lunes, 23 de agosto de 2010
Haití: Relatos a 6 meses del terremoto Médicos del Mundo Argentina
Rebelión
El pasado 6 de agosto la organización Médicos del Mundo (Argentina) con el auspicio de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES) organizaron en la Ciudad de Buenos Aires la Mesa Redonda "Haití, una crisis vigente en América Latina, relatos a 6 meses del terremoto" con la participación de la Dra. Graciela Uriburu (Consultora de OPS/OMS en Haití), el Lic. Gonzalo Basile (responsable de la misión de post-emergencia en Haití y presidente de Médicos del Mundo/Argentina), Gladys Jarazo (Diálogo 2000/SERPAJ) y el Prof. Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano. Fue coordinador el Dr. Mario Rovere de ALAMES.
El Dr. Basile inició el debate destacando que Médicos del Mundo/Argentina hace 15 años que permanece en Haití, en la actualidad en la región de Leogane. Señaló 6 dimensiones de la crisis actual:
1) Emergencia: con la presencia de 1.5 millones de desplazados sin hogar, 220.000 muertos, 300.000 heridos y 500.000 migrantes.
2) Social: 67% de pobres, 90% de trabajo precario/informal, U$S 4 de salario básico, 45% de la población sin acceso al agua potable, 60% sin tratamiento de la basura.
3) Epidemiológica: mortalidad infantil 70/80 por cada 1000, esperanza de vida 61.5 años, 5% de la población infectada de VIH-SIDA, malnutrición 67.3% que a su vez representa el 76% de la causa de las muertes en menores de 5 años.
4) Política sanitaria: el 70% del sistema de salud era privado. Este sistema fue heredado de la reforma propuesta por el Banco Mundial (BM) en 1997. Sólo se destina el 0.8% del PBI. A partir del sismo el sistema es gratuito bajo el gerenciamiento de las ONGs, lo que representa nuevamente una privatización encubierta.
5) Geopolítica: denunció el rol de la Minustah desde 2005, con fuerte participación latinoamericana, lo que representa una militarización de la ayuda humanitaria complementada por la acción de ONGs y agencias internacionales. Desde el terremoto la ocupación por parte de fuerzas militares estadounidenses y secundariamente de la Unión Europea. Unasur no cumplió su promesa de ayuda por U$S 300 millones.
6) Socio-cultural: afirmó que la sociedad civil haitiana debe gobernar su propio proceso de reconstrucción basándose en sus movimientos sociales, muchos de ellos de larga trayectoria como los feministas y campesinos.
A continuación expuso la Dra. Graciela Uriburu quien estuvo 2 veces en Haití después del terremoto. Destacó que en las nuevas ciudades-carpa viven 2 millones de personas y que desde el terremoto no ha cambiado casi nada. Dio como ejemplo que no se rescataron los escombros. Lo único que se hizo fue enterrar a los muertos. También fueron desplazadas 600.000 personas hacia el interior brindando la oportunidad de descentralizar la población que inundó las ciudades a partir de la destrucción del cultivo del alimento básico de los haitianos mediante los subsidios al arroz estadounidense durante la presidencia de Clinton. Hasta ese momento, a comienzo de los ’90, Haití se autoabastecía de este producto.
Afirmó que si bien las fallas geológicas que provocaron el terremoto fueron advertidas durante años las viviendas se construyeron sin preparación antisísmica, por lo cual en cualquier otro lugar del mundo el terremoto hubiera producido muy pocos muertos. Mostró fotos del Laboratorio Nacional de Salud Pública, construido con normas antisísmicas, al que sólo se le rompió un vidrio, situación similar a las viviendas de la población rica a la que calificó de "elite moralmente repugnante".
Señaló que paradójicamente en las ciudades-carpa ha mejorado la provisión de agua potable, la comida y la atención sanitaria que es gratuita frente al debilitamiento sufrido por el Ministerio de Salud haitiano en los ’90 producto de las políticas del BM/BID.
Denunció que las tropas de la Minustah no han hecho absolutamente nada para apoyar el país en los 5 años que llevan en territorio haitiano, recién ahora han comenzado a trabajar en drenajes por recomendación de los ministerios de Defensa de Unasur.
Posteriormente fue el turno de Gladys Jarazo del Comité de Solidaridad con Haití, quien denunció la invasión estadounidense con la presencia de 20.000 soldados que se suman a los efectivos de la Minustah. Señaló como causas del empobrecimiento de la población haitiana a la deuda externa, las ocupaciones militares y las dictaduras sangrientas como el duvallierismo que contó con el apoyo del imperialismo norteamericano para evitar otra Cuba.
Bajo el argumento de la estabilización se desarrollan nuevas formas de control social y político que apuntan a Cuba, Venezuela y Centroamérica, al tiempo que las multinacionales están haciendo de Haití una gran maquila.
