lunes, 3 de agosto de 2009

Sangre de mártires, semilla de libertad

Por: Giorgio Trucchi
Fuente: Rel - UITA
El combativo gremio magisterial no tuvo siquiera el tiempo de llorar a Roger Vallejo Soriano, maestro de 38 años asesinado el pasado 30 de julio durante la brutal represión desatada por las fuerzas de seguridad del gobierno de facto, cuando llegó la noticia de que otro maestro cayó víctima del régimen que está constantemente violando los derechos humanos en Honduras.
Martín Florencio Rivera, de 37 años, fue ultimado de 25 puñaladas después de haber participado en el velorio de Roger Vallejo Soriano en los locales del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras (COPEMH). Su cuerpo fue encontrado a las 3 de la mañana del domingo 2 de agosto. La familia decidió velarlo en el mismo local junto con Roger Vallejo, asesinado con un disparo en la cabeza en plena manifestación callejera.

"Lo que estamos viendo es la intención de este régimen de enfocar su represión hacia los maestros -dijo Milton Bardales, presidente del Colegio Profesional Unión Magisterial de Honduras (COPRUMH)-.
Tenemos 68 mil afiliados a nivel nacional, organizados en seis organizaciones magisteriales aglutinadas en la Federación de Organizaciones Magisteriales de Honduras (FOMH), y nuestra presencia es en cada municipio. Tenemos afiliados hasta en el último rincón del país, y con acceso directo y constante a los padres y madres de familia de nuestros alumnos y alumnas. Todo esto asusta al gobierno golpista.
Creen que nos pueden detener intimidándonos, golpeándonos, echándonos presos y asesinándonos, que de esta manera vamos a dejar de luchar, pero están equivocados.
Los profesores y profesoras -continuó Bardales- estamos hechos en la lucha y vamos a seguir para que se restituya la institucionalidad en el país".
El presidente del COPRUMH informó que ya presentaron las respectivas denuncias ante organismos internacionales de derechos humanos, y que en las Asambleas departamentales van a informar sobre estos acontecimientos.
"Estamos seguros de que el gremio magisterial va a salir a la calle con más fuerza y más pujanza a protestar y a gritar contra los asesinos de nuestros hermanos y compañeros maestros", concluyó Bardales.

El hostigamiento continúa
Mientras miles de personas desfilaban frente a las instalaciones del COPEMH para darle un último saludo al profesor Roger Vallejo Soriano, una patrulla de la Policía pasó rozando a los presentes, exhibiendo sus armas y apuntando a la gente de forma amenazante.
El fuerte nerviosismo que originó en los maestros esta nueva provocación, de ninguna manera detuvo el homenaje a su compañero de labores, más bien provocó más rechazo hacia los cuerpos represivos del Estado y mayor unidad entre ellos.
"Señores: esta sangre va a servir para que el mundo nunca olvide que en Honduras este gobierno opresor, maldito y dictatorial tocó la vida de un profesor. Esta sangre de mi amigo Roger no va a ser derramada en vano", dijo en llanto una colega de Roger Vallejo Soriano.

Constante violación a los derechos humanos
"Hemos visto con tristeza y preocupación cómo en pocos días el país ha retrocedido en la vigencia de los derechos humanos, regresando a una situación igual o peor a la que vivimos hace 30 años -dijo Bertha Oliva, del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).
Creíamos que los cuerpos de seguridad del Estado y el Ejército habían entendido que en el país era importante ese tema como eje fundamental de su incipiente democracia. Sin embargo, después del 28 de junio tenemos que hacer estadísticas diarias de las reiteradas violaciones de los derechos humanos por parte de estos cuerpos represivos, que utilizan las mismas metodologías del pasado, es decir, crear una cultura generalizada del miedo.
Cuando miramos -continuó Oliva- que los compañeros asesinados en los últimos días fueron ultimados con osadía, odio, ensañándose en el cuerpo de las víctimas, sabemos que es un mensaje para que el resto de la población que está en resistencia se atemorice".
Para la representante del COFADEH hay un plan definido para atacar al magisterio por ser un gremio preparado, profesional y facilitador de cultura e ideas. Además del asesinato de lo dos maestros, Oliva señaló la suspensión arbitraria de los programas que el magisterio tenía en diferentes radios del país, las constantes amenazas, las retorsiones económicas para los maestros que están en paro indefinido y las visitas que la Fiscalía está haciendo en los colegios para levantar cargos en contra de quienes no están llegando a clase por participar en las movilizaciones.
No obstante, el plan represor que -ahora es claro- se planeó mucho antes del golpe de Estado para acabar con el proceso de reforma interna al país impulsado por las organizaciones populares, sociales y sindicales, no tomó en cuenta los cambios que ocurridos en la sociedad hondureña en las últimas décadas.
"Lo que el sector golpista no se esperaba es que hoy la gente perdió el miedo, y está preparada para decir los nombres y apellidos de los que están detrás de este proyecto oprobrioso de hostigamiento, persecución y muerte.
Hasta el momento -explicó Bertha Oliva- tenemos contabilizadas 2.702 detenciones ilegales y arbitrarias, una gran cantidad de amenazas de muerte directas y nueve asesinatos, algunos de los cuales cometidos por militares disfrazados de civil".
Ante esta situación, el COFADEH cree que hay que seguir con la lucha pacífica, exigiendo al mismo tiempo que la comunidad internacional siga profundizando las medidas de presión contra el gobierno golpista, quitándole el oxígeno.
"Los cuerpos de nuestros compañeros están inertes, pero su sangre vive y fluye en cada uno de nosotros. Vamos detrás de la pista de cada autor intelectual, torturador y asesino, y no vamos a tener ningún temor en denunciarlos, pero no en el sistema judicial nacional en el cual no confiamos, sino a nivel internacional, hasta llegar a la Corte Penal Internacional.
Debemos comprometernos a no dejar en paz a estos violadores de derechos humanos. No los dejemos pastar, porque a mi juicio son bestias. Que los sigamos y que los denunciemos donde estén, para que sientan el peso de la justicia de los hombres y mujeres que hemos decidido no callar", concluyó Bertha Oliva.

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