viernes, 19 de marzo de 2010

Piñera: Alcanzar el liderazgo de Bachelet


Alainet

Por Frida Modak

El jueves recién pasado Michelle Bachelet dejó la presidencia de la república de Chile con el apoyo popular más alto de que se tenga recuerdo. En medio de la dramática situación creada por el terremoto y maremoto ocurridos en la madrugada del 27 de febrero, se la quiso presentar como incapaz de enfrentar los hechos debido a sus dudas acerca de militarizar o no la región afectada por el sismo, decisión que finalmente adoptó.
Al trascender una conversación sostenida entre la mandataria con algunos de sus ministros y asesores, el diario El Mercurio dio a conocer el 7 de marzo una encuesta realizada en conjunto con la empresa Opina, según la cual el gobierno era reprobado y el 60.4 por ciento estimaba que su acción había sido tardía e ineficiente para condenar “los actos de vandalismo”.En contraste, el 55.7 por ciento de los encuestados, dijo el diario,”cree que el futuro gobierno está preparado para enfrentar la crisis.”

El martes pasado, a dos días del traspaso del mando, la encuestadora Adimark entregó un sondeo que originalmente se daría a conocer el 1º de marzo, pero que al producirse el terremoto se volvió a realizar entre los días 3 y 6 del mismo mes, para que contemplara la actuación del gobierno frente a la catástrofe ocurrida. El nuevo sondeo se publicó el martes 9 de marzo y según Adimark dio el mismo resultado que el del día 1º, que no se publicó.

La presidenta Bachelet mantuvo el 84 por ciento de aprobación ciudadana que tenía y respecto al manejo de la emergencia obtuvo un 75 por ciento de aprobación, por lo que según la encuestadora “sale indemne de la hecatombe”.La mandataria batió otro record, en cuanto a si es querida por los chilenos aumentó del 93 al 96 por ciento, otro tanto ocurrió en la apreciación de su liderazgo, subió del 81 al 85 por ciento. Respecto a su capacidad para enfrentar situaciones de crisis, bajó del 86 al 83 por ciento, cifra que El Mercurio reconoció que “sigue siendo importante”.

Sobre el nuevo presidente, un 59 por ciento estimó que al país le irá bien, lo mismo que en materia de relaciones exteriores. Una de las aspiraciones de Piñera es que Chile crezca un 6 por ciento anual para que sea el primer país latinoamericano en convertirse en país del primer mundo, cerca del 54 por ciento lo cree posible y un 64 por ciento piensa que podría lograrse un gobierno de unidad nacional.

La gran diferencia entre la encuesta de El Mercurio y la de Adimark,a la que el diario no le dio mayor difusión, provendría de la posición del periódico en torno al rol que le correspondería a las fuerzas armadas en una situación como la que se presentó en Chile.

El choque con la realidad
Al producirse el golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre de 1973, se empezó a llevar a la práctica el proyecto de economía social de mercado de los Chicago Boys. Según algunos investigadores, la nación sudamericana había sido considerada como la que ofrecía las mejores condiciones para su aplicación y antes del golpe ya se había adelantado en el plano teórico entre catedráticos de la universidad estadounidense de Chicago y de la Universidad Católica de Chile.

Estos últimos serían los que ocuparon después los ministerios del sector económico-financiero en los primeros gabinetes de la dictadura de Pinochet. El proyecto se generalizó después, pero a partir de ahí Chile empezó a ser considerado como modelo y en la mayoría de los países de la región hubo privatización y desnacionalización de las economías, crisis financieras, reformas laborales, se privatizaron también la seguridad social, el agua y la energía eléctrica y se registró un crecimiento de la pobreza a niveles inéditos.

Las posteriores democratizaciones, ya sea a través de la lucha armada o de la negociación política, siguieron procesos paralelos en la mayoría de los países latinoamericanos. En Chile se constituyó la Concertación de Partidos Políticos por la Democracia, una alianza de centro izquierda que logró gobernar con cierto éxito y eso se convirtió en otro modelo elogiado, ahora político, lo que contribuyó a que no se vieran las carencias. En ese contexto ganó las elecciones Sebastián Piñera.

Empresario exitoso, rodeado de asesores titulados en Harvard, en el Tecnológico de Massachussets, en Chicago y en universidades europeas, se propone hacer de Chile un país del primer mundo, lo que de hecho sólo abarca a una parte de la población que es la que podría llegar a un per cápita de 24 mil dólares, la mayoría de los chilenos no tiene cómo acceder a esos niveles y el terremoto y el tsunami lo pusieron en evidencia.

¿Militarización o participación?
A través de la larga y nutrida historia sísmica de Chile ni el saqueo ni el pillaje han sido la tónica. Sin embargo, se produjeron masivamente en Concepción, la segunda ciudad en importancia del país apenas transcurridas 24 horas de la catástrofe y en esos hechos participaron personas de todas las clases sociales. Luego se produjo el arrepentimiento y la vergüenza, muchos devolvieron lo que habían robado y que tenía un valor equivalente a 2 millones de dólares.

Más que saqueo y pillaje parece un desahogo, una forma de expresar una protesta y un rechazo no sólo a la catástrofe y las pérdidas sufridas por cada uno, sino a una situación general derivada de la desigualdad y la falta de expectativas. Este desahogo estuvo a punto de generar un conflicto político cuando llegó el momento de frenar el saqueo.

En una reunión de la presidenta Bachelet con algunos de sus ministros y asesores se trató el punto. Para algunos la alternativa era decretar el Estado de Catástrofe en la zona afectada y ponerla bajo la autoridad de las fuerzas armadas. La decisión no era fácil, evocaba lo ocurrido durante la dictadura y aunque al escribir estas líneas no se conocía algún excesos, una fotografía de cinco detenidos de rodillas en el suelo, vueltos hacia una pared, con las manos en la nuca y custodiados por un militar armado resultó impactante.

Piñera, en cambio, criticó la demora en declarar el estado de catástrofe, afirmó haberle demandado a la presidenta que lo hiciera, anunció que considera ampliarlo y que evaluará dejar a los militares desplegados “para que garanticen el orden público”. Sus palabras han causado preocupación porque con frecuencia ha hecho alusión a la participación de los militares en el combate a la delincuencia.

La realidad, en cambio, demuestra que lo que le falta a Chile es participación popular, algo que le quita el sueño a los sectores de derecha, pero que habría contribuido a aliviar la situación derivada del terremoto y del tsunami. Las juntas de vecinos, los centros de madres y los sindicatos, que en el pasado formaron parte importante del tejido social, fueron reprimidos por la dictadura y hoy están disminuidos en función del modelo económico.

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