Por Al Giordano
Maldita sea. Otro año, otro golpe de Estado en América Latina. Y mientras el intento de hoy de las fuerzas policiales en Ecuador llegó al punto de disparar gas lacrimógeno al presidente Rafael Correa, el brazo militar del país sudamericano se ha plegado al órden democrático—en estos momentos su general está en la televisión apoyando fuertemente al gobierno elegido democráticamente—y es probable que este golpe no salga tan bien para las fuerzas antidemocráticas como en Honduras el año pasado.
Primero, porque el pueblo ecuatoriano tiene una mayor organización social y comunitaria que en Honduras el año pasado. Segundo, porque los acontecimientos del año pasado en Honduras provocaron que los gobiernos de centro izquierda del hemisferio se prepararan para lo que podrían ser más intentos de golpes de Estado en sus países.
Igualmente, podemos esperar que en las próximas horas los líderes policiales responsables de los acontecimientos de hoy sean acorralados y llevados a la justicia, como pasaría en cualquier otro país, incluyendo los Estados Unidos.
Pero, queridos lectores, ¿saben por qué esta sucediendo esto? Debido a que la misma alianza profana de los oligarcas latinoamericanos que no puede digerir la creciente ola de democracia en sus paises—desde los ex cubanos de Miami a los ex venezolanos y otros que se les han sumado en los últimos años—junto con las organizaciones criminales internacionales en búsqueda de nuevos refugios y miembros de grupos derechistas en los EEUU y en otros países, vieron su conspiración de 2009 y tomaron nota sobre cómo rápidamente, después de que el Presidente Barack Obama denunciara el golpe en Honduras, la Secretaria de Estado Hillary Clinton comenzó a jugar para ambos bandos.
Fue este periódico, a través de las investigaciones del reportero Bill Conroy, que saco la primícia en agosto pasado de que el Departamento de Estado—controlado por la Corporación del Desafío del Milenio—había vertido cantidades extraordianrias de dinero en los meses previos al golpe de Estado 29 de junio del 2009. Y en historia tras historia, demostramos con hechos documentados que la Corporación Desafío del Milenio de Clinton llegó a violar la prohibición a la ayuda al régimen golpista hondureño. La posterior aprobación de Clinton a la farsa de la elecciones presidenciales y sus intentos por hacer pretender que nada había pasado en Honduras son precisamente las señales que recibieron los conspiradores golpistas en Ecuador cuando trataron de derrocar al gobierno democrático ecuatoriano.
Afortunadamente, en la actualidad, el golpe de Ecuador es probable que fracase. Y los que están detrás de él lo pagarán muy caro. Pero no tiene que llegar tan lejos. El año pasado, eso sólo pasó porque la Secretaria de Estado llevó a cabo un “golpe silencioso” en las políticas exteriores de los EEUU mientras su comandante en jefe fue enterrado con las tareas domésticas urgentes derivadas del colaps económico y, como todos saben, de todas maneras las pequeñas naciones reciben poca atención.
Esta vez, la Casa Blanca haría bien en ponerle una correa a la Secretaria de Estado, debido a que su horrendo e imperdonable comportamiento antidemocrático en el golpe hondureño solo alimentó, y sigue alimentando, una comprensible especulación que si los Estados Unidos no se pronuncia en contra de los golpes de Estado, entonces será un participante activo en su conspiración. El mal manejo de la situación en Honduras del año pasado dañó las declaradas esperanzas de Obama para darle vuelta a la página de las relaciones de los EEUU con sus vecinos más cercanos después de décadas de abuso y negligencia. Un solo paso en falso de la Secretaria Clinton hoy y en el futuro próximo con respecto a los acontecimientos en Ecuador, como aquellos que repetidamente hizo sobre Honduras, y ahora esos conspiradores hemisféricos se han trasladado de Centroamérica a Sudamérica, erosionaran la causa de la democracia en en hemisferio entero. No confío en ella. Nadie al sur de la frontera confía en ella. Ni tampoco debería hacerlo usted, Sr. Presidente.
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