miércoles, 8 de diciembre de 2010
¿Somos país?
Diario Tiempo
Después del golpe de Estado del 28 de junio del 2009 que terminó abrupta y violentamente con la presidencia constitucional de Manuel Zelaya Rosales, Honduras se quedó en el aire… la comunidad internacional nos dio la espalda. Esa actitud sorprendió a aquellos que creyeron que se había realizado una heroica hazaña al derrocar a Zelaya Rosales, defendiendo la democracia, la libertad y la paz. Nunca me sentí esclavizado, ni en estado de guerra, estando Manuel Zelaya Rosales en la presidencia, creí que el presidente terminaría su gestión administrativa en completa paz. Todo cambió después del golpe de Estado que dieron los héroes. En julio Honduras fue expulsada por unanimidad de la Organización de Estados Americanos (OEA). Los países latinoamericanos, y los europeos, rompieron relaciones diplomáticas con nosotros, dejándonos a la deriva, en manos de un grupo de conservadores golpistas. El gobierno “redentor” era, en realidad, un gobierno de facto, delincuente e ilegal. Todos los países se quedaron boquiabiertos, especialmente los latinoamericanos pues era la primera vez, en muchos años, que se derrocaba a un presidente constitucional por querer reformar la Constitución mediante una consulta popular, es decir, el pueblo votaría—utilizando una cuarta urna—si estaba a favor o en contra de la reforma de la Constitución. Hasta allí no veíamos delito con el proyecto del entonces presidente Zelaya Rosales, quien respetaría la voluntad popular. Pero los golpistas creyeron que Zelaya quería perpetuarse en el poder. Los conservadores y las élites se sintieron temerosos, estando seguros que las mayorías votarían a favor de la reforma constitucional y, por consiguiente, antes de que el gobierno liberal de Zelaya Rosales tuviera la oportunidad de colocar la Cuarta Urna, simple y sencillamente, se le dio golpe de Estado… y qué caro lo estamos pagando. Las mayorías no sólo rechazaron a los héroes golpistas sino al gobierno actual que rectora don Porfirio Lobo Sosa. Y no sólo el pueblo les dio la espalda sino que otros países ya que muchos no legitimizan al gobierno actual de Honduras.
A su criterio, nuestro país es digno de desprecio y se merece el aislamiento. A nosotros nos llena de tristeza el asunto pues al no ser reconocidos por la comunidad internacional, al seguir suspendidos de la Organización de Estados Americanos y de otros foros interamericanos, no somos nada, no somos un país reconocido. Muchas veces me he preguntado, ¿somos un país regido por un gobierno legítimo? ¿Seguimos siendo un país paria que nadie toma en cuenta? Si las respuestas a estas dos preguntas son afirmativas, entonces la situación en que estamos es lamentable. Y todo por no permitir que el presidente Zelaya Rosales terminara su mandato en paz y tranquilidad, tomando bajo seria consideración la voluntad de las mayorías. Pudieron más el capricho y la paranoia de una sarta de sátrapas y gandules que los genuinos deseos de todo un pueblo. Es por eso que llamaron dictador a Micheletti y siguen llamando lo mismo a don Porfirio Lobo, considerando a su gobierno una extensión del gobierno golpista que rectoró—inconstitucionalmente—el señor Micheletti. El embajador de los Estados Unidos en Honduras, señor Hugo Llorens, informó que en este país hubo un golpe de Estado el 28 de junio del 2009. El anciano ex canciller golpista, Enrique Ortez Colindres, también lo había dicho y no se tiene que ser Metternich para darnos cuenta que al derrocarse a un presidente elegido por el pueblo, lo que queda es un gobierno de facto, presidido por un dictador. De manera que se equivocaron muchos al introducir a don Roberto Micheletti utilizando el título de Presidente Constitucional de la República. No puede considerarse constitucional a ningún individuo que ha llegado al poder mediante un cuartelazo, habiendo interrumpido la gestión presidencial legítima imperante en el país, atropellando la Constitución. Por eso nos siguen dando la espalda e ignoramos si somos o no un país.
El pasado fin de semana se celebró en Mar del Plata, Argentina, la XX Cumbre Iberoamericana con el propósito de llegar a un consenso para sancionar a países golpistas… la XX Cumbre lleva dedicatoria bastante clara. Los presidentes Rodríguez Zapatero, del gobierno español, Evo Morales, de Bolivia, Hugo Chávez, de Venezuela y Daniel Ortega, de Nicaragua, no asistieron debido a una variedad de razones que consideramos válidas, sin embargo, el presidente Lobo Sosa no asistió a la XX Reunión Cumbre Iberoamericana porque se lo marginó, nadie lo tomó en cuenta. Los países no quieren tener relaciones con Honduras. Nos causa mucha tristeza que se nos margine sin ningún disimulo. Nos siguen considerando un Estado golpista y delincuente. Los mandatarios que no pudieron asistir enviaron sus disculpas a la anfitriona, la señora presidente de la Argentina, Cristina Fernández, sin embargo, nuestro presidente no tuvo que enviar nada porque no fue invitado a reunirse con sus homólogos. Nos tratan como usurpadores y delincuentes. A su criterio, Honduras dejó de existir.
