miércoles, 22 de junio de 2011

Wikileaks, los profesores de Harvard y el Informe de la Comisión de La Verdad


Vos el Soberano

Por Rodolfo Pastor Fasquelle

Lo que la coyuntura de Junio 2011 y los cables revelan sobre la cultura política de los profesores de Harvard y de sus interlocutores nativos.
Se ha anunciado que el 7 de Julio, dentro de un par de semanas, se publicará el Informe de La Comisión de la Verdad, creada por el Presidente Lobo a inicios del año pasado. Y ese informe podrá ser, como anuncia el Presidente de esa Comisión Sr. Stein, ¨sólido¨. Pero no tendrá ya muchas sorpresas después de las divulgaciones de Wikileaks y las revelaciones de Mel. Aunque los cables no ofrecen para quienes tuvieron alguna disponibilidad de información desde adentro muchas novedades, una pocas: las misas negras, las invitaciones de la Embajada a los generales golpistas, los diálogos entre Zelaya y Flores organizados por el Embajador para resolver la crisis y que Flores declaró fracasados, contradicen las versiones oficiales de los hechos y los transparentan.

Mel no cayó porque atentó contra la constitución sino porque se rehusó a aceptar el chantaje de Flores en La Embajada. Ha trascendido ya el Informe de consultoría comisionada por la Comisión presidencial a un profesor de La Escuela de Leyes de Harvard, el Dr. Feldman, una auditoría sobre la legalidad de las actuaciones de ambos bandos en el golpe. Tampoco la consultoría -de que hablaremos adelante [1]- puede ofrecer mucho de novel. Hacerle reformas puntuales a la constitución, como sugiere el consultor, ha sido una propuesta de los golpistas desde el inicio y sigue siendo hoy vis. a vis. la idea de una constituyente, la idea de un nuevo comienzo, una refundación. Pero la consultoría Feldman es irrelevante porque los cables muestran que a nadie le importaba el problema jurídico más que como obstáculo, pretexto y recurso del encubrimiento.

Los cables y los análisis académicos confirman suposiciones que se planteaban antes sin evidencia. Claro que necesitábamos una reforma constitucional imposible del pétreo sistema de gobierno. Evidente que el Embajador Llorens sabía que se conspiraba. Y que manifestó a diversos círculos de conspiradores la oposición formal de su gobierno a un descarrilamiento de “la democracia” Llorens estaba compenetrado de la ilegalidad del golpe, que a simple vista lucía más grave que la de hacer una encuesta pública, aunque Feldman quiera poner ambos temas en pie de igualdad (“¿Qué clase de democracia tienen Uds. si no pueden preguntarle a la gente lo que piensa?” me espetó un taxista neoyorkino en Agosto 2009.) Pero al mismo tiempo hoy sabemos que Llorens trasmitía a su gobierno la unidad granítica de la elite y sus contactos contra la condena estadounidense. (Aquí los nuestros dicen que se sienten traicionados declara, pobrecitos.) Las revelaciones de los cables por lo demás sugieren otras preguntas. Cuando El Embajador regañaba a los cuatro generales golpistas después ¿sabía que los milicos gringos les habían dicho a sus pares que no le hicieran caso?
La firma del Acuerdo de Cartagena en cambio no deja de sorprender, que mucho tiene de inesperado. Habría sido imposible imaginarse esta salida hace apenas diez meses porque el entonces Presidente Uribe (hoy rechazado en Francia y EUA por los académicos) había tomado partido fanático por los golpistas hondureños, citando como justificación la cercanía de Zelaya y Chávez a quien imputaba terribles intenciones. Venezuela y Colombia habían sido antagonistas notorios y se habían confrontado con el tema de Honduras. Pero el Acuerdo se dio y produjo, como resultado más notable, el retorno de José Manuel Zelaya. Buscaremos la justicia¨ declara el caudillo ¨en las urnas¨.
La coyuntura está marcada por ese retorno heroico al país de Zelaya, caudillo indispensable, retorno que habían tratado de evitar a toda costa el golpismo y la diplomacia estadounidense desde la traición de Shannon. Ahí estábamos en la bienvenida los liberales y unos udeistas, y dicen que “nacionalistas y punuistas en resistencia” que no me consta, en la plaza Isis Obed [2], eso si un mundo de gente, de pueblo ilusionado, para recibir a Mel. Llegados de todas partes del país. (Nuestra diversidad puede ser irritante para el análisis clasista pero, cuando no destruye al movimiento, lo fortalece.) Los enemigos del ex Presidente no podían escondernos los hechos, porque nosotros somos el hecho. No hay duda, dice un adversario, Mel tiene gente… y la gente tiene a Mel, valiente, perseguido, atropellado, con quien identificarse. Es una relacion profunda ciertamente emotiva, casi misteriosa.

