viernes, 27 de noviembre de 2009
Campaña de violencia en Honduras para sacar de las calles a opositores
La Jornada
Por Arturo Cano
Viernes 27 de noviembre de 2009, p. 20
“En Tegucigalpa marchan los colonos pobres, los obreros, los maestros, todos los jodidos, acá, con la resistencia, también marchan los ricos”, dice el profesor Chilo Ponce, mientras conduce rumbo a la casa de la familia Sarmiento, dueña de tres haciendas, de incontables cabezas de ganado, de una de las mayores bodegas de granos de la región.
La casa está en una loma. Dos hombres armados vigilan desde lo alto. Ahí recibe Rafael Sarmiento, un abogado treintañero, de hablar fluido, celular, blackberry y una .45 al cinto. Rafael pasó 40 días dentro de la embajada de Brasil, al lado del presidente Manuel Zelaya, dispuesto, dice, a dar la vida para “defender al mandatario”.
Al salir de la embajada regresó a su casa en el corazón de Olancho, el departamento de Honduras que es más extenso que la hermana república de El Salvador.
Recién desempacado, el pasado 18 de noviembre estaba en una tienda del centro de la población cuando le avisaron que su padre, Ulises Liche Sarmiento, había sido atacado a balazos en “la casa de otros hijos que tiene”. Todavía estaba al teléfono cuando vio pasar una veloz camioneta blanca, enorme, sin placas, con varios individuos a bordo. Uno de ellos todavía se iba quitando un chaleco antibalas, moteado, como los que utilizan los soldados. Los siguió unos cinco kilómetros, pero después se detuvo. “Me dio miedo, porque nomás iba con otro muchacho”.
Poco antes, entre ocho y 10 hombres habían llegado a la casa donde Liche Sarmiento, poderoso ganadero y líder del Partido Liberal (PL) en la región, visitaba a sus “otros hijos”. Se despacharon en un dos por tres a los dos guardaespaldas que esperaban afuera y dejaron su mensaje: a Delis Noel Hernández Figueroa (25 años) y José Manuel Beltrán Flores (35) les cosieron los genitales a balazos y les dieron el tiro de gracia.
Luego, vaciaron sus “fusiles AK-47, 3006 y 270” sobre la casa y las vecinas. También usaron “lanzagranadas HK”, cuyos impactos están todavía en la puerta metálica, cerquita al letrero de “Liberales en resistencia”. “No estallaron las granadas porque dispararon muy de cerca”, dice Liche Sarmiento, en cuanto se incorpora a la charla. No hay por qué dudar de su conocimiento sobre el tema. El arsenal de sus 20 guardaespaldas, a unos pasos de la terraza donde se conversa, deja clarísimo que algo sabe de armas.
Al oír los primeros balazos, Sarmiento, tres mujeres y varios niños que lo acompañaban se refugiaron en las habitaciones del fondo. Aun así, un rozón de bala alcanzó a un niño de cuatro años de edad, hijo de Sarmiento. Todos los muebles y las paredes quedaron agujerados.
La policía, que tiene una posta a tres calles de distancia, tardó 45 minutos en llegar y los atacantes pudieron huir tranquilamente, aunque a la salida de la ciudad había un retén policiaco.
Elecciones bajo amenaza
Los Sarmiento están emparentados con Zelaya por la madre del presidente, Hortensia Rosales, pero además han sido “melistas” por muchos años, desde que el mandatario derrocado era director del Fondo Hondureño de Inversión Social, un Pronasol hondureño.
Cerca de donde viven los Sarmiento está la oficina del PL en la ciudad: una vieja casa con la fachada toda embarrada de aceite quemado y algunas huellas de tiros. Nadie sabe, claro, quién balaceó la sede del PL ni quién fue a embarrar aceite en sus paredes. Nadie sabe tampoco quién le prendió fuego a las oficinas locales del Registro Nacional de las Personas (RNP, que expide las cédulas de identidad necesarias para votar), aquí y en la cercana Catacamas, en las cercanías de la casa del presidente Manuel Zelaya.
