miércoles, 29 de noviembre de 2017

El desmembramiento



Por John Feffer *

Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García

La verdadera desintegración de Estados Unidos

Introducción de Tom Engelhardt

Dejemos de pensar este país como la única superpotencia o la nación indispensable de la Tierra y empecemos a imaginarlo como el gran fracturador, el excepcional destrozador, el indispensable fragmentador. Sus guerras del siglo XXI están empezando a regresar a casa a gran escala –cuando digo ‘casa’ no hablo de un país en particular (aunque también es verdad) sino de todo el planeta–. Aunque casi en solitario, Estados Unidos es de momento, el más excepcional destructor del medio en el que vivimos todos, y su actual presidente no solo es el comandante en jefe, sino el mayor destrozador de este nuestro mundo. 

Precisamente esta semana*, por ejemplo, ese destrozo estuvo en los titulares de los medios. Después de todo, la “capital” del Daesh, la ciudad de Raqqa, fue liberada. ¡Ganamos! Estados Unidos y las fuerzas que este respalda en Siria finalmente resultaron victoriosas y el brutal Daesh (una organización destructora nacida en una prisión militar estadounidense en Iraq) fue por fin expulsado (o casi) de esa ciudad, Y ¡sí!, según algunos testimonios, la antigua ciudad que albergaba a unas 300.000 personas está abandonada; casi no queda un edificio intacto. Se dice que en estos últimos meses, entre la campaña de bombardeo estadounidense a Raqqa y el apoyo de artillería que la acompañó, han muerto unos 1.000 civiles, e importantes sectores de la ciudad están en ruinas (según algunas estimaciones, la reconstrucción de la ciudad podría durar años). Y Raqqa no es más que la última ciudad de Oriente Medio que prácticamente ha sido hecha añicos. 

Dado que la desintegración del planeta es el tema de hoy en TomDispatch, ¿qué me decís de las últimas elecciones en Austria, disputadas y ganadas por los “populistas” de extrema derecha apoyándose en los sentimientos contra los refugiados y la islamofobia? ¿Cuál es el origen exacto de esos sentimientos? Sabéis muy bien que la guerra de EEUU contra el terror y la muy promocionada “guerra de precisión” (bombas inteligentes y demás), continúan despedazando vastos territorios del globo desde Afganistán a Libia y más allá. En el Gran Oriente Medio y África, decenas de millones de personas, entre ellas muchísimos niños, han sido desarraigados y desplazados, sus casas destruidas, y sus ciudades y pueblos devastados, haciendo que los supervivientes –refugiados– huyan atravesando fronteras nacionales en números que no se veían desde que una importante porción del planeta fuera arrasada durante la Segunda Guerra Mundial. De este modo, la guerra estadounidense contra el terror –que dura ya 16 años– ha sido un auténtico impulso para el terror, y lo es por el tipo de resentimiento y pavor que hoy está resquebrajando una Europa hasta hace poco unida (y en Estados Unidos ayudó a elegir... bueno, ya sabéis a quién). 

Y esto es apenas una rápida mirada al prácticamente ignorado papel de Estados Unidos en la fragmentación de este planeta. ¡Y ni siquiera me he asomado para echar una ojeada a nuestro presidente y el cambio climático! 

Casualmente, quien me ayudó a conocer la naturaleza de esta resquebrajada casa nuestra fue John Feffer, colaborador habitual de TomDispatch. A principios de 2015, empezó a escribir para este sitio web lo que acabaría siendo su notable novela distópica Splinterlands (Tierras fragmentadas). En ella, Feffer imaginaba cómo sería nuestro desintegrado planeta en 2050, y la hacia tan vívidamente que desde entonces esta visión suya no me ha abandonado; evidentemente, tampoco a él, ya que hoy reflexiona sobre la rapidez con que está produciéndose ese proceso de fragmentación, no precisamente en el reino de la ficción sino en la vida real.

--ooOoo--

Donald Trump y el cuarto gran desmembramiento

Cuando en 1991, el historiador Arthur Schlessinger (h.) publicó su éxito editorial The Disuniting of America (La desunión de Estados Unidos) no se propuso considerar el peor escenario sugerido por título. En ese momento, la Unión Soviética y Yugoslavia estaban derrumbándose; al mismo tiempo, también se producían los movimientos secesionistas de Quebec, Timor Oriental, el País Vasco (en España), y en otros sitios había quienes pedían a gritos su propio estado. Pero tratándose de Estados Unidos, las preocupaciones de Schlessinger estaban sobre todo enfocadas en el mucho más reducido campo de batalla del entorno universitario estadounidense y lo que él veía como una amenaza del multiculturalismo al mítico “crisol”. Pese a que él trató seriamente esa tempestad en un vaso de agua, el peor futuro que Schlessinger fue capaz de imaginar era lo que él llamó la “tribalización de la vida estadounidense”. No contempló el real desmembramiento del país.

Hoy, las polémicas sobre el discurso del odio y las políticas de género siguen irritando los campus universitarios de EEUU. Sin embargo, es probable que ahora mismo sean los conflictos menos importantes del país si consideramos la evidencia casi cotidiana de presiones desintegradoras de todo tipo: manifestaciones de supremacistas blancos, tiroteos masivos y asesinatos policiales, además del actual desmantelamiento del gobierno federal, por no hablar de la forma en que algunas ciudades y estados están desafiando las disposiciones de Washington sobre inmigración, medioambiente y cuidado de la salud. El lema de la nación de e pluribus unum (de muchos, uno) está en serio peligro de ser puesto del revés.

Un país que no ha tenido una guerra civil en más de 50 años, en el que los movimientos secesionistas de Texas a Vermont han provocado más risa que preocupación, se enfrenta ahora con desacuerdos tan serios y un arsenal de armas en manos de civiles de tal magnitud que la posibilidad de desintegración nacional ha empezado a formar parte de la conversación de la corriente dominante. Sin dudas, después de las elecciones de 2016, el predecir una segunda guerra civil en Estados Unidos –una auténtica guerra, sangrienta y sin cuartel– se ha puesto de moda entre algunos periodistas, historiadores y expertos en relaciones internacionales de todo el espectro político.

Sobre todo después de los sucesos de Charlottesville, la izquierda está convencida de que el presidente Trump y sus extremistas aliados están tratando de empujar al sector del republicanismo llamado “alt-right”** hacia la violencia contra una amplia franja de opositores de la administración. La derecha está convencida de que –particularmente después de que el congresista republicano por Louisiana fuese tiroteado– la extrema izquierda está armada para la revuelta al lado de los “asesinos y violadores mexicanos”. El columnista de Foreing PolicyThomas Ricks ha estado tomando la temperatura de algunos analistas de seguridad nacional en relación con la probabilidad de una guerra civil en el futuro. En marzo, sus respuestas promediaban un 35 por ciento de posibilidades –desde entonces, ese promedio ha estado creciendo–. Un indicio de los tiempos que corren: la novela American War (La guerra estadounidense), de Omar El Akkad, que relata una segunda guerra civil, ha sido muy reseñada y se vende bien, aunque todavía no está claro si sus lectores la toman como una advertencia o como un manual de instrucciones.

Seguro, la mayoría de los estadounidenses todavía no forma parte de facciones irreconciliables. Pero si el lector piensa en la transformación de Yugoslavia, que en solo dos breves años a partir de 1989 pasó de lugar de vacaciones a ser un sitio donde se asesinaba, es fácil imaginar la forma en que algún demagogo, con sus militantes seguidores, podría utilizar la pasión de una minoría en este país para neutralizar los sentimientos de la mayoría. Todo esto sugiere por qué la “matanza estadounidense” invocada por Trump en su discurso de toma de posesión podría resultar una profecía que lleva consigo su propia consumación.

