Por Tomás Andino Mencía
A dos años de su surgimiento, la Resistencia de Honduras atraviesa uno de sus momentos de mayor riesgo, mayor incluso que la peor represión del régimen golpista, precisamente porque el riesgo viene de las mismas decisiones que se están tomando al interior del FNRP. Ese peligro se manifiesta en las más importantes resoluciones de la recién pasada Asamblea Nacional del FNRP denominada “De la Resistencia al Poder”, en la cual se revirtieron las decisiones de un cónclave similar ocurrido el 26 de febrero del corriente año.
Las decisiones irreflexivas de la Asamblea Nacional del 26 de junio
Por aliento del recién retornado Coordinador General del FNRP, Manuel Zelaya Rosales, la mencionada asamblea decidió, por abrumadora mayoría, invalidar el acuerdo de no participar en el próximo proceso electoral de 2013 adoptado por la anterior Asamblea Nacional, en el cual se establecía que el FNRP no debía participar mientras no se cumplieran tres condiciones mínimas: El retorno seguro del Presidente Manuel Zelaya, el inicio del proceso de Auto Convocatoria a una Asamblea Constituyente y la aprobación de una nueva Ley Electoral que diera garantías democráticas básicas. Esas condiciones fueron suprimidas en los acuerdos de la nueva Asamblea Nacional.
No hubo una argumentación que justificara ese cambio. De hecho, no hubo una evaluación de la validez o invalidez de aquel acuerdo. Simplemente se votó por ovación, es decir por emoción, según la línea trazada por el Coordinador y por el Sub Coordinador del Frente.
Complementario a esa decisión, la Asamblea del 26 de junio aprobó la constitución de un “Frente Amplio” como vehículo de la participación electoral y se decidió también levantar firmas para exigir al dictador Porfirio Lobo que convoque a una Asamblea Nacional Constituyente. Asimismo decidió revisar el proceso original de Auto Convocatoria constituyente para “adecuarlo a las nuevas condiciones”, es decir, a la decisión de aceptar la participación en las elecciones generales de 2013.
Tampoco hubo aquí una argumentación que justificara nada. Nadie explico en que consiste el Frente Amplio, ni por qué antes rechazábamos una Constituyente convocada por el régimen al que desconocíamos y ahora aceptamos presentarle firmas para que nos convoque; ni por que antes nos desvivíamos por la Auto Convocatoria y ahora resulta que eso no es válido. Y para seguir con la costumbre, la votación fue por una emotiva ovación.
Curiosamente fue rechazada una moción, propuesta por este servidor, que sugería incluir en la agenda un punto para definir una posición y una estrategia de lucha contra el gobierno de Porfirio Lobo Sosa. Como era de esperar, la moción fue rechazada sin más argumento que tal punto nos haría “perder tiempo”, en palabras del compañero Manuel Zelaya.
Así las cosas, digno de un récord de Guinness, en dos horas y media se cambió el rumbo estratégico del FNRP, abandonándose la ruta de la lucha popular contra la política neoliberal del régimen que había decidido la anterior Asamblea Nacional “Campesinos Mártires del Aguán” y se reoriento todo hacia el próximo proceso electoral. Más aún, se cambió el carácter del sujeto político que habrá de protagonizar la nueva estrategia, pues el FNRP deja de ser el centro de la Resistencia para pasar ese rol al Frente Amplio (FARP).
La participación electoral no resuelve el problema de la desfavorable relación de fuerzas, sino que la profundiza
Ni el suscrito ni el Espacio Refundacional en el que participo, somos per se contrarios a una participación electoral, como maliciosamente se ha querido sugerir. De hecho, somos conscientes de que todas las formas de lucha son válidas, dependiendo de las condiciones existentes. Pero una estrategia como esa es válida, sólo si permite fortalecer al movimiento popular y si debilita al régimen burgués, es decir, si nos permite modificar a nuestro favor la correlación de fuerzas que permita a las fuerzas del progreso imponer sus logros a la reacción.
