lunes, 30 de julio de 2012

Camino hacia la Constituyente, Año 2012, Día 28




Por Jorge Miralda

Martes 24 de julio 2012, día de luchas combativas con los Invencibles Caminantes hondureños por el retorno de la democracia. Si hay algo que debemos reconocer de las muchas cosas positivas que tiene el FNRP-Libre es la constante formación política, que es uno de los ejes transversales del Frente, misma que se manifiesta a través de conferencias, charlas, diálogos alternos, de esquina en esquina, en el trabajo, de casa en casa etc., y todo hace prever, que si se continúa a este ritmo se obtendrán los mejores resultados, para bien de la ciudadanía hondureña en general, que está enfrascada por la toma del poder político en forma pacífica, a través de la participación ciudadana en las próximas elecciones del 2013, las cuales esperamos sean de la mejor forma posible, transparentes y no fraudulentas como las que suele implementar la oligarquía.

Foro Pueblo Pensamiento, Salón de usos múltiples del COPEMH, Salvador Ibarra
6:05 p.m. Con la participación de muchos Caminantes se dio inicio al Foro, con dos ensayos propositivos de catedráticos muy versados en las disciplinas que escogieron como forma de ganarse la vida y también como trinchera de ideas, para alimentar el espíritu combativo que reina en todo corazón Caminante. La conferencia estuvo a cargo de Gustavo Zelaya, catedrático de Filosofía de la UNAH, con la Tesis, que ya circuló por la red:Bolívar y las Ideas de Libertad y Unidad. Y del también catedrático Mario Membreño, miembro de la Comisión Política del FNRP-Libre, con la Tesis: El Pensamiento Político de Bolívar. También tuvo una participación destacada como siempre, el Caminante Gilberto Ríos de la Comisión Internacional del FNRP-Libre, al hacer un comentario final sobre las exposiciones. Se contó con la presencia del Encargado de Negocios del Gobierno Bolivariano en Honduras, el señor Ariel Vargas. La conducción de la misma y moderadora en las preguntas estuvo a cargo de la Caminante y miembro de la Comisión de Comunicaciones: Joselina Cruz, quien al iniciar la actividad dijo entre otras cosas lo siguiente:


Conmemorando 229 años del nacimiento del Libertador Simón Bolívar y como Apoyo a la Revolución Bolivariana y al Presidente venezolano Hugo Chávez Frías, hemos decidido la Comisión de Comunicaciones y el FNRP conmemorar esta magna fecha, con este evento que promete ser único por la calidad de los disertantes y de ustedes como participantes. Bienvenidos nuevamente y muchísimas gracias por su asistencia.

No cabe la menor duda que los temas escogidos para esta noche fueron acertados, tanto así, que atrajo a un buen número de Caminantes ansiosos por formarse políticamente y al mismo tiempo, por conocer más acerca de este personaje histórico con pensamiento libertario y unionista, que es un digno ejemplo a imitar, como lo es también nuestro Morazán y los Caminantes por la refundación de Honduras que no se detienen en este proceso libertario.

Bolívar y las ideas de Libertad y Unidad 
6:10 p.m. Caminante Gustavo Zelaya:
En este escrito voy a tratar de determinar cuál es la noción de libertad y unidad en Bolívar (1783-1830) y cómo las utiliza. Esto puede plantearse de la siguiente manera: en los escritos del Libertador se descubren dos niveles en su discurso: un nivel político práctico que se enmarca en su liberalismo criollo y que tiene alcances inmediatos: se trata de lograr la independencia y de promover las ideas liberales e ilustradas; otro nivel más especulativo que se vincula al pensamiento utópico y con una finalidad mediata: es cuando propone la unión de América y el antagonismo con los nuevos imperios.

Así, puede decirse que hay un doble concepto de libertad en el discurso y en la práctica de libertad. Esta dualidad puede describirse cronológicamente. El recorrido empieza en 1813 y se extiende hasta 1819, es cuando consolida su acción política y militar. Esa etapa culmina con su renuncia al cargo de Dictador Supremo de la República en el congreso de Angostura, en donde propuso un proyecto de constitución. En este período desarrolló un gran trabajo teórico y práctico que da solidez a su pensamiento y a su conciencia de criollo americano.

Esa conciencia criolla se fue formando en la búsqueda intensa de una identidad y de las expectativas de formar una patria propia. Es hasta el siglo XVIII cuando las ideas americanistas y regionalistas se van haciendo más explícitas y conscientes en el ámbito criollo. Aquí van influyendo las ideas ilustradas, pero sobre todo una serie de condiciones reales y concretas, específicamente económicas y dictadas por la corona. Por ejemplo: la existencia del monopolio comercial, el uso de los puertos, las restricciones al cultivo y a la industria, los obstáculos para acceder al gobierno, las leyes que frenaban a los criollos y un sistema educativo elitista. Es decir, todo lo que significaba el sistema colonial. Tal situación otorgó al criollo la posibilidad de ver la colonia como un espacio represivo y un aparato administrativo que frenaba toda posibilidad de construir una economía equilibrada, sana y propia.

Desde finales del XVII hasta inicios del XIX, la conciencia criolla se encargaría de denunciar y exigir una renovación de la administración y la economía colonial. Por tal razón en 1776 se creó la Intendencia de Caracas separada del resto del Nuevo Reino de Granada, ello se va a expresar en mejoras en la administración y en un mayor impulso a la economía regional a través de la plantaciones y del esclavismo. Se va a generar alguna libertad de comercio frente a las viejas prácticas restrictivas del imperio español.