Por supuesto, no se trata solo de Donald Trump. Hablando en términos globales, el novel presidente estadounidense es más bien un síntoma que una causa. Desde su púlpito de intimidación, Trump hace todo lo posible para que Estados Unidos sea el líder de la irritabilidad; así, Estados Unidos solo está poniéndose al nivel del resto del mundo.

Sin embargo, cuando se trata de demagogos y divisionistas, él tiene bastantes competidores: en Europa, en Oriente Medio; decididamente, en todo nuestro fragmentado planeta.

La proliferación de la división

El reciente referéndum sobre la independencia en Cataluña es un recordatorio de un solo golpe, si oportuno, puede hacer pedazos cualquier país unitario de Europa como si solo fuera una piñata mal hecha. La verdad es que no está claro cuántos catalanes quieren realmente independizarse de España. Quienes participaron en el referéndum optaron abrumadoramente por la secesión, pero solo el 42 por ciento de los votantes se tomó la molestia de registrar su preferencia. Por otra parte, el anuncio del traslado de 531 empresas con sede en Cataluña a otras partes de España es aleccionador en relación con las posibles consecuencias económicas de la separación. No obstante, el pulso puede resolverse a pesar de que es poco probable que desparezcan los sentimientos separatistas en Cataluña, sobre todo después de los torpes intentos del gobierno español de impedir la votación o la expresión de los votantes.

Ese separatismo es potencialmente contagioso. Después de que los británicos apoyaran por un escaso margen la salida de la Unión Europea (UE) –el Brexit– en un referéndum realizado en 2016, los escoceses empezaron otra vez a hablar de independencia, es decir, separarse de sus primos del sur pero sin abandonar la UE. El dilema de los catalanes es distinto. Una declaración de independencia inmediatamente amputaría el nuevo país de la Unión Europea, aunque esa movida pudiera extender la fiebre independentista a otros grupos españoles, particularmente los vascos.

Los ingleses y los catalanes han asestado algo parecido a un prolongado golpe ‘uno-dos’ a la UE, que hasta hace poco tiempo estaba en continua expansión: en 1957, los países miembros eran seis; hoy son 28. La pérdida de Gran Bretaña y Cataluña hubiera significado decir adiós a más de un quinto de esa organización económica (según guarismos de 2016, el Reino Unido contribuye con 2,7 billones de euros y Cataluña con 223.000 millones de euros al Producto Bruto de la UE: 14,8 billones de euros). Económicamente, esto equivale a quitar California y Florida de Estados Unidos.

La pregunta es si acaso las votaciones de británicos y catalanas son la culminación de una minitendencia o el comienzo del fin. A pesar de que en realidad el Brexit suscitó la popularidad de la Unión Europea entre los países miembros (entre ellos, Inglaterra), Bruselas continúa siendo objeto de cierta resistencia de esos países en cuestiones como la inmigración, los rescates financieros y el proceso de toma de decisiones.

Algunos movimientos euro-escépticos como Alternative für Deutschland –de Alemania– y el Freedom Party –de Austria–, se encuentran con un éxito de crecimiento y apoyo de votantes, incluso en países que ven con simpatía a Europa. En el futuro de ese continente se vislumbran un posible ‘Chexit’ en tanto un multimillonario de derechas se convierte en el primer ministro de la República Checa y aspira a crear un gobierno de coalición con un socio vehementemente contrario a la inmigración y a Europa; un ‘Nexit’, si el euro-escéptico Geert Wilders consigue ampliar aún más su base política en los Países Bajos; e incluso un ‘Italexit’ a partir de que los votantes italianos han sido sacudidos por el “efecto Brexit”, y un 57 por ciento de ellos está ahora a favor de un referéndum sobre la membresía europeísta.

Algunos actores de fuera también han estado trabajando intensamente. Al Kremlin de Putin le entusiasma una UE más débil, si eso sirviera para que sus vecinos más cercanos –Ucrania y Georgia– dejaran de inclinarse hacia Occidente. Del mismo modo, Donald Trump ha abrazado el euro-escepticismo apostando así a difundir en Europa lo que el importante ex asesor Steve Bannon llama “deconstrucción del Estado administrativo”.

Quienes podrían gozar el escalofrío que produce la alegría por el mal ajeno –en este caso, los males de Europa– llevan años sin ocuparse del problema y ahora están pagando las consecuencias. Muchos gobiernos europeos apoyan los conflictos bélicos –iniciados por Estados Unidos– en Afganistán, Iraq, Libia y Siria que han despedazado el Gran Oriente Medio y exportado a centenares de miles de refugiados a la UE. Esto ha tenido un resultado decisivo: el sentimiento contra el inmigrante y la islamofobia han estimulado a los partidos “populistas” de extrema derecha de toda Europa. Mientras tanto, el continente corre el riesgo de ser destrozado; una repercusión de los acontecimientos que tienen lugar en los países de donde provienen los refugiados. Pensemos en ello como si fuese la guerra contra el terror transpuesta a una clave diferente.

Este paralelismo puede verse en una forma particularmente dolorosa en el referéndum por la independencia de Kurdistán que se realizó pocos días antes de la votación catalana. Iraq ha estado al borde de la desintegración desde el momento mismo que Estados Unidos lo invadiera en 2001 y depusiera al tiránico –aunque unificador– jefe de Estado Saddam Hussein. Las propuestas de dividir el país en tres regiones autónomas gobernadas por kurdos, sunníes y chiíes empezaron a circular en Washington en los años que siguieron a la invasión; posiblemente, la más conocida de ellas sea la del por entonces senador Joe Biden, el llamado “plan suave de partición”.

Los kurdos convirtieron la propuesta de Biden en una realidad creando su propia región autónoma en el norte de Iraq. En estos momentos, después de un referéndum que consiguió un extraordinario apoyo (una participación de más del 70 por ciento), los kurdos –con sus formaciones peshmergas– están tratando de oficializar el divorcio. Las fuerzas armadas iraquíes se han puesto en movimiento para impedirlo; ahora, los dos ejércitos adiestrados y armados por Estados Unidos se enfrentan en esa explosiva región.

Del mismo modo, turcos e iraníes observan estas acciones secesionistas con bastante preocupación a la luz de los movimientos autonomistas kurdos en sus respectivos países. Siria también; a pesar de las recientes victorias del gobierno –respaldado por Rusia– en Damasco, continúa dividida por el estado de facto kurdo de Rojava en el norte. Y no son solo los kurdos. Libia está en medio de una guerra civil. En el devastado Yemen, sigue habiendo varios conflictos, todos ellos agravados por la intervención de una brutal campaña de bombardeo aéreo patrocinada por Arabia Saudí y otros países del golfo Pérsico con la ayuda de Washington. Por su parte, Arabia Saudí y Bahrein se enfrentan a importantes desafíos chiíes en la frontera común.

Asimismo, en otros lugares del mundo, el rasgo sobresaliente no es la integridad: todo se hace trizas. Alrededor de Rusia, unos conflictos congelados –Ucrania y Georgia– han paralizado a países que de no ser por eso quizás habrían apostado por unirse a la UE o la OTAN. En China, hay movimientos separatistas que arden a fuego lento en Xinjiang y Tibet. En Myanmar, la limpieza étnica de los rohinyás no es más que uno de los problemas de fragmentación existentes allí. Los movimientos secesionistas en Camerún y Nigeria están cobrando impulso. En Brasil, tres estados del sur se preparan para separarse del resto del país. En las islas Filipinas la insurgencia terrorista musulmana en el sureño Mindanao se apoderó de una ciudad importante y la retuvo durante meses y meses.