Compañeros o compañeras bien intencionados comparan nuestra situación con la de los movimientos sociales que han logrado el poder o importantes cuotas de poder participando en otros países. Sin embargo, Honduras no es Venezuela ni Ecuador ni Bolivia. A diferencia de esas experiencias, donde los triunfos en las urnas estuvieron precedidos por levantamientos sociales que tumbaron a más de un gobierno y que produjeron una favorable correlación de fuerzas en la lucha de clases, en Honduras se ha producido un Golpe de Estado que trituró las libertades democráticas más básicas y asesinó a más de doscientos militantes de la Resistencia Popular para impedir que el pueblo pudiera participar en una sencilla consulta. A pesar de la heroica lucha de la Resistencia popular, y debido a la cuestionable estrategia de nuestra conducción, que castró la movilización en estos dos años (por razones que sería materia de otro escrito desarrollar), no pudimos revertir el Golpe de Estado y hoy la relación de fuerzas en la lucha de clases no nos favorece, teniendo como prueba de ello que este régimen pro golpista ha logrado imponer los más duros planes de ajuste económico, ha neutralizado a los más beligerantes sectores sociales (maestros, campesinos, sindicatos) y, en menos de dos años, ha destruido conquistas que costó más de 50 años levantar, sin que el FNRP haya podido impedirlo.
La institucionalidad golpista y sus prácticas represivas siguen incólumes. Los mismos que dieron ese zarpazo a la democracia siguen en sus puestos en el Tribunal Supremo Electoral, la Corte Suprema de Justicia, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, el Tribunal Superior de Cuentas, en el Poder Ejecutivo y suman el 80% de diputados del Congreso Nacional. Ni siquiera el Acuerdo de Cartagena, firmado por el ex Presidente Zelaya en un espíritu de “reconciliación” con el régimen represivo de Pepe Lobo --para permitir el reintegro de Honduras a la OEA a cambio de “garantizar” la no persecución política contra los militantes del FNRP en el exilio--, ha impedido que el más cercano colaborador del compañero Zelaya, Abogado Enrique Flores Lanza, esté bajo prisión domiciliaria y a unos pasos de la cárcel. Tampoco impedirá que otros ex funcionarios y exiliados retornados, sigan su suerte, ni que continúen los asesinatos de dirigentes campesinos en el Bajo Aguan, las amenazas de muerte contra dirigentes del FNRP –como las que hoy atentan contra el Padre Fausto Milla—y la represión a cuanta lucha popular asome su cabeza, como lo atestiguan los estudiantes de secundaria y los campesinos que son desalojados de sus tierras. En manos de la dictadura pro golpista, ese acuerdo es menos que papel mojado; y frente a eso, el FNRP no ha dado una contundente demostración de fuerza, como lo evidencio el número de participantes en la concentración nacional convocada para apoyar al Abogado Flores Lanza.
Revertir esa desfavorable correlación de fuerzas es la tarea estratégica del momento actual, pero eso NO se logra buscando firmas y votos, sino potenciando el movimiento popular en la lucha de clases. Logrado esto último, cualquier otra modalidad de lucha es válida.
Por tanto, levantar los condicionamientos mínimos para una participación electoral y apostarle a que en estas condiciones la Resistencia logrará “Tomar el poder” sin una estrategia de lucha contra este régimen, sino, por el contrario impulsar una política de “reconciliación” con el mismo, es a nuestro juicio suicida, porque se presta al diversionismo político que nos monta el régimen con su circo electoral y le permite continuar su labor de destruir nuestras conquistas sociales y nuestras organizaciones. En ese escenario, el régimen hará lo que quiera imponiendo paquetazos, entregando o destruyendo nuestros recursos naturales y reprimiendo a mansalva, seguro de que la Resistencia estará embelesada con la ilusión de obtener “el poder” mediante un proceso donde el enemigo tiene las llaves de todos los candados.
La neutralización del FNRP como instrumento de lucha popular
Si hay algo peor que ir directo a la boca del león, es producir desde dentro de la Resistencia, su desnaturalización como instrumento de lucha popular. El Frente Nacional de Resistencia Popular siempre se enorgulleció de ser una institución para la lucha social y política, entendiendo por esta la movilización sistemática por un nuevo orden político de cosas a partir de un proceso de Auto Convocatoria Constituyente. El alma de la Resistencia fue siempre provocar la ruptura con el régimen político golpista impuesto por la clase dominante.
Con las nuevas decisiones, la Resistencia ya no ejecutará una lucha popular y de Resistencia contra el régimen político oligárquico, sino una lucha electoral y de “oposición” dentro de dicho sistema. La orden del día no será defendernos de las agresiones del sistema capitalista neoliberal y de la represión, cómo combatir las mineras, las represas, los paquetazos de impuestos, con huelgas, paros cívicos o movilizaciones, sino elegir candidatos y candidatas a puestos de elección popular y procurar el mayor número de votos, con la ingenua creencia de que la oligarquía abandonará el Poder que conquisto con las armas por el solo hecho de que acreditamos mayoría en las urnas.
