sábado, 15 de mayo de 2010

Crear una cultura de unidad popular en Honduras


Diario Tiempo

Agapito Robleda Castro

Honduras es un país con mucha pequeña producción (personal, familiar, artesanal, de grupos pequeños, etc.), circunstancia objetiva que genera en muchas personas ideas y actitudes individualistas y fraccionalistas, condición mental para el divisionismo en los agrupamientos políticos y sociales.

El movimiento popular hondureño, desde la división que se produjo en la Federación Obrera Hondureña, FOH, en 1928, por discrepancias electorales hasta la fecha, está lleno de casos de fraccionamientos y divisiones, lo que ha favorecido a las clases dominantes del país.

Desde entonces el movimiento popular y revolucionario hondureño se ha venido partiendo en pedazos…

Los momentos en que hubo unidad fueron brillantes, como en los casos de la Huelga General de mayo del 1954, en la lucha contra la dictadura de Julio Lozano Díaz (1954-1956) y el rechazo al proyecto educativo imperialista el Consorcio de la Florida en 1973.

Aparte de eso, lo demás ha sido una larga historia de fraccionamientos, divisiones y subdivisiones del movimiento revolucionario que lo ha mantenido hecho pedazos por muchos años. Se creó en el pensamiento de muchas personas y organizaciones una cultura de fraccionamiento y división, opuesta a las necesidades de la lucha de los hondureños por sus demandas y objetivos.

El golpe de Estado reaccionario del pasado 28 de junio sorprendió a los distintos matices de la izquierda hondureña vergonzosamente divididos lo que le volvió incapaz de cumplir las tareas que le corresponden; mientras el pueblo hondureño daba un extraordinario ejemplo de unidad constituyendo el Frente Nacional de Resistencia en casi en todo el país y dando las respuestas que sus posibilidades le permitían a los golpistas.

Esa es una lección que debemos aprender todos, sobre todo los revolucionarios de verdad.

El primer paso que debemos dar es olvidar viejas diferencias y rencores y unirnos.
Unirnos la izquierda, las organizaciones sociales populares, los políticos honestos y todos los hondureños y hondureñas que desean cambios en la situación de Honduras.

En ese esfuerzo para buscar la unidad necesitamos efectuar todo un persistente trabajo de esclarecimiento teórico y de desarrollo de la conciencia política que lleve a entender, incluso, a los más reacios. La necesidad de la unidad de las izquierdas, de las organizaciones sociales y todos los hondureños patriotas para vencer a los corruptos y opresores del pueblo y lograr las transformaciones institucionales y estructurales que necesita la nación para alcanzar el nivel de desarrollo y progreso que tienen países más avanzados.

Es decir, es una tarea de todos trabajar por crear una cultura de unidad en las izquierdas, el movimiento social y en todos los hondureños, como condición fundamental para vencer a los enemigos de la nación y de los derechos populares y construir una Honduras verdaderamente democrática, soberana y próspera.

Hay que vencer la cultura del fraccionamiento y la división que conduce al fracaso construyendo la cultura de la unidad popular que conduce a la victoria.

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