En el pasado, la secesión tenía que ver con la creación nuevos –y más pequeños– países. En estos momentos, sin embargo, la oleada de divisiones quizá no tenga la finalidad de descomponer un país en unidades más pequeñas.

Tres grandes desmembramientos

El nacionalismo es un fenómeno relativamente reciente. Por ejemplo, antes de la consolidación de la nación francesa en el siglo XIX, los habitantes del país se veían a sí mismos como bretones, provenzales, parisinos y así por el estilo. Al contrario de diversos mitos fundacionales, la nación no existe desde tiempos inmemoriales. Debe ser traída a la existencia, y por alguna razón.

El siglo XIX fue testigo del primer gran desmembramiento en la medida que el pueblo convirtió en un arma el novedoso concepto de “nación” y las nociones que la acompañan de solidaridad étnica y soberanía popular en su lucha contra los imperios. Las revoluciones de 1825 en Grecia y Rusia, la “primavera de las naciones” en toda Europa en 1848, la posterior unificación de Alemania y de Italia; todas ellas fueron golpes contra los imperios gobernados por los Habsburgo, los Romanov y los sultanes otomanos.

Después, la Primera Guerra Mundial le dio la puntilla a todos esos debilitados imperios en medio de una enorme conflagración. Cuando acabó la guerra, un Oriente Medio compuesto de heterogéneos estados-nacién y un nuevo conjunto de países independientes en los Balcanes surgieron de la desaparición del imperio otomano. La Rusia imperial, quedó brevemente fragmentada en docenas de pequeños países hasta que la Unión Soviética volvió a reunirlos por la fuerza. La casa de los Habsburgo se vino abajo y los países de la Europa Central –Polonia, Checoslovaquia y Hungría– echaron a andar desde debajo de los escombros.

El segundo gran desmembramiento, que se extendió durante buena parte del siglo XX, se dio en coincidencia con el derrumbamiento de los imperios coloniales. Todas las lejanas colonias británicas, francesas, holandesas, italianas, portuguesas y alemanas declararon su independencia, y surgió un nuevo mapa mundial de estados-nación en África, Asia y, en menor medida, en América latina, donde buena parte de la descolonización se había producido un siglo antes.

El final de la Guerra Fría y el derrumbe del comunismo en Europa a principios de los noventa precipitaron el tercer gran desmembramiento. Desaparecida súbitamente la subordinación de las prioridades nacionales a las grandes estructuras ideológicas, los países de la Europa Oriental votaron su abandono del bloque soviético. La Unión Soviética, Checoslovaquia y Yugoslavia se vinieron abajo con distintos grados de violencia y sufrimiento; como consecuencia de ello, Naciones Unidas tuvo 20 nuevos integrantes. Más lejos, Eritrea, Timor Oriental y Sudán del Sur estuvieron en condiciones de asegurar su independencia, debido en parte a a que el fin de la Guerra Fría significó que la comunidad internacional pudo permitirse un ejercicio más libre de la autodeterminación (durante los cerca de 50 años de la Guerra Fría, Bangladesh fue el único país nuevo acogido en el seno de Naciones Unidas).

La caída de dos imperios, el fin del colonialismo y el final de la Guerra Fría destrozaron y rehicieron tres veces el mapa del mundo. Ciertamente, es posible argumentar que la fracturación en curso hoy en día no es más que una continuación de aquellas tres transformaciones. La Guerra Fría requería la unidad de Europa (y la unidad de cada uno de sus componentes), por lo que solo en la época posterior a la Guerra Fría los catalanes y los escoceses podían explorar la posibilidad de independizarse con alguna esperanza de éxito. El surgimiento del Kurdistán ha sido posible gracias a la desaparición de las arbitrarias fronteras en Oriente Medio trazadas en el periodo posterior a la Primera Guerra Mundial, etcétera.

El cambio histórico nunca afectará al mundo de un modo uniforme. Esta es una realidad muy concreta de la que los nocoreanos, quienes viven todavía en un país semifeudal –supuestamente comunista– y ferozmente nacionalista, pueden atestiguar.

El cuarto gran desmembramiento

Aun así, es indudable que los acontecimientos más recientes no parecen ser un cuarto gran desmembramiento sino uno que se inscribe en una categoría completamente nueva. Las actuales divisiones en Estados Unidos no tienen nada que ver con los imperios ni con el colonialismo; incluso tampoco con la Guerra Fría. Las discusiones sobre la viabilidad de la UE se centran en las obligaciones que los europeos tienen unos con otros y con quienes llegan como refugiados escapando de lejanos conflictos bélicos. Las fuerzas que amenazan desgarrar a estados-naciones de todas partes sugieren que esta unidad primaria del sistema internacional quizás esté acercándose a su fecha de caducidad.

Por ejemplo, pensemos en el impacto de la globalización económica. La expansión del comercio, de las inversiones y de la actividad corporativa mantenida durante mucho tiempo ha tenido la consecuencia de unir a las naciones –en organizaciones como la OPEP, comunidades comerciales como la Unión Europea o instituciones supranacionales como el Fondo Monetario Internacional–. En los setenta del pasado siglo, sin embargo, la globalización económica estaba corroyendo el privilegio exclusivo propio del estado-nación de controlar el comercio o la moneda o poner en marcha políticas de regulación del medioambiente, la salud, la seguridad y el trabajo.

Al mismo tiempo, sobre todo en países industrializados como Reino Unido y Estados Unidos, la desigualdad en los ingresos crecía espectacularmente. En estos momentos, la brecha de riqueza en Estados Unidos ha empeorado más que en Iraq o en las islas Filipinas. Según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD, por sus siglas en inglés), entre los principales países industrializados, la distancia entre el 10 por ciento más rico de la población y el 10 por ciento más pobre se ha ensanchado ostensiblemente.

Incluso entre países en los que la desigualdad ha disminuido como consecuencia de las políticas gubernamentales de redistribución de ingresos, ha crecido la percepción de que la globalización favorece a los ricos y no a los pobres. Menos de la mitad de los franceses participantes en la encuesta YouGov de 2016 creían que la globalización era beneficiosa, incluso a pesar de que desde los setenta la diferencia en los ingresos estaba disminuyendo en su país. Una vez reducidas las tensiones entre países y fortalecidos los estados-naciones, la globalización económica enfrenta a las poblaciones, tanto dentro de cada país como entre unos y otros.

Nuevas formas de globalización han tenido consecuencias similares. Las redes sociales Facebook y Twitter, por ejemplo, han conectado a las personas de una forma sin precedentes y les ha proporcionado herramientas para movilizarse contra una variedad de males sociales: dictadores, policías que disparan a la menor provocación y acosadores sexuales. Pero la otra cara de la posibilidad de organizar acciones en grupos de afinidad digital es el modo en que esas plataformas ‘balcanizan’ a sus usuarios, no tanto a partir de lo étnico sino de una perspectiva política. Informaciones u opiniones que desafían la visón del mundo que uno tiene y que alguna vez aparecían en los periódicos u ocasionalmente en los noticiosos de la tarde por la TV consiguen ser eliminadas en las noticias que circulan por Facebook o Twitter. La limpieza étnica por decreto ha sido en buena parte superada por la limpieza ideológica por consenso. ¿Qué sentido tiene elaborar los compromisos necesarios para que funcione un estado-nación diferente cuando puedes separarte efectivamente de la sociedad y quedarte en la atmósfera hogareña de tu comunidad virtual?

Dado el impacto polarizados de la globalización económica y tecnológica, no debe sorprender que la política de centro haya o bien desaparecido –o por la debilidad de la izquierda– o bien se haya indinado aún más hacia la derecha. Donald Trump es la expresión suprema de esta apabullante pérdida de fe en los políticos de centro, que además son baluartes del centro institucional y de los medios de la corriente dominante.

