viernes, 4 de marzo de 2022

Aproximación a la lucha de clases


Rebelión

Por Sergi Burgos 

Durante los siglos pasados muchos filósofos aparte de la corriente socialista, ha expresado el valor de la lucha de clases en el desarrollo social, desde Maquiavelo, Vico, Rousseu, Adam Smith etc. Así en el mismo recorrido de la historia se muestra el hilo que recorre la lucha de clases en el transcurso de los siglos, desde la secessio plebis o la stasis, las guerras sociales y las guerras serviles en la Antigüedad, las jacqueries y revueltas campesinas en la Edad Media, hasta todos los conflictos surgidos desde el inicio del capital. Pero centrándonos en el desarrollo del concepto dentro marxismo y el anarquismo es donde la lucha de clases toma su significado más práctico y conciso en la sociedad.  Así pues entendemos la lucha de clases como el resultado de la lucha social, esto es debido a que en todos los modos de producción, o sea en la forma en que se organiza económicamente una sociedad, se establecen unas determinas relaciones de producción, diferenciando a los agentes sociales dueños de los medios productivos y los agentes sociales encargados de hacer funcionar estos medios de producción. Dentro de esta diferenciación establecida por los roles sociales que cada grupo ocupa, se forman unos antagonismos, u oposiciones que nacen de esta diferenciación, debido a que el grupo poseedor de los medios de producción condensa la mayor parte del poder político y económico, dejando una pequeña parte al grupo desposeído. Así pues la lucha de clases se establece como el catalizador de estas luchas por la organización de la sociedad, por lo que la lucha de clases es algo que en toda sociedad tiene su relevancia y que tiene una función central en el desarrollo social. 

Partiendo de lo anterior, al entender la historia y el desarrollo o cambio social expuesto en ella, no se debe caer en el error de entenderlo como algo vació o dado de por sí, que llega en un determinado momento. Si no que para que el desarrollo social surja, este viene precedido de largos periodos históricos de lucha, de pulso, entre los actores sociales divergentes. Una lucha que acontece bajo la superficie, y que cuando se convierte en un movimiento social lo suficiente fuerte, florece en la superficie. Los hechos históricos o cambios sociales que se producen dentro de una sociedad no aparecen porque si, de un día para otro, sino que están mediados por los hechos sociales dentro de estas propias sociedades. La historia es pues un continuo de hechos sociales, de luchas sociales que no cesan, entre los diferentes actores sociales, con interés opuestos. Por lo que aislar o separarlo un hecho social en concreto, para intentar juzgarlo o comprenderlo es un error. Así la acción social que los agentes político-sociales ejecutan, o sea la lucha de clases, expresada mediante el movimiento y la reivindicación social, es lo único que provoca el cambio en la sociedad, cuando esta lucha decae, también los derechos y reivindicaciones también decaen. Todo desarrollo social pues, no parte de la nada, sino que es la reacción a otros fenómenos adversos que se dan en el seno de la misma sociedad. 

El progreso y la paz social en un sentido estricto, son una mera ilusión de la socialdemocracia, nacida al mismo momento que la teoría de la evolución. Los cambios en la sociedad no suceden gradualmente por la mera superación de etapas históricas, y con ello la concepción de considerar que es posible avanzar socialmente mediante la política parlamentaria y el reformismo de ciertas partes del capital, que consigue solamente reformas sociales parciales en momentos de crisis, que se desvanecen una vez que el capital se reorganiza. Reformas sociales que solo afectan a una parte superficial del problema pero no su núcleo, y por ello mantienen intactas las relaciones sociales que fundamentan el orden social vigente. Los cambios sociales únicamente son producto de la lucha social, de la praxis, donde en cada lugar y momento histórico tiene su marco socio-cultural, y político-económico, particular en el cual se desarrollan los movimientos sociales. Así entender el desarrollo de la sociedad como el resultado de la lucha de los actores político-sociales opuestos, es parte central del materialismo histórico y el materialismo dialéctico y, por lo tanto, la importancia de la lucha de clases en la sociedad es fundamental para entender su estructura. No se llega a ningún sitio sin la lucha de clases, sin la lucha de las personas por sus derechos y reivindicaciones, entonces todos los hechos acontecidos hasta el momento son resultado de estas luchas. Todo movimiento social con unas reivindicaciones político-sociales, forma parte de una manera u otra, de la lucha de clases, así se entiendo como todos los cambios sociales producidos en los últimos siglos, han sido posible mediante la acción social. Solo mediante la lucha de clases se consiguió el sufragio universal,  solo mediante el movimiento social de miles de trabajadores organizados se consiguió reivindicar una parte de sus derechos, solo mediante la lucha miles de mujeres organizados consiguieron reivindicar una parte de sus derechos, solo mediante la lucha de miles de afroamericanos consiguieron reivindicar una parte de sus derechos etc.  

