martes, 5 de octubre de 2010
Segunda Fase en resistencia por la refundación del país: Resistimos y venceremos
Ricardo Salgado
Después de una semana compleja, llena de eventos políticos trascendentales para los pueblos de toda América Latina, nos detenemos ahora a reflexionar un poco sobre la que, desde ya, todos y todas llamamos la “Segunda Fase” de nuestra lucha por la refundación de Honduras. Con los eventos del Ecuador era imposible evitar que el Golpe de Estado en Honduras volviera a la memoria de los pueblos; muchas veces con comparaciones estériles entre la actitud de pueblos distintos frente a una situación similar pero no idéntica. El caso es que allá como acá el proceso revolucionario sigue, dentro de la realidad concreta de cada país. Nos sentimos felices por el triunfo conseguido contra el golpismo por el hermano pueblo del Ecuador, y proseguimos la lucha en nuestra tierra.
Al mismo tiempo que evolucionaba el Golpe contra la democracia ecuatoriana, en Honduras la oligarquía, a través de su régimen lacayo, pasaba a una estrategia nueva, mediante la cual pretende mostrar al mundo la falsa percepción de un dialogo franco y abierto, en busca de encontrar un reconocimiento que libere los fondos de la ayuda internacional que no puede ser suplantada por las aportaciones imperiales a las arcas del estado ilegal y fallido en el que vivimos. El dialogo, viciado e inmoral desde su inicio, busca además trazar líneas entre el Frente Nacional de Resistencia Popular y la llamada “resistencia liberal”, aprovechando el oportunismo pusilánime de algunos que siendo fundamentalmente apologistas del sistema, se han tratado de cobijar con la bandera del pueblo en resistencia.
Ignoran los estrategas del Plan de Nación la naturaleza dinámica del movimiento resistencia, y malentienden las contradicciones internas del mismo. Pasan por alto que la dialéctica de nuestra lucha nos permite generar enorme desarrollo a partir de todas las contradicciones, que podemos debatir intensamente, pero que no nos quitan del camino fundamental trazado. Hoy seguimos trabajando juntos, los compañeros liberales en resistencia son parte integral de este gran desarrollo, y contamos con órganos de dirección capaces de interpretar las coyunturas a la que nos toca enfrentarnos.
Dentro del marco de este debate amplio y permanente de las ideas, hemos entrado en un proceso que llamamos la “segunda fase”, en la que desde el principio se dejan sentir expresiones claras de unidad, y fortaleza organizativa. Vemos con más claridad el sendero que hemos de seguir, y no tenemos duda de que la organización de todas las estructuras del frente se va a acelerar, así como la formación de amplios sectores del pueblo hondureño a nivel nacional, se impulsan en esta fase procesos de fortalecimiento democrático que permitirán la participación intensiva de todos y todas las compañeras, en un debate fecundo de lo que queremos construir.
Sin embargo, la oligarquía, en otro acto de estupidez política, argumenta que no sabemos de lo que estamos hablando; que no sabemos que queremos decir con nuestra convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente como herramienta para la refundación de Honduras, y, probablemente, creyendo que esto es cierto convocan a un dialogo más para demostrar que no manejamos el inmenso cuerpo teórico que sostiene al Estado Burgués y su superestructura, y que, por lo tanto, no estamos calificados para discutir sobre nuestro futuro.
Entendemos con claridad que tanto el Estado como su enredado cuerpo de regulaciones y leyes, tiene naturaleza de clase, y que se fundamentan esencialmente en la forma en que se relacionan los medios de producción con las fuerzas productivas: Sabemos que el Estado es un elemento coercitivo que busca defender los intereses económicos de la clase que le da vida, y que su superestructura está regida por elementos de naturaleza económica.
Sabemos además que la superestructura que contiene el cuerpo de leyes, sus reguladores, sus ejecutores , a saber, la administración de justicia, la policía, los militares, su liderazgo clerical, su sociedad civil, su gobernabilidad, están diseñados para reproducir y fortalecer las condiciones de existencia de y preeminencia de la clase dominante: la burguesía.