Muchos otros simpatizantes coyunturales de La Resistencia, quizás no confían tanto en la figura ineludible de Mel como en la masa del pueblo, despierta por primera vez a la injusticia, a su condición humillada, burlada por el golpe, consciente de la forma en que la afecta el gobierno y hasta ilusionada de poder hacer algo para cambiarlo, protestar, resistir, avivar a Mel, h.d.p. Aun si pagando un precio. Esa masa es la nueva protagonista. Mel es el testigo. Es un mito, es un símbolo y es un instrumento del pueblo. El rito se repite cada que aparece en público, en Olancho, en Colon, en medio de las banderas rojinegras y rojiblancas que suman porque representan el ala izquierda y la derecha de un movimiento político social. La masa está ahí, autoconvocada. Lista. Despierta.

Todo lo demás es cuento viejo. Se nos había enseñado que los partidos tradicionales eran vehículos de expresión de la gente y eran eternos. Se nos había dicho y –contra toda evidencia-- algunos nos la habíamos creído, que esto era una democracia, que mandaba la mayoría. Y luego vienen unos señores con armas de alto poder y sacan al presidente, porque quiere reformar, porque propone el cambio a una democracia participativa, en que los ciudadanos se comprometan y expresen y los convoca a expresarse y propone que la ley básica debe contemplar el fin sincrónico del mandato, tanto del legislativo como del ejecutivo, precisamente una de las carencias que detecta como causa del Dr. Feldman. La muerte cruzada. ¿Quién tuvo miedo?

Y ahora se nos quiere convencer de que las facciones podrían salvar al partido. El golpismo se desgañita invocando la defensa de la democracia. Pero nadie les cree. Los hondureños resentimos que unos cuantos (militares y políticos, empresarios y clérigos fanáticos) se arroguen facultades que nadie les ha dado. Estamos hartos de facciones, como la del florismo que, según don Elvin Santos O “ponía y quitaba presidentes” pero que no alcanzó a ponerlo a él, a Santos, después de embadurnarlo con el golpe, en ningún lado. El entusiasmo por Mel es a la vez rechazo de la clase política tal cual, de sus formas de organización.

Aunque quiere arrebatar banderas, el conservadurismo cachureco no pretende mantener las cosas como están. Sucedáneos y solapados los golpistas están dispuestos a hacer cambios y muchos (como ya se han dado en diversos ámbitos de la judicatura, del régimen laboral, del referéndum, de la ley de educación) para asegurar su control. El astuto Presidente de El Congreso Juan O. Hernández Espinoza, progresa así en su elaboración de una imagen ideológicamente intermedia que lo representa a él como reformista (aunque de reformas que retroceden el derecho) para captar el centro político crucial. Al igual que el comunismo, el fascismo también tiene su base social y si consigue aliarse a los segmentos mas moderados del centro, gana.