Después del golpe de Estado del 28 de junio del 2009 que terminó abrupta y violentamente con la presidencia constitucional de Manuel Zelaya Rosales, Honduras se quedó en el aire… la comunidad internacional nos dio la espalda. Esa actitud sorprendió a aquellos que creyeron que se había realizado una heroica hazaña al derrocar a Zelaya Rosales, defendiendo la democracia, la libertad y la paz. Nunca me sentí esclavizado, ni en estado de guerra, estando Manuel Zelaya Rosales en la presidencia, creí que el presidente terminaría su gestión administrativa en completa paz. Todo cambió después del golpe de Estado que dieron los héroes. En julio Honduras fue expulsada por unanimidad de la Organización de Estados Americanos (OEA). Los países latinoamericanos, y los europeos, rompieron relaciones diplomáticas con nosotros, dejándonos a la deriva, en manos de un grupo de conservadores golpistas. El gobierno “redentor” era, en realidad, un gobierno de facto, delincuente e ilegal. Todos los países se quedaron boquiabiertos, especialmente los latinoamericanos pues era la primera vez, en muchos años, que se derrocaba a un presidente constitucional por querer reformar la Constitución mediante una consulta popular, es decir, el pueblo votaría—utilizando una cuarta urna—si estaba a favor o en contra de la reforma de la Constitución. Hasta allí no veíamos delito con el proyecto del entonces presidente Zelaya Rosales, quien respetaría la voluntad popular. Pero los golpistas creyeron que Zelaya quería perpetuarse en el poder. Los conservadores y las élites se sintieron temerosos, estando seguros que las mayorías votarían a favor de la reforma constitucional y, por consiguiente, antes de que el gobierno liberal de Zelaya Rosales tuviera la oportunidad de colocar la Cuarta Urna, simple y sencillamente, se le dio golpe de Estado… y qué caro lo estamos pagando. Las mayorías no sólo rechazaron a los héroes golpistas sino al gobierno actual que rectora don Porfirio Lobo Sosa. Y no sólo el pueblo les dio la espalda sino que otros países ya que muchos no legitimizan al gobierno actual de Honduras.
A su criterio, nuestro país es digno de desprecio y se merece el aislamiento. A nosotros nos llena de tristeza el asunto pues al no ser reconocidos por la comunidad internacional, al seguir suspendidos de la Organización de Estados Americanos y de otros foros interamericanos, no somos nada, no somos un país reconocido. Muchas veces me he preguntado, ¿somos un país regido por un gobierno legítimo? ¿Seguimos siendo un país paria que nadie toma en cuenta? Si las respuestas a estas dos preguntas son afirmativas, entonces la situación en que estamos es lamentable. Y todo por no permitir que el presidente Zelaya Rosales terminara su mandato en paz y tranquilidad, tomando bajo seria consideración la voluntad de las mayorías. Pudieron más el capricho y la paranoia de una sarta de sátrapas y gandules que los genuinos deseos de todo un pueblo. Es por eso que llamaron dictador a Micheletti y siguen llamando lo mismo a don Porfirio Lobo, considerando a su gobierno una extensión del gobierno golpista que rectoró—inconstitucionalmente—el señor Micheletti. El embajador de los Estados Unidos en Honduras, señor Hugo Llorens, informó que en este país hubo un golpe de Estado el 28 de junio del 2009. El anciano ex canciller golpista, Enrique Ortez Colindres, también lo había dicho y no se tiene que ser Metternich para darnos cuenta que al derrocarse a un presidente elegido por el pueblo, lo que queda es un gobierno de facto, presidido por un dictador. De manera que se equivocaron muchos al introducir a don Roberto Micheletti utilizando el título de Presidente Constitucional de la República. No puede considerarse constitucional a ningún individuo que ha llegado al poder mediante un cuartelazo, habiendo interrumpido la gestión presidencial legítima imperante en el país, atropellando la Constitución. Por eso nos siguen dando la espalda e ignoramos si somos o no un país.
El pasado fin de semana se celebró en Mar del Plata, Argentina, la XX Cumbre Iberoamericana con el propósito de llegar a un consenso para sancionar a países golpistas… la XX Cumbre lleva dedicatoria bastante clara. Los presidentes Rodríguez Zapatero, del gobierno español, Evo Morales, de Bolivia, Hugo Chávez, de Venezuela y Daniel Ortega, de Nicaragua, no asistieron debido a una variedad de razones que consideramos válidas, sin embargo, el presidente Lobo Sosa no asistió a la XX Reunión Cumbre Iberoamericana porque se lo marginó, nadie lo tomó en cuenta. Los países no quieren tener relaciones con Honduras. Nos causa mucha tristeza que se nos margine sin ningún disimulo. Nos siguen considerando un Estado golpista y delincuente. Los mandatarios que no pudieron asistir enviaron sus disculpas a la anfitriona, la señora presidente de la Argentina, Cristina Fernández, sin embargo, nuestro presidente no tuvo que enviar nada porque no fue invitado a reunirse con sus homólogos. Nos tratan como usurpadores y delincuentes. A su criterio, Honduras dejó de existir.
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