El problema no se resuelve con decir que el FNRP será para la lucha social y que el Frente Amplio será para lo electoral, porque somos las mismas personas que estarían en ambas instancias, y la experiencia nos indica que no se pueden hacer dos cosas a la vez y hacerlas bien. De hecho, si el FNRP ya presenta deficiencias para responder frente a las ofensivas del régimen ahora que no estamos “en campaña”, mucho menos cabe esperarlo metidos de cabeza en la vorágine electoral.
Por otro lado, es altamente sospechoso que nunca se ha querido explicar al Pueblo en Resistencia con qué otros actores políticos el FNRP estaría haciendo “Frente Amplio”. Solo se ha dicho que en este cabrían todos los sectores anti golpistas. Ese criterio podría involucrar a sectores del Partido Liberal que forman parte de la burguesía de este país, como los Rosenthal, o personajes de centroderecha como Carlos Montoya, Carlos Eduardo Reina, o a sectores abiertamente oportunistas como el Partido Unificación Democrática que actualmente forma parte del régimen pro golpista de Porfirio Lobo Sosa. De ser así, el mentado Frente Amplio será la olla en la que el FNRP diluirá su perfil en una sola sopa con otras entidades políticas que tienen doctrinas y prácticas opuestas a la Resistencia Popular.
Más aún, para sostener una unidad firme con estos “aliados”, el FNRP deberá cederles muchas cuotas de representación en las candidaturas y en los cargos de conducción en el marco del Frente Amplio, perdiendo control de la toma de decisiones en el mismo. Al respecto, fue muy interesante que a la Asamblea Nacional recién pasada ninguno de estos sectores se presentó porque seguramente esperan negociar de tú a tú con el FNRP su cuota de candidaturas y el programa político del mencionado frente, el cual tendrá que ser reducido a un programa menos que reformista para que sea potable para los sectores de centro derecha y oportunistas que se sumarían, perdiendo así el carácter popular del programa de gobierno de la resistencia.
A lo anterior habría que sumar el hecho de que, según lo que ha trascendido, se piensa inscribir al Frente Amplio como nuevo partido político. Si este extremo se confirma, tendría varias implicaciones. La primera es que eso obligaría a varias fuerzas partidarias de izquierda que actualmente militan en el FNRP (como Nueva Democracia, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Partido Socialista Centroamericano, Socialismo o Barbarie, y otros) y también a varias fuerzas sociales populares que por su naturaleza no pueden formar parte de un partido político (como COPINH, OFRANEH, y otras) a no participar como organizaciones para evitar ser tragadas por la nueva entidad política, y tendrían que someterse como individuos ante las estructuras de conducción del nuevo Partido, que tendrá sus propios estatutos, ideario, programa político y autoridades, perdiendo el carácter amplio del espacio FNRP, que hasta ahora se había mantenido.
También significaría que el ejercicio de la política y del Poder se estaría reservando para “los políticos” y se relegará al FNRP el rol de una masa de presión en la calle, como apoyo (o “escalera”) de aquellos. Además eso significa que no se estaría pensando en exigir una reforma o el cambio de Ley Electoral para permitir la inscripción de coaliciones electorales, sino que se conformaría en dejarla tal como está para simplificar el trámite de inscripción.
De seguir en esa ruta, y si sobrevivimos a esta estrategia diversionista, llegaríamos al 2013 en una correlación de fuerzas peor que la que tenemos hoy día sin posibilidades de hacer respetar un probable triunfo electoral en las urnas, y lo único que habríamos logrado serían una cuantas diputaciones o alcaldías que solo remozaría el bipartidismo en el cual el Frente Amplio se insertaría como sustituto del vetusto Partido Liberal. De esa forma, el FNRP, o mejor dicho, su sucesor, el Frente Amplio, se convertirá en el nuevo soporte que justificará el remozado régimen político oligárquico, dando lugar a un nuevo bipartidismo.
La destrucción de la democracia interna en el FNRP
Pese a lo dicho, tampoco aquel es el peor peligro. El peor peligro es que al interior del FNRP se entronice el mismo sistema político tradicional que impone la voluntad de un caudillo, que atropella a quienes no compartimos la línea oficial, en fin, que destruye nuestra democracia interna. Una muestra de esto fue lo sucedido en la pasada Asamblea Nacional.
Antes de la misma no hubo clarificación de las posiciones ni debate de las mismas, como sí lo hubo en la pasada Asamblea Nacional de 26 de febrero. En la Asamblea en sí, tampoco hubo lugar a un debate de altura, pues en menos de dos horas y media la mesa directiva y en particular el Coordinador General, Manuel Zelaya, apresuraron el trámite de los puntos para resolver de un plumazo decisiones políticas trascendentales para la vida del Frente, como hemos visto; asimismo, se atropelló la dignidad de valiosos compañeros y compañeras al momento de expresar una opinión contraria a la línea oficial mediante barras convenientemente instaladas y el aliento a las mismas desde la mesa directiva.