Rafael Sarmiento asegura que a pesar de que la resistencia “ha sido, es y será un movimiento pacífico”, a ellos les han querido cargar los hechos anteriores. El diputado liberal Arnulfo Miranda, que apoya el golpe, “ha hecho declaraciones públicas asumiendo que nosotros tenemos que ver con eso”.
Por añadidura, varios amigos se acercaron a la familia para decir, en los días previos al atentado, que el diputado Miranda y el gobernador de Olancho, Oscar Colindrez, “andan hablando muy mal de usted, cuídese porque se les ven muy malas intenciones”.
Hasta ahora los Sarmiento no han recibido algún informe de las autoridades sobre el atentado, que se suma a todos los casos no resueltos de “bombazos”, decomisos de armas y filtraciones sobre la presencia de “extranjeros que vienen a desestabilizar”: si todas las “denuncias” que han filtrado los medios de comunicación hondureños a lo largo de estos cinco meses fueran ciertas, las cárceles del país estarían llenas de nicaragüenses y venezolanos.
Hoy, las autoridades policiacas informaron que una mujer resultó herida al explotar un artefacto de baja potencia en La Ceiba, 400 kilómetros al norte de Tegucigalpa. Detonó en un autobús de pasajeros de la empresa propiedad del presidente de facto Roberto Micheletti (empezó de cobrador y ahora es magnate del transporte).
Es la primera vez, desde que comenzaron las explosiones que la policía y los militares suelen atribuir a la resistencia que una persona resulta lesionada. Un día antes, al irse de vacaciones, Micheletti había denunciado un plan para asesinarlo, luego de que la policía decomisó un arsenal y detuvo a cuatro personas.
“Quien ha puesto los muertos somos nosotros, ellos son los que han matado, han violado mujeres, practicado todo tipo de vejaciones contra la resistencia”, dice Rafael Sarmiento, cuyo padre, se cuenta aquí, es muy amigo del comandante sandinista Omar Cabezas.
Sarmiento recibe la llamada de un amigo. Al finalizar, le dice: “Te aconsejo que no salgas, no, mejor vete de la ciudad”.
En la calle, mucha gente de a pie dice lo mismo: “El domingo ni voy a salir”. A pesar del llamado al “boicot activo” contra el proceso electoral, lo más seguro es que el Frente de Resistencia tampoco salga a impedir la instalación de las mesas electorales.
“Una compañera de la resistencia tiene un hermano capitán: le dijo que la instrucción que tienen los soldados es disparar si nos acercamos a las mesas. No vamos a exponer a nadie”, afirma uno de los principales dirigentes de la resistencia contra la asonada.
En los últimos días, se han multiplicado las amenazas de los voceros policiacos y militares, que anuncian incluso el cumplimiento de “órdenes de captura”.
Galería de “héroes”
Estas elecciones no son, según el gobierno de facto, entre los candidatos, sino contra ese pernicioso extranjero. Desde hace varios días los periódicos publican un desplegado a plana entera, sin firma: “Tu voto es la única arma que detendrá al chavicomunismo. Vota por la paz y la democracia”. Llegó el momento de votar y de dar las gracias a quienes “nos apoyaron cuando más lo necesitábamos”.
El “eterno agradecimiento” se publica en el diario La Tribuna, propiedad del ex presidente Carlos Flores Facussé, hombre fuerte del PL y uno de los autores del golpe, según el gobierno de Zelaya.
“Ellos también son héroes del intenso drama que hemos vivido”, dice la pequeña nota, que acompaña a las fotos de personajes como los siguientes: los legisladores republicanos James DeMint, Ileana Ros-Lehtinen, Richard Lugar, y Mario y Lincoln Díaz-Balart; los ex presidentes Alejandro Toledo (Perú) y César Gaviria (Colombia); los mandatarios Álvaro Uribe (Colombia) y Ricardo Martinelli (Panamá); los periodistas Mary Anastasia O’Grady (Wall Street Journal), Greta van Susteren (cadena Fox) y Horacio Aguirre (Diario Las Américas); los analistas Álvaro Vargas Llosa y Carlos Alberto Montaner. Jorge G. Castañeda, “analista y ex canciller mexicano”, es el último de la larga fila de quienes el periódico hondureño presenta como “luchadores por la democracia”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario