domingo, 8 de enero de 2012

Jugar al olvido


Radio Progreso

La costumbre en Honduras ha sido implacable: no ha pasado una semana para que las noticias, por muy escandalosas que sean, desaparezcan de los medios de comunicación, y la gente las convierte en noticias viejas, pasadas de moda o inexistentes.

Así ocurrió con la avioneta que los militares se robaron de su propia base aérea en San Pedro Sula, lo mismo sucedió con los acuerdos de Cartagena de Indias, con las recomendaciones del Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, y la misma suerte corrieron la importación amañada de las millonadas de toneladas de arroz y el anuncio de Elvin Santos de destapar los secretos que llevaron a que las elecciones del 29 de noviembre de 2009 fueran las más votadas en la historia nacional, entre muchas otras noticias.

Los políticos, empresarios, dirigentes gremiales y populares, religiosos, diplomáticos, militares, dirigentes y empresarios deportivos y propietarios de medios de comunicación conocen esta costumbre y saben jugar con ella. Le entienden al trámite mediático: saben lanzar al aire una noticia y con la misma fuerza desaparecerla para siempre.

Eso se llama jugar con el factor mediático del olvido. Mucha gente ha aprendido a llevar al rincón de los olvidos incluso sus propias desgracias. Y así la gente va creando su propia costra que le permite soportar golpes, engaños y mentiras por parte de políticos y funcionarios públicos. Los medios de comunicación cumplen a su vez con el papel complementario de bálsamo para que la gente aprenda a soportar las desgracias a través del olvido mediático.

Los altos oficiales de la policía conocen al dedillo esta costumbre. Junto con jueces, fiscales, militares y políticos van dejando pasar el tiempo que arrancó implacablemente el 22 de octubre. Siguen esperando con más cinismo que paciencia que el tema pase el rincón de los olvidos. Pero su cinismo se va convirtiendo en desesperación y angustia. Confiaban que las bullarangas dicembrinas fueran como ese viento que arrasa con cenizas y escombros, y que la gente finalmente arrancara de su mente y de su corazón el engorroso estorbo de las pudriciones policiales.

Los altos oficiales de la policía siguen con angustia jugando al olvido. Pero se olvidan de un detalle: están jugando de frente con las víctimas de sus crímenes. Y ellas no olvidan. Los medios de comunicación podrían jugar su juego, pero jamás podrían arrancar la realidad de dolor e indignación que sufren las víctimas.

Con esta realidad, los altos oficiales de la policía tienen por seguro su juego perdido. Y sus cómplices –directos e indirectos, activos y pasivos, voluntarios e involuntarios-- en las altas esferas del Estado, no pueden apoyarles en su juego, porque el clamor de justicia de las víctimas les perseguirá hasta en lo más remoto de sus sueños.

Ese clamor de justicia tiene en esta ocasión un ingrediente que no solo sana de los olvidos, sino que tiene la propiedad curativa de despertar a la sociedad entera de sus falsos sueños, y ponernos a todos en el año 2012 en el camino de una lucha común: hacer frente hasta derribar el implacable muro de la impunidad.
2 de enero de 2012

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