Estratégicamente pareciera convenirle a La Resistencia entonces diseñar una estrategia paralela para conquistar esa alianza con la clase media, de profesionales y pequeños propietarios conscientes de la necesidad de los cambios, pero que tienen miedo (históricamente condicionado) a los radicales…. (En realidad los radicales solo quieren ser congruentes… creen que los cambios se generan por combustión revolucionaria espontánea…) Mientras nosotros pensamos que, para llegar al poder y mantenernos en él, se requiere también de ese compromiso del liderazgo con principios básicos, como el del pluralismo y la negociación de las diferencias… Muchos liíderes de La Resistencia hemos dicho que creemos en la propiedad privada, el mercado y la libertad de comercio, la seguridad jurídica y la racionalidad económica. Necesitamos a los medianos propietarios y comerciantes. Como necesitamos a los maestros y a los estudiantes. No podemos dar “muerte a la burguesía” como piden las consignas extremistas porque la burguesía es treinta por ciento de la población. Y no quiere morir. Y no vamos a vencer al Imperio…. en el corto plazo. Aunque reivindicamos soberanía. Peleamos por principios, no fetiches.

En una democracia deberían prevalecer la mayoría y el interés publico. En la impunidad y la indefensión no hay justicia. Solo a partir del bien público podemos construir la convivencia. Solo sobre la justicia se puede refundar al país. A raíz del golpe la población ha despertado para identificar esa carencia como raíz del mal. Por ahora continúa intensa la conflictividad social, producto de esa injusticia, la miseria confrontada con una acumulación monstruosa de recursos en pocas manos. Pero por primera vez en la historia, los pobres que son tantos tienen una organización política viable acompañada por la izquierda consciente y solidaria. La conflictividad se canaliza ahora a través de la Resistencia. Todas las energías del sistema se concentran consecuentemente en designios y estrategias para detenerla, para detener al pueblo, a su movimiento, tan diferente de los movimientos Para dividirlo, para fomentar división con la persecución de chivos expiatorios.

Tema álgido de la discusión publica concierne el de los derechos humanos y efectivamente el de la demanda social de tierras para los campesinos. [3] Aunque el gobierno pudiera estar a punto de resolver el conflicto en el Oriente han estallado otros semejantes en Occidente donde los Chortis han invadido varias fincas privadas y ellos y los lencas confrontan organizaciones paralelas. No hay manera de preveer que sucederá en ese polvorín. La suerte está en el aire.

Cualquier apuesta parece factible. En el Acuerdo de Cartagena las partes y los testigos, la comunidad latinoamericana representada por los cancilleres firmantes también asumieron una responsabilidad sin muchos precedentes (Contadora, San José I) como garantes. No se trata ya de preguntar cuáles fueron sus móviles complejos, sus grados de sinceridad (de Chávez de Santos) cuanto de calibrar sus capacidades para asegurar lo acordado. De esa eficacia dependerá la credibilidad de la solución latinoamericana, que es lo que da sustancia a la nueva iniciativa de CALAC, una comunidad sin maniobras hegemónicas. Los Estados Unidos que se han declarado colaboradores del Acuerdo pueden hacer poco a esta altura. Porque mientras tanto la política exterior estadounidense parece enredada en una confrontación:

Casi un centenar de parlamentarios la semana antepasada firmaron una carta enviada a Clinton exigiéndole suspender la infame ayuda a la policía y las FFAA de Honduras, acusadas por los organismos concernidos de crímenes de lesa humanidad y grave violación de derechos. (Paradójicamente esa ayuda es voluminosa, aunque la Secretaría de Seguridad tiene los índices más bajos de ejecución presupuestaria) Mientras otra facción principalmente de republicanos con Connie Mack y Ross Letinghen a la cabeza luce empeñada en el blanqueamiento, insiste… no hubo golpe, convoca a Micheletti y Cia. a comparecer ante las comisiones de RREE en Washington y procura la devolución de las visas suspendidas a los golpistas civiles y militares.

En la América Latina, ya es difícil convencer a la gente pensante que los Estados Unidos es un país serio. En donde la gente se desgarra las vestiduras porque un exhibicionista publica sus fotos de semidesnudos en el internet, y eso se considera inmoral en vez de solo vulgar, mientras que abiertamente una clica quiere premiar a los torturadores golpistas con la devolución de su Visa. No solo se confunden así la moral privada y la publica si no que queda evidenciado que la publica no tiene el deber de ser moral, menos aun congruente con los preceptos democráticos. Pero los gringos tendrán que hacer lo que pueden para ayudar si quieren tener un mínimo de armonía con sus vecinos del sur.

