lunes, 14 de septiembre de 2009
¿Estamos cerca del desenlace? ¿Se acaba aquí la movilización?
Por Ricardo Arturo Salgado* - Cubadebate
El régimen de facto ha entrado en una etapa crítica, ya no sólo se encuentra en aislamiento internacional y creciente presión interna. Se encuentra incluso aislado de la coherencia mas elemental y ha comenzado a ejecutar actos al azar, más consecuentes con su falta de visión y carencia de ideas, que al plan que originalmente los llevo a la abominación que les dio acceso temporal al poder ejecutivo del país.
Durante los últimos días se han intensificado los rumores sobre el inminente regreso del presidente Zelaya (ver La Tribuna. Este es propiedad de Carlos Flores Facussé quien usa la sección Pildoritas para saciar su deseo “chismear” ). Los rumores, que normalmente carecen de valor para la noticia o la formación de opinión, han impactado de tal manera la moral golpista que no han tenido más remedio que referirse a ellos, gastando una significativa cantidad de esfuerzo, dinero y neuronas en tratar de desvirtuarlos.
El ejército y la policía, aunque no se han doblado en su lealtad al golpe, muestran cansancio, contrariedad, molestia por tener que marchar al lado de la resistencia todos los días. No es fácil para ellos ver el creciente apoyo popular a la causa; al mismo tiempo los comités locales del Frente Nacional se multiplican constantemente, sin que la estrategia de intimidación hayan tenido efecto alguno sobre la firme decisión de los hondureños de transformar este país.
La dictadura evoluciona hacia la represión selectiva e intimidatoria. En las ultimas horas han colocado una bomba de bajo poder en el canal 36, dejando una proclama del Grupo Anticomunista “Gustavo Adolfo Álvarez Martínez” (en referencia al líder militar de la doctrina de seguridad nacional en la década de los 80), proclamando la tan usada frase “el mejor zelayista (comunista me imagino que quieren decir), es el zelayista muerto".
Las locuras de Micheletti llegan a niveles preocupantes; ayer pasó una orden para el cierre temporal del sitio turístico en las cuevas de Talgua, en el departamento de Olancho, y cuna del presidente Zelaya. Imaginamos que el cierre se debe a la “potencial” llegada de Zelaya como una especie de “vengador” que se escondería en esas cuevas.
Hace unos días circuló la versión de que el departamento de estado gringo ha cancelado la visa a unas 170 personas, incluyendo a Micheletti. La noticia sirvió para que algunas personas decidieran salir a la calle a celebrar. Esto parece anunciar el inicio del fin de la dictadura de utilería que armaron los empresarios aquí, más por la puesta en practica de las políticas imperiales contra las jóvenes revoluciones latinoamericanas, que por que tuvieran una mala situación en la época del presidente Zelaya.
Sin embargo, no parece lúcido de parte de los simpatizantes del movimiento popular dejarse llevar por estas señales confusas. La dictadura difícilmente abandonará “voluntariamente” las posiciones que arrebató, y podemos prever que le dará una oportunidad más a la brutalidad contra las masas antes de decidir abandonar el poder.
Tampoco se puede descartar que antes de irse, tomen la iniciativa de hacer un “favor” al imperio liquidando líderes clave de la resistencia, para eliminar la creciente amenaza que pende sobre el sistema de una eventual victoria de la izquierda en las próximas elecciones, no importa cuando éstas tengan lugar.
Hoy vivimos un momento crucial y debemos estar alerta. Es fundamental no equivocarnos cayendo en un exceso de triunfalismo. Los esfuerzos en todas las direcciones deben multiplicarse. La dirección nacional, y las directivas locales tienen la enorme responsabilidad de controlar este fenómeno.
Es importante también evitar confundir el regreso del presidente Zelaya con la victoria del movimiento de resistencia. Al contrario, la llegada del presidente sólo marcará el paso a una siguiente etapa de la lucha, por lo que la desmovilización está prohibida. Hay que recordar que al final el propósito permanente de la derecha es mantener desmovilizado al pueblo.
Es cierto que la reinstauración del presidente ha sido un objetivo fundamental, pero éste no es el propósito más importante de este proceso. Entender que no se debe abandonar la organización del Frente Nacional de Resistencia, en forma permanente, es crítico para la misión ulterior de construir un mejor país.
Hay que darle coherencia a las consignas de la asamblea nacional constituyente; a la disolución de las fuerzas armadas, a la fundación de otra policía menos corrupta y más comprometida con su pueblo. Tenemos que incrementar desde el esfuerzo “panfletario” hasta el desarrollo de teoría revolucionaria clara. Hoy necesitamos seguir un camino definido, en la misma dirección.
Nos queda pendiente la tarea fundamental de la unidad. Hoy no hay excusas para seguir manteniendo diferencias que se originaron en los años cincuenta. Hoy existe un mandato claro del pueblo para que su dirigencia asuma la responsabilidad histórica de anteponer los intereses nacionales a las argumentaciones políticas y discusiones ideológicas estériles.
En realidad, incluso si el presidente tarda más en venir, nosotros hemos ganado. Mucho de lo que hoy hemos alcanzado no existía antes del golpe. No vamos a menospreciar el enorme avance del movimiento popular hondureño desde la década de los noventa, pero aún hoy enfrentamos problemas de disciplina, de gente con su propia agenda que muchas veces se inclinan por acciones aisladas.
Los jóvenes organizados no siguen la dirección del frente nacional de resistencia. Es imperativo sentarse a discutir con ellos sobre la necesidad de estar asociados, y la obligación de ser disciplinados. Pero este contacto debe servir para acercarnos, por lo tanto hay que escucharles.
El presidente Zelaya no debe apoyar iniciativas divisionistas de parte de los militantes de su partido. Hay que eliminar el falso concepto de “Resistencia Patriótica Liberal”. Este se vuelve aún más grave cuando vemos que este grupo tiene recursos para publicidad, como su propio programa de radio, materiales promocionales, como stickers, mientras a los compañeros que se encuentran en algunas posiciones clave se les han agotado los alimentos (el caso de los compañeros que retiene el Instituto Nacional Agrario).
El señor presidente debe llamar a la consolidación de un frente único, dirigido por los líderes obreros, magisteriales y aun liberales que han dirigido acertadamente e movimiento durante estos 77 días. Es una obligación hoy someter todos los recursos, el apoyo, a la coordinación del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe Estado.
Si vamos a tomar misiones más grandes frente a nuestra historia, deberíamos asumir las obligaciones que esto implica.
A nuestros jóvenes compañeros en lucha se les debe hacer ver que el mejor tributo al Che no radica en repetir con el alma las cosas que él dijo; radica en emular su ejemplo en todas nuestras acciones. No se trata de dar lo que nos sobra, se trata de dar lo mejor que tenemos.
Los rumores presionan a Micheletti; a nosotros la necesidad de ser mejores. Hay que caminar hacia la unidad. Sólo así podremos decir que el presidente Allende no cayó en vano, su incansable espíritu revolucionario está entre nosotros más vivo que nunca.
El desenlace no está en el regreso del presidente; está en la victoria de nuestra revolución al lado de él.
* Investigador social
El régimen de facto ha entrado en una etapa crítica, ya no sólo se encuentra en aislamiento internacional y creciente presión interna. Se encuentra incluso aislado de la coherencia mas elemental y ha comenzado a ejecutar actos al azar, más consecuentes con su falta de visión y carencia de ideas, que al plan que originalmente los llevo a la abominación que les dio acceso temporal al poder ejecutivo del país.
Durante los últimos días se han intensificado los rumores sobre el inminente regreso del presidente Zelaya (ver La Tribuna. Este es propiedad de Carlos Flores Facussé quien usa la sección Pildoritas para saciar su deseo “chismear” ). Los rumores, que normalmente carecen de valor para la noticia o la formación de opinión, han impactado de tal manera la moral golpista que no han tenido más remedio que referirse a ellos, gastando una significativa cantidad de esfuerzo, dinero y neuronas en tratar de desvirtuarlos.
El ejército y la policía, aunque no se han doblado en su lealtad al golpe, muestran cansancio, contrariedad, molestia por tener que marchar al lado de la resistencia todos los días. No es fácil para ellos ver el creciente apoyo popular a la causa; al mismo tiempo los comités locales del Frente Nacional se multiplican constantemente, sin que la estrategia de intimidación hayan tenido efecto alguno sobre la firme decisión de los hondureños de transformar este país.
La dictadura evoluciona hacia la represión selectiva e intimidatoria. En las ultimas horas han colocado una bomba de bajo poder en el canal 36, dejando una proclama del Grupo Anticomunista “Gustavo Adolfo Álvarez Martínez” (en referencia al líder militar de la doctrina de seguridad nacional en la década de los 80), proclamando la tan usada frase “el mejor zelayista (comunista me imagino que quieren decir), es el zelayista muerto".
Las locuras de Micheletti llegan a niveles preocupantes; ayer pasó una orden para el cierre temporal del sitio turístico en las cuevas de Talgua, en el departamento de Olancho, y cuna del presidente Zelaya. Imaginamos que el cierre se debe a la “potencial” llegada de Zelaya como una especie de “vengador” que se escondería en esas cuevas.
