lunes, 6 de junio de 2011
"La Rosa blindada", un espejo donde buscarnos
Rebelión
Por Néstor Kohan
[Introducción al libro-antología de la revista que se publicó con el título —elegido por José Luis Mangieri— La Rosa Blindada: Una pasión de los años ‘60. Buenos Aires, Editorial La Rosa Blindada, abril de 1999. 331 páginas. Prólogo de José Luis Mangieri. Compilación y estudio introductorio de Néstor Kohan. ISBN: 987-97135-1-6]
Originariamente, durante la década de los años ’30, La Rosa Blindada fue un libro de poemas escrito por Raúl González Tuñón en homenaje a la insurrección obrera de Asturias en la España republicana. El fascismo acechaba… Ese título elegido por el poeta aludía a la necesidad de que la cultura se involucre como un arma en las luchas sociales y políticas. González Tuñón terminaba su primer prólogo, recordando las barricadas de la Comuna de París así: “Arthur Rimbaud fue la poesía, la gran aventura poética, pero en cierto momento gritó: «¡Cambiad la vida!».
El poeta Pablo Neruda dijo durante la revolución y la guerra civil española que ese libro de González Tuñón “fue el primero que blindó la rosa”, es decir, que enamoró a la poesía con la política de emancipación de los pueblos y la clase trabajadora insurrecta.
Más tarde, durante las décadas de los años ’60 y ’70, La Rosa Blindada renació de sus cenizas de la mano de muchos jóvenes encabezados por José Luis Mangieri, él mismo poeta y editor de textos insurgentes de Ho Chi Minh, Che Guevara, Antonio Gramsci, Vo Nguyen Giap, Rosa Luxemburg, entre muchísimos otros y otras. La Rosa Blindada, entonces, constituyó una revista y una editorial que acompañó, defendió y difundió la voz de las revoluciones antimperialistas y anticapitalistas de Vietnam, Cuba, Nicaragua, etc.
La cultura como un arma. La lucha contra el imperialismo y el combate contra el capitalismo entrelazados al mismo tiempo. No recitar mecánica y cómodamente a Gramsci sino ejercer en la práctica la lucha por la hegemonía socialista. Precisamente ahí está el corazón (y las enseñanzas) de La Rosa Blindada.
Esta revista y esta editorial condensan en un mismo y compacto arco iris, muchas polémicas:
(a) Polémica contra la Academia: La politización no “invade” la cultura (como sostuvieron muchos ex marxistas argentinos, devenidos ideólogos académicos socialdemócratas, al regreso de su exilio mexicano durante los tiempos de Raúl Alfonsín). La radicalización política de la intelectualidad, en lugar de ser un obstáculo para pensar y reflexionar, abre todo un abanico de preguntas cruciales y de posibilidades concretas que permiten desobedecer la disciplina encubierta bajo el manto de las “inocentes” financiaciones y los subsidios, las becas y las cátedras, y muchas otras instancias institucionales destinadas a triturar cerebros, aquietar corazones y vacunar a la cultura contra el peligroso virus del pensamiento crítico. No es casual que todavía hoy, en el año 2011, La Rosa Blindada sigue siendo ninguneada en la Academia como algo «pasado de moda», despreciada por «extremista» y ni siquiera mencionada en una miserable nota al pie a la hora de estudiar los años ’60 y ’70.
(b) Polémica con el liberalismo “progre”: Bajo el capitalismo la libertad de crítica es un mito y una ficción que encubre la subordinación (habitualmente silenciosa y muchas veces inconsciente) al mercado. Históricamente, La Rosa Blindada pone en discusión las fantasías reaccionarias y omnipotentes de una pequeño burguesía liberal que pretende refugiarse en la universidad mientras el conjunto de la clase trabajadora sufre persecución, represión, cárcel, tortura, humillación y vejámenes. La Rosa Blindada impugna de raíz el elitismo y el “torre-marfilismo” de una intelectualidad domesticada que se siente y se piensa a sí misma como ajena a los avatares de las luchas sociales o que, a lo sumo, como sucede hoy en día, gana dinero estudiando esas luchas desde afuera, convirtiéndolas en un frío objeto de “laboratorio”, inerte y pasivo, útil para obtener becas, viajes y prestigio académico. ¿Qué ha sido, sino, desde el 2001 hasta hoy, la “piqueterología” universitaria? Contra ese tipo de intelectualidad liberal clásica o liberal “progre”, La Rosa Blindada no cayó nunca en la tentación del antiintelectualismo. Propuso, por contraposición y como alternativa, integrar y superar el mero “compromiso” (sartreano) dentro de un nuevo modelo de intelectual orgánico revolucionario que en algunos casos se prolongó, incluso, como militante insurgente y cuadro combatiente. No es caprichoso que algunos intelectuales críticos, integrantes de La Rosa Blindada, hayan caído fusilados por la policía y los militares.