Sintomático del momento y del dilema de la relación –entre las clases dominantes, entre sus culturas políticas— es la divulgación del Informe Feldman que llegó a la conclusión (Colon) de que había que enmendar la constitución, como si no hubiera estado ese propósito en el punto de partida de esta anécdota. Como si reformar para evitar la constituyente no fuera la idea principal de la Reforma calificada al Artículo 5 permitiendo bajo control legislativo el referéndum que antes era delito. También rechazan la propuesta Feldman interesantemente los golpistas. [4] (¿Pudiera ser ese el destino de la Comisión Stein?) Hago ver a mis amigos que este tema interesa desde una perspectiva académica.

Los estadounidenses creen que su pacto social fundador, su constitución original firmada por dueños y traficantes de esclavos puritanos constituye la fundación, en el siglo XVIII, de un régimen sacrosanto y que esa constitución es buena para todos y para todos los tiempos, de modo que enmiendan, de ser preciso, cualquier parte de ella, pero no contemplan siquiera la idea de otra, de empezar de cero. Que sería traicionar al original. Como los ingleses creen en su Carta Magna inalterable. En EUA solo ha habido una, la Revolución de Independencia y nunca ha habido un golpe de estado, si no solo magnicidios que, siendo prioridad absoluta se quedan sin esclarecer en el país con el mejor aparato de investigación criminal del mundo.

Los latinoamericanos todos en cambio hemos tenido varias constituciones completamente distintas que nacen, después de cada golpe y revolución, en cientos de páginas deliberadas de manea laboriosa en asambleas constituyentes. Reestablecer el orden exige ponernos de acuerdo sobre sus fundamentos. El concepto es distinto. Se pueden comparar. Pero no se trata de que el modelo gringo sea el bueno y nosotros estemos obligados a imitarlo o equivocados!
El profesor Feldman asegura que los vacíos y ambigüedades de la constitución fueron los principales problemas que dieron origen a la crisis. (No sabe de lo que habla). Pero paradójicamente afirma también que, aunque no queda claro que se hubiera violado el artículo sobre la reelección, ¡el gobierno NO tenia autoridad para realizar una encuesta no vinculante sobre la constituyente, conclusión en la que sin duda incide su socio nativo Leónidas Rosa Bautista! Y entonces ¿se justifica que el golpe para impedir un delito fue una defensa de la democracia? aunque Feldman certifica que las FFAA y el Congreso actuaron contra la Constitución? ¿Cómo es eso? ¿La violamos pa que no la viole aquel? Una ambigüedad incomoda se retuerce en el texto de Feldman. ¿Acaso no está obligado a la congruencia perfecta quien la exije?

Aunque se supone que tiene un propósito prospectivo, el Informe de estos consultores no parece contemplar las consecuencias del golpe. ¿Cómo pueden las elecciones, organizadas por un TSE golpista bajo Micheletti, sanear la ilegalidad del golpe? En Honduras, el aplauso de esas elecciones, sin opciones, con la oposición reprimida en la calle, con censura de los medios de oposición, sin haber ido previamente a una constituyente será visto como el principal acto de complicidad estadounidense en el golpe. Es que ellos son muy pragmáticos!! Pero y la Comision ¿Cómo podria cuestionar la eleccion de cuyo gobierno son sus nombramientos?