En 1783, cuando nació Bolívar, el desarrollo económico ya no admitía atraso y la necesidad de libertad no era un traslado mecánico de las ideas ilustradas, sino que era una exigencia generada por el adelanto político y económico de la región. Por ello, desde el siglo XVII en América se fue formando una creciente concientización del criollo, es decir, se van identificando con el suelo en que han nacido, se encuentran a sí mismos, se valoran y van descubriendo su ubicación social. Pero a la base de este hecho psicológico hay una serie de cambios en la estructura económica colonial, especialmente se nota con el surgimiento y difusión de la hacienda que significó tierras, ganado, hombres y poder en manos de los criollos. Esto fue fundamental en la conciencia del criollo ya que en el siglo XVIII serían los hacendados los que se enfrentaron a la iglesia y a la burocracia de los virreinatos, serían los que liberarían a sus esclavos y distribuirían las armas.

En esa formación de la conciencia fue importante la conciencia de separación de Europa, separación no sólo física sino que estaban lejos en todo sentido. Esto permitió algo muy importante: a partir de una situación concreta el criollo reparó en sus características particulares e identificó a la nación criolla como su nación. Dicho de otro modo: la base en la formación de la conciencia criolla fue la búsqueda de un lugar y de un reconocimiento, fue cuando valoró su patria como la unión de lo indígena con lo español.

La Libertad en el Siglo XVIII
En el siglo XVIII la situación es distinta respecto al siglo anterior y Bolívar da un paso más. Ya no se trata solamente de edificar la nación del criollo, de la patria criolla, sino de la nación de todos los nacidos en estas tierras. Así, el criollo no sólo se compromete con su clase sino con el pueblo entero. El Libertador lo planteó claramente cuando dijo: “Nosotros somos un pequeño género humano, poseemos un mundo aparte, no somos ni indios ni europeos, sino una especie intermedia entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles”. En esas palabras reconoció un destino común para todos los americanos y ese destino es su emancipación. Es decir, hay una conciencia de la separación física de Europa que se desarrolla gracias a los cambios en la estructura económica, que agilizaría el desarrollo agrícola y el comercio de América Latina, a ello siguió la formación de la conciencia de la necesidad de una separación económica y política de España.

Esa separación es el sentido más directo e inmediato que la noción de libertad tuvo en Bolívar y en ello se basó su liberalismo criollo. En consecuencia, liberar América es no admitir su ser colonial, limitado y dependiente. Es poner a un lado un orden que frenaba las posibilidades de producción en muchos campos, de un orden social que estimulaba una sobreproducción unilateral que beneficiaba únicamente a la metrópoli. Esta libertad entendida como emancipación debía traducirse en hechos concretos que fueran más allá del discurso político.

Dicho de otra forma: si la libertad significaba emancipación y si la independencia sólo podía lograrse con la insurgencia y la guerra, la necesidad de independizarse y de ser libre debía de efectuarse como una guerra a muerte, justificada, legítima, porque, según Bolívar, “Los tiranos de la América no son (en vista de su comportamiento) de la especie de los hombres”. Aunque a Bolívar le pesara que la libertad se obtuviera a ese precio, consideró que la guerra tenía que ganarse de ese modo, y creyó que la guerra de emancipación era justa, ya que “los soldados de la libertad son superiores a los viles mercenarios de un tirano”.

El desconocimiento de parte de España hacia los tratados de rendición hechos en el campo de batalla, dieron a los americanos “un nuevo y terrible derecho”: el de la emancipación y exterminio de las tropas españolas. Así, el liberalismo criollo no sólo fue significando autonomía económica y política; la libertad también debía comprender la reconstrucción y el ordenamiento de la sociedad. Y para este último propósito debían de tomarse en cuenta los modelos políticos practicados en Europa y en Estados Unidos y las ideas de algunos ilustrados como Jeremy Bentham. En otras palabras, la libertad había reunido hombres armados y esa misma guerra debía contribuir a establecer formas libres de gobiernos republicanos. Esa libertad se manifestaría en varios sentidos: libertad de la tiranía y la opresión, emancipación política y económica y como renovación del Estado. 

Bolívar descubrió que el americano estaba interesándose por lo americano y en liberar a sus hermanos, esto se estaba convirtiendo en una virtud propia de hombres libres, generosos, decididos y valientes. Esa aspiración a la libertad tenía una doble fundamentación: por un lado estaba la necesidad de romper con la dependencia colonial; por otro, existía incapacidad en el poder español para retener a sus colonias. Así, la pretensión del liberalismo criollo consistía en formar Estados independientes fuertes y que, paradójicamente, luego cayeron en guerras civiles que los obligó a solicitar ayuda y protección a las potencias extranjeras.

En opinión de Bolívar una de las causas principales de las guerras civiles se encontraba en la ignorancia y en la falta de civilización. Esa era una de las herencias coloniales. En la “Carta de Jamaica” sostuvo que “Los americanos en el sistema español… no ocupan otro lugar… que el de siervos propios para el trabajo, y cuando más el de simples consumidores”. América hispana era un país pasivo, con habitantes alejados del gobierno y de la administración del Estado. Y todo ello producido por el sistema colonial que había generado ignorancia y esto también contribuyó a que, después de la independencia, continuara el caos por el caudillismo, que se desconociera la importancia del gobierno, de las leyes y de los intereses colectivos.

