jueves, 15 de julio de 2010

Honduras ya estaba en crisis



Un reflejo de la crisis del sistema bipartidista en Honduras fue el resultado de las elecciones internas en noviembre de 2008 de los partidos Liberal y Nacional (conservador). Solo 400 mil hondureños de un padrón electoral de 4,6 millones acudieron a votar para elegir a su respectivo candidato presidencial. Fue una participación de menos del diez por ciento del electorado. ¿Por qué? Porque el pueblo había perdido credibilidad en el modelo de democracia vigente; un modelo que excluye a amplios sectores de la población de la toma de decisiones para favorecer los intereses de la oligarquía local.

Pero la izquierda hondureña, agrupada en el Partido Unificación Democrática (UD), tampoco salió ilesa en ese proceso. Cesar Ham ganó las elecciones internas pese a la recia oposición del movimiento popular hondureño, que demandaba a la UD, una mayor integración de su parte a los movimientos sociales y mayores compromisos frente a las demandas de la población.

Y fue en ese contexto que se configuró el así llamado “Gobierno de Unidad Nacional”. Obedeciendo el guión escrito por el Pentágono y el Departamento de Estado, una semana antes de las elecciones, Ham reiteró su candidatura a la presidencia con el único objetivo de alcanzar un cupo en el régimen continuista del golpe de estado. Porfirio ‘Pepe’ Lobo fue proclamado Presidente de Honduras, el 27 de enero de 2010.

Por el Partido Liberal resultó nominado candidato presidencial el ex vicepresidente Elwin Santos con 51 % contra 26 para Roberto Micheletti de los votos. Micheletti había soñado toda su vida de ser presidente y falló otra vez en las internas. Pero el 28 de junio del 2009, como presidente del Congreso Nacional, cumplió su sueño. Aunque para ello corriera la sangre del pueblo en las calles de Honduras.

La creación del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado ha permitido confirmar que si existe una alternativa política popular para llenar el vacío político, vacíos que generalmente son cooptados por elementos populistas y neoliberales como Alberto Fujimori en Perú, Álvaro Uribe en Colombia, o Abdalá Bucaram en Ecuador, el pueblo se integra.

La noche el 28 de junio 2009, en el establecimiento de pupusas frente a la Casa Presidencial, se constituyó el Frente de lucha que aún sacude a la oligarquía hondureña y al Departamento de Estado. Esta organización de estructura horizontal está formada por 44 organizaciones populares, y ha logrado mantener su unidad en base a una plataforma política mínima. Y si su primer objetivo fue derrocar al régimen golpista, ahora se plantea la lucha por una Asamblea Constituyente Popular.

Económicamente se vislumbra un colapso en el país. Sólo en concepto de remesas, Honduras recibió en 2009, más de 2,407,8 millones de dólares (equivalente al 24,8% del Producto Interno Bruto), lo que supone una caída del 11.1% frente a 2008.

La profundidad de la crisis ha revitalizado el reclamo popular por hacer del Frente Nacional de Resistencia un instrumento de las luchas cotidianas del pueblo hondureño. Sus dirigentes y voceros están en todas partes.

Demandan a la Corte Suprema de Justicia la reintegración de los jueces antigolpistas, y rechazar las demandas de los gerentes que pretenden despedir a dirigentes sindicales, a trabajadores. También acompañan las huelgas de hambre de funcionarios y maestros en su lucha por preservar la educación pública, ó rindiendo homenajes a sus compatriotas asesinados por el régimen a través de su guerra sucia de baja intensidad.

El gobierno de Lobo ha golpeado al sistema educativo del país, con la expulsión masiva de educadores, sustituyéndoles por funcionarios adeptos al partido golpista. En defensa de sus derechos, miles de educadores a lo largo de este año han protagonizado paros laborales y huelgas de hambre. La crisis en este sector se ha agudizado por el robo al fondo de pensiones del magisterio nacional (INPREMA), estimado en unos 220 millones de dólares. Gabriela Núñez, ex jefa del Banco del Estado, fue despedida en su oportunidad por el presidente Zelaya por ineficiencia en el manejo de esos recursos y de sus funciones pero apareció en el mismo cargo durante el régimen golpista. El estado hondureño, en situación de inminente bancarrota, debe a los pensionados más de 3,5 mil millones de Lempiras.

Los hospitales tampoco cuentan con medicinas para atender a la población, lo que ha permitido que una peste de dengue hemorrágico cause muchos muertos. De igual modo, el país vive ahora una violencia generalizada. Desde el golpe militar, cada semana son asesinados activistas del Frente de Resistencia.

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