Por cierto, dado que en las últimas tres décadas esos personajes e instituciones promueven una economía de desigualdad y una política internacional basada en la guerra, la huida del centro es entendible. Lo novedoso, sin embargo, es la forma en que Trump y otros populistas de derecha han propagado esta insatisfacción, que habitualmente podría haber dado lugar a una nueva izquierda, provocar lo que podría llamarse las tres iras: a la inmigración, a la ampliación de los derechos civiles y a la implementación de programas de ayuda a la clase media. Alimentado por una repugnancia por el centro, Trump no solo está interesado en debilitar a sus adversarios políticos y a los enemigos de Estados Unidos. Promovido durante décadas por la extrema derecha, su proyecto es doble: destruir el gobierno federal y, al mismo tiempo, la comunidad internacional.

Es por eso que el cuarto gran desmembramiento es diferente. En el pasado, los pueblos se oponían a los imperios, las potencias coloniales y las exigencias ideológicas de la Guerra Fría uniéndose en unos estados-nación más compactos. Todavía estaban dispuestos a sacrificarse en defensa de sus compatriotas desconocidos –para distribuir el impuesto a la renta o cumplir normas y regulaciones–, bien que solo en una magnitud modesta.

El nacionalismo no ha desaparecido. Quienes quieren conservar un país unitario (España) como también quienes desean separarse de ese estado (los catalanes) apelan a análogos sentimientos nacionalistas. Pero en estos momentos, la mismísima noción de accionar solidariamente con la gente en una unidad territorial gobernada por un Estado está pasando de moda rápidamente. Los ciudadanos huyen de los impuestos, del multiculturalismo, de la educación pública e incluso de las garantías que proporcionan los derechos humanos universales. El cuarto gran desmembramiento parece estar afectando a los propios vínculos que dan forma al estado-nación –a todos ellos–, no importa su tamaño.

El futuro de la distopía

En 2015, antes de la votación por el Brexit y antes de que Donald Trump apareciera como el candidato favorito en las elecciones primarias de Partido Republicano, publiqué un ‘ensayo’ enTomDispatch; en él, un geopaleontólogo (una profesión de mi creación) observaba la fragmentación de la comunidad internacional en el pasado; la mirada retrospectiva se hacía desde el año 2050.

“El movimiento que empezó a destacarse en 2015 abogaba por un giro histórico hacia dentro: la construcción de muros, el reforzamiento de la homogeneidad y la exaltación de las virtudes exclusivamente nacionales”, señalaba él con la ventaja de una historia que yo no había vivido todavía. “La fracturación de la llamada comunidad internacional no sucedió a partir de una quiebra importante. Antes bien, avanzó en forma muy parecida al agrietamiento del hielo Ártico como consecuencia del calentamiento global, dejando tras de sí innumerables témpanos de moderadas proporciones.”

Más tarde, esa nota se convirtió en mi novela distópica Splinterlands (Tierras fragmentadas), que describe más detalladamente cómo imagino yo la forma en que el ensanchamiento de esas líneas de fractura se transformaban en micro-políticas, y solo las más pequeñas unidades comunitarias eran capaces de sobrellevar la tormenta global (incluyendo, por supuesto, la del cambio climático). Se supone que las novelas distópicas son advertencias, sin embargo permítame que le asegure lo siguiente: es raro que los novelistas distópicos deseen que sus predicciones se hagan realidad. Horrorizado, yo he observada cómo las palabras escritas en Splinterlands parecían saltar de sus páginas para caer dentro del mundo de 2017.

Yo no soy Casandra. No creo que este cuarto gran desmembramiento sea inevitable. En buena parte, los imperios, el colonialismo y la Guerra Fría son cosas del pasado. No obstante la fracturación de la hasta hoy indivisible unidad de la comunidad mundial –el estado-nación– todavía podríamos pararla.

En estos días, la defensa del Estado no esta muy bien vista en Estados Unidos. Incluso antes de que Trump asumiera la presidencia, el Estado de este país estaba ampliando sustancialmente sus actividades de vigilancia, su capacidad para librar guerras y –entre otros nefastos desarrollos– sus políticas punitivas dirigidas a los pobres. Por lo tanto, no sorprende que las promesas de Trump de deconstruir el gobierno federal tocara tan fuerte la fibra sensible de los votantes, incluso entre los de izquierda.

Pero la alternativa el Estado actual no tendría por qué ser la ausencia del Estado. La verdadera alternativa es un Estado diferente, uno que sea más democrático y menos agresivo. Aun con su violencia institucional y sus defectos burocráticos, el Estado sigue siendo la mejor apuesta que tenemos para proteger el medioambiente, tejer una red de seguridad para todos y brindar una igualdad de oportunidades educativas a todo el mundo, por no hablar de la aptitud de unirse con otros estados-nación para resolver algunos problemas globales como el cambio climático y las pandemias.

El rey Luis XIV de Francia dijo la famosa frase “L’État, c’est moi” (El Estado soy yo). Hoy en día, gracias a los primeros tres desmembramientos, en todo el mundo el Estado ya no es Luis XIV ni una administración colonial ni una indiscutible superpotencia. El Estado somos –o al menos deberíamos ser– nosotros. Si en un cuarto gran desmembramiento perdemos el Estado, perderemos también una parte importante de nosotros mismos: nuestra propia humanidad.

* El original en inglés de esta nota fue publicado el 24 de octubre de 2017. (N. del T.)

** Para una descripción (en inglés) de esta organización republicana de extrema derecha, véase https://en.wikipedia.org/wiki/Alt-right. (N. del T.)

John Feffer es autor de la novela distópica Splinterlands (publicada recientemente por Dispatch Books y Haymarket Books); Publishers Weekly dice de ella: “... se trata de una advertencia escalofriante, seria e intuitiva”. Es director de Política Exterior en el Instituto de Estudios Políticos y colaborador habitual de TomDispatch.

martes, 28 de noviembre de 2017

Luis Zelaya admite victoria de Salvador Nasralla en Honduras



Solicitan al TSE reconocer que “Salvador Nasralla ganó y hay que aceptarlo”, en las elecciones generales del pasado domingo. |

27 noviembre 2017
El candidato por el Partido Liberal reconoció la voluntad del pueblo, su demostración de civismo y democracia durante la jornada electoral.
El excandidato presidencial de Honduras por el Partido Liberal, Luis Zelaya, expresó este lunes que “Salvador Nasralla ganó y hay que aceptarlo”, al reconocerlo como el nuevo mandatario del país, pese a que no existen resultados oficiales definitivos.

“Honduras entera ha dicho ‘no’ a la reelección y lo que el pueblo hondureño decía en los estadios y en cualquier evento público, lo hizo realidad”, aseguró durante una conferencia de prensa en el Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (Ccepl).

En su primer reporte oficial, el TSE informó que con 57 por ciento de los votos escrutados, el candidato por la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, lleva una ventaja de 45,17 por ciento (855.847 votos) mientras que el actual presidente Hernández tiene el 41 por ciento (761.000). Sin embargo, no son resultados definitivos.

“Es totalmente irresponsable del TSE de mantener en ascuas a Honduras”, aseveró Zelaya.

“Vamos a defender a los alcaldes liberales que han ganado. Vamos a defender los votos de los diputados al Congreso Nacional”, añadió Zelaya y solicitó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) que respete la voluntad popular expresada en las urnas.

El representante por el Partido Liberal enfatizó que “estamos abiertos al diálogo” y reiteró que Honduras ganó al no respaldar la reelección del candidato por el Partido Nacional, Juan Orlando Hernández.

