sábado, 22 de mayo de 2010
Golpes de estado y otras viejas noticias
La Vanguardia
Por Andy Robinson
Viendo Al sur de la frontera, el nuevo documental de Oliver Stone, ayer, me vino a la cabeza el comentario de Alexander Cockburn sobre las técnicas periodísticas en tiempos en los que la verdad debe ser evitada a toda costa. "Primero no publicas nada porque puedes ofender al poder; después no publicas nada porque es una noticia vieja".
La observación parecía muy relevante en las secciones de la película –estrenada ayer en la cumbre UE Latinoamérica en Madrid con la asistencia de los presidentes de Bolivia y Paraguay, Evo Morales y Fernando Lugo, y el primer ministro haitiando Jean-Max Bellerive- en la que se revisita el intento de golpe contra Hugo Chávez del 12 de abril del 2002.
Scott Wilson, ex jefe de la sección internacional del Washington Post, responde a un comentario del entonces responsable para América Latina del Departamento de Estado, Otto Reich de que "no hubo absolutamente ninguna involucracion estadounidense en aquella acción que Chávez llama un golpe". Wilson dice lo siguiente en la película: "Estados Unidos era anfitrión de gente que estaba involucrada en el golpe antes de que ocurriese. Hubo involucración de ONG patrocinados por EE.UU. en la formación de gente involucrada en el golpe. (Se refiere a ONG como Súmate que recibían financiación del infame organismo estadounidense de fomento de "libertad", el National Endowment for Democaracy.) Y prosigue: "Justo después del golpe, el gobierno de Estados Unidos dijo que se trataba de una dimisión y no un golpe de estado y reconoció al gobierno que se instaló efímeramente hasta que regresó el presidente Chávez".
Eso, según me comentó esta tarde Mark Weisbrot guionista de la película, es breaking news -una primicia- ya que, en su cobertura del evento, el Washington Post y el New York Times seguían al pie de la letra las consignas del Departamento de Estado: primero, que no se había producido un golpe y, luego, cuando eso no resultaba creíble, que no hubo involucracion estadounidense. "Lo que dice Wilson en la película no se había publicado en su periódico" dijo Weisbrot. El deseo de la administración Bush de convertir un golpe en una "dimisión" se cumplió a punta de pistola y de crucifijo en la noche en la que Chavez fue sacado del Palacio Presidencial por militares. En una de las seis entrevistas con presidentes latinoamericanos entrevistados por Stone en la película, Chávez explica que, durante la noche del golpe, "vino un cardenal a la isla donde me habían detenido para decirme que firmase una carta de dimisión porque Washington pedía una carta firmada de dimisión".
O sea, si Wilson hubiese publicado hace ocho años lo que dice en la película de Stone, habría sido una noticia explosiva. Pero ahora -como quizás los lectores de este blog están pensando en estos momentos- es una "vieja noticia".
En España, varios compañeros periodistas me comentaron que habían acudido a un briefing una semana antes del intento de golpe contra Chávez en el 2002 con uno de los banqueros mas poderosos de España, estrechamente vinculado con el entonces Gobierno del Partido Popular. Les dijo que Chávez dejaría en breve de ser un estorbo en la región, uno de varios indicios de que el gobierno tenia constancia –al igual que la tenía la CIA- de que iba a producirse un golpe de estado.
Según Oliver Stone, Pedro Carmona, el presidente de la asociación empresarial venezolana Fedecámaras -convertido durante unas horas por los golpistas en presidente del país-, había "volado a Madrid para que le tomasen las medidas para una faja presidencial". ¡Qué pena que eso no se hubiera averiguado y publicado los días y semanas siguientes al intento de golpe! Quizás información contrastada de que tanto George Bush como Jose María Aznar habían estado involucrados en un golpe de estado les habría debilitado a ambos, a tiempo para evitar una guerra. Pero ahora es una "noticia vieja".
La noticia caliente en estos momentos son las acusaciones lanzadas por Evo Morales ayer en Madrid de que una fundación vinculada con Aznar, la Fundación Ibero América Europa (FIE) puede estar involucrada en los intentos de desestabilizar al Gobierno boliviano e incluso de asesinar a Morales en un golpe de estado. La FIE ha financiado la Cámara de Industria y Comercio de Bolivia (CAINCO), epicentro del poder empresarial en la ciudad levantisca de Santa Cruz y cuartel general de la contraofensiva a las políticas de redistribución, nacionalización de recursos estratégicos y alianza con Venezuela, Ecuador y otros países socialistas adoptadas por Morales. La FIE, presidido por Pablo Izquierdo, ex diputado del PP y antiguo jefe de prensa del ex presidente, es una red de fundaciones neoliberales creadas por Aznar. La comunidad de Madrid, controlada por el PP, ha canalizado más de cuatro millones de euros en la ultima década a los cofres de la FIE para supuestos proyectos de cooperación en Bolivia.
Hace un año tres mercenarios, un húngaro, un irlandés y un rumano –sospechosos de estar preparando acciones militares contra el gobierno democrático de Morales- murieron en un tiroteo con soldados bolivianos en Santa Cruz, lo cual ha desatado una investigación de la Fiscalía boliviana sobre si existe relación entre estos mercenarios, el CAINCO y la FIE. "Nada es descartable" dijo Weisbrot. Pero –dada la escasa simpatía por Morales en los medios de comunicación españoles- ¿Quién va a investigarlo antes de que sea "noticia vieja"?