Además tenemos claro que todos estos cuerpos producen leyes y reglamentos a la medida de este propósito que no tiene nada que ver con la justicia y mucho con nuestro infortunio.
Vemos con suma claridad que el complejo cuerpo teórico que sostiene el sistema económico que nos empobrece y que envilece nuestro reclamo por una sociedad más justa, contiene instituciones que han sido logradas por las luchas mismas de los pueblos como la libertad, la igualdad ante la ley, los derechos humanos, así como percibimos con tristeza y coraje que el mismo sistema nos aleja de toda posibilidad de acceder a estas instituciones o de ejercer los derechos consignados en las leyes que nos rigen.
Vemos, por ejemplo, una comunidad muy por pobre en el sur del país, que este año se ha inundado tantas veces como ha llovido; esto no es natural. El problema surge cuando un potentado camaronero decide construir un enorme muro de contención para evitar que las aguas inunden sus estanques; desde que el muro existe, el curso del rio ha sido desviado y ahora, en tiempos de intensa lluvia, cruza directamente por el centro de la comunidad. Es claro para todos de que el muro en cuestión es legal, que protege la integridad de los camarones que se servirán en algún restaurante de Manhattan o los Ángeles; es viva representación de lo que hace el Estado de Derecho, y sobre todo, demuestra en un solo ejemplo, porque es necesario transformar esta sociedad que escoge camarones sobre la existencia digna de los seres humanos.
Entonces surgen las preguntas de los representantes de la oligarquía: ¿para qué quieren una constituyente si la constitución actual les da mil derechos, ya demás puede ser renovada en un 99%?; a continuación afirman que nos están manipulando, pues todo lo que quieren algunos es derogar los artículos pétreos de la constitución. A la primera pregunta volvemos a decirle; ni la constitución actual ni las leyes secundarias del país están hechas nos permiten gozar de los “mil derechos”, porque su objetivo es garantizar el bienestar de la clase dominante, no los nuestros.
La segunda pregunta, muy compleja para ellos, es bastante más simple para nosotros; los artículos pétreos (rocosos) están referidos a la integridad del sistema de gobierno, que como sabemos le sirve a la clase dominante, la integridad territorial que, en general, está determinada por el derecho internacional, y su alteración solo es violada por otros países o por la corrupción interna que le da concesiones o le vende propiedades a ricos personajes en zonas donde, por cuestiones de seguridad nacional (la de verdad no la de Reagan y el imperio), se debería privilegiar el control del Estado.
El problema esencial es el pétreo relacionado con la No Reelección del Presidente de la Republica. Este articulo existe más por la profunda desconfianza que se guardan los políticos tradicionales entre sí, y por el interés de la oligarquía por mantener una imagen de “alternabilidad en el poder” al estilo del imperio, aunque en la práctica, como dice la compañera Beatriz Valle, lo que tenemos es simplemente un mono partido bicolor. A nosotros nos resulta inmaterial este artículo, pues no nos protege de nada, y violenta nuestro derecho de opinar sobre la gestión de un gobernante. Además, la historia ha ido demostrando que los presidentes tiene una tendencia a incrementar su impopularidad a medida transcurre su administración, el único caso excepcional a esta regla, es la del presidente Zelaya que fue derrocado por la oligarquía, precisamente porque su popularidad crecía en relación a su compromiso con el pueblo.
El asunto fundamental que tratamos en refundación del país, no es violar la propiedad privada, por el contrario, se trata de evitar que se nos viole en nombre de ella. Buscamos el reconocimiento de la diversidad, y el respeto igualitario de los derechos para todos. Refundar el país es construir un Estado que nos de igualdad de oportunidad a todos en la realidad, en la vida cotidiana. No queremos un derecho a la salud o a la educación que solo podemos ejercer en función de nuestra capacidad económica; deseamos rechazar la “cosificación”, la mercantilización de servicios vinculados con una vida digna. No queremos seguir con la “educación para el capataz” y “la salud para el peón”.