Nasrala ya es el presidente electo / Magistrado de TSE confirma tendencia irreversible /El derechista Hernández se niega a reconocer su derrota



Salvador Nasralla candidato de la Alianza de Oposición Contra la Dictadura, será el presidente de Honduras en el periodo 2018 – 2022 según apuntan los datos registrados por el Tribunal Supremo Electoral y los Partidos Políticos de Honduras.

Según los datos del Centro de Resultados Verdaderos (del Partido Libertad y Refundación LibRe que conforma la Alianza de Oposición junto al Partido Innovación y Unidad – Social Demócrata PINU SD), con 12,929 actas procesadas, lo que equivale al 71.4% del total, los resultados son: Salvador Nasralla de la Alianza con 45.6% (1,065,654 votos), Luis Zelaya del Partido Liberal con 13.9% (323,982 votos) y Juan Orlando Hernández del Partido Nacional con 40.6% (947,993 votos).

La diferencia entre Nasralla y Hernández es de 117,661 votos, de un total de 4,461,606 votos válidos contabilizados hasta ahora.

Estos datos son equiparables a los que ha entregado hasta ahora el Tribunal Supremo Electoral TSE que le da a Nasralla una ventaja de 5% sobre Hernández con 58% de las actas escrutadas. Las autoridades electorales hondureñas sólo han comunicado una proyección en la madrugada del lunes 27 de noviembre y evaden la declaración oficial de una tendencia irreversible.

Sin embargo, el Partido Liberal, a través de su candidato presidencial Luis Zelaya ha felicitado a Salvador Nasralla y a la Alianza de Oposición por esta importante victoria. Por su parte el candidato del oficialismo y presidente de la república de Honduras, Juan Hernández, sigue sosteniendo que es el ganador y que espera que los datos se reviertan con el 42% de las actas que faltan por ingresar al sistema de TSE.

El Coordinador General de la Alianza de Oposición Contra la Dictadura, el ex presidente José Manuel Zelaya Rosales ha convocado para la tarde del lunes 27 de noviembre a una masiva concentración en las afueras del Tribunal Supremo Electoral para presionar por la declaración oficial y para celebrar la victoria de los sectores populares de Honduras en contra del régimen heredero del Golpe de Estado del 2009 contra el gobierno del Poder Ciudadano que encabezaba Zelaya.

Invitamos a los amigos y amigas de la comunidad internacional a sumarse a los actos de presión para la declaración final del Tribunal Supremo Electoral (TSE) pero sobre todo a las felicitaciones al compañero Salvador Nasralla por esta victoria histórica que pone fin al bipartidismo de más de 100 años en Honduras.

El pueblo ha ganado en Honduras. El golpismo fue derrotado con democracia. En hora buena.

Secretaria Internacional Partido LibRe

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En relación a los avances de los votos escrutados el diputado del TSE, Ramiro Lobo indicó que según los expertos la tendencia es irreversible.
El diputado Ramiro Lobo, quien es magistrado Suplente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras, anunció este lunes en exclusiva para teleSUR que la tendencia que da como ganador a Salvador Nasralla se mantiene con un 5 por ciento de diferencia.

La tendencia está marcada y posiblemente no tenga reversa según indicó Lobo, quien además señaló que continúan con el proceso sumatorio de actas, y se evocan a realizar el escrutinio oficial.

“Si se modifican será en porcentajes no significativos…, en 30 días tendríamos los resultados oficiales y hacer la declaratoria oficial para las cada uno de los candidatos en los tres niveles electivos”, aseguró el diputado.

Asimismo enfatizó que está tendencia es irreversible y la victoria sería para el candidato Nasralla del partido Alianza de Oposición contra la Dictadura, sin embargo, se debe esperar el proceso oficial para dar el anuncio.

Hasta los momentos el TSE escrutó un 57 por ciento de los votos que ubican como ganador de las elecciones a Nasralla, le sigue en el segundo lugar el actual presidente hondureño Juan Orlando Hernández y en tercer lugar el candidato por el Partido Liberal Luis Zelaya .

El país amanece con dos presidentes



Por Manuel-Fabien Aliana

Por primera vez en la historia reciente de Honduras, el Tribunal Electoral retiene los resultados de los comicios. El país amanece con un presidente en el cargo y otro autoproclamado pero sin legitimidad institucional alguna.

Este domingo Honduras celebró elecciones generales para designar al presidente, diputados y alcaldes en el periodo 2018-2022. Los comicios transcurrieron sin mayores problemas, según los observadores nacionales e internacionales, a pesar de las múltiples denuncias por irregularidades como la compra de credenciales y de votos, los casos en que se registraron votantes muertos y otros en los que varios electores habían sido excluidos del registro electoral. Pero es cierto que la tranquilidad de esta jornada electoral contrastó con el clima de tensión y de violencia política que desde hace meses vive este país centroamericano. Desde que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, anunció su deseo de postular a la reelección, los partidos de la oposición pusieron al mandatario en el centro de sus críticas, acusándole de querer perpetuarse en el poder y de concentrar todos los poderes del Estado en el ejecutivo. Es preciso decir que Orlando Henrández logró ser candidato gracias a un fallo a favor de la Corte Suprema de Justicia, en un país que prohíbe constitucionalmente la reelección desde 1982. Hoy se acusa al presidente hondureño de querer perpetrar un fraude, y la parcialidad y falta de transparencia en ciertos medios de comunicación e instituciones, entre ellas el Tribunal Supremo Electoral, parecen confirmar esta acusación. ¿Se está perpetrando un fraude en Honduras?
Pasada la una de la madrugada de este lunes en Honduras, el Tribunal Supremo Electoral accedió al fin a revelar los resultados con el escrutinio del 57% de las actas electorales. La ventaja electoral la tiene por ahora Salvador Nasralla, ingeniero y expresentador de televisión. Nasralla, candidato del movimiento Alianza de Oposición contra la dictadura (movimiento de centro-Izquierda compuesto por dos partidos, uno de ellos del expresidente depuesto en 2009, Manuel Zelaya), podría ganar estos comicios con aproximadamente el 45,7% de los votos. Le sigue el presidente Orlando Hernández, candidato por el Partido Nacional de Honduras (PNH), que según el último recuento alcanza el 40,2% de los votos. El histórico Partido Liberal se confirma como tercera fuerza política del país con el 13,8% de los sufragios, muy por debajo de sus expectativas.

Una hora y media después de que fueran cerradas las urnas, el presidente Orlando Hernández se proclamó inmediatamente vencedor, basándose en los resultados de una encuesta a pie de urna que le daba una ventaja de nueve puntos sobre su rival de Alianza de Oposición. Por su lado, Salvador Nasralla, que disponía de una encuesta del mismo tipo a su favor, proclamaba su ventaja según el conteo de las actas oficiales que iban llegando a su partido. El Tribunal Electoral, que había resaltado la transparencia de su método de computarización electoral, tenía programado revelar a los medios el conteo de esas actas a partir de las 19 horas. Pero las cifras nunca llegaron. La Institución guardó silencio hasta las 21 horas, cuando al fin aparecieron ante los medios los cuatro magistrados del Tribunal para proclamar que no revelarían ningún conteo por el momento, ya que solo disponían del 40% de las Actas, y que estas reflejaban desproporcionalmente el voto de la ciudad por encima del voto rural.

Es la primera vez en la historia reciente de Honduras que este Tribunal retiene los resultados electorales y procede a una categorización del voto rural frente al voto urbano. Después de esa declaración, los magistrados enmudecieron hasta bien entrada la madrugada, cortando toda comunicación con los observadores electorales invitados por el propio presidente Orlando Hernández. Más tarde, la autoridad electoral anunció que publicaría los resultados a las 11:30 de la noche, pero las cifras tampoco llegaron.