Al final fue el turno de Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano quien se preguntó por qué ocurrió semejante desastre humanitario destacando que también son culpables las organizaciones populares haitianas ya que cometieron muchos errores. Era tiempo de volver a lo que los esclavos supieron hacer a principios del siglo XIX: Liberar Haití. La retirada de la Minustah y las tropas estadounidenses dependerá del pueblo haitiano.
Recordó que Haití fue la más próspera colonia francesa y también la primera y única revolución antiesclavista triunfante, venciendo al ejército más poderoso de la época, el de Napoleón. Al poco tiempo la restauración aceptó pagar la deuda externa reclamada por los franceses. Fueron U$S 21.000 millones durante 100 años. El ex presidente Aristide reclamó su devolución en 2004, siendo una de las causas de su desplazamiento del gobierno.
En 1915 se produjo la primera ocupación norteamericana que se prolongó durante 19 años. También repudió el período duvallierista durante el cual el país se transformó en el primer productor mundial de pelotas de béisbol aunque allí no se practica ese deporte. La explicación está en el valor de 8 horas de trabajo por U$S 1.
Aportó más cifras ilustrativas del drama que vive el 80% de la población pobre de Haití con una renta anual de U$S 400 al año y el 70% de la población activa sin trabajo. Reconoció a Cuba como el único país que ha brindado ayuda desinteresada desde 1998.
En una zona considerada estratégica para EE. UU. señaló que un gesto de los países americanos que cumplen 200 años de independencia sería retirar las tropas de la Minustah para vivir en paz, para que terminen las violaciones a las niñas y mujeres haitianas como las cometidas por los soldados de Sri Lanka recientemente.
Respecto de Bill Clinton, co-presidente del Comité Interino para la Reconstrucción de Haití (CIRH), afirmó que era quien verdaderamente gobernaba el país organizando reuniones y tomando decisiones. Cuando fue preguntado por esta circunstancia Clinton señaló que lo hacía porque era un enamorado de Haití ya que allí pasó su luna de miel con Hillary, lo cual no le impidió arruinar a los campesinos arroceros haitianos y ordenar la matanza de la totalidad de los chanchos criollos, otro alimento básico, al decretarlos como portadores de fiebre porcina.
Finalmente llamó a retomar el camino de 1804, las raíces históricas, a aceptar la ayuda humanitaria pero sin armas y sin violaciones para terminar con el basural que es Puerto Príncipe y vivir con dignidad. Denunció que 16.000 niños fueron robados después del terremoto y volvió a reiterar que "construir Haití debe ser una tarea de los haitianos, no puede estar programado ni en Washington ni en París".
El pasado 6 de agosto la organización Médicos del Mundo (Argentina) con el auspicio de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES) organizaron en la Ciudad de Buenos Aires la Mesa Redonda "Haití, una crisis vigente en América Latina, relatos a 6 meses del terremoto" con la participación de la Dra. Graciela Uriburu (Consultora de OPS/OMS en Haití), el Lic. Gonzalo Basile (responsable de la misión de post-emergencia en Haití y presidente de Médicos del Mundo/Argentina), Gladys Jarazo (Diálogo 2000/SERPAJ) y el Prof. Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano. Fue coordinador el Dr. Mario Rovere de ALAMES.
El Dr. Basile inició el debate destacando que Médicos del Mundo/Argentina hace 15 años que permanece en Haití, en la actualidad en la región de Leogane. Señaló 6 dimensiones de la crisis actual:
1) Emergencia: con la presencia de 1.5 millones de desplazados sin hogar, 220.000 muertos, 300.000 heridos y 500.000 migrantes.
2) Social: 67% de pobres, 90% de trabajo precario/informal, U$S 4 de salario básico, 45% de la población sin acceso al agua potable, 60% sin tratamiento de la basura.
3) Epidemiológica: mortalidad infantil 70/80 por cada 1000, esperanza de vida 61.5 años, 5% de la población infectada de VIH-SIDA, malnutrición 67.3% que a su vez representa el 76% de la causa de las muertes en menores de 5 años.
4) Política sanitaria: el 70% del sistema de salud era privado. Este sistema fue heredado de la reforma propuesta por el Banco Mundial (BM) en 1997. Sólo se destina el 0.8% del PBI. A partir del sismo el sistema es gratuito bajo el gerenciamiento de las ONGs, lo que representa nuevamente una privatización encubierta.
5) Geopolítica: denunció el rol de la Minustah desde 2005, con fuerte participación latinoamericana, lo que representa una militarización de la ayuda humanitaria complementada por la acción de ONGs y agencias internacionales. Desde el terremoto la ocupación por parte de fuerzas militares estadounidenses y secundariamente de la Unión Europea. Unasur no cumplió su promesa de ayuda por U$S 300 millones.
6) Socio-cultural: afirmó que la sociedad civil haitiana debe gobernar su propio proceso de reconstrucción basándose en sus movimientos sociales, muchos de ellos de larga trayectoria como los feministas y campesinos.
