viernes, 30 de julio de 2010

Carta de Manuel Zelaya a los presidentes centroamericanos


A Sus Excelencias
Presidentes de Centroamérica


Señores Presidentes, amigos:

Escribo a Ustedes con el ánimo de conminarles a reconsiderar su intención de darle otro rumbo a  Centroamérica a partir de la última cumbre  de  SICA, cuando anunciaron que  incorporan al gobierno de Porfirio lobo como representante de Honduras, a sabiendas que éste no ha restaurado  el estado de derecho,  y  de esta manera  poder  enmendar el  error en que  bajo presión se incurre, sin considerar el  alto costo que tendrá para la democracia en nuestra región.

El golpe de estado en Honduras, que por supuesto no es un hecho aislado, es un salto para atrás en nuestra historia, un salto en retroceso de más de treinta años.

El golpe de estado recibió el acompañamiento concertado de la derecha extrema en todo el Continente, pero especialmente en Centroamérica, cuyas patronales se pronunciaron inmediatamente a su favor y en apoyo de las patronales hondureñas que fueron coautoras del golpe.

Así también recibió el apoyo de los partidos políticos más intolerantes y reaccionarios del área, lo que debe recordarnos el peligro que representan esas otras  “transnacionalizaciones” que se dan en las esferas privadas, tanto de la gran corporación comercial internacional, como también en el  crimen organizado.

Cada uno de ustedes sabe en qué medida tendría que preocuparse por que la conspiración que dio al traste con un gobierno elegido por el pueblo y originó la situación actual de  Honduras,  no se aliente, no se oxigene ni se transfiera.

No me cansaré de  detallar que el golpe perpetrado por su condición antidemocrática, por la violación de los Derechos Humanos y por el régimen de persecución contra la oposición, es causa de potencial y creciente inestabilidad en nuestros países.

Ustedes saben que cuando tuve el privilegio de participar como Presidente en los foros del SICA, fui incansable actor de los  procesos de integración y de unidad, precisamente porque creo que son la única manera en que pudiéramos enfrentar los retos que nos plantean  otras corrientes que llaman a la perversión y el crimen.

Ustedes han afirmado que actúan en función del fortalecimiento del Sistema regional, una intención con la que coincido plenamente. y me permite por eso  hacer una reflexión  histórica.

Fue a raíz de los repetidos tropiezos en el camino de la Integración, que en el año de 1990 se suscribió en Tegucigalpa el Protocolo que establecía una normativa interna del Foro de Presidentes del área, que de alguna manera quería ser un nuevo  inicio para la Unidad de  Centroamérica, y en el espíritu de poder depositar las demás naciones la Presidencia pro tempore del Sistema en uno de los mandatarios alternativamente y de manera rotativa, fue necesario acordar la regla de oro del consenso completo, y se convino que solo se anunciarían las decisiones convenidas por todos los Presidentes.

La determinación de reincorporar a Honduras al Sistema centroamericano con pleno derecho, y apoyar sin más condiciones su reincorporación a la Organización de Estados Americanos según fue anunciado la semana pasada por el Presidente de El Salvador Mauricio Fúnez, rompe esa regla por la ausencia en esta decisión de un país (Nicaragua), el que su propio Presidente Daniel Ortega ha manifestado  su determinación de que Honduras debe cumplir una agenda mínima que conduzca  a la  restauración de la democracia como compromiso incluido en el derecho internacional y patentiza su indisposición a aceptar un acuerdo ilegitimo.

Las expresiones en que todos coincidimos y el sentimiento compartido de que las decisiones del Sistema deben ayudar a estabilizar la situación en Honduras, no deben ser a costa de encubrir la impunidad y dejar en el poder a las fuerzas golpistas. Esta decisión debe ser  condicionada a la restauración de la democracia en Honduras y por el consenso completo de Centro América.

Más allá de esta poderosa razón formal e institucional, para que Ustedes reconsideren el error de romper esa regla quizás no hace falta recordarles el sufrimiento de mis compatriotas y la terrible situación de mi país, la que sólo se remediará cuando se abra un Diaáogo Nacional verdadero y se establezcan mecanismos eficientes con acompañamiento internacional, para la protección de los Derechos Humanos y la lucha contra la impunidad. La regla es sencilla se le darán al nuevo gobierno reconocimiento de plenos derechos en la medida que el nuevo gobierno  reconozca al pueblo plenos derechos.

Eso es lo que hemos planteado cuando se nos solicitó por parte de la OEA, como condiciones necesarias para regresar al Estado de Honduras al seno de la comunidad internacional, sumado  a la necesidad de cese a la persecución política judicial en contra de muchos altos funcionarios que nos acompañaron y que como su servidor, se encuentran hoy condenados a un exilio que nos trae a la memoria peores tiempos.

En espera de su justa reconsideración, reciban la muestra de mi más alta consideración,

República Dominicana, 26 de Julio de 2010
José Manuel Zelaya Rosales
Ex Presidente de Honduras
Coordinador Nacional del F.N.R.P.

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