¿Cómo ordenar el caos?
La forma más adecuada para sacar a la América del desorden de la guerra era con la instalación de una República liberal y centrista que cuente con un grupo selecto e ilustrado capaz de guiar y educar al pueblo. Esa propuesta de ilustración y civilidad, configura todo el cuadro de lo que se puede llamar “liberalismo criollo” y a la vez dio paso a lo que se puede denominar utopía libertaria. Es decir: la libertad como discurso político se convertiría en un ideal regulativo de la teoría y la acción, que orientaría incluso a las emociones. Este concepto adquirió una dimensión romántica cuando se afirmó que serviría también para la formación de un individuo por y para la libertad, que participaría en la reconstrucción y ordenamiento de la sociedad.

Para tales propósitos debía considerarse la experiencia de los modelos practicados en Europa y en Estados Unidos, agregándose la contribución de algunos ilustrados como el inglés Jeremy Bentham. Esa libertad, entonces, que había reunido a hombres armados, debía contribuir a establecer formas libres de gobiernos republicanos. Además, la libertad no tendría un carácter incondicional sino que sería una libertad social, apoyada en una voluntad general moderada y en una autoridad política limitada para que no se transformara en poder absoluto. Es, pues, libertad formal, igualdad y reconocimiento legal de la libertad de los otros. Ese concepto sería un término medio entre la anarquía y el despotismo, que tendría que manifestarse en un equilibrio armónico entre la voluntad general y el poder legislativo.

La obtención de la libertad se lograría también mediante un proceso educativo en el que intervendría el conocimiento y la virtud o, en palabras de Bolívar tomadas del “Discurso de Angostura”: “Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades”. La libertad verdadera requería de emancipación, instituciones fuertes, educación moral e intelectual del pueblo. En ese mismo discurso decía: “Hombres virtuosos… patriotas… ilustrados, constituyen las Repúblicas”; mientras que un pueblo pervertido, rápido pierde su libertad. La libertad social sería la base del modelo estatal y ello implicaría la soberanía del pueblo, la división de poderes, libertad civil, abolición de la esclavitud, de la monarquía y los privilegios. Todos estos elementos son los que equilibrarían la voluntad general y el poder legítimo.

En resumen, en la idea de libertad sostenida por Bolívar se concentran los siguientes aspectos: la promoción de las virtudes cívicas, educación moral, un modelo republicano adecuado a las circunstancias. Esa formación cívico-moral sería la garantía para la expresión de una moderada voluntad general, a ello se le uniría la creación de un sistema de leyes apoyado en la realidad y que resguardara la legitimidad del poder, en donde participarían los hombres virtuosos y las leyes justas que construirían el espacio de la auténtica libertad social.

El Imperialismo y la Unidad de América
Desde 1716 se fue forjando entre los gobernantes norteamericanos la idea de hacer lo que sea para que el continente fuera de los Estados Unidos y el primer paso en tal dirección fuera provocar la desunión de las Repúblicas. La agresión y los intentos de anexión se inauguraron en 1848 al obligar a México a firmar un tratado que legalizó el robo de más de un millón y medio de kilómetros cuadrados, ese fue el Tratado de Guadalupe Hidalgo que extendió el dominio de Estados Unidos hasta el Río Bravo. Esas tentativas fueron creando cierta capacidad de respuesta combativa lenta, pero firme. Un ejemplo de ello sucedió el 12 de noviembre de 1814 cuando Bolívar proclamó: “Para nosotros la patria es América” y para ello sostuvo encuentros y recibió apoyo del Presidente Petión de Haití y del General José de San Martín, y llevó a cabo una lucha por la independencia de toda América del Sur.

Tal ejemplo fue retomado medio siglo después, en 1886, cuando José Martí declaró: “Nuestra patria es una, empieza en el Río Grande, y va a parar en los montes frescos de la Patagonia”; y antes de morir sostuvo que “Somos los hijos de la espada de Bolívar”. Esa es una tendencia en el pensamiento latinoamericano, la fidelidad a los ideales unitarios de los próceres. Antes de Bolívar el venezolano Francisco de Miranda que luchó como general de la revolución francesa, divulgó en Europa la necesidad de promover las ideas independentistas de América, aspiró también a construir una República continental que se llamaría Colombia y que se extendería desde el Mississippi hasta el cabo de Hornos. En las primeras décadas del siglo XX Augusto César Sandino se declaró “hijo de Bolívar”. Aunque el Libertador no fuera el primero en la lucha por la integración, se tornó en el más alto exponente teórico y práctico al intentar erigir a la Gran Colombia y el Congreso de Panamá.

El 3 de diciembre de 1813 en el Congreso de Nueva Granada Bolívar planteó la necesidad de unir a toda Sudamérica bajo un solo gobierno “que emplee sus grandes recursos en una sola obra, la de resistir todas sus agresiones guerreras, en tanto una creciente cooperación mutua en el interior nos asegure el apogeo y la propiedad”. En el mismo año, urgió a venezolanos y a colombianos a unirse porque “divididos seremos más débiles, menos respetados, en la unión bajo un gobierno supremo hará nuestra fuerza”. Una de las concepciones políticas más acabadas de aquella época como es la Carta de Jamaica, firmada el 6 de septiembre de 1815, recoge esta expresión del Libertador: “Es una idea grandiosa… formar… una sola… Con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tienen un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería… tener un solo gobierno”. Aunque el pensamiento de Bolívar también tomaba en cuenta algunos obstáculos de la ansiada unidad como el clima y los intereses opuestos que dividían a la región. La idea grandiosa era instalar un solo congreso, aunque fuera en el futuro, por ello repetía que “una sola debe ser la patria de todos los americanos”.