Ante el sospechoso enmudecimiento de un Tribunal Electoral fantasma, el candidato de centro-Izquierda optó por contraatacar. Apoyándose en las actas oficiales emitidas y transferidas a su partido, Nasralla dio dos conferencias en la misma noche. La primera, para proclamar su ventaja de 3,14% sobre el autoproclamado ganador; la segunda, a media noche, y ya con el 68% de actas en su poder, para autoproclamarse presidente de Honduras por una ventaja de casi cinco puntos sobre Orlando Hernández. Fue entonces que volvió a aparecer ante las cámaras el presidente hondureño, con un discurso minuciosamente preparado y vitoreado por un reducido grupo de candidatos y militantes del Partido Nacional. Desde la sede de su formación, Orlando Hernández proclamó una ventaja electoral de siete puntos sobre Salvador Nasralla, según un conteo del 50% de las actas hecho por su propio partido, pero no se proclamó presidente electo. Casi al mismo tiempo reaparecieron los magistrados del Tribunal Electoral para proclamar, desde el hotel de Tegucigalpa en el que trabajan provisionalmente, los resultados parciales de las elecciones presidenciales. Este tribunal esperó a que Orlando Hernández terminara su discurso para después resaltar que faltaban las actas de muchos municipios rurales, “actas que aún se estaban contando”.

Esta noche, ni los candidatos ni el Tribunal Electoral proclamaron resultados parciales desde el mismo porcentaje de actas escrutadas. Pero lo mas extraño es el orden de los sucesos de la velada del domingo. Orlando Hernández, desaparecido desde el momento en que se autoproclamó vencedor, no volvió a manifestarse hasta que Nasralla se autoproclamó presidente. El Partido Liberal, totalmente fuera de juego, reconoció su derrota temprano, por lo cual Alianza de Oposición quedó solo en la arena política, casi sin cobertura por parte de los medios oficiales, y sin ninguna garantía de que se estuviera procediendo a un conteo limpio de las actas escrutadas. Se aisló a ese partido, que llevaba meses denunciando intentos de fraude en estas elecciones, para obligarlo a proclamarse vencedor ante la presión de sus propias bases por temor a ese engaño. La razón podría resultar obvia: dejar claro que el partido Alianza de Oposición no respeta la institucionalidad, ya que se autoproclamó presidente antes de que se manifestara el Tribunal Electoral.

Honduras amaneció este lunes con dos presidentes: uno en el cargo, y el otro autoproclamado pero sin legitimidad institucional alguna. Las preguntas que quedan en suspenso son las siguientes: ¿Logrará el Partido Nacional revertir la ventaja de la Alianza gracias al conteo de las Actas de los municipios rurales? ¿Está perpetrado el fraude en esos municipios? ¿Cuán lejos sería capaz de llegar Orlando Hernández en la ruptura del orden constitucional y la violación del Estado de derecho p ara así perpetuarse en el poder? La respuestas deberían llegar en las próximas horas.

Manuel-Fabien Aliana es latinoamericanista de nacionalidad franco-nicaraguense, licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Lyon


Opositor Salvador Nasralla encabeza escrutinio de comicios presidenciales en Honduras


El candidato presidencial de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, durante una conferencia donde se declara vencedor de las elecciones presidenciales de Honduras.Foto: AP

El candidato presidencial de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, aventaja por cinco puntos al presidente Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional, en el primer resultado oficial del Tribunal Supremo Electoral del Honduras (TSE) difundido este lunes.

El presidente magistrado del TSE, David Matamoros, dijo que hasta ahora Nasralla suma 855.847 votos que representan el 45.17 por ciento con el 57 por ciento de las mesas escrutadas en la fórmula para presidente.

El anuncio de Matamoros, que se había comprometido a no dar datos hasta que no se tuviera una “muestra estable”, era contrario a los datos que poco antes había ofrecido Hernández, que insistió en su victoria desde el cierre de las urnas y de madrugada dijo incluso que aventajaba a Nasralla en siete puntos.

La actitud del tribunal demostró lo ajustado de la contienda ante una situación “crítica”, señaló el sociólogo Julio Navarro. Nasralla anunció su victoria a medianoche del domingo con un margen ligeramente menor que el reportado por el TSE porque, según dijo, el dato contemplaba casi el 70 por ciento del escrutinio.

La Coalición de Observación Electoral hizo un llamamiento similar en un comunicado en el que apelaba a la “sensatez” de los candidatos y al “respeto a la institucionalidad” para generar la tranquilidad y la legitimidad que el proceso electoral necesita.

Más de 6 millones de hondureños fueron convocados a las urnas el domingo para elegir un presidente, tres vicepresidentes, 128 diputados al Parlamento nacional y 20 al Centroamericano, además de 298 alcaldes.

(Con información de EFE)

Manuales populares



El ERIC-SJ y Radio Progreso presentan a la sociedad hondureña la serie de cuadernillos populares “Sin derechos no hay democracia”, con el objetivo de facilitar, con un lenguaje sencillo y cercano, el análisis de diferentes temas de nuestra realidad nacional y facilitar la reflexión y el debate sobre determinadas decisiones de los poderes públicos que tienen un impacto negativo en los derechos humanos de la población y que representan un obstáculo para el fortalecimiento del Estado de derecho y la democracia en Honduras.

En esta primera entrega ofrecemos tres cuadernillos, el primero sobre “El regreso del militarismo”, el segundo sobre “La candidatura de JOH a la Presidencia de la República” y el tercero sobre “Reformas penales y autoritarismo en Honduras”. Esperamos que este aporte sirva como una herramienta más para tomar conciencia de la necesidad de una ciudadanía activa y comprometida que adopte acciones coordinadas para rescatar al país del abismo de corrupción e impunidad al que lo han condenado las élites políticas, económicas, religiosas y militares.

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Medios





Turba intimida a delegación internacional “La Voz de los de Abajo”



Por Sandra Rodríguez

Un grupo de activistas políticos atacó verbalmente a defensores internacionales de derechos humanos que participaron este día como observadores del proceso electoral, que de desarrollaron en Honduras.

Así lo denunció Vicky Cervantes, co-fundadora del “La Voz de los de Abajo”, organización de solidaridad internacional voluntaria con sede en Chicago, Estados Unidos, que ha acompañado a los movimientos sociales en Honduras desde hace dos décadas.

Los seguidores políticos expresaron a los observadores internacionales que ellos andaban haciendo trampas y decían mentiras. La situación fue preocupante, porque el ataque fue repentino, en un centro de votación de Tegucigalpa.

El grupo internacional, entre sus observaciones están los hechos de coacción de parte de activistas policías, ofrecimiento de prebendas para los y las ciudadanas, como para comparar votos sin ningún ocultamiento. Lo que pudimos observar también lo denunciamos ante custodios electorales del Tribunal Nacional de Elecciones (TSE).

La Voz de los de Abajo ha estado en varias ocasiones como observadores en procesos electorales, asimismo, acompañando acciones lucha social en Honduras. Sin embargo, el viernes en la madrugada, Irene Rodríguez, una de sus integrantes fue detenida por 11 horas en el aeropuerto internacional “Ramón Villeda Morales”, de La Lima, Cortés, supuestamente porque había ingresado al país otra persona con el mismo nombre.

“Estas son las cosas que las autoridades hondureñas no quieren que veamos, que sepamos ni que difundamos a la comunidad internacional. Estas son las razones por las que estamos exigiendo que nuestro gobierno corte el financiamiento policial y militar a Honduras hasta que cesen las violaciones y la impunidad. Estas son las razones por las que no nos van a intimidar, ni con detenciones ni con ninguna otra acción, porque vamos a seguir difundiendo información sobre las luchas enfrentadas por el pueblo hondureño que sigue luchando por una sociedad más justa”, expresó en un comunicado la organización estadounidense.

