jueves, 28 de septiembre de 2017
Abusos, represión y contaminación provoca una empresa azucarera
Cada mes de octubre, cuando las lluvias bajan de intensidad los “machaqueros” de la Villa de San Francisco y los municipios del Valle de Cantarranas, afilan sus machetes y se preparan para pasar los cinco meses siguientes dando golpes a los gruesos tallos de la caña, para luego recoger el dulce jugo que acabará hecho azúcar en las mesas de cada familia en Honduras.
Sin embargo, no todo es dulzura, este rubro es considerado el “monocultivo de la miseria”, porque ahí donde se cultiva, las comunidades entran en un círculo de pobreza generado por las pésimas condiciones laborales, fuertes impactos medioambientales, calor excesivo y muerte masiva de animales por los incendios a las plantaciones de caña.
Y, por si fuera poco, ahora se ha sumado otro gran problema para la Villa de San Francisco, debido a que la empresa azucarera Tres Valles, pretende pasar el cableado eléctrico de alta tensión por encima de las viviendas del casco urbano, de dicho municipio ubicado al oriente del departamento de Francisco Morazán, a 55 kilómetros de Tegucigalpa.
En la actualidad la población junto al Comité Ambientalista CAPIRHO, están librando una lucha en oposición al paso del cableado eléctrico por el casco urbano, por parte del Proyecto de Ampliación de Generación de Energía Eléctrica a través de Biomasa, de la empresa Azucarera Tres Valles, la cual ha suscrito contrato de entrega de energía con la ENEE.
La lucha librada desde hace varios meses ha logrado paralizar la instalación de los postes del proyecto de la tercera línea de electricidad de alta tensión por considerar que esto provocaría graves daños a la salud de las personas que viven en la zona. “A nosotros no nos han consultado si estamos de acuerdo o no con que pasen los cables por encima de nuestras casas, por lo tanto, lucharemos hasta el final”, indicó José Jorge Aguilar Ponce, presidente del Comité Ambientalista CAPIRHO.
Como consecuencia de esta lucha la población ha sido víctima de represión y procesos judiciales contra varios dirigentes. Para el caso el pasado 29 de agosto un contingente de más de 60 efectivos policiales del Comando Cobras, llegaron hasta la Villa de San Francisco, para reprimir a la población que impedía la colocación de los postes para el cableado eléctrico. En la represión fueron agredidos a toletazos y con cientos de bombas lacrimógenas por parte de los agentes policiales.
“El proyecto no cumple con los requisitos establecidos por la ley pues no se realizó la consulta previa. No nos han consultado como ciudadanía, ni han obtenido autorización municipal y además es perjudicial a la salud de la población de nuestro municipio por la construcción de líneas o cables de transmisión de alta tensión en el casco urbano”, indicó Aguilar Ponce.
Por su parte Nolvia Pineda, dijo que los impactos en la salud serían grandes, por la radiación electromagnética al pasar los cables de alta tensión en la principal arteria vial del municipio (boulevard).
“Pero lamentablemente la empresa tiene el apoyo del gobierno y todas las instituciones públicas, y a los que luchamos por nuestro bienestar nos golpean y nos acusan de usurpación de un territorio que es nuestro y de nadie más”, indicó Pineda.
A renglón seguido dijo “nosotros no estamos en contra del proyecto, pero no vamos a permitir que pasen los cables por encima de nuestras cabezas, imagínense por donde quieren pasar los cables han prohibido que nosotros hagamos una segunda planta a nuestras viviendas”.
“La empresa puede pasar los cables del tendido eléctrico por los potreros le aseguro que no tendrán oposición, pero no permitiremos que los pasen por el casco urbano del municipio”, indicó Aguilar Ponce.
Contexto
En el año 1976 se fundó la Azucarera Cantarranas, S.A. (ACANSA), por el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola, siendo propiedad del Estado de Honduras, sin embargo, a pesar de ser rentable fue privatizada en 1993 bajo el gobierno del nacionalista Rafael Leonardo Callejas, pasando a llamarse Compañía Azucarera Tres Valles S.A de C.V., una de las mayores accionistas es la familia Yibrín, (dueña del club deportivo Real España).
La central de la azucarera, está ubicada en la Aldea El Porvenir, del Municipio de San Juan de Flores, y su área de influencia abarca los departamentos de El Paraíso (Municipio de Morocelí y Yuscarán) y Francisco Morazán (Municipio de Cantarranas, Talanga, Villa de San Francisco y San Antonio de Oriente).
“Las fuerzas vivas de los municipios antes mencionados en 1975 gestionaron al gobierno de Melgar Castro, para que dotara de maquinaria para el procesamiento de la caña de azúcar y así fue aprobada y se logró organizar ACANSA, siendo propiedad del pueblo”, indicó don Pedro Ponce, quien por 15 años laboró en la referida empresa.
“A pesar que los políticos la saqueaban, la empresa aun así llegaba a ser rentable y había años que llegaba a tener hasta 50 millones de Lempiras solo de ganancias, sin embargo, el gobierno de Callejas la regaló a la empresa privada, entregándola a pagar en un terminó de 10 años. No me recuerdo el precio, pero entiendo que con dos a tres años de producción la empresa se pagó solita”, manifestó.
Dijo que esto es importante recalcarlo porque el proceso de privatización de las empresas o instituciones públicas se viene arrastrando desde el gobierno de Rafael Leonardo Callejas, llegando hasta la privatización de la salud, la Enee, Hondutel, los ríos y las carreteras nacionales.
“No desconocemos que esta empresa genera empleos en la zona y ayuda a mover la economía en estos municipios, sin embargo, a medida se fueron expandiendo las plantaciones de la caña de azúcar se fue bajando la producción de granos básicos, de hecho, antes este municipio era el granero de la zona, pero hoy es todo lo contrario”, manifestó.
Recordó que el Gobierno de Callejas, desde ese momento impulsó ventajas para incrementar la producción de la empresa, pero al mismo tiempo, los pequeños productores independientes pasaron a desaparecer en buena cantidad porque comenzaron a pagar bajos precios a la caña de azúcar, por lo que muchos terminaron por ceder sus tierras a la empresa azucarera.
“Así fue como la fábrica se convirtió en la propietaria de buena parte del suelo en la región, mientras muchos de los antiguos pequeños propietarios, hoy se convirtieron en jornaleros sin tierra, viviendo más al límite que nunca”, indicó Conchita Elvir, quién es hija de una de las personas que cultivaban caña en la década de los 80s.
Los jornaleros, deben trabajar extenuantes jornadas para conseguir salarios de alrededor de 4 mil Lempiras mensuales (menos de 200 dólares). “Trabajamos en pésimas condiciones de seguridad e higiene y las jornadas laborales son de 5:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde, y se trabaja hasta los días domingos”, manifestó un obrero que labora en el corte de caña en tiempos de zafra.
Esta misma situación se vive en los departamentos de Choluteca, Valle, en la sur; y en el Valle de Sula, zona norte hondureña, donde están instaladas varias empresas azucareras, que cuentan con grandes extensiones de plantaciones de caña azúcar.
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