martes, 3 de agosto de 2010

Intoxicación política en Honduras


El coordinador de la Comisión de la Verdad, ex–vicepresidente de Guatemala Eduardo Stein, externa su preocupación de que no hay en la sociedad hondureña voluntad de diálogo político para hallar las soluciones para el futuro de Honduras.

“Los elementos de preocupación existen porque quizá hay una intoxicación política –dice el doctor Stein--, porque hemos visto el proceso de degradación o de desgaste de las instituciones y del sistema político no sólo en Honduras, sino en otros países”.

“Cuando no es posible la mediación –agrega--, no es posible la conversación y sólo vale la imposición. Y si alguien no opina como yo, lo descalifico y se vuelve mi enemigo y no lo reconozco como adversario legítimo en un marco democrático, y no son posibles las opciones”.

Como se ve, la polarización exacerbada por el golpe de Estado del 28 de junio/09 no está atenuándose ni desvaneciéndose con el paso del tiempo.  Esto se debe –acotamos nosotros-- a que llegamos al punto de fractura, de quiebre, en una crisis que, como lo dice Stein, “viene gestándose hace décadas con acciones que han provocado altas inequidades sociales”,

Estos juicios del coordinador de la Comisión de la Verdad, en el momento de concluir la primera etapa de su tarea, son certeros y reflejan la dificultad para armonizar a la sociedad hondureña, sobre todo si esto se emprende por vías superficiales, sin rotura de moldes.

A juzgar por estas reflexiones, podemos entender el propósito de la Comisión de la Verdad de llegar al fondo en su análisis de la problemática política y social de Honduras, y, con esa base, contribuir con sus recomendaciones al reforzamiento institucional y a una nueva etapa de democratización.

“Como parte central, nuclear, de la crisis está la Constitución de la República”, y, en paralelo, el proyecto fallido de lo que se llamó la Cuarta Urna. Este razonamiento, también certero, abre el horizonte hacia la solución de la crisis política, tal como lo hemos planteado en TIEMPO, el Diario de Honduras, basados en la experiencia histórica.

Antes, mucho antes de que se presentara el proyecto de la Cuarta Urna, que no fue otra cosa que un mecanismo para promover la renovación institucional a través de una asamblea nacional constituyente, ya se planteaba dicha convocatoria para un cambio constitucional. Pero está visto que los procesos políticos y sociales tienen su propio ritmo, diferente al de la visión futurista.

La degeneración institucional y el rompimiento del orden constitucional, irónicamente, conduce a lo que los golpistas supuestamente querían evitar, vale decir la renovación constitucional y la acción del congreso constituyente. No tomaron en cuenta que en Honduras, siempre, sin excepción, la desintoxicación política, la restauración institucional y constitucional, se realiza mediante el poder constituyente.

Y esto no quiere decir, necesariamente, cambio inmediato de gobierno, puesto que una asamblea constituyente puede ser convocada únicamente con el fin de crear y promulgar una nueva Constitución, como ha ocurrido en otras partes del mundo, y como --repetimos-- se planteó con bastante anterioridad al zarpazo militar del 28 de junio/09.

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