Por Andy Robinson
Viendo Al sur de la frontera, el nuevo documental de Oliver Stone, ayer, me vino a la cabeza el comentario de Alexander Cockburn sobre las técnicas periodísticas en tiempos en los que la verdad debe ser evitada a toda costa. "Primero no publicas nada porque puedes ofender al poder; después no publicas nada porque es una noticia vieja".
La observación parecía muy relevante en las secciones de la película –estrenada ayer en la cumbre UE Latinoamérica en Madrid con la asistencia de los presidentes de Bolivia y Paraguay, Evo Morales y Fernando Lugo, y el primer ministro haitiando Jean-Max Bellerive- en la que se revisita el intento de golpe contra Hugo Chávez del 12 de abril del 2002.
Scott Wilson, ex jefe de la sección internacional del Washington Post, responde a un comentario del entonces responsable para América Latina del Departamento de Estado, Otto Reich de que "no hubo absolutamente ninguna involucracion estadounidense en aquella acción que Chávez llama un golpe". Wilson dice lo siguiente en la película: "Estados Unidos era anfitrión de gente que estaba involucrada en el golpe antes de que ocurriese. Hubo involucración de ONG patrocinados por EE.UU. en la formación de gente involucrada en el golpe. (Se refiere a ONG como Súmate que recibían financiación del infame organismo estadounidense de fomento de "libertad", el National Endowment for Democaracy.) Y prosigue: "Justo después del golpe, el gobierno de Estados Unidos dijo que se trataba de una dimisión y no un golpe de estado y reconoció al gobierno que se instaló efímeramente hasta que regresó el presidente Chávez".
Eso, según me comentó esta tarde Mark Weisbrot guionista de la película, es breaking news -una primicia- ya que, en su cobertura del evento, el Washington Post y el New York Times seguían al pie de la letra las consignas del Departamento de Estado: primero, que no se había producido un golpe y, luego, cuando eso no resultaba creíble, que no hubo involucracion estadounidense. "Lo que dice Wilson en la película no se había publicado en su periódico" dijo Weisbrot. El deseo de la administración Bush de convertir un golpe en una "dimisión" se cumplió a punta de pistola y de crucifijo en la noche en la que Chavez fue sacado del Palacio Presidencial por militares. En una de las seis entrevistas con presidentes latinoamericanos entrevistados por Stone en la película, Chávez explica que, durante la noche del golpe, "vino un cardenal a la isla donde me habían detenido para decirme que firmase una carta de dimisión porque Washington pedía una carta firmada de dimisión".
O sea, si Wilson hubiese publicado hace ocho años lo que dice en la película de Stone, habría sido una noticia explosiva. Pero ahora -como quizás los lectores de este blog están pensando en estos momentos- es una "vieja noticia".
En España, varios compañeros periodistas me comentaron que habían acudido a un briefing una semana antes del intento de golpe contra Chávez en el 2002 con uno de los banqueros mas poderosos de España, estrechamente vinculado con el entonces Gobierno del Partido Popular. Les dijo que Chávez dejaría en breve de ser un estorbo en la región, uno de varios indicios de que el gobierno tenia constancia –al igual que la tenía la CIA- de que iba a producirse un golpe de estado.
Según Oliver Stone, Pedro Carmona, el presidente de la asociación empresarial venezolana Fedecámaras -convertido durante unas horas por los golpistas en presidente del país-, había "volado a Madrid para que le tomasen las medidas para una faja presidencial". ¡Qué pena que eso no se hubiera averiguado y publicado los días y semanas siguientes al intento de golpe! Quizás información contrastada de que tanto George Bush como Jose María Aznar habían estado involucrados en un golpe de estado les habría debilitado a ambos, a tiempo para evitar una guerra. Pero ahora es una "noticia vieja".
La noticia caliente en estos momentos son las acusaciones lanzadas por Evo Morales ayer en Madrid de que una fundación vinculada con Aznar, la Fundación Ibero América Europa (FIE) puede estar involucrada en los intentos de desestabilizar al Gobierno boliviano e incluso de asesinar a Morales en un golpe de estado. La FIE ha financiado la Cámara de Industria y Comercio de Bolivia (CAINCO), epicentro del poder empresarial en la ciudad levantisca de Santa Cruz y cuartel general de la contraofensiva a las políticas de redistribución, nacionalización de recursos estratégicos y alianza con Venezuela, Ecuador y otros países socialistas adoptadas por Morales. La FIE, presidido por Pablo Izquierdo, ex diputado del PP y antiguo jefe de prensa del ex presidente, es una red de fundaciones neoliberales creadas por Aznar. La comunidad de Madrid, controlada por el PP, ha canalizado más de cuatro millones de euros en la ultima década a los cofres de la FIE para supuestos proyectos de cooperación en Bolivia.
Hace un año tres mercenarios, un húngaro, un irlandés y un rumano –sospechosos de estar preparando acciones militares contra el gobierno democrático de Morales- murieron en un tiroteo con soldados bolivianos en Santa Cruz, lo cual ha desatado una investigación de la Fiscalía boliviana sobre si existe relación entre estos mercenarios, el CAINCO y la FIE. "Nada es descartable" dijo Weisbrot. Pero –dada la escasa simpatía por Morales en los medios de comunicación españoles- ¿Quién va a investigarlo antes de que sea "noticia vieja"?
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