El órgano político-económico de la sociedad es un órgano estático, que implementa su supervivencia en el mantenimiento del orden establecido, y que solo cambia su posición de ente inmóvil socialmente, cuando los movimientos sociales alcanzan la suficiente relevancia como para obligar al cambio social y político. Por consiguiente, el estado como ente político no es mediador de ningún cambio social, pues no es nunca un ente neutral, que vaya a dar respuesta a los problemas o exigencias sociales. Si no que es un ente que dentro de la lucha de clases tiene como objetivo mantener el stato quo y la organización social intactos. Es un ente que de dentro de unos determinados límites se mueve de un lado a otro de la circunspección política, que como mayor meta  espera mantener la propiedad de los medios de producción intactos, y, toda la organización social que ello conlleva. Su nacimiento y el del capital están íntimamente ligados y por ello el estado acalla o simplemente deniega dar voz a los actores y mecanismos sociales que siguen fuera de su lógica, porque el estado como garante de la representación ciudadana, de la voluntad soberana del pueblo no existe. La política burguesa o estado, nada más representa los intereses político -económicos burgueses, estos grupos burocrático-políticos son una propia subclase dentro de burguesía, esperando mantener su propio estatus, y tratando de mantener alejadas las posibilidades político-sociales que cualquier movimiento social puede tener, para mantener la ficción de presentarse como el único órgano capaz de poder guiar a las personas hacia el bien común y la organización correcta. Así pues la política burguesa, apresa la noción organizativa de los actores sociales declarándolos fuera de la ley y sin dominio sobre las decisiones de la sociedad, solo da voz y voto a los elementos que puede instaurar dentro de su lógica. Pero una vez estos movimientos sociales se hacen lo suficientemente fuertes, el estado los asimila a su mecanismo, arrebatando sus connotaciones revolucionarias y emancipadoras que han tenido hasta ese momento. 

Para mantener vivo el desarrollo social es imprescindible mantener la lucha de clases con vigor, el cambio social solo viene precedido de una estructura social independiente y fuerte, con una organización social basada en la democracia directa, la autogestión y capaz de establecer luchas políticas contra la maquinaria estatal. Para ello es necesario la creación de una contracultura y un arte en los márgenes y en los puntos de fuga del capital, apartados totalmente de los estamentos burgueses y sus intereses, una contracultura que surja por y para los intereses de las clases desposeídas, que surja de la necesidad y desde el lugar que se ocupa respecto a las relaciones sociales de producción. Apartándose de las costumbres y lógicas dominantes, o sea de todo el constructo cultural surgido desde la superestructura burguesa. En definitiva una cultura proletaria que contravenga la hegemonía cultural dominante, donde se creen lugares en que sea posible establecer una nueva producción del espacio determinada por el propio proceso y movimiento social. Solo a partir de la creación de una cultura fuera de la reproducción social del orden será posible conseguir una consciencia social sobre los proletarios lo suficiente fuerte como para conseguir que “la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismo o no será”. 

Así mirar la historia es mirar el desarrollo social, su avance y retroceso, este eco histórico, estas imágenes de las luchas en el pasado, son la reivindicación de las mismas luchas pasadas que tiene que guiar el camino del futuro, y mostrar como solo mediante la acción social, mediante la praxis es posible el cambio social. Este proceso de desarrollo social es posible por estas luchas del pasado, donde mediante el esfuerzo, el sufrimiento, las reivindicaciones y las derrotas de las personas anteriores es posible vislumbrar el presente. La historia y el desarrollo social por lo tanto no es algo escrito o dictaminado de antemano por procesos histórico-productivos, sino que es el resultado de la lucha clases y de la utilización histórico-social de los medios productivos. La historia está abierta y el propio capitalismo no es más que una etapa histórica del desarrollo social, un modo de producción, al igual que antes de esta era el feudalismo, que sucumbió ante el surgimiento de una nueva clase social, o sea, la burguesía que emprendió una lucha social contra el clero y la nobleza, para establecerse como clase dominante. Cambiando las relaciones sociales a partir de la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía, a diferencia del feudalismo donde las relaciones sociales estaban marcadas con relación a la propiedad feudal de la tierra mediante estas causas. 

De igual manera que cada modo de producción y etapa histórica anterior ha evolucionado o se ha transformado por una mezcla de causas y circunstancias, como la lucha de clases, el desarrollo productivo, y los factores ambientales, el modo de producción capitalista también será transformado en un nuevo modo de producción. 

Al igual que Benjamin cita a Nietzsche en la tesis XII en “Sobre el concepto de historia”, “Necesitamos la historia, pero la necesitamos de otra manera a como la necesita el holgazán mimado en los jardines del saber”.  

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