Hace unos días circuló la versión de que el departamento de estado gringo ha cancelado la visa a unas 170 personas, incluyendo a Micheletti. La noticia sirvió para que algunas personas decidieran salir a la calle a celebrar. Esto parece anunciar el inicio del fin de la dictadura de utilería que armaron los empresarios aquí, más por la puesta en practica de las políticas imperiales contra las jóvenes revoluciones latinoamericanas, que por que tuvieran una mala situación en la época del presidente Zelaya.
Sin embargo, no parece lúcido de parte de los simpatizantes del movimiento popular dejarse llevar por estas señales confusas. La dictadura difícilmente abandonará “voluntariamente” las posiciones que arrebató, y podemos prever que le dará una oportunidad más a la brutalidad contra las masas antes de decidir abandonar el poder.
Tampoco se puede descartar que antes de irse, tomen la iniciativa de hacer un “favor” al imperio liquidando líderes clave de la resistencia, para eliminar la creciente amenaza que pende sobre el sistema de una eventual victoria de la izquierda en las próximas elecciones, no importa cuando éstas tengan lugar.
Hoy vivimos un momento crucial y debemos estar alerta. Es fundamental no equivocarnos cayendo en un exceso de triunfalismo. Los esfuerzos en todas las direcciones deben multiplicarse. La dirección nacional, y las directivas locales tienen la enorme responsabilidad de controlar este fenómeno.
Es importante también evitar confundir el regreso del presidente Zelaya con la victoria del movimiento de resistencia. Al contrario, la llegada del presidente sólo marcará el paso a una siguiente etapa de la lucha, por lo que la desmovilización está prohibida. Hay que recordar que al final el propósito permanente de la derecha es mantener desmovilizado al pueblo.
Es cierto que la reinstauración del presidente ha sido un objetivo fundamental, pero éste no es el propósito más importante de este proceso. Entender que no se debe abandonar la organización del Frente Nacional de Resistencia, en forma permanente, es crítico para la misión ulterior de construir un mejor país.
Hay que darle coherencia a las consignas de la asamblea nacional constituyente; a la disolución de las fuerzas armadas, a la fundación de otra policía menos corrupta y más comprometida con su pueblo. Tenemos que incrementar desde el esfuerzo “panfletario” hasta el desarrollo de teoría revolucionaria clara. Hoy necesitamos seguir un camino definido, en la misma dirección.
Nos queda pendiente la tarea fundamental de la unidad. Hoy no hay excusas para seguir manteniendo diferencias que se originaron en los años cincuenta. Hoy existe un mandato claro del pueblo para que su dirigencia asuma la responsabilidad histórica de anteponer los intereses nacionales a las argumentaciones políticas y discusiones ideológicas estériles.
En realidad, incluso si el presidente tarda más en venir, nosotros hemos ganado. Mucho de lo que hoy hemos alcanzado no existía antes del golpe. No vamos a menospreciar el enorme avance del movimiento popular hondureño desde la década de los noventa, pero aún hoy enfrentamos problemas de disciplina, de gente con su propia agenda que muchas veces se inclinan por acciones aisladas.
Los jóvenes organizados no siguen la dirección del frente nacional de resistencia. Es imperativo sentarse a discutir con ellos sobre la necesidad de estar asociados, y la obligación de ser disciplinados. Pero este contacto debe servir para acercarnos, por lo tanto hay que escucharles.
El presidente Zelaya no debe apoyar iniciativas divisionistas de parte de los militantes de su partido. Hay que eliminar el falso concepto de “Resistencia Patriótica Liberal”. Este se vuelve aún más grave cuando vemos que este grupo tiene recursos para publicidad, como su propio programa de radio, materiales promocionales, como stickers, mientras a los compañeros que se encuentran en algunas posiciones clave se les han agotado los alimentos (el caso de los compañeros que retiene el Instituto Nacional Agrario).
El señor presidente debe llamar a la consolidación de un frente único, dirigido por los líderes obreros, magisteriales y aun liberales que han dirigido acertadamente e movimiento durante estos 77 días. Es una obligación hoy someter todos los recursos, el apoyo, a la coordinación del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe Estado.
Si vamos a tomar misiones más grandes frente a nuestra historia, deberíamos asumir las obligaciones que esto implica.
A nuestros jóvenes compañeros en lucha se les debe hacer ver que el mejor tributo al Che no radica en repetir con el alma las cosas que él dijo; radica en emular su ejemplo en todas nuestras acciones. No se trata de dar lo que nos sobra, se trata de dar lo mejor que tenemos.
Los rumores presionan a Micheletti; a nosotros la necesidad de ser mejores. Hay que caminar hacia la unidad. Sólo así podremos decir que el presidente Allende no cayó en vano, su incansable espíritu revolucionario está entre nosotros más vivo que nunca.
El desenlace no está en el regreso del presidente; está en la victoria de nuestra revolución al lado de él.
* Investigador social
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