martes, 7 de agosto de 2012
Desmontando la Venezuela de Mario Vargas Llosa
Por Francesca Emanuele
Además de tener a un premio Nobel de literatura que siempre está de lado de los malos, en las últimas contiendas electorales de nuestro hemisferio lo estamos teniendo del lado de los perdedores. Hace unas semanas vimos cómo en México, su candidata favorita del partido del PAN, Josefina Vázquez Mota, era vencida en las elecciones presidenciales por el también nefasto Enrique Peña Nieto del PRI.
Esta vez el escritor Mario Vargas Llosa se aventura a asegurar que el actual presidente de Venezuela, Hugo Chávez, perdería la próxima contienda presidencial frente a su principal contrincante, el acaudalado Henrique Capriles. Una idea más que peregrina al constatar que, excepto por unos pocos sondeos de dudoso rigor estadístico, Hugo Chávez encabeza por más de 15 puntos todas las encuestas publicadas.
En un ataque de esperpéntico desconocimiento, nuestro Nobel se atrevió a afirmar en una entrevista al diario El Mercurio de Chile que “Si las elecciones son libres, Venezuela tiene una oportunidad magnífica de librarse pacíficamente de un gobierno autoritario, que ha fracasado completamente en el campo económico”.
Cómo se nota que no ha seguido los anteriores comicios presidenciales en Venezuela desde que está Chávez en el poder, sino sabría que todos han sido declarados libres, transparentes y confiables por misiones de observadores internacionales de la talla de la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y el Centro Carter de Estados Unidos. El Consejo Nacional Electoral de Venezuela es reconocido mundialmente por sus avanzadas técnicas, gracias a las que se puede afirmar que las elecciones de este 7 de octubre serán 100% auditables y, además, que se le podrán aplicar 17 tipos distintos de auditorías. Y si no lo cree, lo exhorto a que vaya a Venezuela a verlo con sus propios ojos.
La otra parte de la oración, en la que volvemos a distinguir una brújula estropeada, es cuando tilda al gobierno venezolano de autoritario y de haber fracasado económicamente. Encuentro que nuestro Nobel, defensor de la intangibilidad de la propiedad privada (sin importar que un proceso justo de nacionalización beneficie a millones de personas), puede considerar al gobierno chavista autoritario por haber decidido recobrar la soberanía Estatal de la industria petrolera desde 2003. De hecho, gracias a la buena gestión del gobierno, desde 2003 el ingreso per cápita de los venezolanos ha crecido en un 39% (porcentaje ajustado a la inflación), la pobreza se ha reducido en la mitad y la pobreza extrema en más de un 70%. El sueldo mínimo más alto de toda América Latina lo tiene este país, pero también su población goza de educación y sanidad gratuitas. Desde 2010 Venezuela ha sido declarada territorio libre de analfabetismo por la UNESCO. Es además el quinto país del mundo con más población universitaria respecto del total. Asimismo, el 70% de los niños entre 3 y 5 años reciben diariamente desayuno en las escuelas. Se ha reducido la mortalidad infantil a la mitad, y gracias a que se destina el 42,5% del presupuesto anual del Estado a inversiones de carácter social, el dinero que reciben las arcas estatales es repartido con el fin de aminorar las desigualdades sociales que aún persisten en el país, pero que con los trece años de existencia (1999-2012) de la Revolución Bolivariana han ido menguando considerablemente.
Entonces, ya no solo es que la economía venezolana sea positiva, más aún si la comparamos con los 18 años anteriores a Hugo Chávez (1980-1998), cuando era una de las peores economías del hemisferio; sino que además privilegia la redistribución de la riqueza.
La mitología y rumorología que se cierne alrededor de Venezuela es tal, que tal vez Vargas Llosa, cuando denominó “autoritario” al gobierno venezolano, pensó en la falacia que se repite hasta la saciedad en los medios de derecha por más de una década: Chávez controla los medios de comunicación venezolanos. Nada más falaz. En el país sudamericano el 89% de las emisoras de radio y televisión son de titularidad privada, y los principales diarios, El Nacional y El Universal, además de estar en manos privadas se presentan abiertamente contra el régimen.
Por tanto, conociendo todos estos datos no puedo dejar de quedarme con la boca abierta al leer las declaraciones de nuestro Nobel, una persona que hace mucho que mea fuera del water y que abraza a personajes tan impresentables como el principal opositor electoral de Hugo Chávez, Henrique Capriles, quien sí debería recibir el título de autoritario por haber sido uno de los artífices del golpe de Estado contra Hugo Chávez el 11 de abril de 2002 y haber participado en el asalto a la embajada de Cuba en Caracas el 12 de abril de ese mismo año.
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