La Voz de los de Abajo, de hecho fue una entre muchas organizaciones de todo el mundo que acompañó con observadores al pueblo de Honduras después del golpe militar del 2009 por solicitud de las organizaciones de la sociedad civil para documentar las graves violaciones de derechos humanos, tales como asesinatos, golpes, desapariciones, ataques con gases lacrimógenos, y más. Las violaciones a los derechos humanos han seguido durante los sucesivos regímenes pos-golpe, con algunos de los casos más reconocidos recientes siendo:

El asesinato del 2 de marzo, 2016 de la lideresa indígena Berta Cáceres, lo cual un informe recién de una comisión independiente internacional indica tenía como autores materiales a altos funcionarios empresariales y agentes del estado.
El asesinato de parte de guardias de seguridad de la empresa Dinant de miembros del Movimiento Campesino del Aguán Henry Cárcamo y Leodan Macias – este último de 13 años de edad – a pocas semanas antes de las elecciones.
El asesinato del activista de oposición y maestro José Gonzalo Castillo Chávez a cuatro días de las elecciones.

Fiscalizar proceso electoral es tarea de los hondureños


El proceso electoral en Honduras se acerca a la recta final con las elecciones generales pactadas para el 26 de noviembre. Como parte del ambiente previo, saltan acusaciones de fraude sobre todo de los sectores de oposición contra el oficialismo encabezado por el actual presidente y candidato ilegal a la presidencia, Juan Orlando Hernández.

El gobierno responde a dichos señalamientos informando que las elecciones de este año serán las más observadas de la historia del país, sobre todo porque la comunidad internacional está preparando a sus delegaciones.

El Tribunal Supremo Electoral, TSE, convoca a la población a votar masivamente ya que se calcula que serán acompañados por unos 15 mil 400 observadores entre internacionales y nacionales, dijo el magistrado presidente del TSE, David Matamoros.

OEA y la Unión Europea

Entre los observadores internacionales se han promocionado a través del poder mediático la presencia de instancias como la Organización de Estados Americanos, OEA y la Unión Europea.

Hace unos, la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea aseguró poner en marcha las labores de observación a las elecciones en Honduras. Además, dejaron en claro que no les correspondía referirse a la reelección presidencial, pero si recomendaron reglamentarla constitucionalmente.

“Yo ya lo he dicho: no es una función de esta misión de observación de tomar partido, comentar el fallo de la Corte Constitucional pero sí, ya lo hemos hablado muchas veces, estaría muy bien que lo reglamentarán también que la reglamentarán a nivel de las instituciones hondureñas”, dijo Marisa Matías, jefa de la delegación europea.

El candidato presidencial de la Alianza de Oposición, Salvador Nasralla, denunció que “aparentemente” un grupo de observadores internacionales “están arreglados con dinero”.

“No sirve para nada porque el proceso está viciado, cuando el proceso está viciado y es el mismo sistema, sólo que ahora en vez de manejarlo Mapa Soluciones, lo maneja otra empresa, el sistema no sirve, no es confiable, y además en la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas no aparece que se deba respetar resultados por transmisión, ese es un invento que se hicieron”, dijo Nasralla.

Pero la eurodiputada Marisa Matías aseguró que no están en el país para interferir. “No estamos aquí para tomar partido ni para legitimar, sino para observar, no estamos aquí para hacer campaña, y puedo entender que estamos en un país libre, todos los candidatos están libres de decir lo que quieran y cuando quieran. Sólo dependemos de los ciudadanos europeos, no tenemos ninguna otra forma de financiación”, dijo Matías.

“Ellos tuvieron la oportunidad de apoyar las reformas electorales y no hicieron nada, la Unión Europea presentó un informe de fraude y no hicieron nada, la OEA presentó que hubo fraude y no hicieron nada, por lo tanto, ellos tienen que sujetarse a lo que quiere la mayoría y la mayoría en Honduras es la Alianza de Oposición contra la Dictadura”, insistió Nasralla.

Credenciales, uno de los problemas

El magistrado suplente del Tribunal Supremo Electoral, Marco Ramiro Lobo, señala que esta semana se entregarán las credenciales para los representantes de las Mesas Electorales Receptoras, MER, a los partidos políticos.

En cada proceso electoral, el punto de la polémica son las credenciales con las que algunos partidos políticos, sobre todo los minoritarios, las venden a otros partidos políticos sobre todo a liberales y nacionalistas como parte del fraude electoral que se monta en cada proceso.

“Creo que es de los puntos más flacos que tiene nuestro sistema electoral, obviamente es uno de los puntos que genera mayor controversia porque, para nadie es desconocido, que esas credenciales se convierten en una mercancía que al final se venden y se compran” dijo Ramiro Lobo.

El magistrado señala que esperan entregar más de 360 mil credenciales incluyendo las que corresponden a las candidaturas independientes en el proceso electoral.

Está consiente que constituye un atentado a la democracia que ciudadanos compren y vendan credenciales para representar a otro partido que no es el que le corresponde, pero se escudan en la falta de una legislación que regule esas irregularidades que al final forman parte del fraude electoral.

“La ley electoral no establece ninguna obligatoriedad ni siquiera para que los miembros de la mesa electoral sean capacitados. La ley electoral establece que se deberán entregar las credenciales en blanco a los partidos políticos y que éstos van a completar la información para acreditar a sus representantes en las mesas electorales”, justificó el Magistrado suplente del TSE.

Deber ciudadano

Pero para el analista hondureño, Ramón Enrique Barrios, la comunidad internacional poco tiene que hacer en este proceso electoral. Según Barrios, la responsabilidad de fiscalizar el proceso electoral es tarea de los hondureños y hondureñas, y no de la Comunidad Internacional.

“La comunidad internacional, por un lado, tiene un apoyo económico porque ha financiado varios proyectos en el Tribunal, y por otro lado es una labor de acompañamiento el día de las elecciones, pero como observadores”, dijo Barrios.

El ex juez de sentencias señaló que mal haríamos los hondureños pretender que la comunidad internacional haga el papel de fiscalización que le toca a la población. “No cifremos las esperanzas de que va ser la comunidad internacional, a través de sus observadores, que van a determinar si hay o no hay fraude”, manifestó Barrios.

Agregó que los observadores internacionales estarán aquí el domingo 26 de noviembre, y lunes y martes ya van de regreso. Dijo que se trata de una visita, una observación in situ, pero que luego del 26 de noviembre es que comienza la verdadera elección.

“Esta es una responsabilidad de los partidos políticos, los partidos políticos tienen la obligación de cuidar el voto y de minimizar el posible fraude que puede haber, y luego una responsabilidad del ciudadano de emitir el voto y luego de ser observadores, de ser fiscalizadores de las anomalías que veamos y denunciarlas. Igualmente, los medios de comunicación acompañarnos a los ciudadanos en esa lectura y en esa labor de veeduría social”, finalizó Barrios.

Sobreseimiento provisional a estudiante Erick Josué García



Por Riccy Ponce

La jueza Ingris Quiroz del juzgado de Letras de lo Penal de Tegucigalpa, dictó sobreseimiento provisional al estudiante universitario Erick Josué García, en la audiencia inicial programada para hoy.
La audiencia comenzó a las 9:00 de la mañana, donde la Fiscalía en intervención solicitó la prisión preventiva, aduciendo que el estudiante ya enfrentaba un proceso legal en perjuicio de la máxima casa de estudio, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

El estudiante, quien fue detenido el pasado 6 de noviembre durante una protesta en la UNAH exigiendo el reintegro de sus compañeros expulsados, fue acusado por daño agravado y atentado en perjuicio de la Secretaría de Seguridad y la Seguridad Interior del Estado.

