lunes, 10 de julio de 2017
Julieta Castellanos elude responsabilidad de la crisis universitaria y acusa al movimiento social
Las declaraciones vertidas por Julieta Castellanos, actual rectora de la Universidad Nacional “Autónoma” de Honduras, a los medios de comunicación, en las cuales señala que “algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), están detrás de los movimientos estudiantiles que se toman los edificios de ciudad universitaria”.
A la rectora desafortunadamente se le olvida la condición de publica que tiene la universidad, ademas de ser el alma mater, de integrantes de la sociedad civil que acompañamos al movimiento estudiantil. Nuestra preocupación va más allá de nuestros quehaceres cotidianos, y como ciudadanos nos encontramos preocupados por el proceso de privatización de la educación superior disfrazada de reforma universitaria impulsada por los organismos financieros internacionales.
Como buena parte de la derecha del país, la Sra. Castellanos se encuentra anclada en la guerra fría, y alude a la participación del Comité de Solidaridad con el Movimiento Estudiantil, como si fuera una estrategia para efectuar un asalto a las instituciones estatales, según ella “siguiendo la gesta histórica de la Revolución Cubana”.
Las elucubraciones “políticas” efectuadas por la rectora, no es más que una apología al status quo, y a la dictadura civil existente en el país, la cual defiende de forma vehemente, a pesar de las políticas de violaciones a los derechos humanos del pueblo hondureño, que ella misma ha sufrido en carne propia, pero lo cual olvida para perpetuarse en su cargo como rectora.
La marcha del estudiantado universitario efectuada el día jueves 29 de junio, desvaneció las afirmaciones de funcionarios estatales que minimizaban los reclamos de los estudiantes, los que han sido reprimidos y judicializados por defender sus derechos. La multitud que marchó el día jueves 29, exigiendo cese a la criminazalización de los estudiantes, el respeto a la autonomía y la renuncia de la rectora, demostraron que no eran un grupúsculo y reafirmaron el poder con que cuenta el movimiento estudiantil universitario, motor de cambios políticos además de ser el presente y futuro del país.
A ocho años de haberse dado el golpe de estado, el colapso del país es evidente. El narcoestado imperante, y la violencia imparable -a pesar del maquillaje de las estadísticas- Honduras comienza a despertar del letargo inducido en que vivimos.
Por eso “Si nos organizamos, podemos todo”
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH
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