sábado, 19 de febrero de 2011

La UCD y el miedo como estrategia de poder

Interrupciones

Por Gabriel Vallecillo Márquez

Me permito hacer un pequeño comentario sobre la burda y lamentable publicidad de la UCD respecto al foro contra el socialismo del siglo XXI, desde una perspectiva del análisis del discurso.

Primero que nada, el título del foro donde sobresale como primer término la palabra “antídoto” contra el socialismo del siglo XXI: ¿Acaso es una enfermedad tener ideas diferentes en la sociedad, que se requiera “vacunar” con un antídoto a las personas con conceptos diferentes al status quo? ¿No es propio de las democracias y de los valores democráticos las libertades fundamentales de emisión de pensamiento, el derecho a una opinión y a una posición política sin que ésta sea objeto o razón de ser tildado de enfermo o enajenado que requieren un antídoto para evitar su deformación social y ciudadana? (Esto me recuerda y encaja como guante al desarrollo de Foucault respecto a la clínica y el biopoder).

Además, la democracia no es el gobierno de las mayorías (bajo esa lógica Hitler era un gran demócrata), sino el gobierno de las mayorías que respeta y toma en consideración la opinión y posiciones de los otros, sin necesidad de suprimirlos o excluirlos del proceso. ¿Cual es la vacuna que proponen ante un pensamiento o posición política “enferma” puesto que difiere a sus intereses o es contraria a su posición ideológica? Parece ser, haciendo una lectura de su publicidad, que la vacuna es de hecho el miedo y la sanación es vivir bajo miedo para no pensar diferente. Esto me lleva al segundo elemento de este rápido análisis.

En el cartón de publicidad de una página aparecido en La Tribuna del lunes 14 vemos los retratos de los sospechosos usuales: Castro, Chávez, Correa, Ortega, Evo… mmm me pregunto por qué no sale Lula u otros socialistas. Bueno, no importa. La cuestión es que estos rostros de políticos salen salpicados de sangre (tinta roja) tanto en sus fotografías así como fuera de ellas, desbordando el resto del cartel pero de manera más discreta. ¿Qué mensaje nos están transmitiendo con este hecho gráfico, y aun más en el contexto de una Honduras plagada de una violencia incontrolable? Sin duda resulta inaudito –y francamente repudiable- que una organización que se hace llamar “cívica” despliegue imaginería de violencia para reforzar un mensaje de carácter ideológico y político. ¿No es ello en sí una de las tantas formas de violencia e intimidación y más aún, un llamado o justificación de ella? No esta claro cual es el fin, si no están diciendo que con estos personajes y su ideología implica enfrentamientos violentos e imposición de fuerzas represivas, o bien que la sangre correrá si no tomamos el antídoto que nos ofrecen. Que nos ofrecen, valga recalcar, con la promoción e instauración del miedo. Resulta sumamente contraproducente usar tácticas de miedo y contradictorio en una organización que pretende promover la democracia, en tanto está creando los mecanismos para que la sociedad no cuestione, no razone, no genere su propia posición crítica. En suma, una radicalización de posiciones política-ideológicas incapaces de reflexionar y auto-criticar su propio estamento. ¿Qué clase de ciudadanos quieren formar entonces?

Si esta unión es cívica, pues debería de comenzar haciendo honor a ese término, siendo civilizados y no tildando o dando a entender que ciudadanos con opiniones diferentes requieren de “antídotos” porque su posición y pensamiento están “enfermos”. Y aún más, que esa enfermedad se cura con la inyección del miedo al desarrollo de sus actividades ciudadanas. Una población temerosa no puede disfrutar la libertad, ni mucho menos ejercer la democracia. Hay que tener mucho cuidado con las ideologías, pues antes que expresar ideas e intereses directos de la clase dominante, estás los encubren y enmascaran.

Sin duda, la libertad es una palabra presa entre miles de entrecomillados.

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