lunes, 12 de diciembre de 2022

La apuesta del COFADEH es que la juventud conozca la verdad sobre las desapariciones forzadas

Defensoresenlinea.com

Por Marc Allas 
Plantón latinoamericano de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos y representantes invitados de organizaciones de DDHH del continente acuerpando el último plantón del año

Al cierre de la celebración por los 40 años de existencia del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), que incluyó un foro con una línea transversal enfocada en la memoria histórica y visita de delegaciones de varios países de América Latina a monumentos en memoria de los desaparecidos por razones políticas e ideológicas durante la década de los 80´s, el programa “Voces contra el Olvido” abordó este tema con la presencia de la Coordinadora General del COFADEH, Bertha Oliva y el académico mexicano, antropólogo, investigador social y defensor de los derechos humanos, Edgar Chávez.

Ambos personajes concordaron en que las juventudes presentes y futuras, tienen el derecho a conocer la verdad sobre lo que ocurrió en la llamada década del terror, donde escuadrones de la muerte, entrenados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ejecutaron crímenes de lesa humanidad como la desaparición forzada contra el liderazgo del movimiento social hondureño.

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Los entrevistados opinaron que las juventudes del continente deben conocer la historia sobre los crímenes de lesa humanidad perpetrados en el pasado, los casos sobre desapariciones forzadas y los procesos que se desarrollan en la búsqueda de justicia ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

Durante su comparecencia Edgar Chávez, que ostenta el grado académico de Doctor en Ciencias Sociales, además de ser antropólogo, comunicólogo y defensor de derechos humanos, expresó que lo vivido en las actividades que desarrolló el COFADEH, “fue una experiencia maravillosa, me siento honrado de estar en Honduras y de compartir con tantas personas este clamor sobre la justicia, sobre la memoria, sobre la verdad en torno a la desaparición forzada y por supuesto la exigencia permanente de no repetición”.

Desde 2020, Chávez coordina el Proyecto sobre Desaparición Forzada en México y América Latina de la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Cuajimalpa de México.

En torno al encuentro desarrollado en Tegucigalpa por parte de delegados y delegadas de organizaciones miembras de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (FEDEFAM) y organizaciones invitadas, el antropólogo comentó que fue muy importante escuchar a una variedad de voces tan destacadas en sus experiencias y haberes acumulados durante décadas y que nos trae a cuenta que estamos en permanente exigencia de justicia y verdad.

Chávez señaló que si bien ha habido avances en nuestras democracias y Honduras es una de ellas en esta presidencia que consideramos progresista, me parece que hay retrocesos en muchas de las democracias, particularmente en Centroamérica, y hay que decirlo y señalarlo, el caso de Guatemala es una de ellas en términos de justicia. El Salvador me parece que también tiene algunas deudas pendientes y por supuesto Nicaragua.

Edgar Chávez (Mexico) y Alejandra Cabrera (Guatemala) durante el plantón
Edgar Chávez (Mexico) y Alejandra Cabrera (Guatemala) durante el plantón

El académico apuntó que en ese sentido, México no se queda atrás por el tema de la migración con más de 107 mil personas desaparecidas, que ha creado una crisis humanitaria de proporciones incuantificables.

“Es importante señalar que este encuentro lo que ha posibilitado es, seguir poniendo sobre la discusión de la opinión pública, la importancia de que sean las personas familiares de personas desaparecidas, el centro de la justicia y que por supuesto tiene que aplicarse en una implementación de política pública”, detalló.

Chávez expresó que de su experiencia en el 40 aniversario del COFADEH (que se celebró el pasado 30 de noviembre con el foro “Liduvina Hernández”, 40 años Construyendo Memoria Histórica por las Víctimas de la Desaparición Forzada), rescataría el hecho de que los derechos humanos no se comercializan y si esos derechos no se comercializan, las demandas de desaparición forzada no deben ser un botín político como también dijimos en el encuentro.

En el marco de la celebración también se desarrolló un encuentro con delegados y delegadas de organizaciones de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (FEDEFAM).

“Creo que si desde ese punto partimos, este encuentro lo que ha planteado es que no es el lugar para expediciones de especulación de aquellos, que lo quieran hacer con la verdad, con la justicia, con la memoria y con los derechos humanos”, sostuvo.

Chávez dijo que la demanda hacia los estados es que éstos implementen políticas públicas que lleven a cabo una pedagogía de los derechos humanos. Tiene que transmitirse a las nuevas generaciones la exigencia de sus derechos y por supuesto llevarlo a cabo de la manera cotidiana.

El profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana de México expresó que es importante pensar en las generaciones venideras y destacó la conformación de las jóvenes y los jóvenes “embajadores de la memoria” del COFADEH.

El salón de los retratos de los rectores y rectoras de la UNAH en el Paraninfo Universitario fue la sede del foro Liduvina Hernández
El salón de los retratos de los rectores y rectoras de la UNAH en el Paraninfo Universitario fue la sede del foro Liduvina Hernández

“Los jóvenes tienen una fuerza y potencialidad muy importante en términos de la búsqueda de justicia, justamente la exigibilidad de sus derechos y transmisores de ese conocimiento a otros jóvenes”, dijo.

Por su parte la Coordinadora General del COFADEH, Bertha Oliva, resaltó que en el marco del 40 aniversario del comité en el que las organizaciones de derechos humanos de Latinoamérica acompañaron el último plantón del año en demanda permanente a los gobiernos por verdad, justicia, memoria y reparación, debemos agradecer al movimiento social hondureño, al pueblo que se hizo presente, al pueblo que llegó con sus mantas, con sus pancartas para estar dándole un presente a las víctimas de las desapariciones forzadas.

“Ellos nos acompañaron porque yo sí creo que hay que celebrar la vida de 40 años de una organización de familiares de víctimas, pero también debemos darles las gracias a quienes estuvieron atrás de nosotras y que hicieron posible que esto se diera”, apuntó.

