble de larga que la ruta del golfo.

En ese momento si creí, y quiero creer, que fue precisamente esa cohesión de la caravana la que hizo ver que para proteger a los más vulnerables, los niños y la familia, se iba a optar por la ruta más segura aunque fuera la más larga, ciertamente la caravana, por ir junto tiene alguna ventaja ante una ruta larga,  que ciertamente consiguieron más “jalón” del que consigue alguien solo.

RP. ¿Qué le ha impactado de todo lo que usted vio?

Lo que impacta es más lo que le llega al corazón y no tanto los análisis. He hablado con mujeres y con parejas jóvenes, me sigue impactando la fuerza de muchas mujeres, cuando se escucha el relato de ellas, también de hombres y muchos jóvenes, cuando te cuentan por qué se van, son historias muy duras que reflejan lo que muchos no quieren escuchar ni dentro de Honduras ni fuera de Honduras cuando están avalando a estos gobiernos que están generando que esta gente tenga que irse.

Las causas reales de por qué se van te lo están diciendo todos estos testimonios: nos vamos porque he intentado tener un trabajo, poner un negocio pero no lo he logrado porque la extorsión me mata, no puedo darle de comer a mis hijos, no tengo un empleo, te dicen que yo lo que busco es poder vivir tranquilamente, poder vivir en paz con mi trabajo.

RP. ¿Qué responsabilidad se les puede atribuir a los gobiernos de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua?

Los gobiernos de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, todos saben que los migrantes se van de manera forzada y obligada, pero ellos no ven eso, lo que ven son los cuatro mil millones de dólares que dejan las remesas, como dato de 2017 que se batió el record y probablemente en 2018 también. Qué pasa, que la caravana le estalló en la cara sobre todo porque visibiliza internacionalmente lo que se quiere tapar.

Juan Orlando Hernández y la élite política-económica que lo sustentan quiso decir, desde la crisis política de 2017, aquí hay un diálogo y Honduras va bien, los indicadores macroeconómicos pueden subir, etcétera. Esta caravana es como explotarle un balón en la cara y decirle que Honduras no va bien, incluso al propio Estados Unidos que aceptó y congratula a un gobierno que está expulsando a su gente.

RP. ¿Cómo valora usted el papel de los medios de comunicación?

Las personas migrantes han sido muy atinadas en expresar esa doble cara de los medios de comunicación. Muchas de ellas reconocen que han jugado un papel muy importante en visibilizar la caravana, en hacer de ella una noticia internacional, por lo tanto, contribuir a visibilizar las causas, y eso es muy importante. Sin embargo, la otra cara de la moneda, muchos medios de comunicación han contribuido a mucha desinformación y manipulación, muchos medios de comunicación ven la caravana como una mercancía más, como un producto más que vender, y cuanto más drama y morbo puedan ver mejor lo podrán vender.

RP. ¿Cuáles el panorama que se pinta con esta caravana?

A mí me encantaría tener soluciones, pero más que soluciones vamos a ver escenarios. Las diferentes autoridades de México están jugando al desgaste y a dispersar la caravana. Además a esto le sumaría, por lo que hemos visto, que si es posible que bastante gente se quede en Tijuana. Ahora mismo hay dos mil 500 personas que solicitaron la visa humanitaria, la gente no entiende muy bien qué es la visa humanitaria, ellas hablan del permiso de trabajo, la tarjeta que te permite trabajar, de esas han dado mil y seguramente las darán todas.

Unas 590 personas en Tijuana pidieron asilo en México, y se calcula que han “brincado” el muro cerca de mil personas. Por lo tanto, en un mediano plazo si es previsible que Tijuana se encuentre con más centroamericanos y centroamericanas, recuerden que la visa humanitaria sólo dura un año, qué pasará después.

Otro escenario, que creo que es real, mucha gente se va a quedar mientras espera el momento adecuado para brincar o mientras espera el número que le toque que puede ser tres semanas, un mes o más. Otro escenario es que, si la caravana además de visibilizar las acusas de origen ha dejado claro que las políticas migratorias de tránsito y las políticas migratorias de destino no funcionan. Si siguen viniendo caravanas no es posibles dar respuesta individual con las políticas actuales a fenómenos como éstos. Cual sería un escenario ideal, obviamente que esta sea la oportunidad, teniendo en cuenta que México tiene un nuevo gobierno y en Estados Unidos hay un escenario muy adverso con Trump, pero tal vez con la caravana hay una oportunidad de acercar más a las organizaciones estadunidense con las centroamericanas y mexicanas para construir juntos esos nuevos marcos normativos, institucionales y prácticos para gestionar los flujos migratorios y sobre todo para asegurar el respeto del derecho a la protección internacional.

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