La Iglesia chilena pide un indulto para los militares condenados por crímenes durante la dictadura. El escrito de la Conferencia Episcocal en el que pide “misericordia” para los encarcelados por violaciones de los derechos humanos causa conmoción entre las víctimas.
No hay por que enfrascarse en la añeja polémica entre la justicia humana y la justicia divina, y si acaso atenerse al sentido racional de los límites y las proporciones. Por lo pronto el pedido eclesiástico fue lejos y demasiado, reabriendo heridas que por lo visto nunca llegarán a resanarse, lo que explica las inmediatas protestas frente a La Moneda y la declaración de la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos, Lorena Pizarro, de que “no están dispuestos a flexibilizar el respeto a los derechos humanos por acuerdos que se hacen a oscuras, en contra de la democracia y en contra de la vida”.
Un anterior pedido de la Iglesia se le había formulado a ex presidenta Michellet Bachelet, que encontró su firme resistencia, y ahora coloca en situación incómoda al actual mandatario y rico empresario, Sebastián Piñera, cuya familia está vinculada al régimen de Pinochet.
Misericordia ante tan olvidadiza misericordia.
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