Estas prácticas en nada abonan a la unidad y fortalecimiento del Frente. Más bien alejan a los sectores que han sido consecuentes en estos dos años de lucha, y dan cabida a aquellos oportunistas que ahora saldrán de debajo de las piedras en busca de puestos en las planillas y cargos directivos. Por esta ruta, la Resistencia perderá su autenticidad popular y revolucionaria para convertirse en otra UD, adaptada completamente al sistema y en donde el arribismo se eleva a categoría de virtud y la decencia se rebaja a cualidad de pendejos.
Propuesta
Frente a este escenario, considero que aún estamos a tiempo de rectificar este curso ya que ha sido anunciada una nueva Asamblea Nacional extraordinaria donde se discutirán los estatutos del Frente Amplio. Ese evento puede ser una oportunidad para rectificar algunas decisiones o al menos para impedir que la ruta decidida destruya al FNRP como instrumento de lucha popular.
En ese sentido me atrevo a sugerir algunas ideas:
1.- Que se incluya como punto de la agenda de la próxima Asamblea Nacional extraordinaria la definición de una estrategia de lucha contra el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, en particular para combatir sus paquetazos, la represión y el entreguismo de nuestros recursos naturales, y que esa estrategia sea prioridad frente a las actividades electorales.
2.- Que el proyecto de Estatutos del FARP sea bajado a las bases del FNRP y se le dé al menos tres meses de discusión en asambleas municipales y departamentales, con debates en los medios oficiales de radio donde se expongan todas las posiciones. No aceptar que se nos lleve un proyecto a la asamblea que sea aprobado a matacaballo.
3.- En dicho proyecto establecer claramente que el FARP será un ejecutor de los lineamientos que le dicten las instancias organizativas del FNRP, y que no se convierta en una entidad autónoma de este. Debe ser una entidad supeditada a las bases dela Resistencia.
4.- Demandar que el proceso de Auto Convocatoria Constituyente sea aprobado en esa Asamblea Nacional y no por la Coordinación Nacional o por la Asamblea Intermedia, bajando el proyecto a las bases para su discusión junto al proyecto de Estatutos del FARP
5.- Poner mucha atención sobre los criterios que deben adoptarse para aceptar aliados en el marco del Frente Amplio. Sugiero los siguientes:
a) Privilegiar ante todo la alianza con las organizaciones de obreros y obreras, campesinas y campesinos, pobladores y pobladoras, movimientos indígenas, de mujeres, de la diversidad sexual y otros que provenga de las clases populares;
b) No aceptar grandes empresarios que han formado parte de la oligarquía de este país, ni empresarios medios que hayan tenido antecedentes de ser explotadores o de haber tomado medidas contra algún sector popular;
c) No aceptar figuras u organizaciones políticas que han sido cuestionadas por su participación en el régimen golpista, tanto de Micheletti como de Porfirio Lobo; ni aquellos que han tenido visibles coqueteos con este y con la Embajada de Estados Unidos; tampoco aceptar a aquellos que han participado en procesos electorales o en diálogos con el régimen de Porfirio Lobo en desacato de acuerdos del FNRP; ni los que sean cuestionados por actos de corrupción o por haber atentado desde sus posiciones contra los intereses del movimiento popular.
6.- Que la Comisión Política elabore una propuesta de consulta a las bases para la conformación del programa estratégico del FNRP, y que sea este y no otro, el que el FARP lleve como programa político electoral.
Aparte de lo anterior, hay Acuerdos de la pasada Asamblea Nacional “Campesinos Mártires del Aguan” y de la Asamblea Intermedia, que no fueron derogados por la Asamblea Nacional del 26 de junio pero que tampoco han sido cumplidos por la conducción nacional, como los siguientes:
7.- Que también sea bajado al mismo tiempo que los otros documentos del FARP, el proyecto de Reglamento del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) que fue acordado en la pasada asamblea intermedia y que no ha sido cumplido por la conducción.
8.- Que sea convocado en el plazo de un mes el Encuentro Nacional de Luchadores y Luchadoras para iniciar una estrategia de lucha popular contra los golpes económicos sociales y represivos del régimen.
9.- Que se ejecute la estrategia de apoyo con movilización al movimiento campesino del Aguan, al magisterio y al estudiantado hoy objeto de agresión.
Dado en la ciudad del Distrito Central, Honduras, a los veintiocho días del mes de junio de dos mil once.
Tomás Andino Mencia. Miembro del FNRP y de la Coordinación del Espacio Refundacional