Oliva también agradeció al cuerpo diplomático acreditado en el país y organizaciones internacionales con presencia en Honduras y al gobierno de la presidenta Xiomara Castro, que han entendido el objetivo de las demandas que el COFADEH viene exigiendo  por cuatro décadas.

Un aspecto sobre el cual debemos estar claros,  es la obligatoriedad para entender la importancia de la lucha de clases, porque eso nos hace dignas de implementarla y de permanecer en ella. Es como la opción política que a final de cuentas, que asumimos en esta búsqueda de verdad y justicia, porque a la gente que reiteradamente se le niega el derecho a la verdad y el  derecho a la justicia, es en su mayoría al pueblo que hace demandas y reclamaciones sociales, sostuvo.

Bertha Oliva en el último plantón del año realizado por el COFADEH en la Plaza de los Desaparecidos en Tegucigalpa
Bertha Oliva en el último plantón del año realizado por el COFADEH en la Plaza de los Desaparecidos en Tegucigalpa

La reconocida y laureada defensora de los derechos humanos dijo “que de todo eso estuvo empapado este 40 aniversario el día 30 de noviembre, pero lo otro importantísimo es, retomar las calles y retomar el plantón público que se vio calorizado el viernes 2 de diciembre por muchas personas de Latinoamérica en la Plaza de los Desaparecidos (ubicada a pocos metros del Congreso Nacional).

Bertha Oliva comentó que muchas compañeras en gran parte del continente, saben dónde nos estacionamos el primer viernes de cada mes durante estos 40 años. Eso no significa que estamos cansadas. A los 40 años se vio robustecido ese espacio.

“Y ese espacio robustecido con gente que camina, que grita, que exige y que demanda, es porque está consciente de que no ha habido la demanda principal por la que hicimos el primer plantón de hace cuatro décadas, que es la falta de justicia y la ausencia de una determinación política de los gobiernos para investigar, para sancionar y llevar a cabo la no repetición de los hechos”, resaltó.

No se repiten los hechos cuando los que cometen los delitos de lesa humanidad o de lesa patria como ha sucedido en nuestro país en estos 40 años, si se les investiga y si se les castiga, no estuviéramos sufriendo a éstas alturas nuevas desapariciones forzadas.

En estos días la importancia de la justicia se hace más vital, más fuerte, y es un grito que lo estamos abrazando muchos hombres, muchas mujeres y muchas juventudes en el planeta, precisó Oliva.

La Coordinadora General del COFADEH resaltó la presencia de Edgar Chávez en la celebración del COFADEH porque dijo “que es un académico convencido que hay que empoderar a la población y a las juventudes y sobre todo a las familias de las víctimas de desaparición forzada que tanto ellas tienen derecho, como ellos tienen el derecho a saber qué fue lo que pasó y a castigar a los que cometieron estos delitos.

Delegaciones de varios países del continente visitaron en Amarateca lo que en el futuro será el Museo Regional de Memoria
Delegaciones de varios países del continente visitaron en Amarateca lo que en el futuro será el Museo Regional de Memoria

En términos de memoria histórica y considerando la visita que las delegaciones de El Salvador, Guatemala, Ecuador, Bolivia, Argentina, Uruguay, Paraguay, Colombia y Chile realizaron al Hogar contra el Olvido y a la llamada casa del terror ubicada en el valle de Amarateca, al norte de la capital, Bertha Oliva señaló que lo importante es la apuesta política que nosotras estamos señalando.

“Es importante que digamos que hay que tomar los lugares que sirvieron de espacios de tortura y de dolor. En esa línea es que justo, de estas reuniones y de todo lo que hemos venido trabajando en estos días, han surgido, por ejemplo, dos reuniones importantes”.

La primera es que vamos a hablar sobre todas las necesidades que se deben implementar lo más pronto posible con funcionarios del gobierno de Honduras, informó Bertha Oliva.

Oliva añadió que quizás la próxima semana podamos tener un acercamiento para presentar el plan que se va a desarrollar en la casa del dolor, otros le dicen la casa de Amarateca, otros le dicen la casa del terror, pero dentro de poco va a tener un solo nombre.

La Coordinadora General del COFADEH indicó que dicho lugar podría llamarse Museo Nacional de Memoria o Museo Regional de Memoria.

“Lo importante es que ahí vamos a sembrar pedagogía, ahí vamos a sembrar vida donde antes hubo muerte, dolor y terror. Y quizás en esta próxima semana al presentar lo que nosotras tenemos se va a empezar a priorizar con qué se va a iniciar”, anunció.

Berta Elena Nativí nieta de Bertha Oliva- en nombre de los Embajadores de la Memoria brinda su mensaje en el plantón del COFADEH
Berta Elena Nativí nieta de Bertha Oliva- en nombre de los Embajadores de la Memoria brinda su mensaje en el plantón del COFADEH

Oliva resaltó que el gobierno de la presidenta Xiomara Castro, está anuente para hablar y dialogar sobre estos temas que anteriormente eran una cosa impensable que se pudiera hablar a este nivel.

“Es importante que los jóvenes conozcan lo que pasó hace 40 años, porque esa es la apuesta, que los jóvenes conozcan lo contrario a la apuesta de los perpetradores que es que olviden y que perdonen. Pero yo siempre he dicho qué vamos a perdonar, si no sabemos a quién perdonar ni por qué perdonar porque nos han negado la verdad”, sostuvo.

Por último, Oliva explicó que la lucha es que los perpetradores de graves violaciones a los derechos humanos, puedan entender la necesidad de asumir su responsabilidad, que tienen que dar cuentas de sus hechos y que han negado una verdad al pueblo hondureño.

Durante el foro realizado el pasado 30 de noviembre, el embajador de Argentina en Honduras, Pablo Vilas, anunció que Bertha Oliva ha sido acreedora al Premio Internacional de Derechos Humanos “Emilio F Mignone”, establecido en el 2007 por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República de Argentina.