Queremos detener para siempre la marginación de las mujeres, su explotación y la carga de trabajos que las disminuyen como seres humanos; necesitamos un estado sin discriminación contra aquellos hermanos y hermanas que viven aquí antes de que llegaran los delincuentes conquistadores, y que los mismos gocen de una vida plena y digna, no que sufran de forma magnificada los males que nos afectan a todos. Buscamos un trabajo forjador de progreso y bienestar colectivos, ya no queremos ser los constructores de los centros comerciales a los que nunca podremos entrar. Queremos tener derecho a que nuestros hijos nazcan en libertad, con derecho a la cultura y a la recreación, independientemente de nuestra actividad y nuestras convicciones.
En suma queremos refundar Honduras porque el Estado actual NO REPRESENTA nuestros intereses como pueblo; está dedicado únicamente a garantizar el bienestar de la burguesía, cuyo enriquecimiento ilimitado solamente hace nuestra vida más precaria y difícil de sobrellevar.
Mienten cuando dicen que pretendemos quitarles sus cosas; buscamos la refundación por medio de un mecanismo burgués, la Asamblea Nacional Constituyente, entendemos nuestro papel como clase revolucionaria, y tenemos claro que su reacción como clase busque eliminarnos, incluso haciendo uso de la más brutal represión. Sin embargo, también entendemos que nosotros hemos de prevalecer, y más temprano que tarde venceremos. Alguna vez la burguesía fue una clase revolucionaria, en la que los monarcas y la nobleza la perseguían y proscribían sus ideas, quizá ese momento está muy distante en sus memorias, hoy solo les queda su papel de clase reaccionaria.
En resumen, queda claro que si sabemos de qué hablamos y que pretendemos con la refundación, a los que preguntaron les basta con ver a su alrededor y encontraran mil respuestas, o quizá más, a su interrogante.
Por nuestro lado seguimos organizando el poder del pueblo, seguimos formando, estamos preparando el futuro.
Después de una semana compleja, llena de eventos políticos trascendentales para los pueblos de toda América Latina, nos detenemos ahora a reflexionar un poco sobre la que, desde ya, todos y todas llamamos la “Segunda Fase” de nuestra lucha por la refundación de Honduras. Con los eventos del Ecuador era imposible evitar que el Golpe de Estado en Honduras volviera a la memoria de los pueblos; muchas veces con comparaciones estériles entre la actitud de pueblos distintos frente a una situación similar pero no idéntica. El caso es que allá como acá el proceso revolucionario sigue, dentro de la realidad concreta de cada país. Nos sentimos felices por el triunfo conseguido contra el golpismo por el hermano pueblo del Ecuador, y proseguimos la lucha en nuestra tierra.
Al mismo tiempo que evolucionaba el Golpe contra la democracia ecuatoriana, en Honduras la oligarquía, a través de su régimen lacayo, pasaba a una estrategia nueva, mediante la cual pretende mostrar al mundo la falsa percepción de un dialogo franco y abierto, en busca de encontrar un reconocimiento que libere los fondos de la ayuda internacional que no puede ser suplantada por las aportaciones imperiales a las arcas del estado ilegal y fallido en el que vivimos. El dialogo, viciado e inmoral desde su inicio, busca además trazar líneas entre el Frente Nacional de Resistencia Popular y la llamada “resistencia liberal”, aprovechando el oportunismo pusilánime de algunos que siendo fundamentalmente apologistas del sistema, se han tratado de cobijar con la bandera del pueblo en resistencia.
Ignoran los estrategas del Plan de Nación la naturaleza dinámica del movimiento resistencia, y malentienden las contradicciones internas del mismo. Pasan por alto que la dialéctica de nuestra lucha nos permite generar enorme desarrollo a partir de todas las contradicciones, que podemos debatir intensamente, pero que no nos quitan del camino fundamental trazado. Hoy seguimos trabajando juntos, los compañeros liberales en resistencia son parte integral de este gran desarrollo, y contamos con órganos de dirección capaces de interpretar las coyunturas a la que nos toca enfrentarnos.
