miércoles, 29 de julio de 2009

“Hoy más que nunca me siento orgullosa de ser hondureña”

Por Mariano Vázquez, especial desde Honduras.
En un retén militar a 40 kilómetros de la frontera con Nicaragua, ACTA entrevistó a la primera dama Xiomara Castro, quien junto a su familia y un grupo nutrido de seguidores seguían intentando encontrarse con el presidente constitucional Manuel Zelaya, quien se encuentra en Ocotal planificando su regreso al país.

Honduras está militarizada, con toques de queda constantes -que en el caso del estado sureño de El Paraíso ya llevan cuatro días consecutivos- y con una población hostigada por la represión y la desinformación. En uno de esos retenes militares la primera dama, Xiomara Castro, su familia y un grupo de seguidores están varados hace tres días.
El lunes a las 17 (20 horas de Argentina) este cronista, el corresponsal de Radio Nacional Córdoba y tres periodistas de Terco Producciones, lograron pasar 9 retenes militares y encontrarse con Castro en la localidad de Jacaleapa, a 40 kilómetros del puesto fronterizo de Las Manos, en la frontera de Nicaragua.
Acompañada de pobladores de la zona y seguidores que le expresan su admiración y solidaridad y dan cuentan de obras del gobierno de Manuel Zelaya que quedaron truncas por la dictadura encabezada por Roberto Micheletti.
Con entereza y decisión habla la Primera Dama: “Ellos cometieron un error y una violación en sacar al Presidente y ahora quieren cometer otro y violentar los derechos de esta familia para sacarnos fuera del país. El ofrecimiento del general Romero Vásquez Velázquez de proporcionarme un helicóptero, imagínate tu, que yo voy a confiar en las personas que sacaron al Presidente, que ingresaron a mi casa a punta de bala, que rompieron las puertas de mi casa y sacaron al Presidente amarrado de las manos y de los pies y pretenden que vuelva a confiar en ellos y digo vuelva porque cuando el Presidente lo destituye y lo anuncia en un medio de comunicación el miércoles 24 de junio, el General estuvo llamándome tres, cuatro veces al día y me dijo así: `Comandanta le quiero informar que aquí está todo controlado, que todo está tranquilo, he dicho que las urnas la distribuyan a través de la sociedad civil y así junto con la policía resguardaríamos el proceso y lo invita al Presidente a tomar una taza de café con todos los generales`”.
Los responsables de la asonada cívico-militar adujeron que la cuarta urna, es decir, hacer una encuesta para preguntarle al pueblo si quería en las próximas elecciones agregar a las boletas de Presidente, Alcades y Diputados, una carta para convocar a una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución.
“Los problemas que estamos sufriendo, son los que se daban en los 80 en todos los países de América Latina. Era casi una tradición que los militares estuvieran gobernando ¡Pero cuánto luchamos nosotros por la democracia! ¡Cuánto les ha costado a ustedes (por Argentina) como país cambiar la historia. Ustedes han luchado por eso. Nosotros también. Nunca habíamos visto una situación como la que tenemos ahora, los golpes de Estado duraban 15 minutos y la gente sólo miraba. Hoy la gente tiene conciencia, hoy sabe lo que significa tener un Golpe de Estado en nuestro país. La gente se ha rebelado”, afirmó la Primera Dama.
Cuando Xiomara Castro habla de su esposo siempre lo llama Presidente. Es su manera de expresar que ella no está allí por una cuestión afectiva, sino por una cuestión ideológica. “Nosotros en estos tres años hemos trabajado por los más humildes como nunca antes se hizo en Honduras y la oportunidad de ser parte del Gabinete Social y de hacer tareas sociales fue decisión de él ”, dice, y a su alrededor un centenar de seguidores asienten con la cabeza, dan vivas a Zelaya (“Urge Mel”) y repudian a Micheletti (“Fuera Goriletti”).