En 1818 insistió en formar un solo cuerpo político que hiciera de América “La Reina de las naciones, y la madre de las Repúblicas”, que debería estar separada de los Estados Unidos por algunas características que los separaban y que, el 15 de febrero de 1819 en el Discurso de Angostura las definió de esta forma: “ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situación y la naturaleza de los Estados tan distintos como el inglés americano y el americano español”. Igual creyó que las leyes políticas y los códigos religiosos de Venezuela y Estados Unidos, son difíciles de adaptar ya que, siguiendo a Montesquieu, “las leyes deben ser propias para el pueblo que se hacen… deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, al género de vida de los pueblos, el código que debemos consultar es el que tiene que ver con los habitantes, sus inclinaciones, su riqueza, su número, su comercio, costumbres y modales”. Además, pretendió involucrar a Inglaterra en la independencia de las colonias españolas, ligarse comercialmente para alejarlos de los Estados Unidos. Se trataba de debilitar esa influencia que se estaba insinuando como el poder que sustituiría a España como el nuevo imperio.

Después de la independencia, el 8 de enero de 1822, siendo Presidente de Colombia, le expresó a Bernardo O’Higgins que aunque se haya expulsado la opresión y “fundado instituciones legítimas… todavía nos falta poner el fundamento del pacto social, que debe formar de este mundo una nación de Repúblicas; es decir, América bajo una sola ley y guiada por la libertad”. Bolívar pudo ver también los posibles riesgos que podían surgir con la expulsión de España; el 30 de enero de 1823 sostuvo que podía venir la división al no haber enemigos externos, es decir: “La unión no nos vendrá nunca de la satisfacción que da una independencia y una confianza sin límites, porque el día que nada temamos ese día empiezan todos los peligros de Colombia”.

Esto significaba que la libertad no vendría de forma inmediata, sino que estaba pensada como un proceso que necesitaba tiempo para su maduración; por ello convocó el 7 de septiembre de 1824, al Congreso Anfictiónico en Panamá, cuando se dirigió a los pueblos de Colombia, México, de Centro América, Argentina y Chile, dijo que es tiempo “que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas… tengan una base fundamental que eternice… la duración de estos gobiernos”; la tarea consistiría –continuaba Bolívar- en “establecer aquel sistema y consolidar el poder de esta gran cuerpo político”, y esta autoridad sólo podría existir “en una asamblea de plenipotenciarios nombrados por cada una de nuestras Repúblicas, y reunidos bajo los auspicios de la victoria… contra el poder español”.

El Congreso Anfictiónico resolvería conflictos, aconsejaría acerca de los peligros comunes, interpretaría los tratados, conciliaría las diferencias y sería el origen del derecho público. El objetivo central era forjar un bloque de repúblicas libres contra la influencia europea y norteamericana. Al Congreso asistió Estados Unidos, invitados por Francisco de Paula Santander, al respecto Bolívar dijo que “jamás seré de la opinión de que los convidemos para nuestros arreglos a los americanos”. Su estrategia era oponer los intereses de los Estados Unidos a los de Inglaterra para ganar tiempo, ya que ambas potencias no eran más que “aliados eventuales, y muy egoístas”. El problema estribaba en que Europa estaba unida y América devastada, por ello confiaba en la posibilidad de organizar un ejército de cien mil hombres bajo un mando único y esto sería la garantía de la independencia total. No quería la presencia norteamericana ya que, según él, nos podía “comprometer con la Inglaterra, porque los norteamericanos son los únicos rivales de los ingleses” (Carta a Santander, 28 de junio de 1825). Suponía que una posible protección inglesa era inconveniente y que lo importante era que: “La existencia es el primer orden; y el segundo es el modo de existir: si nos ligamos a la Inglaterra existiremos, y si no nos ligamos nos perderemos infaliblemente… es preferible el primer caso. Mientras tanto, creceremos, nos fortificaremos… entonces, nuestra propia fortaleza y las relaciones que podamos formar con otras naciones europeas, nos pondrán fuera del alcance de nuestros tutores y aliados”.

Los opositores de esta alianza eran los Estados Unidos y los delegados de ese país, que llegaron tarde al Congreso, tenían orden del Presidente Adams de velar por sus intereses respecto al estatus de Cuba y Puerto Rico, su intención era mantener el orden colonial en esas islas y esto se oponía a la idea de Bolívar de liberar esos países.

La pugna entre Bolívar y los Estados Unidos tenía antecedentes desde enero de 1817, cuando barcos contrabandistas de esa nación dotaron de armas a las tropas españolas. El gobierno de Caracas capturó dos barcos al servicio de España y esto provocó una discusión con el embajador norteamericano Bautista Irving. El 29 de julio de 1818 Bolívar le reclamó por el olvido de la fraternidad, la amistad y los principios liberales comunes, le expresó: “Para dar armas a unos verdugos… que por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana, ¡la sangre de sus propios hermanos!”. El 28 de agosto del mismo año, condenó el hecho de que los Estados Unidos prohibieran a Venezuela comprar armas y municiones mientras que a España le concedía facilidades; estos actos le causaron al Libertador “Extrema repugnancia y… dolor”. El 7 de octubre le dijo al diplomático norteamericano que no permitirá ningún ultraje a los derechos nacionales y que “lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende”. El contrabando durante seis años a favor de España de hecho eran acciones contra Bolívar que, al referirse a la política del Presidente James Monroe manifestó que “jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros”.