Si fue un crimen el golpe como dice Feldman, ¿de dónde sale la idea de que los imputados pueden perdonarse a si mismos? Cómo es que el Congreso golpista puede emitir una amnistía y la Corte Suprema golpista, puede eximirse o aplicar esa amnistía en el caso de los generales golpistas, declarados inocentes además sobre la base de que cumplían una orden de la Corte Suprema para la detención de Mel…. Orden, que tanto el Fiscal General como el Presidente de La Corte confesaron al Embajador Llorens que no existía originalmente, aunque después se le hubiere falsificado! ¿No es un crimen falsificar la renuncia y la orden de captura del Presidente? ¿Qué dirá la Comisión de la Verdad al respecto?
El profesor Feldman no se cree por lo demás obligado a hacer un análisis político que determine si la constitución es democrática. Eso no es pragmático. Según el, solo hay que garantizar vía texto que los presidentes del ejecutivo no abusen de su poder… Pero ¿acaso aquí no se abusa cotidianamente del poder en todos los poderes del Estado y también en los poderes fácticos corporativos que nos quieren gobernar? ¿No se abusa del poder en las embajadas? ¿No hay que garantizar antes que nada que las armas no abusen su poder? ¿Son de verdad más nobles o santos los traficantes de armas, como el golpista Jorge Canahuati, que los traficantes de químicos prohibidos?
Para Feldman es irrelevante que los hondureños estemos a disgusto con, que no creamos ya en este sistema de gobierno y que deseemos una constituyente como dicen todas las encuestas. O cree que eso no importa, porque ese es un hecho político y no jurídico. No piensa que necesitan remedio las estructuras legales oligárquicas de la constitución actual o que tenga derecho el pueblo a exigirlo. Las leyes no tienen que adaptarse a culturas distintas, a realidades sociales y políticas cambiantes ni a una voluntad o una demanda mayoritaria porque, según el, evidentemente más bien ellas (las leyes) deben generar los comportamientos modelicos y garantizar la estabilidad y democracia
La construcción de una nueva convivencia tomara tiempo. Mucho. Talento. Y dependerá de que ambos bandos (el mayoritario popular y el de los grandes contribuyentes) dejen de amagarse con la muerte cruzada y hagan concesiones mutuas obligadas. Y no hay que ser demasiado pragmaticos pero si suficientemente realistas. El capital tambien tiene derechos evidentemente, despues de los niños, de los jóvenes, de los ancianos, como tienen derechos las culturas. Si renunciaramos al capital como hicieron los sovieticos antes y tantos otros socialistas de hace un siglo, y los de Cambodia mas recientemente tendriamos que esclavizar como hicieron ellos a sus pueblos Ciertamente no conseguiremos la convivencia pacifica civilizada de una sociedad libre por medio de las reformas sugeridas por los profesores de Harvard ni tampoco por medio de las elecciones, pero vamos a tener que ponernos de acuerdo porque no hay futuro en la confrontación perpetua. Y en ese acuerdo saldrá a luz una verdad que no precisara de comisiones o profesores extranjeros y que servirá los fines de la historia.


[1] Ha sido publicada por la Comisión de manera confusa en su pagina web www. desde hace un par de semanas. Un Informe sobre los problemas juridicos involucrados.
[2] Nombrada así por el primero de los mártires caídos a manos de los soldados represores después del golpe
[3] Ese conflicto se concretiza en El Aguan, Colon región efectivamente remota en donde después de indemnizar a un inversionista estadounidense --por orden de una corte extranjera-- el Estado de Honduras repartió sus tierras a los campesinos que sembraron palma africana inducidos por un mercado industrial nuevo. Luego de otras reformas cachurecas en tiempos de Callejas (1990 a 1994) que (para modernizar el agro) les permitieron a los beneficiados de la Reforma Agraria vender las tierras, estos (resentidos con no poder heredar su derecho de acuerdo a la ley, según otros engañados y de acuerdo a otros, cínicamente) le vendieron las tierras a don M. Facusse y R. Morales y otros magnates.[3] Vender al mejor postor la tierra que le había dado el pueblo para después invadirla tiene una explicación apologética, ignorante necesidad. Torpemente manejada por la clica esa confrontación ha generado decenas de muertos, no digamos de heridos y afectados por la intimidación terrorista de los guardias paramilitares, algunos colombianos y otros gringos, porque quizá no había bastantes valientes en el país y don Miguel tuvo que importar mercenarios notorios por su salvajismo aunque acusa al Obispo que lo dice de calumnia.
[4] Juan Ramón Martínez se irrita porque los consultores no ve con claridad que el ex Presidente Zelaya busco reelegirse, lo que en su primer cable Llorens califica como suposición y en cambio para Martínez es un dogma.

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