miércoles, 4 de mayo de 2011
Mártires del Astillero: 20 años del asesinato de campesinos
Radio Progreso
Las fechas del mayo hondureño están densamente cargadas de memoria y de lucha. Este domingo, con el andar de la mañana, el entusiasmo de muchas trabajadoras y trabajadores inundará las principales calles de nuestros centros urbanos, en firme movilización para gritar sus demandas postergadas, y proclamar que no puede existir ningún futuro posible de paz mientras las reglas del juego de la exclusión social no se cambien radicalmente.
En estos mismos comienzos de mayo, y a la par de la memoria de los 125 años de los mártires de Chicago, en un poblado rural, en el valle de Leán, en el departamento de Atlántida, otra movilización elevará también sus cantos y pondrá en el altar del Dios de la Vida los nombres propios de los mártires del pueblo.
Ahí suenan las guitarras y el acordeón, y con el sofocante calor del trópico, se dejan escuchar los sones y el sabor de las tonadas rurales. Ahí están las familias y comunidades que muy dueñas de su pobreza con su canto a la vida y con su proclama del triunfo de los vencidos, mientras reclaman juicio y castigo para los verdugos. Ahí están los jóvenes que hace veinte años quedaron como niños y niñas huérfanos, y están los sobrevivientes de una masacre planificada desde las oscuridades del desprecio a la vida de los justos.
Se trata de la conmemoración de los Mártires del Astillero, veinte años después de su muerte ingrata y martirial. Año con año, centenares de familias campesinas emprenden la caminata y se concentran en El Astillero para llorar a sus muertos, para hacer memoria de sus luchas y para dar testimonio de de su fe en el triunfo de la vida por encima de tanta sangre derramada injustamente.
Bajo la orden de un oficial militar, hace veinte años cinco campesinos fueron asesinados por defender el derecho a su tierra. Cinco campesinos organizados en las luchas agrarias, miembros activos de la Iglesia, cantores para completar el cuadro de nobleza y de entrega. Veinte años después, una mujer no soporta el recuerdo sin que la atrape su llanto de angustia y de pesar. Ella perdió a su esposo, su padre y a sus dos hermanos. Y lloró amargamente sus inertes cuerpos mientras cargaba a su hijita de un año, la misma que hoy adorna con su sonrisa y su ternura al entusiasta y contagioso equipo de nuestra Radio Progreso y del ERIC.
Veinte años y la memoria emerge con mayor fuerza. Y junto a los mártires de Chicago, desde nuestra radio Progreso y en compañía de las viudas, hijas, hijos, familiares y todos los luchadores de nuestra patria herida, en este comienzo de mes, elevamos nuestra voz y compromiso con los nombres de los mártires agrarios que engalanan a nuestro mayo hondureño: Felipe Huete, Ciriaco Huete, Mártir Huete, Carlos Salomón González, Cruz Chacón.
Las fechas del mayo hondureño están densamente cargadas de memoria y de lucha. Este domingo, con el andar de la mañana, el entusiasmo de muchas trabajadoras y trabajadores inundará las principales calles de nuestros centros urbanos, en firme movilización para gritar sus demandas postergadas, y proclamar que no puede existir ningún futuro posible de paz mientras las reglas del juego de la exclusión social no se cambien radicalmente.
En estos mismos comienzos de mayo, y a la par de la memoria de los 125 años de los mártires de Chicago, en un poblado rural, en el valle de Leán, en el departamento de Atlántida, otra movilización elevará también sus cantos y pondrá en el altar del Dios de la Vida los nombres propios de los mártires del pueblo.
Ahí suenan las guitarras y el acordeón, y con el sofocante calor del trópico, se dejan escuchar los sones y el sabor de las tonadas rurales. Ahí están las familias y comunidades que muy dueñas de su pobreza con su canto a la vida y con su proclama del triunfo de los vencidos, mientras reclaman juicio y castigo para los verdugos. Ahí están los jóvenes que hace veinte años quedaron como niños y niñas huérfanos, y están los sobrevivientes de una masacre planificada desde las oscuridades del desprecio a la vida de los justos.
Se trata de la conmemoración de los Mártires del Astillero, veinte años después de su muerte ingrata y martirial. Año con año, centenares de familias campesinas emprenden la caminata y se concentran en El Astillero para llorar a sus muertos, para hacer memoria de sus luchas y para dar testimonio de de su fe en el triunfo de la vida por encima de tanta sangre derramada injustamente.
Bajo la orden de un oficial militar, hace veinte años cinco campesinos fueron asesinados por defender el derecho a su tierra. Cinco campesinos organizados en las luchas agrarias, miembros activos de la Iglesia, cantores para completar el cuadro de nobleza y de entrega. Veinte años después, una mujer no soporta el recuerdo sin que la atrape su llanto de angustia y de pesar. Ella perdió a su esposo, su padre y a sus dos hermanos. Y lloró amargamente sus inertes cuerpos mientras cargaba a su hijita de un año, la misma que hoy adorna con su sonrisa y su ternura al entusiasta y contagioso equipo de nuestra Radio Progreso y del ERIC.
Veinte años y la memoria emerge con mayor fuerza. Y junto a los mártires de Chicago, desde nuestra radio Progreso y en compañía de las viudas, hijas, hijos, familiares y todos los luchadores de nuestra patria herida, en este comienzo de mes, elevamos nuestra voz y compromiso con los nombres de los mártires agrarios que engalanan a nuestro mayo hondureño: Felipe Huete, Ciriaco Huete, Mártir Huete, Carlos Salomón González, Cruz Chacón.
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