El conflicto se hizo más evidente el 17 de enero de 1827 cuando el embajador de Estados Unidos en España, Alexander Everett, afirmó que no se debía alentar un despotismo ilustrado en Colombia y Perú ya que intentarían también llegar a Cuba; textualmente dijo: “Si Bolívar realiza su proyecto, será casi completamente con la ayuda de las clases de color, las que, naturalmente… constituirán las dominantes del país… un déspota militar del talento y experiencia al frente de un ejército de negros no es ciertamente la clase de vecino… que quisiéramos tener”. Después propuso que no es bueno reconocer a Colombia ya que será un vecino desagradable para los Estados Unidos.

Con el tiempo, en Guayaquil el 4 de agosto de 1829, conforme avanzaban las enfermedades de Bolívar, iba sintiendo que sus ideales unionistas morían, creyó que de no rectificar y salir del desorden y del crimen, podría generarse un nuevo colonialismo; y al preguntarse sobre quien podía curar los males de América, dijo que “Los Estados Unidos son los peores y son los más fuertes”. Puede decirse que ese ideal unitario, planteado con mucho adelanto, fue poco entendido. El 16 de octubre de 1830, casi muerto y decepcionado, determinó que la situación era terrible y que no era posible poner orden y que había que extinguir “La raza de los americanos, o por lo menos la parte agente del pueblo, sin quedarse más que con los seres pasivos”; creyó que era algo espantoso “Más para lo futuro que para lo presente; ¿dónde se ha imaginado nadie que un mundo entero cayera en frenesí y devorase su propia raza como antropófagos? … eso es único en los anales de los crímenes, y lo que es peor, irremediable”.

Ese pesimismo final de Bolívar no impide reconocer que sus propuestas acerca de la libertad y la unidad de América tendrían gran impacto en otros próceres como Martí y Sandino, que se manifiestan en los actuales procesos sociales y políticos de América Latina que no sólo pretenden unir pueblos para enfrentar al capitalismo neoliberal, sino que se trata de edificar un sistema social que haga posible la ansiada felicidad de Bolívar sobre bases de justicia, libertad, solidaridad, bienestar, equidad y la soberanía del pueblo. O en palabras del Libertador: “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política".

El Pensamiento Político de Bolívar 
6:40 p.m. Caminante Mario Membreño:

Quiero aprovechar la oportunidad de este acto, para rememorar la presencia en Honduras, de un combatiente internacionalista venezolano Alí Gómez que murió el 8 de mayo de 1985 en Nicaragua, en el cumplimiento de un deber revolucionario. Alí Nicanor para los venezolanos, nicaragüenses y los hondureños, fue un bolivariano convencido, su frase predilecta era la frase de Bolívar: La Patria es América. Aquí en Honduras preparó uno de los ensayos sobre El Libertador. Cuando años después lo encontré en Nicaragua y manifestaba que realmente su ocupación en aquel momento era Bolívar, sino Francisco Miranda, y aquí está la clave para entender a Bolívar y la revolución e independencia de América Latina. Guardo dos cartas que no pude entregar a su familia, que nos entregó precisamente con ese propósito, presintiendo que su incorporación a la lucha en Nicaragua conllevaba el riesgo de su muerte, para Alí este recuerdo, en este momento dedicado precisamente al Libertador.

Hace apenas dos décadas, que América Latina cumplió 500 años existencia con una identidad cada vez más definida, aunque el proceso de sus gentes comenzáramos siglos atrás cuando desde Asia comenzaron a desplazarse hacia su territorio los primeros pobladores. En su inmenso territorio de 30 millones de kilómetros cuadrados, Francisco Miranda el más universal de los próceres latinoamericanos, pensó en una sola nación, que debería existir desde el río Misisipi hasta Cabo de Hornos, que compartiría con Estados Unidos y Canadá este hemisferio, con una identidad histórica, política y social todavía no cristalizada definitivamente, pero con su propia personalidad sus pueblos libran hoy la batalla por su segunda independencia, que lograra Cuba a fines de los años 50 del pasado siglo y en la que Venezuela, la patria del Libertador está ahora empeñada.

Como lo señaló uno de sus biógrafos, la Europa absolutista, injusta y depositaria procuró hacer de América su semejanza. Hubo la ilusión de un nuevo mundo, pero 200 años de colonialismo la fosilizaron. La lucha por la Independencia fue por ello, una gesta revolucionara conducida por una pléyade de constructores de naciones, en la que Bolívar aparece como la más descollante personalidad en una época heroica, en la que vio nacer los Estados que hoy constituyen América Latina; sin embargo, no es Bolívar el autor de cada uno de los elementos que ensambló en su regia estructura de carácter profundos, por la que habría de sustituirse el viejo orden de cosas, él recogió un legado rico y lleno de sustancia, hasta él llegó aquellas robustas tradiciones de miles de sueños postergados a partir de Colombia y sus gentes en este hemisferio como señalara uno de sus biógrafos.

