martes, 17 de noviembre de 2009

El Chapsuey de las próximas elecciones generales


América Latina en Movimiento

Por Galel Cárdenas

Si vemos con alguna objetividad los escenarios dispuestos a la luz del observador sobre las lecciones, existen tres perspectivas: las elecciones convocadas por el TSE perteneciente al régimen golpista; la convocatoria de la Resistencia Nacional contra el Golpe de Estado a no votar en estas las elecciones y la invitación de la UD a votar por sus candidatos a Presidente, diputados, alcaldes y regidores.

En derredor de los tres escenarios existen argumentos que transitan en la red virtual, en los medios patrióticos de comunicación y en los medios del poder fáctico.

Todos ellos forman algo a sí como una enmarañada red de argumentos que podrían confundir a los electores generales, es decir al hondureño común, despolitizado, indiferente, pero que no deja de escuchar los medios de comunicación.

Los golpistas, prosiguen con su proyecto diseñado por el pentágono norteamericano que consiste en celebrar las elecciones al costo que tenga que pagarse y sentar al presidente electo por un proceso espurio (Adj. Bastardo; falso, engañoso) ya completamente acabado en su fase de ejecución. Las elecciones que están planificadas tienen dos candidatos, uno perteneciente a las fuerzas oscurantistas nacidas desde la época de Rafael Carrera; y la otra perteneciente a la facción liberal nacida de la gesta de Morazán y que correspondía genéticamente a los criollos ricos y medios. El proyecto golpista diseñado en el Pentágono y Departamento de Estado, ejecutado por las Fuerzas Armadas, el Congreso Nacional como máxima expresión de la institucionalidad gubernamental, los partidos políticos tradicionales y los empresarios, ha planificado la entrega del poder directamente desde el dictador Micheletti al ganador de las elecciones montadas para tal efecto. Para ello han configurado el uso de la fuerza, los mass media, la aplicación de ciertas leyes, la invocación de la Constitución debidamente violada y demás otras argucias que encaminen al elector analfabeta político que conforma el 54% de los abstencionistas que no votaron en el año 2005 y que a estas alturas andará por el orden no menor del 60%.


La Resistencia Nacional contra el golpe de Estado cuyas acciones conllevan ya 140 días de oposición tenaz, pacífica y organizativa a nivel nacional contra el Golpe de Estado, han llamado a la abstención de asistir a las urnas para no votar debido a que las condiciones legales, represivas y fraudulentas avizoran un escandalosa manipulación de los datos que arrojen las mesas electorales y cuyos resultados se conocen de antemano, pero todavía se desconoce a quien de ambos partidos golpistas tradicionales se le adjudicará la “victoria” predeterminada.

Esta línea de combate al fraude, ha sido reforzada por la renuncia de varios candidatos a elección popular que han pertenecido a la Resistencia Nacional y que perteneciendo a organizaciones partidarias han seguido las determinaciones correspondientes.

La Unión Democrática hasta este momento ha determinado participar en las elecciones aduciendo varios argumentos, entre los cuales podemos describir los siguientes: la pérdida de su personería jurídica al renunciar a la participación en las elecciones, tal como señala la norma jurídica hondureña, por otra parte este Partido tiene una alta incidencia en ciertas zonas electorales a nivel de diputaciones, regidurías y alcaldías.

Este partido se encuentra así ante una disyuntiva histórica, o participa en las elecciones legalizando así la ilegitimidad de la misma o al retirarse de estos mecanismos eleccionarios pierde su personalidad jurídica, pero logra el apoyo de toda la Resistencia Nacional y el reconocimiento de un pueblo que ha desaprobado con su abstencionismo este evento a nivel nacional.

Así que, en medio de estas contradicciones que la historia impone, las elecciones se han convertido en un amasijo de conceptos, decisiones, visiones de mundo y concepciones políticas. Todas ellas originadas por el golpe de estado del 28 de junio, propinado por las fuerzas retardatarias del país.

La pregunta en este momento es: ¿Quien resulta ganancioso con las elecciones atípicas e irregulares al cual nos lleva el aparato represivo del Estado el 29 de noviembre?

Es evidente la respuesta ya sea que se presente en las filas de la Resistencia o en las filas del golpismo: al gobierno norteamericano y sus adláteres nacionales tanto políticos, militares y empresariales.

Este conjunto abigarrado de contradicciones representan un suculento plato de chapsuey que nos obligan a comerlo contra viento y marea, a masticarlo, y deglutirlo como un imperativo indefectible.

Los electores ingenuos, apolíticos, indiferentes y ahistóricos son bombardeados por una propaganda política del poder mediático que es grosera, vacua, falsa, manipuladora y sobre todo, cínica y vergonzante. Ese voto es el que ahora la oligarquía hondureña y el gobierno norteamericano quiere captar a toda costa, independientemente de la justicia, la democracia y la equidad de de una sociedad esclavizada desde la época de la colonia española.

La decisión personal de no votar, como una consecuencia de la libertad personal y política, en estas elecciones, representa una determinación que sólo pertenece al individuo y nadie puede coartarle tal decisión, nadie puede llevarlo a las urnas a fuerza y a palos. Nadie nos puede sacar de la casa para avalar el fraude, la mentira y el cinismo de la clase política empresarial hondureña.

Que cada quien asuma su responsabilidad histórica en esta coyuntura social del siglo XXI, si es que ha asumido su compromiso político a favor de las causas que Francisco Morazán inició en la primera mitad del siglo XIX en Honduras, Centroamérica y el continente latinoamericano.

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