jueves, 24 de septiembre de 2009
Llamamiento de Rigoberta Menchú Tum
A la comunidad internacional y a todas las fuerzas democráticas del continente y el mundo
He corroborado in situ cómo al hermano pueblo hondureño se le ha pretendido despojar de la soberanía, la institucionalidad democrática y la dignidad. Asimismo he constatado cómo los ciudadanos y ciudadanas defienden sus derechos y la decisión que depositaron en las urnas al elegir democráticamente al presidente Manuel Zelaya. También he verificado cómo a la luz del golpe militar orquestado por el poder económico y político tradicional se han venido violando los derechos humanos de los hondureños y hondureñas.
Nuevamente vuelvo a ser testigo de cómo un gobierno claramente de facto no da lugar al diálogo, a posibles negociaciones, menos a restablecer la Constitución y la institucionalidad democrática. Asimismo de cómo ha hecho caso omiso y contravenido múltiples resoluciones emanadas del seno de la Organización de Estados Americanos y de la Organización de las Naciones Unidas.
Hoy, ante el inminente riesgo de la violencia y de que ésta se ensañe con el presidente Zelaya, la sede diplomática de Brasil acreditada en Honduras y el movimiento social, exijo:
1. Que se respeten y garanticen la vida, la integridad física y psicológica del presidente Manuel Zelaya, sus acompañantes y el cuerpo diplomático que se encuentran en la sede de la Embajada de Brasil en Honduras.
2. El respeto pleno a la inviolabilidad diplomática garantizada en la Convención de Viena y cese del acoso a la sede de la embajada de Brasil ordenado por el gobierno de facto.
3. Que se respete y garantice la libertad de expresión y opinión, la vida y los derechos fundamentales de quienes se expresan y manifiestan en favor de los mismos y la democracia y que se deje en libertad a las decenas de hondureños detenidos ilegalmente.
Guatemala 23 de septiembre de 2009
Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz
He corroborado in situ cómo al hermano pueblo hondureño se le ha pretendido despojar de la soberanía, la institucionalidad democrática y la dignidad. Asimismo he constatado cómo los ciudadanos y ciudadanas defienden sus derechos y la decisión que depositaron en las urnas al elegir democráticamente al presidente Manuel Zelaya. También he verificado cómo a la luz del golpe militar orquestado por el poder económico y político tradicional se han venido violando los derechos humanos de los hondureños y hondureñas.
Nuevamente vuelvo a ser testigo de cómo un gobierno claramente de facto no da lugar al diálogo, a posibles negociaciones, menos a restablecer la Constitución y la institucionalidad democrática. Asimismo de cómo ha hecho caso omiso y contravenido múltiples resoluciones emanadas del seno de la Organización de Estados Americanos y de la Organización de las Naciones Unidas.
Hoy, ante el inminente riesgo de la violencia y de que ésta se ensañe con el presidente Zelaya, la sede diplomática de Brasil acreditada en Honduras y el movimiento social, exijo:
1. Que se respeten y garanticen la vida, la integridad física y psicológica del presidente Manuel Zelaya, sus acompañantes y el cuerpo diplomático que se encuentran en la sede de la Embajada de Brasil en Honduras.
2. El respeto pleno a la inviolabilidad diplomática garantizada en la Convención de Viena y cese del acoso a la sede de la embajada de Brasil ordenado por el gobierno de facto.
3. Que se respete y garantice la libertad de expresión y opinión, la vida y los derechos fundamentales de quienes se expresan y manifiestan en favor de los mismos y la democracia y que se deje en libertad a las decenas de hondureños detenidos ilegalmente.
Guatemala 23 de septiembre de 2009
Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz
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