Dentro del marco de este debate amplio y permanente de las ideas, hemos entrado en un proceso que llamamos la “segunda fase”, en la que desde el principio se dejan sentir expresiones claras de unidad, y fortaleza organizativa. Vemos con más claridad el sendero que hemos de seguir, y no tenemos duda de que la organización de todas las estructuras del frente se va a acelerar, así como la formación de amplios sectores del pueblo hondureño a nivel nacional, se impulsan en esta fase procesos de fortalecimiento democrático que permitirán la participación intensiva de todos y todas las compañeras, en un debate fecundo de lo que queremos construir.
Sin embargo, la oligarquía, en otro acto de estupidez política, argumenta que no sabemos de lo que estamos hablando; que no sabemos que queremos decir con nuestra convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente como herramienta para la refundación de Honduras, y, probablemente, creyendo que esto es cierto convocan a un dialogo más para demostrar que no manejamos el inmenso cuerpo teórico que sostiene al Estado Burgués y su superestructura, y que, por lo tanto, no estamos calificados para discutir sobre nuestro futuro.
Entendemos con claridad que tanto el Estado como su enredado cuerpo de regulaciones y leyes, tiene naturaleza de clase, y que se fundamentan esencialmente en la forma en que se relacionan los medios de producción con las fuerzas productivas: Sabemos que el Estado es un elemento coercitivo que busca defender los intereses económicos de la clase que le da vida, y que su superestructura está regida por elementos de naturaleza económica.
Sabemos además que la superestructura que contiene el cuerpo de leyes, sus reguladores, sus ejecutores , a saber, la administración de justicia, la policía, los militares, su liderazgo clerical, su sociedad civil, su gobernabilidad, están diseñados para reproducir y fortalecer las condiciones de existencia de y preeminencia de la clase dominante: la burguesía.
Además tenemos claro que todos estos cuerpos producen leyes y reglamentos a la medida de este propósito que no tiene nada que ver con la justicia y mucho con nuestro infortunio.
Vemos con suma claridad que el complejo cuerpo teórico que sostiene el sistema económico que nos empobrece y que envilece nuestro reclamo por una sociedad más justa, contiene instituciones que han sido logradas por las luchas mismas de los pueblos como la libertad, la igualdad ante la ley, los derechos humanos, así como percibimos con tristeza y coraje que el mismo sistema nos aleja de toda posibilidad de acceder a estas instituciones o de ejercer los derechos consignados en las leyes que nos rigen.
Vemos, por ejemplo, una comunidad muy por pobre en el sur del país, que este año se ha inundado tantas veces como ha llovido; esto no es natural. El problema surge cuando un potentado camaronero decide construir un enorme muro de contención para evitar que las aguas inunden sus estanques; desde que el muro existe, el curso del rio ha sido desviado y ahora, en tiempos de intensa lluvia, cruza directamente por el centro de la comunidad. Es claro para todos de que el muro en cuestión es legal, que protege la integridad de los camarones que se servirán en algún restaurante de Manhattan o los Ángeles; es viva representación de lo que hace el Estado de Derecho, y sobre todo, demuestra en un solo ejemplo, porque es necesario transformar esta sociedad que escoge camarones sobre la existencia digna de los seres humanos.
Entonces surgen las preguntas de los representantes de la oligarquía: ¿para qué quieren una constituyente si la constitución actual les da mil derechos, ya demás puede ser renovada en un 99%?; a continuación afirman que nos están manipulando, pues todo lo que quieren algunos es derogar los artículos pétreos de la constitución. A la primera pregunta volvemos a decirle; ni la constitución actual ni las leyes secundarias del país están hechas nos permiten gozar de los “mil derechos”, porque su objetivo es garantizar el bienestar de la clase dominante, no los nuestros.