La Coordinadora General del COFADEH recibirá el galardón el próximo 19 de diciembre de este año en Argentina.

El premio tiene como finalidad reconocer el trabajo de instituciones y personas extranjeras residentes en el exterior, en la promoción y protección de los derechos Humanos.

Dicho premio está inspirado en la figura de Emilio F.  Mignone, quien fue uno de los principales defensores de derechos humanos de Argentina y miembro fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).


Estado de excepción discrimina y estigmatiza la pobreza en Honduras

Radioprogresohn.net

El gobierno de la presidenta Xiomara Castro Sarmiento lanzó el “Plan Integral para el Tratamiento de la Extorsión y Delitos Conexos”, mediante el cual declaró una emergencia nacional de seguridad.

“Este Gobierno del Socialismo Democrático le declara la guerra a la extorsión, así como desde el primer día le declaramos la guerra a la corrupción, a la impunidad y al narcotráfico”, declaró Castro Sarmiento, el pasado 24 de noviembre en comparecencia pública.

Un estudio reciente, realizado por la Asociación Para Una Sociedad Más Justa (ASJ), establece que en Honduras 206 mil 623 hogares han sido víctimas de extorsión en durante 2022.

De acuerdo a las estimaciones de la ASJ, 847 mil 154 personas fueron víctimas de extorsión. Con relación a los montos, indican que al año en Honduras se pagan 18 mil millones de lempiras, un aproximado de 87 mil 427 lempiras por víctima.

Sin embargo, el Sondeo de Opinión Pública 2022 del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, Eric-sj, indica que apenas cuatro de cada diez hondureños y hondureñas han sido víctimas del delito de extorsión.

El Director de la Policía Nacional, Gustavo Sánchez, indicó que el Plan Integral incluye reactivar el Comando de Operaciones Especiales (COBRAS) y el control de seguridad territorial en áreas de riesgo. Sánchez afirmó que en 52 barrios y colonias de Tegucigalpa y San Pedro Sula existe presencia de la mara MS-13 y Pandilla 18.

En ese sentido, la Presidenta Xiomara Castro Sarmiento dijo que para fortalecer la estrategia de “recuperación inmediata de los territorios sin ley, en los barrios, en las colonias, aldeas, municipios y departamentos declaro emergencia nacional en materia de seguridad”.

Castro Sarmiento, además, instruyó a la Policía Nacional a proponer “estados de excepción y suspensión de garantías constitucionales parciales en los sectores donde se amerite”.

Para la analista en temas de seguridad pública, Mirna Flores, el “Plan Integral para el Tratamiento de la Extorsión y Delitos Conexos” es una medida reactiva y apresurada, porque, además de limitar libertades, “está estigmatizando la pobreza”.

Flores agrega la extorsión no sólo es un problema de maras: “encuentro una infinidad de actores que no viven en esos barrios, viven en los sectores de clase media, por otro lado, a quienes van a invadir con fuerzas militares y Policía Nacional es a los barrios más vulnerables que deben ser atendidos con políticas sociales”.

Joaquín Mejía, abogado e investigador del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, Eric-sj, indica que en la declaratoria de estado de excepción se debe valorar de manera objetiva la situación de amenaza, como parte de los estándares en materia de derechos humanos y de legalidad.

“Por otro lado, si el Estado tiene la capacidad o la imposibilidad de resolver la crisis por otros medios legales y no a través del estado de excepción”, apunta Mejía, al dejarlo claro que la Constitución de la República plantea que se pueden suspender derechos, sin embargo, “hay derechos que son inviolables”.

Entre esos derechos, Mejía apunta que el acceso a la justicia no se puede suspender “en ningún momento y lo ha dicho la Corte Interamericana de Derechos Humanos: este derecho es fundamental cuando se trata de estados de excepción”.

El abogado Mejía explica a Radio Progreso que la medida de estado de excepción tiene que regirse por el principio de no discriminación, es decir que sea de aplicación general, que “no implique actos discriminatorios fundados en motivos de edad, raza, sexo, idioma, posición económica, etcétera”.

“Cuando hay un estado de excepción que establece solamente una zona y esa zona es caracterizada por la pobreza, esa decisión tiene que considerarse discriminatoria”, remarca Mejía.

Militarización

Durante la campaña electoral de 2021 y de acuerdo al “Plan de Gobierno para Refundar Honduras 2022-2026”, la presidenta Xiomara Castro Sarmiento se comprometió desmilitarizar la seguridad ciudadana y confirmar su permanencia en el rol que ordena la Constitución de la República.

“En materia de seguridad el régimen del Partido Nacional ha optado y profundizado la política mano dura y militarización que no ha dado resultados positivos en ningún lugar del mundo”, reza el Plan de Gobierno.

Contrario a ello, durante los 10 meses de administración de Castro Sarmiento, la Policía Militar y del Orden Público (PMOP) sigue realizando labores de seguridad ciudadana participando en operativos, retenes y saturaciones en barrios y colonias, un ejemplo de ello son las intervenciones de militares en la Colonia Villanueva de Tegucigalpa.

Tras la declaratoria de emergencia nacional por seguridad, la Policía Militar anunció el envío de 600 agentes a las fronteras con Guatemala, El Salvador y Nicaragua, como parte del “Plan Escorpión” (Control de maras y pandillas, migración irregular en zonas fronterizas) que incluye la estrategia para el tratamiento de la extorsión y delitos conexos.

Ante la determinación de militarización, el director de la Red COIPRODEN, Wilmer Vásquez, apunta que las funciones de los entes de seguridad deben quedar definidas para evitar el uso desproporcionado de la fuerza: “y que de manera selectiva pueda detenerse a jóvenes que se verán en mayor vulnerabilidad frete a los policías y militares en las calles”.