Los espíritus fundamentales de sus proyectos revolucionarios fueron: En lo político la Independencia, el establecimiento de la democracia, único Gobierno susceptible de una absoluta libertad. La república constitucional representativa, alternativa y popular. En lo social, el imperio de igualdad, Ley de las Leyes como le llamaba, la abolición de la esclavitud en los trinitecos, la eliminación de todas las barreras entre los ciudadanos, estos son todos los hombres. En lo económico, la distribución de los bienes nacionales con justicia, primordialmente la de las tierras. En lo jurídico la unidad de América Latina, la unión efectiva y auténtica de nuestras patrias conforme a etapas y espacios viables. El programa culmina con un empeño superior por la educación, el poder moral.

En la lucha por la independencia, América Latina tuvo que bastarse a sí misma, en haber estado trunca esa revolución, tiene hoy el carácter de un imperativo moral para los latinoamericanos que debemos asumirla. La originalidad y la proyección estaba en que armoniza y plasma la síntesis selectiva de las revoluciones anteriores, especialmente la francesa y la norteamericana, al respecto ya en 1799 advertía Francisco Miranda, dos grandes ejemplos tenemos delante de nosotros, la revolución norteamericana y la francesa, evitemos discretamente la primera y evitemos con sumo cuidado los fatales efectos de la segunda.

Bolívar, es el arquetipo en la primera etapa de la dignificación de América, es el revolucionario que atalaya el futuro y formula el fundamento programático de ese proyecto histórico. Bolívar impulsa la revolución americana como una empresa orgánica que ha de marchar con objetivos convergentes. En el orden político: promueve la ruptura con la Corona Española, para dar nacimiento a una magna entidad nueva; la conquista de la libertad y de la autonomía. En el orden económico: el trabajo por la justicia en la distribución de los bienes y adjunta la independencia económica por la distribución de la tierra a los propios trabajadores, poniendo los medios de producción en las manos de ellos y piensa hacia la abundante producción de las riquezas mineras. En lo social: se pronuncia por la absoluta absolución de los trinitecos, por la eliminación de las diferencias sociales para reivindicar la dignidad humana, liberar a los negros, redimir a los indios, superar a los pardos. En lo jurídico: en la estructuración, principios legales, esenciales para regular las relaciones inter e intracontinentales. En lo histórico: la entrada al orden universal de una nueva unidad colectiva con un plan de justicia, paz y armonía internacionales, con conciencias de resistencia y su auténtico destino. En lo cultural: se pronuncia por la educación popular como el primer deber del Gobierno, todo bajo el imperio de la moral para elevar la virtud a normas constantes de la vida social y lograr alma nueva, fundamentada en los principios éticos de la civilización.

En Bolívar, la moral estipula el comportamiento, la formación ética personal tiene en su juicio una clara repercusión social: sin hombres virtuosos no puede existir la República. La mejor política es la rectitud y la felicidad consiste en la práctica de la virtud.

Como han señalado sus estudiosos, ningún político revolucionario existió jamás, con la constancia suya sobre la necesidad del valor de la moral, ningún americano tuvo nunca como él, tanta plena seguridad en los beneficios de la virtud.

Como la mayoría de los padres fundadores de las naciones latinoamericanas, no fue un pensador abstracto, ni un teórico en el enfoque de los problemas. Bolívar es un político revolucionario que se mueve y avanza. El motivo principal de su pensamiento es el Estado, la nacionalidad, la paz; aunque debe considerarse a esta la preocupación principal de su pensamiento, en la noción de patria se integra la realidad geográfica con la humana y con la circunstancia histórica, la transición, el anhelo, la vida; primero el sueño nativo que dar. Él ha formado con sus elementos nuestros hechos; nuestra vida no es otra cosa que la esencia de nuestro propio país, allí se encuentran los testigos de nuestro nacimiento, los creadores de nuestra existencia y los que nos han dado alma por nuestra educación.

La libertad, es principio de todo esta concepción política de Bolívar, pero la libertad teórica, perfecta y absoluta no debe ser confundida por la libertad práctica, la libertad desorganizada, sin causa, sin forma, ni sistema ni medios, son para ellos escollos donde han ido a estrellarse todas las esperanzas republicanas. Para Bolívar, la existencia republicana es incontenible sin la igualdad, la Ley para Bolívar es consagrar la igualdad total como noma suprema que fundamenta el orden jurídico, esa es la Ley de leyes. La seguridad es también una columna angular del pensamiento político, que la entiende, le da garantía y protección, que la sociedad concede a cada uno de sus miembros para la conservación de sus personas, derechos y propiedades.