La segunda pregunta, muy compleja para ellos, es bastante más simple para nosotros; los artículos pétreos (rocosos) están referidos a la integridad del sistema de gobierno, que como sabemos le sirve a la clase dominante, la integridad territorial que, en general, está determinada por el derecho internacional, y su alteración solo es violada por otros países o por la corrupción interna que le da concesiones o le vende propiedades a ricos personajes en zonas donde, por cuestiones de seguridad nacional (la de verdad no la de Reagan y el imperio), se debería privilegiar el control del Estado.
El problema esencial es el pétreo relacionado con la No Reelección del Presidente de la Republica. Este articulo existe más por la profunda desconfianza que se guardan los políticos tradicionales entre sí, y por el interés de la oligarquía por mantener una imagen de “alternabilidad en el poder” al estilo del imperio, aunque en la práctica, como dice la compañera Beatriz Valle, lo que tenemos es simplemente un mono partido bicolor. A nosotros nos resulta inmaterial este artículo, pues no nos protege de nada, y violenta nuestro derecho de opinar sobre la gestión de un gobernante. Además, la historia ha ido demostrando que los presidentes tiene una tendencia a incrementar su impopularidad a medida transcurre su administración, el único caso excepcional a esta regla, es la del presidente Zelaya que fue derrocado por la oligarquía, precisamente porque su popularidad crecía en relación a su compromiso con el pueblo.
El asunto fundamental que tratamos en refundación del país, no es violar la propiedad privada, por el contrario, se trata de evitar que se nos viole en nombre de ella. Buscamos el reconocimiento de la diversidad, y el respeto igualitario de los derechos para todos. Refundar el país es construir un Estado que nos de igualdad de oportunidad a todos en la realidad, en la vida cotidiana. No queremos un derecho a la salud o a la educación que solo podemos ejercer en función de nuestra capacidad económica; deseamos rechazar la “cosificación”, la mercantilización de servicios vinculados con una vida digna. No queremos seguir con la “educación para el capataz” y “la salud para el peón”.
Queremos detener para siempre la marginación de las mujeres, su explotación y la carga de trabajos que las disminuyen como seres humanos; necesitamos un estado sin discriminación contra aquellos hermanos y hermanas que viven aquí antes de que llegaran los delincuentes conquistadores, y que los mismos gocen de una vida plena y digna, no que sufran de forma magnificada los males que nos afectan a todos. Buscamos un trabajo forjador de progreso y bienestar colectivos, ya no queremos ser los constructores de los centros comerciales a los que nunca podremos entrar. Queremos tener derecho a que nuestros hijos nazcan en libertad, con derecho a la cultura y a la recreación, independientemente de nuestra actividad y nuestras convicciones.
En suma queremos refundar Honduras porque el Estado actual NO REPRESENTA nuestros intereses como pueblo; está dedicado únicamente a garantizar el bienestar de la burguesía, cuyo enriquecimiento ilimitado solamente hace nuestra vida más precaria y difícil de sobrellevar.
Mienten cuando dicen que pretendemos quitarles sus cosas; buscamos la refundación por medio de un mecanismo burgués, la Asamblea Nacional Constituyente, entendemos nuestro papel como clase revolucionaria, y tenemos claro que su reacción como clase busque eliminarnos, incluso haciendo uso de la más brutal represión. Sin embargo, también entendemos que nosotros hemos de prevalecer, y más temprano que tarde venceremos. Alguna vez la burguesía fue una clase revolucionaria, en la que los monarcas y la nobleza la perseguían y proscribían sus ideas, quizá ese momento está muy distante en sus memorias, hoy solo les queda su papel de clase reaccionaria.
En resumen, queda claro que si sabemos de qué hablamos y que pretendemos con la refundación, a los que preguntaron les basta con ver a su alrededor y encontraran mil respuestas, o quizá más, a su interrogante.
Por nuestro lado seguimos organizando el poder del pueblo, seguimos formando, estamos preparando el futuro.
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