miércoles, 12 de julio de 2017
Estrategias de la guerra mediática (Parte 3)
Rebelión
Por Blanca Montoya
Poema de Clase Media
Clase media
medio rica
medio culta
entre lo que cree ser y lo que es
media una distancia medio grande
Desde el medio
mira medio mal
a los negritos
a los ricos
a los sabios
a los locos
a los pobres
Si escucha a un Hitler
medio le gusta
y si habla un Che
medio también
En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae
(a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida)
sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan
(medio en las sombras)
a veces, sólo a veces, se da cuenta
(medio tarde)
de que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina
Así, medio rabiosa
se lamenta
(a medias)
de ser el medio del que comen otros
a quienes no alcanza
a entender
ni medio
Mario Benedetti
Las clases medias son, por lo general, las víctimas mejor portadas y los prisioneros más comedidos de la guerra mediática pues prácticamente tienen total acceso a los medios. La educación concebida desde la ideología de derecha, la industria del entretenimiento, los medios de desinformación, etcétera, penetran constantemente en su ser por todas las vías comunicacionales, y por tanto, el miedo y el odio que infunden los convierte en rabiosos soldados que luchan por defender los intereses corporativos transnacionales que tantos y tan diversos bienes materiales les ofrecen independientemente de que se esclavicen o envilezcan para obtenerlos.
Académicos, profesionistas, comerciantes, estudiantes y trabajadores que de cierta forma desarrollan el pensamiento perciben lo que el capitalismo y la derecha les inducen a pensar y aspiran al ideal del yo que les plantean abierta o subliminalmente: ganar mucho dinero y el individualismo. Estas clases medias están sometidas al lenguaje y a las imágenes que manipulan la opinión pública y moldean una personalidad consonante con un sistema que, fingiendo cierta moral, degrada al ser humano y depreda el ambiente.
Los signos en las comunicaciones son de vital importancia en la conformación de la ideología de derecha que va estructurándose en la psique de la población. Un análisis semiológico del discurso de la derecha no se adecuaría a este espacio, de tal manera sólo nos remitiremos a algunos ejemplos;
a) el diccionario de la real academia de la lengua española, instrumento mediático de la derecha por obvias razones, define al populismo como “Tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”, es decir, tiene una connotación ambivalente que se ha aprovechado para denostarlo, excluyendo así la concepción de una genuina tendencia política al servicio de las clases populares, para la cual no existe sustantivo;
b) la palabra “neoliberalismo” implicaría una nueva tendencia liberal, concepto que, antes, aludía a la libertad del ser humano en contraposición al conservadurismo de regímenes autoritarios y antidemocráticos, ahora esa palabra se refiere, no a la libertad por la que abogaba la revolución francesa que se opuso a la monarquía, sino a la libertad del mercado, es decir, a que los capitalistas actúen libremente y sin leyes que defiendan la economía de las mayorías; se priva a la lengua de la palabra que define la tendencia política que aboga por la libertad del ser humano en su derecho a la educación, salud y vivienda, entre otros; en el diccionario la definición es: “teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado”. Disminuir la organización política y económica de un país significa que prevalezca la ley del más fuerte, en este caso del más rico;
c) últimamente surge un neologismo, “la posverdad” (o mentira emotiva), que prácticamente significa mentira, estafa, falsedad, es decir, como en otros casos se incluye en el lenguaje un vocablo que no sólo su significado es precisamente lo opuesto a lo que en parte denota, sino que desde un punto de vista filológico confunde y manipula el pensamiento: al contener el vocablo “verdad”, que significa un principio ético, permite que poco a poco se vaya asumiendo que la mentira es una forma de verdad, y por tanto, socialmente aceptable;
d) la palabra “indio” que se refiere a los indígenas de América resulta utilizada de manera despectiva justo en el lugar del que es originario;
e) una de las palabras que no gustan a la derecha es “imperio”, al imperio, valga la redundancia, no le conviene ser identificado como tal ante la opinión pública, por tanto, difunde que nombrarlo así es propio de una postura dogmática, exagerada o sin asidero en la realidad. En el diccionario “imperio” es “potencia hegemónica y su zona de influencia”, ¿no es eso los Estados Unidos que entre otras cosas tiene alrededor de 1,200 bases militares en todo el planeta; que durante 60 años mantiene un bloqueo a un país en contra del 99% de los países del mundo; y que irrespeta las leyes internacionales que previenen la no intervención y la soberanía de los estados?