“Nos preocupa la mención de revisión o reformas a leyes, al mismo Código de la Niñez y Adolescencia, porque pareciera que se sigue viendo a los jóvenes como los responsables de la violencia en el país”, manifiesta Vásquez.

El Director de la Policía Nacional, Gustavo Sánchez, anunció que los “ejes estratégicos” del Plan Integral contra la extorsión incluye una reforma al estamento legal y al sistema penitenciario.

El Sondeo de Opinión Pública 2022 del Eric-sj indica que la población sigue desconfiando de los cuerpos armados, ya que el 33.1 por ciento de la población manifestó no confiar en ningún ente de seguridad del Estado.

De acuerdo a la Constitución de la República, la disposición de estado de excepción tiene que llegar al Congreso Nacional para que “dentro de un plazo de 30 días, conozca de dicho decreto y lo ratifique, modifique o impruebe”.

Sin embargo, en un comunicado de prensa la Secretaría de Seguridad, emitido el 3 de diciembre, anuncia que el estado de excepción parcial entrará en vigencia el martes, 6 de diciembre, por 30 días.


Suplicio en El Paraíso: relatos de una violenta pesadilla para las mujeres migrantes que llegan a Honduras

Radioprogresohn.net


Este reportaje fue financiado por la International Women’s Media Foundation.
Edición: Iolany Pérez PérezRedacción: Ethel ValladaresDocumental: Andrea Hernández, Fernando SalinasVideo y fotografía: Dogfilm/Danny Flores

“Sí, pasé muchos momentos donde lloré… los pies hinchados, gracias a Dios no me salieron llagas y pude seguir. Las mujeres con niños para mí son las más guerreras en el paso de la montaña La Bandera (el Tapón del Darién), lugar donde más mueren migrantes”.

Este es parte del relato que Alejandra, una joven de 25 años originaria de Mérida, Venezuela, cuenta mientras permanece en una esquina del parque del municipio de Trojes, El Paraíso, en el oriente de Honduras, zona fronteriza con Nicaragua.

Trojes es otra de las puertas para Alejandra y cientos de mujeres desplazadas de distintas nacionalidades cuyo objetivo será pasar lo más pronto posible por Honduras para llegar a Guatemala, México y finalmente Estados Unidos en busca de mejores oportunidades para ellas y sus familias.

Trojes: poco de paraíso, más de suplicio

El municipio está ubicado a tres horas vía terrestre de Tegucigalpa, la capital de Honduras. Es una zona rural de aproximadamente 53 mil habitantes, según el último censo poblacional de 2020.

Tres años atrás, poco o nada pasaba en la zona, su posición fronteriza ha permitido a sus pobladores y pobladoras desde siempre salir a Nicaragua y regresar con facilidad para transacciones ganaderas y agrícolas.

En el transcurso del 2021 y 2022, el flujo migratorio irregular alteró por completo el estilo de vida en la comunidad y Trojes ha pasado de ser una comunidad tranquila a convertirse en un punto estratégico para personas de diversas nacionalidades que buscan llegar a Estados Unidos. 

El Instituto Nacional de Migración de Honduras, de enero de 2021 hasta octubre de 2022, ha contabilizado un total de 158,790 personas que han ingresado de forma irregular por la frontera de Trojes y Guasaule en el sur del país.

De la cifra oficial se cuentan 43,006 mujeres, 12,693 niñas y 15,625 niños por espacio de un año. La mayoría de menores oscilan entre 0 y 5 años, todos acompañados por sus padres.

Los días en Trojes transcurren ahora de forma agitada. Desde las cinco de la mañana comienzan a llegar personas en grupos provenientes de Nicaragua y cada vez son más.


El salvoconducto 

En el punto ciego del lado de Nicaragua vemos a una mujer con su hijo de unos cuatro meses en brazos, junto a ella aparece un grupo de cinco o más jóvenes, que van a consultar el cobro de los mototaxis estacionados del lado de Honduras para que los lleven a la oficina de migración ubicada en el centro de Trojes y cuyo costo de transporte oscila entre 3 y 4 dólares.

Quince minutos después los vemos de nueva cuenta en las oficinas del Instituto Nacional de Migración, nos solicitan ayuda con información general y nos preguntan cómo pueden obtener su permiso para circular libremente en Honduras. Buscan el salvoconducto.

Es casi la una de la tarde y la fila no avanza, los jóvenes recién llegados se unen a los cientos de que ya aguardan en las aceras a la espera del salvoconducto que les autoriza transitar por cinco días sin ningún obstáculo en Honduras, anunciado por el Gobierno de Honduras hasta diciembre de 2022 de forma gratuita. 

En sus ojos, las mujeres reflejan el dolor del camino recorrido. En sus cuerpos, las huellas del peligro de la selva: su piel afectada por las picaduras de insectos o el inclemente sol, tobillos inflamados al punto de no calzar más que sandalias, deshidratación y un panorama que a simple vista parece incierto. Ahora no hay tiempo para descansar y sanar, el objetivo por cumplir es conseguir el salvoconducto para continuar su recorrido. 

Nadie quiere conversar. Nadie quiere contar lo que ha vivido días atrás, todos permanecen a la espera de la respuestas de los oficiales de migración.

En una esquina, una joven se pasea con su hijo, no mayor de dos años. El pequeño sin camisa muestra picadas en toda su espalda que su madre ha cubierto con medicamento blanquecino. Ella se acerca y nos pide información para activar su celular y poder avisar a su familia que ha llegado con bien a Honduras

Se trata de Elioskarith Fernández, de 26 años de edad, originaria del estado de Táchira, Venezuela. Lleva 15 días de recorrido junto con su esposo y su hijo Moisés.

“Tenemos 15 días de haber salido de Venezuela y lo más difícil que he pasado es El Darién. Hay pantanos… mucho barro. El río, cuando llueve, crece. Había personas muertas, heridas, niños enfermos, todo eso es lo que más difícil me ha parecido en la selva”.