Un espacio importante en su pensamiento político está dedicado a la problemática de su Gobierno, este es el órgano de extensión y medio de expresión colectiva, y de él en buena medida depende felicidad social. Le preocupa la problemática del Gobierno, por la repercusión de este en la integración de la obra revolucionaria. Su aspiración se centra en lograr un Gobierno adecuado al medio americano, Gobierno que tiene como deber en primer lugar, lograr la revolución continental de inmediato y en el fututo reservar y entender esa revolución, que debe cumplirse en armonía de todos los elementos del orden social, como está ocurriendo hoy precisamente en Venezuela. Concibe el Gobierno y la colectividad como dos cuerpos de legítima correspondencia, el Gobierno es producto de la vida colectiva y cuando olvida está condenado al fracaso. Pero Bolívar no creía en una eternidad de una democracia para América de su tiempo, pensaba que América necesitaba formas intermedias y progresivas de democracia, pero no en el régimen democrático puro, pensó que un país con menos lustros de vida independiente y con un manifiesto a cargos políticos pudiera disfrutar instrucciones de un sistema complejo y avanzado, como el de Inglaterra por ejemplo. Algo fundamental de su concepción democrática de Gobierno, es la división de los poderes; el poder debe ser dividido, pero no tener una separación rígida, más que separarlo, pensaba en enlazar los poderes con vínculos de la armonía. Esta es la idea de un Gobierno orgánico, que debe ser receptivo con varios órganos, cuando entre los fallos exista un equilibrio que le sirva de freno mutuo y garantía común. Bolívar piensa en un Gobierno democrático, republicano, popular, efectivo, sencillo, moralmente pues, capaz de sobreponerse a la anarquía y la tiranía, y defender la revolución. Régimen democrático se caracteriza en su pensamiento, con la presentación limitada, con mandato imperativo cercano a la democracia directa, pues pide para los diputados el mandato estricto de sus electores. Tengo mil veces más fe en el pueblo que sus diputados; expresó duramente y como si no fuera suficiente, reiteró; yo no conozco más Partido de salud, que el de devolver al pueblo su soberanía consultiva, para que le hagan su pacto social. Muchas gracias.

6:47 p.m. Caminante Gilberto Ríos:
Buenas tardes compañeros (as). Hoy cumplimos 3 años del asesinato del compañero Pedro Magdiel y para él pido aplausos porque lo recordamos; lo mismo que para Emo y Jerónimo, cuando la oligarquía se le antojó asesinar personajes íconos del FNRP. Quiero hacer un apunte primero para los dos compañeros que me antecedieron, porque los expositores anteriores tienen muy buenas tesis documentadas sobre lo que expusieron y me es difícil hacer un recuento sobre los mismos. Lo importante de sus aseveraciones es haber situado históricamente a un hombre con su gesta en una situación que vivía Latinoamérica, una situación similar a la que vivimos justamente ahora, y esa situación es la de debilitamiento que ejerce el imperialismo a nivel internacional; nuestro FNRP, es por decisión de la Asamblea con conciencia popular un instrumento de lucha social antimperialista, nuestro Partido Libre, brazo político de nuestro Frente, es, y así lo dicen sus Estatutos, un Partido antimperialista, el antimperialismo tiene una razón concreta, los pueblos no se pueden liberar si tienen una bota opresora, en este caso, la presencia transnacional que extirpa las riquezas de nuestro país y somete a nuestros trabajadores y a la riqueza socialmente productiva, en tal sentido, los socialistas, además de estar celebrando el natalicio del Libertador, estamos haciendo jornadas en solidaridad por toda Latinoamérica, como lo acordamos en el Foro de Sao Paulo, de respaldo a la Revolución Bolivariana de Venezuela y a su Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.

Me acordaba el día de hoy, cuando hice un escrito, de otro prócer latinoamericano del siglo pasado, pero vigente, el Che Guevara, tal vez hoy lamentablemente más presente en las camisetas que en la conciencia de los revolucionarios, pero cada vez más y más vigente en América Latina; cuando decía: Sean capaces de sentir en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Esa cualidad es la cualidad más hermosa de cualquier revolucionario. Siento que Bolívar, Martí, Francisco Morazán encajan en sí mismos un pensamiento internacionalista, porque no respetan las fronteras impuestas ¿Por quién? ¿Quién dijo que El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Chile, etc., eran otros países? ¿Si nosotros nacimos en este mismo continente? Para mí, haciendo un estudio del sistema de clases, que distribuye a los seres humanos en rígidos estamentos de privilegios o vejaciones, también contempla una división de fronteras del régimen de clases, de fronteras geográficas que limitan nuestra libertad en función de los intereses de feudos oligárquicos llamados países ¿Para quién son funcionales las fronteras?, sí son funcionales para los pueblos, porqué tenemos que respetar fronteras. En mi escrito también reflexionaba sobre Marx, Marx organizó la Primera Internacional de los Trabajadores, también la Primera Internacional Comunista, y cuando alguna de las luchas de los trabajadores fracasaron en el sistema de manejo, Marx fue expulsado de su propio país, imagínense que uno puede nacer, luchar por las causas de su país y ser expulsado e incluso amanecer en pijama en un aeropuerto de otro país ¿Entonces cómo es eso de las fronteras, cómo es eso que yo pertenezco a este país y cuando no hago caso de la oligarquía aparezco en otro país?, Marx decía en conclusión: Yo soy ciudadano del mundo, aseveración que me parece una gran concepción del internacionalismo que pregonaba.

Por otro lado, comenzamos a ver el mundo en clases sociales, en ese sistema de privilegios el que muchos estamos excluidos, mientras estamos fuera el 1%, el 99% está dentro, somos los Indignados, pero no por el simple hecho de serlo, sino, que estamos construyendo proyectos revolucionarios y que vamos para adelante hacia la construcción de una nueva sociedad.

Simón Bolívar luchó por la liberación y que ha sido considerado por la BBC de Londres como el personaje del siglo IXX, quien además del recorrido que hizo a caballo en toda su vida, alcanzando la mitad de la circunferencia de la Tierra, liberó 5 países y ¡Ojo!, liberó no colonizó y luchó por la independencia de 8 países, por eso, gracias a la Revolución Bolivariana, se ha incluido una nueva estrella a la bandera venezolana, que representa a los 8 países, en los que Bolívar influyó positivamente para su Independencia. Otro dato muy importante de Bolívar es que de las 473 batallas en las que luchó, solo perdió 6, ya se pueden imaginar la talla de estratega militar que era.