f) la palabra socialismo, ya no digamos comunismo, provoca pavor en las clases medias así como los teóricos y luchadores que lo han profesado, porque tramposamente lo han asociado al totalitarismo de Josef Stalin. Las clases medias perciben al socialismo como pérdida, es decir su opuesto, “te quita el alimento, a tus hijos, tu casa, tu coche, tu libertad de expresión,…” porque así, en frases cortas, contundentes y falsas lo definen los medios de la derecha, asociándolo a Cuba, sin que se profundice en el contexto histórico, en el ataque de que ha sido objeto, y en los extraordinarios logros que la revolución cubana ha tenido en salud, educación y otros rubros que dignifican al ser humano. A tal grado han influido en la mente, que las clases medias son incapaces de reconocer lo que cualquier gobierno de izquierda verdadera les ha dado en esos términos; y así les haya dado educación y salud gratuita, haya provisto de vivienda digna, así haya promovido la igualdad, así haya realizado infraestructura urbana o haya abogado por el reparto de tierras, etcétera, lo atacan y denuestan. Y así, omitiendo, agregando y tergiversando palabras la mente va estructurando el mundo de acuerdo a la ideología de la derecha, incluso en aquellos que dicen simpatizar con la izquierda.
En lo que corresponde a las imágenes, la situación es gravísima:
a) las imágenes se manipulan aplicando técnicas que influyen en la percepción de manera contundente: la escenografía y el maquillaje de un rico empresario lo exhibe como modelo al que habría que aspirar y admirar, un triunfador, sin embargo, se editan segmentos descontextualizados para que un líder de izquierda sea percibido como sucio, errático y fracasado, lo cual se fija en la mente para siempre, tanto es así que mucha gente piensa que un izquierdista no debe vivir bien ni acceder a los bienes que la sociedad ofrece;
b) en la prensa y, principalmente, en las redes, donde se utiliza más el dedo que el cerebro, se editan imágenes dizque noticiosas de cierto lugar adjudicándolo arbitrariamente a otro; por ejemplo, para difundir la escasez en Venezuela ponen a indigentes mexicanos sacando alimento de la basura y, para la represión, a militares asesinando personas en Colombia o en Ucrania…
c) se producen montajes cinematográficos para difundir hechos falsos como el supuesto ataque de Muamar el Gadafi a la Plaza Verde en Libia;
d) se promueven videojuegos de ataques a países que el imperio piensa invadir militarmente; hace diez años los niños venezolanos que los jugaron están ahora atacando a su propio país;
e) la serie televisiva House of Cards en la que el presidente de Estados Unidos miente, delinque y asesina a periodistas, incentivó a un alcalde mexicano a plagiar su discurso; es decir, las propuestas de esas series lejos de provocar una toma de conciencia sobre la falta de ética política, lo que promueven es el delito y a esas personalidades como modelos a seguir, finalmente siempre salen bien librados, como ocurre en la realidad.
La historia nacional es otro objetivo de ataque de las corporaciones transnacionales: la bandera, el himno, los héroes nacionales y las fechas patrióticas van omitiéndose de las imágenes y celebraciones pues esos símbolos son fundamentales para conformar la identidad. Más aún, se miente respecto a los hechos históricos y se descalifica a los héroes satanizándolos. El caso de Pancho Villa es emblemático en este aspecto.
Más habrá que decir sobre las estrategias dirigidas a los jóvenes de las clases medias y a las mujeres y sus efectos; sobre las brigadas infiltradas en los países de izquierda y las que de estos países viajan al exterior para transmitir propaganda sucia, pero eso lo dejaremos para la siguiente parte.
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