Venezuela encabeza la lista de ingresos en Trojes. La mayoría está viajando en compañía de su familia, parejas cuyo rango de edad oscila entre 30 y 40 años y sus hijos que aún son bebés. El bienestar de estos es la mayor preocupación de las madres, como nos detalla Elioskarith. 

“Mi esposo siempre lo lleva cargado, siempre lo lleva encima… Sin mi esposo sería difícil, sería incapaz de pasar la selva con el niño sola, y yo siempre le pido perdón a él -Elioskarith rompe en llanto- porque yo siempre lo puse en riesgo en la selva y si le hubiera pasado algo, sería mi culpa, cuando llovía a él le daba malestar, pero nunca se me enfermó”

La densa selva del Darién es una pesadilla para mujeres que viajan solas o con sus hijos. Fuera de los peligros de la naturaleza, hay estructuras del crimen organizado que extorsionan a estas mujeres y sus familias, exigiéndoles altos costos para movilizarlas de montaña en montaña, en algunos casos las someten al abuso sexual y muchas veces a la muerte.

La sentencia de muerte

Alejandra, con quien comenzamos esta historia, no tiene hijos y únicamente viaja con su esposo, pero relata todos los costos y momentos dolorosos que observó de otras mujeres durante la travesía.

“Uno empieza en la primera montaña llamada El Cielo. Le pagamos a un guía en la cima de la primera montaña. Allí hay encapuchados que piden desde 10 a 20 dólares. Estos hombres te dicen que desde el momento que vamos en calidad de migrantes, tenemos que pagarles”.

La desesperación y la muerte están a la vuelta en el Tapón del Darién, es aquí donde la historia de muchos finaliza para siempre.

Si tienes hijos, mejor no vengas -advierte-, quédense en su casa… Hay niños que se los lleva el río y nosotros por ejemplo escuchamos, no vimos, escuchamos que una pareja perdió a su hija en el río y ellos se suicidaron… Entonces, yo siento que la situación está complicada, pero llevar niños es como una sentencia de muerte, yo siento que, si las madres se van a arriesgar a eso, deben estar preparadas porque se pueden quedar”.

Lo que se escucha, lo que se hace… 

De todas las voces, ninguna sabe cuál es el mejor consejo que puede entregar, todas las mujeres dan gracias a Dios por permitirles estar a tres países de su destino final. Y su expresión cansada y de llanto constante solo recuerda la pesadilla y cómo buscó cada una la manera de salir pronto de la selva. 

Jhorgelys Coén salió de Maracaibo, Venezuela, hace 23 días -contados hasta el momento de nuestra plática-. Permanece sentada en el parque de Trojes junto a su hija de dos años, mientras extiende la ropa húmeda del viaje en los barandales. Logró refugiarse con su familia en uno de los albergues durante la noche anterior. Pudo cenar y descansar ayer y también obtuvo el desayuno de esta mañana.

Con el semblante visiblemente cansado y la voz entrecortada decide contar cómo ha resultado este camino para ella y su hija.

“Yo tengo una mentalidad que digo primero es ella y después soy yo… Yo aguanto… yo siempre le decía a mi esposo ‘tranquilo que nosotros aguantamos’ y cualquier persona que pasaba en la selva le pedíamos y gracias a Dios nos ayudaba por lo menos para la niña una galleta o un atún”.

Sin ser consciente de todo lo que iba a vivir, Jhorgelys, de 20 años, se aventuró por el Darién y nos relata que se lastimó el pie izquierdo al subir por las primeras montañas y eso dificulta su travesía. Pensó que moriría allá.

“Yo, la verdad, no quería seguir, me quería quedar en Darién. Mi esposo me daba mucha fortaleza, me ha ayudado bastante… Yo le decía que avanzara con la niña y que me dejara sola, que yo me iba a morir allí porque yo no podía poner el pie… Y él me decía que no, que si llegamos los tres… Los tres íbamos a salir de ahí… Él siempre me tuvo paciencia, me apoyó, a pesar de ser hombre pudo haber salido de ahí en tres días y por mí se quedó los 13 días en la selva”.


Vistan a sus hijas con ropas de niño

Con los peligros de la naturaleza y las amenazas de las redes estructuradas de crimen organizado, esta joven madre pensaba en la seguridad de su hija en todo momento. Cientos de niños y mujeres permanecen vulnerables y el riesgo es constante.

En abril de 2021, Médicos Sin Fronteras instaló un programa de asistencia humanitaria en la zona de Panamá y, al cierre del año, sus datos registraron más de 400 casos de abuso sexual contra niñas, niños, mujeres y también hombres. Para julio del 2022 ya se cuantificaban 120 casos de violencia sexual.

“El consejo que les doy a madres es que, si traen una niña, no se la entregan a nadie, trate de vestirlas de niño porque en la selva decían que a las niñas las violaban y mataban… Yo la vestía con ropa de niño, le quité los zarcillos (aretes), nunca la desnudé delante de las personas, así nos mojamos porque nos caían esas lluvias intensas y la niña se quedaba dormida… Nunca traté de quitarle la ropa, trataba siempre de armar la carpa, la metía y ahí la cambiaba”, relata Jhorgelys.

Respira y después de una pausa relata que nunca sufrió un ataque directo, pero sí pudo ver el dolor de una madre que perdió a su bebé en el camino.

“No suelten a los niños a nadie, tengan cuidado dónde pisan, sujeten duro a sus hijos. Cuando yo estaba allá, una muchacha le entregó su hijo a un muchacho para avanzar rápido y obviamente ella no caminaba al ritmo de él y él llegó a un segundo campamento y ella quedó en el primero. Ella decía que se iba a volver loca porque tenía dos días sin ver a su hijo… No sabía si estaba bien, estaba mal, adormitado, no sabía”.