Ante esto,  la defensa del estudiante  constituida por Karol Cárdenas del  Área de Acceso a la justicia del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), expresó  que “en el  presente  caso la resolución de la juez no está apegada a derecho  en virtud que el ente fiscal no pudo acreditar los hechos”.

Agregó la abogada que el Ministerio Público en su requerimiento fiscal no acreditó el mínimo indicio de participación de su representado en referidos hechos.

El Ministerio Público acusa al joven Erick  García  por los delitos de atentado y daños.

Asimismo Cárdenas señaló que  “el Ministerio  Público aportó como medio de prueba  documental un acta de inspecciones oculares y muestra de una fotografía supuestamente  dañada, el cual revisando bien este medio de prueba la patrulla no presenta más daños de un vidrio quebrado en la parte frontal, que eso no da  a la juez el parámetro legal para creer que  ese daño fue producido por Erick Josué.

En sus alegatos el Ministerio Público en ningún momento manifestó donde estaba el Erick o de qué manera el daño fue producido por el joven estudiante universitario.

Por su parte Erick García expresó no sentirse conforme con la resolución del juez por considera que no fue justa.

“No me parece justa la decisión porque no se mostraron pruebas que  demostraran que yo  participé en la destrucción de la patrulla y tampoco hay evidencia de que yo tuve que ver con las agresiones que tuvieron los policías, más bien ellos fueron los que agredieron, golpeándome la cara”, sostuvo el joven estudiante.

Enfatizó que ante la saña que cometieron los agentes policiales contra su integridad física “no me parece justo, porque no hay pruebas contundentes que demuestren todo eso de que se  me está acusando ahorita”.

La abogada Cárdenas informó que apelara la resolución del juez,  pues el Ministerio Público no pudo acreditar el hecho.

“Estaremos preparando un recura de apelación para que la Corte de Apelaciones resuelva el sobreseimiento definitivo a lo cual  le haremos saber vuestra tesis de defensa”.

Erick fue golpeado y capturado por la policía en un desalojo violento el pasado 6 de noviembre tras una protesta social, en exigencia que se reintegren sus compañeros expulsados por defender la educación pública.

Erick García, es el segundo criminalizado por defender la educación pública, durante la rectoría interina de Francisco Herrera.

En el período de la rectora Julieta Castellanos hubo más de 200 criminalizaciones, expulsiones, detenciones y tres condenas por el delito de usurpación en perjuicio de la UNAH.

El Tumbador revive asesinato de campesinos



Por Sandra Rodrìguez

Hombres vestidos de militares habrían atacado a dos campesinos en el Bajo Aguán, Héctor Noé Cárcamo Catellanos murió en el lugar y otro joven –sin identificación- fue llevado gravemente herido a un centro asistencial, según informaciones de defensores de derechos humanos de la región, ubicada en la costa Atlántica de Honduras.

Con este crimen ocurrido en la finca El Tumbador, dos  niños suman a la lista de huérfanos a causa del conflicto agrario que se vive en la zona desde el año 2010, y que lleva más de 125 víctimas mortales, según registros del Observatorio Permanente de Derecho Humanos del Aguán (OPDHA).

En la misma semana, Cárcamo es el segundo asesinado en las fincas cultivadas de palma africana, tras el condenable crimen del niño Leodan Macias, de 13 años, cuyo cuerpo fue encontrado en la finca Paso Aguán, la mañana del miércoles 15, cerca estaba su caballo sin vida atado a la carreta que el pequeño usaba para sus labores campesinas.

Irma Lemus, representante del OPDHA, confirmó que el joven padre era de la comunidad “Guadalupe Carney”, al igual que el sobreviviente, residían en la colonia Nueva Marañones, ubicada en el municipio de Trujillo, Colón. Asimismo, lamentó que continúe el luto y a causa del derramamiento de sangre de compañeros y compañeras que no tienen armas, más que el deseo de trabajar.

Por su parte, Adolfo Cruz, coordinador sectorial de la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC), compartió que en esa zona se han visto personas armadas vestidas de guardias de seguridad. Además exigió al Estado de Honduras y a la comunidad internacional el esclarecimiento de estos hechos, que cese los asesinatos y criminalización en contra de los y las campesinas en el Bajo Aguan, y que se dé captura a los autores materiales e intelectuales.

Henry Cárcamo fue encontrado sin vida en el lote 37 de la finca el Tumbador, tierras en poder de la corporación Dinant, y formaba parte de las 300 mil familias campesinas que en Honduras no tienen acceso a la tierra. Su suegra es integrante de la empresa asociativa campesina “10 de abril” parte del Movimiento Campesino del Aguán (MCA), informó Lemus a defensoresenliena.com.

Los jóvenes eran pescadores artesanales. La víctima sin identificar relató que fueron personas vestidas con uniforme militar quienes los emboscaron en el kilómetro 27, zona militarizada conocida como El Tumbador, donde el pasado 06 de noviembre se produjo un desalojo violento contra el Movimiento Juvenil “Mártíres del Tumbador”, el pasado 22 de septiembre.

Desde el 27 de agosto reciente, unos 800 campesinos y campesinas comenzaron los procesos de recuperaciones de tierra en ocho fincas del Bajo Aguán, que están en poder de la empresa DINANT, la Oficina Administradora de Bienes Incautados (OABI) e Inversiones Ceibeñas. Desde entonces la Plataforma Agraria del Aguán, ha registrado 14  desalojos violentos, con la presencia de comandos policiales, militares y guardias de seguridad, con Héctor hay cinco personas asesinadas, dos heridos, 85 personas criminalizadas en su mayoría mujeres y jóvenes que han sido fuertemente gaseados, torturados, golpeados y perseguidos por la Policía Nacional, Policía Rural y miembros del ejército de Honduras.

Vuelven los disparos

En el ataque, que duró cerca de una hora, dejó como saldo a 5 campesinos muertos y a varios heridos. En el ataque, que duró cerca de una hora, dejó como saldo a cinco campesinos muertos y a varios heridos.

Ya en el 2010, la Finca El Tumbador fue el sangriento escenario de una batalla entre disparos de parte de militares y guardias de seguridad privada contra unos 300 campesinos que mantenían una toma pacífica.

Estaban organizados en diferentes comisiones para recuperar unas tierras donde funcionó el antiguo Centro Regional de Entrenamiento Militar (CREM), y otorgadas por el gobierno Temóstecles Ramírez, por lo que ha surgido un joven grupo dispuesto a recuperar las tierras arrebatadas a sus padres (muchos fallecidos o asesinados), beneficiarios de la Reforma Agraria.

En una mañana de octubre, se registró una de las primeras masacres campesinas en este conflicto por la tierra en el Bajo Aguán. Tras varias horas de disparos de parte  guardias de seguridad y militares, se encontró los cuerpos de cinco campesinos, cuyas familias quedaron desprotegidas. Las víctimas mortales fueron Teodoro Acosta (39), Raúl Castillo (48), Ignacio Reyes (50), Siriaco de Jesús Muñoz (50) y José Luis Sauceda (25), y con ellos unos 30 huérfanos y cinco viudas de pan en mano, que a veces no encienden el fogón, porque no tienen que cocinar.

El Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), ha documentado y acompañado sicológica y legalmente a estas víctimas, cutos relatos están en el informe Masacre de «El Tumbador»: Una Prisión Verde de Impunidad.

El Bajo Aguán Con 125 mil hectáreas sembradas, hace de Honduras el tercer mayor productor y exportador de aceite de palma africana en América Latina, el octavo país a nivel mundial. Las plantaciones que se exportan a Europa, México y Estados Unidos. Pero también lo mantiene en el ojo mundial por el derramamiento de sangre de campesinos y guardias de seguridad privada.