“Hicimos acciones para atender a 170.000 personas que vivían en la extrema pobreza, y en el lapso de tres años redujimos un 10% la extrema pobreza”, cuenta y agrega: “Se les ha dado más poder al pueblo y se les han dado razones para luchar y exigir por sus derechos y vamos para allá independientemente de lo que suceda. Y a través de esa lucha, de las manifestaciones que hemos realizado, ya podemos decir: misión cumplida, con el orgullos de decir llegamos”.
“Ir a las montañas, conocer a la gente y ver la represión en que estamos; alguien tiene que denunciar lo que está sucediendo. Yo me siento impotente. Creo que el programa y los proyectos que se han realizado para atender a los pobres hoy se están distribuyendo para las marchas a favor del régimen de facto. Nos hemos ganado el respeto del pueblo por el esfuerzo constante que hemos realizado con el Presidente, de su mano, de su guía, él dice por dónde y qué camino deberíamos tomar para atender a los más pobres pero no con dádivas, sino con oportunidades”, afirma.
En referencia al desmembramiento de su familia y al hecho de que hace un mes que no ve a su marido dijo, al borde de las lágrimas: “Yo no me voy a arrepentir de acompañar al Presidente en todo el esfuerzo que ha hecho. Tampoco de la lucha que se ha logrado. Cuando uno llega a estas posiciones que es una en 7 millones de habitantes, una vez en la vida, esto no se puede sortear, tener esa oportunidad de poder cambiar la historia del país, yo creo que ahí no debe haber arrepentimiento, Hoy más que nunca me siento orgullosa de ser hondureña, de vivir en esta tierra, con esta gente acompañándola, porque por primera vez hemos sentido la solidaridad, cuando mucho se quedaron apoyando a este régimen el pueblo es el que nos sigue apoyando”.
“Ya no es mi padre, es mi líder”
Sentada sobre la caja de una pickup, la hija de Zelaya, Xiomara -Pechi-, contó a ACTA los detalles del Golpe de Estado y su compromiso político con la vuelta a la democracia en el país.
“Sólo mi papá y yo estábamos en la casa el día del asalto. Fue a las 5 de la mañana, yo estaba en el baño y ahí escucho el primer disparo, luego otro y tres más y mi papá grita `Pechi, Pechi, Pechi nos están dando el golpe”, relata esta joven de 24 años sin mostrar signos de miedo. “Yo me encierro en el cuarto, debajo de la cama y empiezo a hacer llamadas: a mi hermano, que hizo el anuncio a la OEA; a un amigo del Bloque Popular; y a otros alertando la situación”.
“Ellos (los militares) llegaron disparando, gritando `arriba las manos’, y mi papá les dijo que si la orden era matarlo que lo hicieran ya”, explica Pechi y agrega: “Mi edecán cuando fue el asalto salto las verjas y cerró todas las puertas, por eso no pudieron encontrarme, allí me quedé más de media hora”.
Ante tamaño delito Pechi relató que la justicias “está obligando a integrantes de nuestra seguridad ha decir que hubo orden de allanamiento durante el asalto y que ocurrió a las 6.15. Yo tengo miedo por sus vidas porque ellos se han negado a mentir. Es que no puede haber allanamiento de morada entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana. Eso dice la Constitución Nacional”.
Ante la consulta de por qué no se refugiaron en una Embajada o se fueron del país sostuvo: “Yo voy a seguir peleando con el pueblo, quiero estar con ellos, y a mi padre, para liberarlo de la carga, le dije que el ya no es mi padre, él es el lider al que sigo, me desligué de él para que pueda actuar libremente”.
Al monte
En la ciudad nicaragüense de Ocotal, a 22 de kilómetros de Las Manos, Zelaya continúa su cuarto día de espera. Ya son cerca de 1.500 los ciudadanos hondureños que lograron llegar a Nicaragua a través de la montaña y esquivando los duros retenes militares.
Allí, gracias a la solidaridad de los pobladores se han montado espacios para dormir y alimentarse. En tanto, pese a los rumores surgidos en Washington, el Presidente legitimo negó que vaya a viajar a los Estados Unidos y le exigió a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que si quiere reunirse con él que “venga aquí y vea lo que está pasando”.

Fuente: ACTA –Agencia de noticias de CTA (Central de Trabajadores de la Argentina)-

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