Trojes es una zona de paso para todas estas mujeres, pero es imposible no escuchar expresiones de alivio cuando ven atrás y relatan lo que han vivido y superado.

Las nacionalidades aquí son diversas. El Instituto Nacional de Migración ha registrado de 2021 a 2022 un flujo migratorio, en su mayoría, de los siguientes países: Cuba, Venezuela, Haití, Ecuador, Colombia, República Dominicana, Nicaragua, India y Brasil.

En menor escala, pero muy frecuente, se encuentran ciudadanos provenientes de Yemen, Afganistán, Tailandia y África.

Farah Deeba Nawabi es una periodista afgana que huye junto con su esposo e hijo del régimen talibán. También ha cruzado la selva y nos relata que ante la crítica situación de su familia en Afganistán, decidieron comprar un boleto a Brasil para luego emprender su camino vía terrestre a Estados Unidos, a pesar de lo que todo esto ha implicado para ellos.

“En nuestro país, no podemos lograr nuestras metas y sueños porque yo no tengo derechos, no puedo trabajar allá porque el talibán no nos permite. Yo voy a Estados Unidos a estudiar, a trabajar, por las mujeres de mi país y que mi hijo estudie… para salvar mi vida”.

La secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, denunció este año la “asfixiante” situación que enfrentan las mujeres y niñas afganas ante este régimen.

“En su conjunto, estas políticas forman un sistema de represión que discrimina a las mujeres y las niñas en casi todos los aspectos de su vida. Cada detalle diario —sea al ir a la escuela, si trabajan y cómo trabajan, si salen de la casa y cómo salen— está controlado y sometido a grandes restricciones”.

Días después nos enteramos de que tanto la periodista como su familia lograron avanzar con pronta diligencia a Guatemala y México, donde esperaban cruzar a Estados Unidos.

La estafa y la muerte

La carretera de Trojes, a pesar de sus condiciones accidentadas, es transitable para llegar a Tegucigalpa en tres horas, aproximadamente. Todos los que quieren salir de Trojes van a la ciudad cercana de Danlí en autobús o transporte propio.

Desde su ingreso a Honduras, para un migrante irregular todo se trata de dinero. Al llegar al punto ciego fronterizo de Nicaragua-Honduras, debe pagar de tres a cuatro dólares a un mototaxi que lo lleva al pueblo. Tras obtener el salvoconducto pagará de 10 a 15 dólares en un autobús para llegar a Danlí. Si el permiso migratorio tarda más de un día, los locales rentan habitaciones a un costo de 30 dólares o más. El autobús de Danlí a Tegucigalpa oscila entre 30 y 35 dólares.

La estafa y la desinformación están a la orden del día. Se están organizando redes ilegales dedicadas exclusivamente al transporte de los desplazados por rutas “alternas” en pick up, por 25 dólares se les promete llegar más rápido, cortando caminos y cruzando ríos.

Al momento de realizar este reportaje, se registró una tragedia en la comunidad de Santa María, a 20 minutos de Trojes. Un pick up llevaba más de 26 personas, en su mayoría de nacionalidad venezolana. El conductor del auto, al encontrarse en una pendiente montañosa, perdió el control, resultando cuatro muertos y más de 16 personas heridas. El chofer se fugó con 500 dólares pagados por los viajeros.

De igual manera se denuncia la falta de información de las autoridades de transporte. No hay necesidad de crear rutas alternas para un viajero que se encuentra de paso, nos indica el subcomisionado del Comité de Contingencias, Copeco, Fernando Amador.

“Hola, soy venezolana, apóyame con tu bendición” 

Con el salvoconducto y el dinero necesario, en cuatro horas, los viajantes ya están en Tegucigalpa. Si el factor monetario no está completo, habrá que apelar al buen corazón del capitalino para que ayude a completar los 35 dólares que cuesta el ticket del punto de autobuses El Congolón, que los llevará a Ocotepeque, en el occidente del país, y zona fronteriza con Guatemala.

Han pasado ya un par de días desde que regresamos de Trojes y caminamos por las calles de Comayagüela, conocida en Honduras por ser la ciudad gemela de Tegucigalpa (la capital).

Comayagüela guarda la mayoría de puntos de autobuses que conectan con el interior del país y es aquí donde la dinámica también ha cambiado. Desde hace un año, a la fecha encuentras en cada esquina grupos de extranjeros de todas las nacionalidades con carteles en los que puedes leer pasajes como el de Roxanny Pérez:

¡ Hola! Soy venezolana, apóyame con tu bendición para continuar mi destino a EE. UU. Dios te bendiga”.

Roxanny permanece en Tegucigalpa desde hace menos de una semana junto con su esposo y un amigo. Mientras nos comentan su recorrido, agradecen que en la ciudad alguien les ha prestado una habitación donde pueden dormir y luego, al amanecer, vienen hasta la esquina de la novena avenida para pedir algo de dinero, lo que sea que el transeúnte quiera dar.

“Me siento cansada. Llevamos desde el sábado cuatro días. El trato en Honduras de verdad ha sido muy buen corazón para muchas personas… Claro, como lo digo siempre, hay personas buenas y malas, pero nos han tendido la mano, nos han tratado bien”

Tras el accidente en Trojes, Roxanny está pendiente de las noticias. Un día antes de lo ocurrido en Santa María, la prensa local registró la noticia de un joven venezolano asesinado tras resistirse a un intento de asalto en Choluteca, en el sur del país, y eso la tiene preocupada.

“Tengo miedo porque estas noches escuchamos que habían matado a un venezolano, que lo apuñalaron… Me sentí con miedo porque soy mujer y a veces los ojos nos ven de manera distinta a las mujeres y, claro, siempre estoy cerca de mis amigos para no sentir tanto miedo y para que vean que no estoy sola, que estoy acompañada”.

Por ahora, su preocupación es moverse del país antes de que expire su salvoconducto y da gracias porque también logró sobrevivir al Darién.