En mi escrito también hice referencia a Martí, que conocemos como revolucionario e independista inspira en una época posterior a la de Bolívar, pero era similar, la lucha por la Independencia de Cuba. Martí cae en combate porque su talento, como todos saben no era la batalla, y resume de la siguiente manera el concepto de patria: Patria es humanidad; entonces si nosotros vamos a luchar por la patria, estamos luchando por la humanidad. El Martí revolucionario, inspira 50 años después de su muerte la revolución socialista más importante de América Latina y probablemente la más importante del mundo, que es la revolución cubana, que encabeza el Comandante Fidel Castro Ruz. Y de allí que las gestas independentistas dan raíz a las luchas de los procesos socialistas, no es casualidad, que nosotros hemos tomado la figura de Morazán como un forma de inspirar no solo esta lucha, sino la lucha internacionalista, en el caso de la Unidad Centroamericana y también en el caso, por la lucha del socialismo hondureño. También en la Revolución cubana nació el personaje que mencionábamos al comienzo, Ernesto Che Guevara, que luchó militarmente en África, -el componente militar se da en todos los casos que mencionamos- fue decisivo en la lucha por derrocar a Batista y luchó en Asia y murió peleando en Bolivia, esa es una muestra de la expresión suprema del internacionalismo por la libertad de la humanidad.

Finalmente para mí, hay una disyuntiva que nos hemos planteado, que no es más que el mismo problema ¿Estamos luchando en Honduras por la Independencia Nacional o luchamos por el Socialismo Hondureño? Y he sintetizado en algunos argumentos, lo que los cubanos han dicho también de su propia experiencia.

Mientras el pensamiento ortodoxo marxista dice que primero hay que construir las condiciones materiales, para que las sociedades logren alcanzar el socialismo. Pero los cubanos en el 59 dijeron no, nosotros hacemos la Independencia Nacional y al mismo momento hacemos el Socialismo Cubano, y ese es justamente el reto del FNRP y de LIBRE, tenemos que proponernos la Independencia Nacional y paralelamente construir el Socialismo Hondureño; esa es la batalla en américa Latina, que ha demostrado que es posible construirlo en estos momentos y que la está encabezando en su país el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, a quien le deseamos éxitos en este próximo 7 de octubre ¡Vamos de la resistencia la Socialismo! ¡Resistimos y venceremos! ¡Hasta la victoria siempre!

7:12 p.m. Finaliza el foro Pueblo Pensamiento sobre el Libertador Simón Bolívar, el cual dejó un grato sabor intelectual en todos los asistentes.


Voces Caminantes por la Constituyente
Caminante Pedro Juan, socialista por convicción, y quien a petición de él respetamos su identidad.
Jorge Miralda: Hoy ha habido dos celebraciones ¿Qué le han parecido?
Pedro Juan: Muy buenas por la tarde estuve frente al Hospital San Felipe y ahora aquí, pero la verdad es que las dos estuvieron de lo mejor. Los discursos fueron centrados y realistas sobre lo que se vive en Venezuela y también lo que vivimos nosotros con esta oligarquía.

Jorge Miralda: Sobre el Foro Pueblo Pensamiento referente a Bolívar ¿Qué captó que le haya llamado la atención?
Pedro Juan: es la primera vez que vengo a un Foro de estos, pero me gustaron muchas cosas, los datos fueron muy interesantes y se les notó que los expositores en el Foro estaban muy preparados, saben lo que hacen y se expresan en forma muy clara, vale la pena volver a escucharlos, porque tenemos personas muy inteligentes y con ideas definidas en el Partido Libre. En resumen la idea que tenía sobre Bolívar se engrandó más en mí.

Jorge Miralda: ¿Qué piensa sobre la Revolución Socialista, es posible en Honduras?
Pedro Juan: Claro que sí se puede, pero yo me inclino por la revolución pacífica que dice siempre Mel Zelaya, y porque además, l mayoría de los pueblos que le han dado duro a la oligarquía, lo han hecho a través de las votaciones, aunque el proceso electoral no son garantía para nosotros los de Libre.

Jorge Miralda: ¿Por qué no son garantía?
Pedro Juan: La oligarquía no va a dejar el poder aunque les ganemos en las urnas, es claro que van hacer fraude y para eso están preparados. A nosotros solo nos toca luchar para que eso no suceda y aunque diga Mel Zelaya que no debemos separarnos de las urnas ni por un momento, siempre nos van hacer fraude, porque lo harán en forma electrónica a través de la técnica moderna de la computación.

Jorge Miralda: Y aún así, conociendo todo esto ¿Va a ir a votar?
Pedro Juan: Claro que sí, no nos queda de otra, porque ya le dije que me inclino por las votaciones y no por las armas, además no aguanto una balacera, porque la guerra es disparar y salir corriendo y con estos años que me cargo no estoy para esos trotes. Mejor voy a las urnas y rogando a Dios que esa oligarquía asesina no haga fraudes.

Un paso hacia adelante en esta lucha, es un nuevo amanecer hacia la Refundación de nuestra patria morazánica.


Unión de Escritores y Artistas de Honduras (UEAH)

Miembro del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP)

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