(c) Polémica con el nacional-populismo: Eludiendo el antiperonismo visceral (habitualmente conocido en Argentina como “gorilismo”) de las capas medias universitarias y las clases dominantes, y sometiendo a crítica los mitos liberales de la cultura oficial, La Rosa Blindada jamás se conforma con cantar loas y saludar con la mano izquierda al “movimiento nacional” mientras que con la derecha se calza el guante del empresariado y las grandes firmas capitalistas. No casualmente La Rosa Blindada edita la mayor parte de los materiales de discusión política de la insurgencia guevarista argentina (incluyendo los documentos fundacionales del Ejército Revolucionario del Pueblo). Publicando a John William Cooke y al PRT-ERP, La Rosa Blindada, en tanto proyecto cultural y editorial, se inscribe de lleno en la vertiente más radicalizada de la insurgencia argentina.
Esa múltiple dimensión crítica que la conduce a entablar una triple polémica (con la Academia, con el liberalismo “progre” y con el nacional-populismo), le permite a La Rosa Blindada convertirse en uno de los más importantes y relevantes proyectos contrahegemónicos de la izquierda revolucionaria argentina. No es aleatorio que esta revista y esta editorial hayan promovido e incentivado en el terreno de la ideología el ejercicio de todas las formas de lucha sin jamás renunciar, relegar ni abandonar el debate específicamente cultural.
Como Raúl González Tuñón en los años ’30 y como José Luis Mangieri en los ’60 y ’70, la herencia insumisa y las enseñanzas rebeldes de La Rosa Blindada constituyen hoy, en el siglo XXI, un faro en la oscuridad de la tormenta, una guía en medio de la confusión generalizada, un espejo donde buscarnos para continuar generando en el futuro nuevos proyectos.
(Junio de 2011)
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Por Néstor Kohan
[Introducción al libro-antología de la revista que se publicó con el título —elegido por José Luis Mangieri— La Rosa Blindada: Una pasión de los años ‘60. Buenos Aires, Editorial La Rosa Blindada, abril de 1999. 331 páginas. Prólogo de José Luis Mangieri. Compilación y estudio introductorio de Néstor Kohan. ISBN: 987-97135-1-6]
Originariamente, durante la década de los años ’30, La Rosa Blindada fue un libro de poemas escrito por Raúl González Tuñón en homenaje a la insurrección obrera de Asturias en la España republicana. El fascismo acechaba… Ese título elegido por el poeta aludía a la necesidad de que la cultura se involucre como un arma en las luchas sociales y políticas. González Tuñón terminaba su primer prólogo, recordando las barricadas de la Comuna de París así: “Arthur Rimbaud fue la poesía, la gran aventura poética, pero en cierto momento gritó: «¡Cambiad la vida!».
El poeta Pablo Neruda dijo durante la revolución y la guerra civil española que ese libro de González Tuñón “fue el primero que blindó la rosa”, es decir, que enamoró a la poesía con la política de emancipación de los pueblos y la clase trabajadora insurrecta.
Más tarde, durante las décadas de los años ’60 y ’70, La Rosa Blindada renació de sus cenizas de la mano de muchos jóvenes encabezados por José Luis Mangieri, él mismo poeta y editor de textos insurgentes de Ho Chi Minh, Che Guevara, Antonio Gramsci, Vo Nguyen Giap, Rosa Luxemburg, entre muchísimos otros y otras. La Rosa Blindada, entonces, constituyó una revista y una editorial que acompañó, defendió y difundió la voz de las revoluciones antimperialistas y anticapitalistas de Vietnam, Cuba, Nicaragua, etc.
La cultura como un arma. La lucha contra el imperialismo y el combate contra el capitalismo entrelazados al mismo tiempo. No recitar mecánica y cómodamente a Gramsci sino ejercer en la práctica la lucha por la hegemonía socialista. Precisamente ahí está el corazón (y las enseñanzas) de La Rosa Blindada.