“En un momento pensé que iba a morir. Había mucho lodo… Había personas que estaban enterradas hasta el pecho de lodo… Bueno, yo por lo menos no, el lodo me llegó hasta las rodillas. En un momento, yo tenía miedo, decía ‘¿y si no salgo de ese hueco o no me sacan?’. Fueron muchas cosas… Gracias a Dios salimos de eso bien”.

¿Cambiaron las reglas del juego?

A una semana de conocer las historias de Alejandra, Elioskarith, Jhorgelys, Roxanny y otras mujeres con las que conversamos que realizan estas travesías junto con su familia, el gobierno de Estados Unidos decidió implementar un plan de ayuda humanitaria que alcanzaría a unos 24,000 venezolanos.

El plan, según la información recopilada directamente del sitio del Departamento de Estado, explica que un ciudadano venezolano que cuente con un familiar o una persona que los apoye en Estados Unidos podrá optar a una permanencia temporal de hasta dos años con los requisitos siguientes:

  • La persona de apoyo que está en Estados Unidos debe llenar y presentar un formulario I-134, declaración de patrocinio económico.
  • Someterse y pasar una investigación de seguridad robusta.
  • Cumplir con otros criterios de elegibilidad. 
  • Ameritar un ejercicio favorable de discreción.

La esperanza para algunos estaría puesta en esta propuesta. Lo cierto es que no todos tienen a familiares que los esperan en Estados Unidos o al menos no dispuestos a apoyarlos, tal y como nos lo comentó Elioskarith.

“Yo tengo un tío… Pero él está por cuenta de él y yo voy por cuenta mía… No, no nos espera nadie… Yo quisiera trabajar, tener a Moisés en un cuidado diario, reunir dinero para poder comprar nuestra casa y montar nuestro negocio en Venezuela”

Honduras, por su parte, ha flexibilizado los trámites para que sean rápidos y su tránsito sea breve. El salvoconducto tenía un costo de USD 250. Tras un acuerdo se suspendió el cobro a partir de junio de este año y permanece gratuito hasta diciembre del 2022.

De Trojes a Tegucigalpa, el suplicio continúa. Algunos logran avanzar más rápido que otros, pero a diario se registran, según autoridades, de 800 a 1,000 personas provenientes de Nicaragua que buscan cruzar lo más pronto a Guatemala.

Alejandra, Elioskarith, Jhorgelys, Farah y Roxanny libraron junto a sus hijos y familia una dura batalla al escapar del Darién. El llanto y la angustia de los días oscuros en la densa jungla dejaron marcas en sus ojos que se inundaron al sentir la muerte y el peligro de cerca. Su resolución fue siempre ir adelante, no por lo que representa para ellas, sino por el impacto que tienen para una mujer el desarrollo y el bienestar económico de los suyos.

Alrededor del mundo vamos a encontrar historias como las de estas mujeres, por qué se van de sus hogares. Las historias y necesidades son diversas, los contextos políticos que nos confrontan, los fundamentalismos religiosos, la pobreza, el futuro incierto, pero, sin duda, los Estados y las políticas internacionales deben volver al 49.5% de la población mundial (las mujeres), agentes de cambio y dinamizadoras de sistemas económicos y de alto impacto para las comunidades.


Ante las narrativas que destruyen, ¿cómo podemos hacer mejor periodismo?

Otras miradas 

Por Jennifer Ávila





Es común que cuando ocurre una tragedia haya un altavoz que la amplifica y que, a veces, la distorsiona y profundiza. Es importante que se sepa lo que sucede, esa es una de las premisas del periodismo, un oficio que se ha vuelto cada vez más importante para los países que construyen democracia. Pero en la tendencia antidemocrática actual, la ciudadanía está atrapada entre un periodismo que se vuelve repetidor de malas noticias y la maquinaria propagandística de gobiernos autoritarios que repiten utopías. ¿Qué pasa cuando un periodista solamente cuenta tragedias? ¿Qué pasa cuando el periodismo es complaciente con la maquinaria propagandística oficial? ¿Estamos reflexionando los periodistas sobre el daño que podemos hacer con nuestro oficio?

En Centroamérica, donde los gobiernos autocráticos y populistas exponen a los periodistas independientes como enemigos públicos, la defensa de la libertad de prensa se ha convertido en una necesidad. Es por lo que hay que luchar. El periodismo serio, responsable e independiente del poder político y económico es fundamental para el desarrollo de una democracia, porque denuncia los autoritarismos y revela verdades inconvenientes —como los pactos político-criminales que afectan la vida de millones de ciudadanos y ciudadanas—. De eso estamos convencidos los que ejercemos este oficio con esos valores. Sin embargo, la popularidad de los autoritarios y, en muchos casos, el abandono de nuestras audiencias tiene que ver con una serie de cosas que no hemos tomado en cuenta por muchos años sobre nuestra relación con la ciudadanía tanto como audiencia y como protagonista de las historias que contamos e investigamos. 

En el último mes, estuve conversando —sin grabadora— con diferentes sectores de la sociedad sobre su visión de lo que hacemos los periodistas y me di cuenta de que, en esa lucha constante por ejercer nuestro oficio en ambientes hostiles, dedicamos poco tiempo a la autocrítica y a reflexionar sobre cómo hacer nuestro trabajo de la manera más ética y menos dañina para quienes están contando sus historias; sobre todo para los que lo hacen desde lugares mucho menos privilegiados que los nuestros. 

