Por Giorgio Trucchi - Rel UITA
“Muchos de los que nos metimos en esto lo hacemos por motivos personales, por razones familiares. Mi madre fue desaparecida y tengo a dos hermanos que fueron miembros del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y que cayeron en combate.
Con la mayoría de las personas que están aquí hoy en este Segundo Encuentro de Memoria tenemos ese tipo de vínculo, algo que nos une, nos enlaza, nos motiva a seguir buscando justicia”, explicó Sólorzano Foppa a La Rel.
Julio Solórzano Foppa es promotor y productor de proyectos artísticos. También es historiador e hijo de la poetisa, escritora y activista feminista guatemalteca Alaíde Foppa, secuestrada y desaparecida en 1980. Durante más de dos décadas ha impulsado una investigación internacional para encontrar a los asesinos de su madre. Actualmente es coordinador de la Red Centroamericana de Memoria.
Desde finales de los años 70 hasta inicios de los 90, en Centroamérica asesinaron y desaparecieron a una cantidad enorme de personas. Cifras que no tienen comparación en el continente si tomamos los datos per cápita.
“Son eventos trágicos que dejan huellas terriblemente dolorosas y muchos pendientes. Por eso – continuó Solórzano Foppa – hay que encontrar los puntos de conexión y de coincidencia para trabajar juntos y avanzar”.
Nadie puede ordenar a una persona que olvide, que borre el pasado, que deje de buscar justicia. Esto es imposible. La memoria histórica nos acompaña.
Es por eso que, a pesar de la diversidad de las circunstancias y dentro de lo parecido y lo simultáneo del tiempo histórico en que sucedieron hechos tan dolorosos, el encontrarnos, reconocernos, escucharnos, hace que estos momentos sean de una riqueza enorme.
Reconciliación y justicia
-¿Qué sociedad es la que no quiere saldar cuenta con el pasado?
-Una sociedad que no se reconcilia con el pasado va a ser una sociedad injusta, una sociedad que no crece, que no avanza, porque prefiere ignorar una parte importante de su historia.
Sin embargo, el mayor riesgo es que no aprende del pasado y está condenada a repetir los horrores. El conocimiento tiene que infundirnos miedo y rechazo a lo sucedido.
Lo que estamos viendo en estos días en Honduras es muy esperanzador. Finalmente vemos a autoridades que muestran un compromiso real para abordar los temas de derechos humanos y de memoria.
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