Esta revista y esta editorial condensan en un mismo y compacto arco iris, muchas polémicas:
(a) Polémica contra la Academia: La politización no “invade” la cultura (como sostuvieron muchos ex marxistas argentinos, devenidos ideólogos académicos socialdemócratas, al regreso de su exilio mexicano durante los tiempos de Raúl Alfonsín). La radicalización política de la intelectualidad, en lugar de ser un obstáculo para pensar y reflexionar, abre todo un abanico de preguntas cruciales y de posibilidades concretas que permiten desobedecer la disciplina encubierta bajo el manto de las “inocentes” financiaciones y los subsidios, las becas y las cátedras, y muchas otras instancias institucionales destinadas a triturar cerebros, aquietar corazones y vacunar a la cultura contra el peligroso virus del pensamiento crítico. No es casual que todavía hoy, en el año 2011, La Rosa Blindada sigue siendo ninguneada en la Academia como algo «pasado de moda», despreciada por «extremista» y ni siquiera mencionada en una miserable nota al pie a la hora de estudiar los años ’60 y ’70.
(b) Polémica con el liberalismo “progre”: Bajo el capitalismo la libertad de crítica es un mito y una ficción que encubre la subordinación (habitualmente silenciosa y muchas veces inconsciente) al mercado. Históricamente, La Rosa Blindada pone en discusión las fantasías reaccionarias y omnipotentes de una pequeño burguesía liberal que pretende refugiarse en la universidad mientras el conjunto de la clase trabajadora sufre persecución, represión, cárcel, tortura, humillación y vejámenes. La Rosa Blindada impugna de raíz el elitismo y el “torre-marfilismo” de una intelectualidad domesticada que se siente y se piensa a sí misma como ajena a los avatares de las luchas sociales o que, a lo sumo, como sucede hoy en día, gana dinero estudiando esas luchas desde afuera, convirtiéndolas en un frío objeto de “laboratorio”, inerte y pasivo, útil para obtener becas, viajes y prestigio académico. ¿Qué ha sido, sino, desde el 2001 hasta hoy, la “piqueterología” universitaria? Contra ese tipo de intelectualidad liberal clásica o liberal “progre”, La Rosa Blindada no cayó nunca en la tentación del antiintelectualismo. Propuso, por contraposición y como alternativa, integrar y superar el mero “compromiso” (sartreano) dentro de un nuevo modelo de intelectual orgánico revolucionario que en algunos casos se prolongó, incluso, como militante insurgente y cuadro combatiente. No es caprichoso que algunos intelectuales críticos, integrantes de La Rosa Blindada, hayan caído fusilados por la policía y los militares.
(c) Polémica con el nacional-populismo: Eludiendo el antiperonismo visceral (habitualmente conocido en Argentina como “gorilismo”) de las capas medias universitarias y las clases dominantes, y sometiendo a crítica los mitos liberales de la cultura oficial, La Rosa Blindada jamás se conforma con cantar loas y saludar con la mano izquierda al “movimiento nacional” mientras que con la derecha se calza el guante del empresariado y las grandes firmas capitalistas. No casualmente La Rosa Blindada edita la mayor parte de los materiales de discusión política de la insurgencia guevarista argentina (incluyendo los documentos fundacionales del Ejército Revolucionario del Pueblo). Publicando a John William Cooke y al PRT-ERP, La Rosa Blindada, en tanto proyecto cultural y editorial, se inscribe de lleno en la vertiente más radicalizada de la insurgencia argentina.
Esa múltiple dimensión crítica que la conduce a entablar una triple polémica (con la Academia, con el liberalismo “progre” y con el nacional-populismo), le permite a La Rosa Blindada convertirse en uno de los más importantes y relevantes proyectos contrahegemónicos de la izquierda revolucionaria argentina. No es aleatorio que esta revista y esta editorial hayan promovido e incentivado en el terreno de la ideología el ejercicio de todas las formas de lucha sin jamás renunciar, relegar ni abandonar el debate específicamente cultural.
Como Raúl González Tuñón en los años ’30 y como José Luis Mangieri en los ’60 y ’70, la herencia insumisa y las enseñanzas rebeldes de La Rosa Blindada constituyen hoy, en el siglo XXI, un faro en la oscuridad de la tormenta, una guía en medio de la confusión generalizada, un espejo donde buscarnos para continuar generando en el futuro nuevos proyectos.
(Junio de 2011)
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