El Sondeo de Opinión que realizó el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC), en 2020, en el que se publicó la opinión de las personas encuestadas sobre los medios de comunicación, daba datos interesantes. Por ejemplo, que la mayoría de las personas ve, lee y escucha noticias con una frecuencia bastante alta (casi todos los días), pero, a pesar de eso, los medios de comunicación no gozan con el mayor nivel de confianza que se diga. Un dato importante es que, a pesar de que los medios más vistos en la televisión tienen tribunas abiertas —donde leen los «mensajitos» que manda la audiencia sin ningún filtro y llevan frente a las cámaras de vez en cuando a una persona necesitada de ayuda para que la gente apoye su causa—, la ciudadanía no se percibe como una fuente generadora de opinión para los medios. Y es que una cosa es la fuente experta hablando en un foro, y otra es la persona vulnerable pidiendo ayuda. El tratamiento de esa diferencia es una cuestión de clase que se hace evidente en las pantallas.

Existe una brecha enorme entre los periodistas y la audiencia, y eso es sano porque es esa distancia la que justamente nos permite sacar a la luz sus historias, pero no siempre la motivación detrás de esa distancia está clara para todas las partes involucradas. También hay una diferencia entre los medios de comunicación masivos, cuyo modelo de negocio ha sido el de la extorsión política y la venta del morbo, y los medios independientes que en Honduras tienen muy poco tiempo de existir —y yo escribo esto desde la última posición, sin creer que por eso no me aplica la autocrítica.

Puedo decir que, en muchos barrios a los que hemos ido a reportear como Contracorriente, es común ver a los colegas de los medios con más rating de la televisión siendo recibidos como estrellas, o hasta como amigos —como si la distancia que comenté antes no existió nunca—. Más de alguna vez hemos visto fixers pagar por entrevistas para que los colegas de medios internacionales escriban una historia merecedora de algún premio y a colegas que se meten y empujan a otros reporteros con tal de hacer su contacto en vivo sin previamente hablar con las personas a las que le ponen una cámara en la cara sin importar que eso le podría costar la vida a sus fuentes. Aunque en el ejercicio del oficio nosotras no tengamos esas prácticas, muchas personas nos han cerrado las puertas de sus comunidades y sus casas porque «todos vienen aquí solo cuando hay muertos», o porque la relación con los periodistas terminó en amenazas y los periodistas se desentendieron del daño que dejaron a pesar de que alguna vez se mostraron como amigos incondicionales. Y sí, es cierto, también nosotras hemos ido a comunidades que no habíamos conocido antes, siguiendo una historia trágica, y, es cierto, hay lugares a los que nunca más volvimos. Es cierto: hay personas a las que no sabemos qué les pasó después de haber contado su historia. Es por eso que la autocrítica constante y el análisis de cada caso son necesarios.

Está tan normalizada esa relación tóxica, que esos medios que han traicionado la confianza de las comunidades siguen siendo los más vistos, Y es que la ética no es un valor tan común como el morbo. A veces las métricas nos recuerdan que si tomáramos el camino fácil y poco ético tendríamos más likes y quizá mayor sostenibilidad. Por otro lado, las narrativas de los autoritarios —que muchas veces muestran el país que quisiéramos ser y no el que tenemos— se imponen porque cada vez invierten más recursos en su maquinaria propagandística. Algo muy difícil con lo cual competir. 

Ante esta oferta —la de los medios tradicionales y la de la propaganda política—, muchas comunidades han encontrado en las redes sociales su canal para informar lo que sucede desde su perspectiva. Cualquiera puede reportear desde un teléfono para su comunidad, algo que en muchos casos puede mostrarse como una solución para que la gente cuente su historia desde su propia voz, pero, en la mayoría de los casos, eso los pone en un mayor riesgo. 

No es una amenaza para los periodistas que cada quien tenga un altavoz para dar su versión de la historia, siempre será necesario el trabajo periodístico que permite escuchar diversas versiones, corroborarlas y explicarlas o llegar al fondo de ellas. Pero en ese sentido, en la premisa de que lo que hacemos es necesario, es ahora más importante preguntarnos: ¿Cómo podemos hacer mejor nuestro trabajo y contar las historias con todos sus matices sin comprometer la verdad pero tampoco la vida de las personas más vulneradas? Es necesario que los periodistas sean transparentes y que construyan una relación de confianza con las personas a quienes abordan para contar sus historias o para contarles las historias de otras personas. Y por otro lado, es necesario contarle a esas audiencias, inundadas de propaganda política, lo que se está sacrificando al perder la democracia. 

Las redacciones deben contar con manuales editoriales. Deben abrir discusiones internas sobre cómo cubrir de manera ética las historias y temas que pueden ser muy complejos, como los conflictos comunitarios por la defensa de algún bien común, la violencia de maras y pandillas en comunidades empobrecidas sumidas en la sobrevivencia, o contar con sensibilidad por qué el clientelismo político es tan efectivo en nuestros países. Y debemos hacerlo con todas las voces, con todas las imágenes, sin caer en la vocería y siendo incisivos en nuestras conclusiones.

Pero también es necesario ampliar la mirada; porque donde hay tragedia, hay también resiliencia. Preguntémonos: ¿Por qué narramos las lágrimas que bajan por la mejilla de una madre que ha perdido a su hijo, y no sus pasos bajo el sol de todos los días mientras lo busca con esperanza y exige justicia? ¿Estamos rompiendo más el tejido social ya desgarrado por décadas de separaciones forzadas de las familias, por la pobreza, la desigualdad y la corrupción al narrar solo la desesperanza? 

Si estamos contando la fragmentación de nuestra sociedad, es imprescindible contar también de dónde viene el poco pegamento que la mantiene unida y que, de vez en cuando, nos da muestra de ciudadanía cuando se organiza para reclamar un derecho o cuando se va en caravana exponiendo las múltiples causas que deben abordarse para hacer de este un país digno para vivir. Y ese es un reclamo común cuando hemos hablado con comunidades estigmatizadas, porque «los medios solo lo malo cuentan de mi barrio», dicen, y sienten.

Los periodistas sí somos importantes para la construcción de la democracia y para dejar memoria de lo que le ha pasado a nuestros países —algo más que escribir en un muro que se borra en 24 horas—, pero eso solamente es posible si lo hacemos de manera responsable y escuchamos más.