jueves, 29 de julio de 2010

La construcción de la mirada que necesitamos

Rebelión
Por Fernando Buen Abad Domínguez

Aunque para algunos no resulte muy “visible”, por miopías, cegueras o interferencias, TeleSur suma ya contribuciones incuestionables a la experiencia comunicacional emancipadora de América Latina. Nadie ha dicho que sea “perfecto”. Como toda realización revolucionaria impulsada por Venezuela, TeleSur nos compete y compromete permanentemente para servirlo unas veces como voceros solidarios y otras veces como críticos fraternales... es decir, como se debe. No son pocos los logros de TeleSur y si son enormes sus desafíos. Se han hecho mal muchas cosas y se han hecho bien muchas más. Los debates no son nuevos. Es necesario un balance vívido y dialéctico que abrace a TeleSur a la hora de “soplar las velitas” el día de su cumpleaños nuevo. “Telesur comenzó a emitir en un bloque de programación limitado a cuatro horas el 24 de julio de 2005, en el aniversario 222 del nacimiento del prócer Simón Bolívar... La cadena inició sus emisiones a tiempo completo el 31 de octubre de 2005.”     

¿Podríamos hacer una lista de logros? Veamos 10 al menos:

TeleSur, entre muy pocos y muy rápidamente, contribuye a suprimir la polarización de nuestra visibilidad continental.

Se ha convertido en bandera comunicacional de Venezuela y de la rebeldía informativa.

Constituye una realidad hacia la formación de nuevos profesionales de la comunicación emancipadora.

Ha creado condiciones nuevas para la producción y recepción de los relatos informativos nuestros.

Es vanguardia en hacer visibles a los protagonistas revolucionarios de nuestro tiempo. 

Se ha convertido en palanca clave para la construcción de nuestras nuevas identidades revolucionarias.

Ha crecido en cantidad y en calidad exponencialmente y en múltiples oportunidades ha liderado los desafíos informativos mundiales más complejos.

Ha roto permanentemente los cercos mediáticos más tozudos.

Ha penetrado los territorios informativos más inhóspitos y riesgosos.

Nos ofrece un espejo continental invaluable para mirar nuestros logros y nuestras debilidades más significativos.

Contra toda maquinaria de mentiras burguesas, contra la deformación “noticiosa” de las conciencias, contra la vorágine de los aparatos para la desestabilización, los magnicidios y los golpes de estado... TeleSur tiene la responsabilidad de ser una televisión inteligente, enemiga del tedio, poderosa y revolucionaria del dicho al hecho, de los conceptos y de las formas… Lucha semiótica contra los conceptos o significados hegemónicos. Hoy en Venezuela es posible (indispensable) la convocatoria y desarrollo internacionalista de un movimiento revolucionario de la comunicación, acompañado por los movimientos sociales de base, los sindicatos, las organizaciones campesinas y obreras del mundo entero, donde TeleSUR afiance su lugar estratégico de cara a la “Guerra de IV Generación”.

TeleSur tiene que derrotar, aun, muchas formas del bloqueo mediático para hacer visible la Belleza Revolucionaria que crece cada día en las luchas emancipadoras nuestroamericanas, para que todos los nuestros las vean, que todos la miren activamente con sus medios y modos, que la revolución bonita, de carne y hueso, hecha televisión en TeleSURtv ande por América Latina como la espada de Bolivar, que camina y que camina... Se trata de un reto, una lucha semiótica, estética dialéctica para la emancipación y sin retornos, una tarea científica y artística sistemática y permanente. Una tarea que mira futuro y siembra convicciones, entusiasmo aleccionador. Tarea de libertad expresiva socialista frente al analfabetismo comunicacional y toda la estructura discursiva que nos ha inundado con estereotipos alienantes. Hay que quebrar esa cárcel incluso semiótica.

TeleSur cumple años impulsado por los vientos de revolución que vibran desde las fábricas hasta las conciencias, vientos de esperanza que en Venezuela hacen su cuna prohijados por Cuba y por todas las tradiciones de lucha emancipadora que han hecho de las tareas comunicacionales herramientas y experiencias magníficas. Se trata de una guerra que se asienta entre las luchas de las fábricas y los campos, las escuelas y las calles… Una guerra semiótica creativa, la creatividad al servicio de la revolución junto a la disciplina de la, la organización y la unidad.

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