Por Félix Ovidio Cubías
Miembro de la Unión de Artistas y Escritores de Honduras (U.A.E.H.)
Director en Louisiana del Periodico Bilingüe JAMBALAYA NEWS.
Nombrado por el Coordinador General del Frente Nacional de Resistencia Popular,
José Manuel Zelaya Rosales, consejero Teórico Politico.
En una vídeoconferencia el ex presidente interino de Honduras, Roberto Micheletti Baín, compareció ente el Congreso de Estados Unidos, acusando al gobierno norteamericano que dirige Barack Obama, de haberlo traicionado y dado la espalda en los siete meses en que se convirtió en gobernante de facto, consecuencia del golpe de estado del 28 de junio del 2009, defendió, al mismo tiempo, que no queden impunes los delitos contra los intereses del estado.
No dejan de causar risa, por lo ridículo, las aseveraciones de este hombre, que se covirtió en el tonto útil de la oligarquía recalcitrante hondureña, de algunos senadores republicanos y de los altos jerarcas de las Fuerzas Armadas.
Por sus convicciones fascistas, propias de Benito Mussuline y de su progenitor, italiano, además de su incapacidad política, este émulo del nacional socialismo, se convirtió en el presidente títere de los intereses más sucios y antidemocráticos de la oligarquía ultrarreacionaria hondureña. Su escasa inteligencia, lo hace decir mentiras e incongruencias, contra el gobierno demócrata de los Estados Unidos, porque nunca entendió que el Partido demócrata, a diferencia de lo republicanos, jamás estarán de acuerdo con violar la Constitución y la democracia.
El envalentonamiento de Micheletti, al acusar al gobierno de EE.UU, y, su diatriba ponzoñosa en con-tra del embajador Hugo Llorens, se debe a la confianza de dos ultraconservadores congresistas norteamericanos, Ileana Ros Lethinen y Connie Mack, que están en desacuerdo por la política punitiva, según ellos, del gobierno norteamericano contra aquellos que se opusieron a los ataques de Manuel Zelaya Rosales, a la Constitución de su país,y, además, amenzan con publicar un in-forme sobre la actitud de apoyo, de algunos funcionarios del Departamento de Estado, a Mel Zelaya.
Estos dos defensores de la anti democracia consideran a Micheletti un héroe por, defender la democracia latinoamericana. El cinismo y descaro de Roberto Micheletti, es tan crudo y ridículo, que se defiende, expresando, que no es un golpista, porque, fíjense qué argumento, ningún golpista o dictador busca el poder por siete meses, y promueve las elecciones.
En primer lugar, a él lo pusieron como un títere a cumplir lo que le ordenaban los militares y empresarios y, por su parte, las elecciones fueron el resultado de los Acuerdos de San José y no se hizo por la voluntad de Micheletti y los golpistas. Se vieron obligados a cumplir, por la enorme presión de la OEA representando a los países del continente.
Paralelamente, su gobierno de facto e ilegal, no aportó nada para la reconciliación nacional, lejos de eso, persiguió y asesinó a ciudadanos de la resistencia y , los que cometieron actos de impunidad cotra el estado, fue él y los golpistas. Cómo si tuviera la razón, y, con ínfulas de gran personalidad, Micheletti dice que está preocupado por la influencia de Hugo Chávez, en algunos países de la región, por lo que pidió a los congresistas presentes en la vídeo conferencia que vigilen las democracias en estos países donde aparecen de la noche a la mañana presidentes que se quieren quedar en el poder.
El dictador hondureño se da con las piedra en los dientes, cuando dice que no se debe violar la Constitución y permitir la impunidad de quien lo hace. ¿Y qué fue lo que hizo el 28 de junio del 2009?. Utilizaron mentiras de todo tipo para sacar a Zelaya, llegando, incluso a la osadía de falsificar una supuesta renuncia de Mel. ¿A quíén cree Roberto Micheletti que engaña? Solo a los camisetas blancas y a los partidarios del golpe.
Al pueblo jamás, porque este ha permanecido en resistencia, a tal grado, que no le dan credibilidad al gobierno nacionalista que dirige Pepe Lobo y lo consideran un gobierno sucedáneo del de facto que mal dirigió Micheletti. La gran preocupación de Micheletti y sus padrinos republicanos, es que la administración que dirige Obama le restituya la visa norteamericana, según él, por los servicios prestados al golpismo que pretendió abrir el camino de las dictaduras militares en Latinoamérica, como lo pusieron en práctica en Honduras y que diera resultado, y en Ecuador, donde fracasaron.
Micheletti cae en el cinismo y el embuste, al decir públicamente, que no es golpista, dictador, y que es un permanente y connotado demócrata.
¿Cómo puede ser demócrata, alguien, que traiciona a su partido político, atenta contra la Constitución de la República y expulsa del país violentamente al presidente Zelaya electo en elecciones libres y democráticas?
Otra cuestión que habría que tomar en cuenta, es la injerencia de los dos congresistasnorteamericanos que sin conocer profundamente la situación política hondureña, se entrometen en nuestros asuntos, apoyan do a los principales golpistas y satanizando a Mel como si fuera un delincuente político al servicio incondicional de Hugo Chávez, como si fuera un crimen tener amistad con otro gobernante.
Los golpistas ya fueron desenmascarados por el pueblo y por los gobiernos del continente que no aceptaron el golpe y cerraron las compuertas para evitar un posible daño a otros países.
Hoy, todo el mundo sabe que fue un golpe de estado y no una sucesión presidencial y, por si fuera poco, han salido a la luz pública, muchos secretos que ponen en evidencia a los autores intelectuales de esta asonada.
Micheletti no es quien para pedirle a los gobernantes norteamericanos que vigile la democracia en América Latina, cuando el se encargó de cercenar de plano a la democracia hondureña.
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