A continuación expuso la Dra. Graciela Uriburu quien estuvo 2 veces en Haití después del terremoto. Destacó que en las nuevas ciudades-carpa viven 2 millones de personas y que desde el terremoto no ha cambiado casi nada. Dio como ejemplo que no se rescataron los escombros. Lo único que se hizo fue enterrar a los muertos. También fueron desplazadas 600.000 personas hacia el interior brindando la oportunidad de descentralizar la población que inundó las ciudades a partir de la destrucción del cultivo del alimento básico de los haitianos mediante los subsidios al arroz estadounidense durante la presidencia de Clinton. Hasta ese momento, a comienzo de los ’90, Haití se autoabastecía de este producto.
Afirmó que si bien las fallas geológicas que provocaron el terremoto fueron advertidas durante años las viviendas se construyeron sin preparación antisísmica, por lo cual en cualquier otro lugar del mundo el terremoto hubiera producido muy pocos muertos. Mostró fotos del Laboratorio Nacional de Salud Pública, construido con normas antisísmicas, al que sólo se le rompió un vidrio, situación similar a las viviendas de la población rica a la que calificó de "elite moralmente repugnante".
Señaló que paradójicamente en las ciudades-carpa ha mejorado la provisión de agua potable, la comida y la atención sanitaria que es gratuita frente al debilitamiento sufrido por el Ministerio de Salud haitiano en los ’90 producto de las políticas del BM/BID.
Denunció que las tropas de la Minustah no han hecho absolutamente nada para apoyar el país en los 5 años que llevan en territorio haitiano, recién ahora han comenzado a trabajar en drenajes por recomendación de los ministerios de Defensa de Unasur.
Posteriormente fue el turno de Gladys Jarazo del Comité de Solidaridad con Haití, quien denunció la invasión estadounidense con la presencia de 20.000 soldados que se suman a los efectivos de la Minustah. Señaló como causas del empobrecimiento de la población haitiana a la deuda externa, las ocupaciones militares y las dictaduras sangrientas como el duvallierismo que contó con el apoyo del imperialismo norteamericano para evitar otra Cuba.
Bajo el argumento de la estabilización se desarrollan nuevas formas de control social y político que apuntan a Cuba, Venezuela y Centroamérica, al tiempo que las multinacionales están haciendo de Haití una gran maquila.
Al final fue el turno de Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano quien se preguntó por qué ocurrió semejante desastre humanitario destacando que también son culpables las organizaciones populares haitianas ya que cometieron muchos errores. Era tiempo de volver a lo que los esclavos supieron hacer a principios del siglo XIX: Liberar Haití. La retirada de la Minustah y las tropas estadounidenses dependerá del pueblo haitiano.
Recordó que Haití fue la más próspera colonia francesa y también la primera y única revolución antiesclavista triunfante, venciendo al ejército más poderoso de la época, el de Napoleón. Al poco tiempo la restauración aceptó pagar la deuda externa reclamada por los franceses. Fueron U$S 21.000 millones durante 100 años. El ex presidente Aristide reclamó su devolución en 2004, siendo una de las causas de su desplazamiento del gobierno.
En 1915 se produjo la primera ocupación norteamericana que se prolongó durante 19 años. También repudió el período duvallierista durante el cual el país se transformó en el primer productor mundial de pelotas de béisbol aunque allí no se practica ese deporte. La explicación está en el valor de 8 horas de trabajo por U$S 1.
Aportó más cifras ilustrativas del drama que vive el 80% de la población pobre de Haití con una renta anual de U$S 400 al año y el 70% de la población activa sin trabajo. Reconoció a Cuba como el único país que ha brindado ayuda desinteresada desde 1998.
En una zona considerada estratégica para EE. UU. señaló que un gesto de los países americanos que cumplen 200 años de independencia sería retirar las tropas de la Minustah para vivir en paz, para que terminen las violaciones a las niñas y mujeres haitianas como las cometidas por los soldados de Sri Lanka recientemente.
Respecto de Bill Clinton, co-presidente del Comité Interino para la Reconstrucción de Haití (CIRH), afirmó que era quien verdaderamente gobernaba el país organizando reuniones y tomando decisiones. Cuando fue preguntado por esta circunstancia Clinton señaló que lo hacía porque era un enamorado de Haití ya que allí pasó su luna de miel con Hillary, lo cual no le impidió arruinar a los campesinos arroceros haitianos y ordenar la matanza de la totalidad de los chanchos criollos, otro alimento básico, al decretarlos como portadores de fiebre porcina.
Finalmente llamó a retomar el camino de 1804, las raíces históricas, a aceptar la ayuda humanitaria pero sin armas y sin violaciones para terminar con el basural que es Puerto Príncipe y vivir con dignidad. Denunció que 16.000 niños fueron robados después del terremoto y volvió a reiterar que "construir Haití debe ser una tarea de los haitianos, no puede estar programado ni en Washington ni en París".
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