jueves, 15 de julio de 2010

Seis meses después, Haití cae de la agenda internacional



Los supervivientes del terremoto viven en condiciones lamentable.Seis meses después del desastre de Haití, más de un millón de supervivientes siguen viviendo en condiciones lamentables caracterizadas por saneamientos inadecuados, acceso limitado a los servicios públicos, inseguridad y escasez de alimentos. Es lo que afirma el comunicado del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS, por sus siglas en inglés).

"Ya es hora de que el gobierno haitiano, la comunidad internacional y las agencias de l’ONU den pasos concretos que respondan a las necesidades de protección, seguridad alimentaria, educación, saneamientos, etcétera, de las poblaciones más vulnerables, incluyendo la de quienes viven en los campamentos no oficiales. Es esencial que los donantes internacionales liberen, sin restricciones, los fondos prometidos a Haití y faciliten la participación de la sociedad civil y política a gestionar la crisis humanitaria y la reconstrucción del país", dijo el director del JRS Haití, Wismith Lazard.

Las condiciones en la mayoría de los casi 1.400 campamentos para desplazados internos alrededor de la capital, Puerto Príncipe, son extremadamente preocupantes. A modo de ejemplo, está el caso del mayor campamento de desplazados, Automeca, con una población de 11.000 personas. Sus residentes siguen viviendo en chozas hechas de trapos y palos. No hay escuelas ni electricidad; el saneamiento es precario, el agua apenas puede beberse y los desagües, cuando los hay, son peligrosos. Cuando cae una tormenta, la basura se esparce por todo el campamento.

"He visitado campamentos de refugiados y desplazados en todo el mundo, pero debo decir que me quedé asombrado por las apabullantes condiciones de Automeca y de otros campamentos. Es una desgracia nacional e internacional.

Casi todas las personas con las que he hablado se quejaban de la falta de comida y de otros productos básicos", dijo el director del JRS USA, Ken Gavin.

Mientras que muchas agencias internacionales dicen que virtualmente la ayuda ha llegado a todos los supervivientes, muchos han recibido menos de tres suministros alimentarios. Por ejemplo, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU no distribuyó productos alimentarios al campamento de Automeca entre marzo y junio. El suministro de alimentos se detiene demasiado pronto sin tener en cuento el impacto en los grupos más vulnerables. Mientras el JRS reconoce la necesidad de poner en marcha la economía local, hay que tomar medidas para evitar el sufrimiento innecesario.

Si bien Haití ya sufría altos niveles de inseguridad antes del seísmo, desde enero la situación se ha deteriorado drásticamente. Ha aumentado la inseguridad especialmente en los campamentos que, a menudo, carecen de electricidad y de iluminación durante la noche, poniendo en riesgo especialmente a mujeres y niños. En el encuentro con el JRS Haití del 20 de junio, siete líderes de campamentos de desplazados ponían sobre la mesa numerosas preocupaciones, incluyendo la alta incidencia de violencia y explotación contra niñas de entre 11 y 15 años, obligadas a mendigar comida por sexo, y el deterioro de la salud de los residentes del campamento.

Además, la situación en los campamentos no oficiales es incluso peor. Por toda la ciudad, los residentes de los campamentos no oficiales reciben poca o ninguna atención de las grandes organizaciones de ayuda o de las coordinadoras de organismos internacionales; a muchos se les ha dicho que abandonen los campamentos, pero no les han ofrecido alojamientos alternativos.

La noticia es del Servicio Jesuita a Refugiados

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