martes, 2 de abril de 2013

Valoraciones de la democracia en América Latina




Fundación Centro Gumilla *
* Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) de la Compañía de Jesús en Venezuela (Jesuitas)

Foco en América Lattina  - Enero/Marzo 2013
El presente documento es un esfuerzo de los Centros de Investigación y Acción Social de la Compañía de Jesús en América Latina para poner a discusión temas de interés en las redes de acción social, encargado por la Conferencia de Provinciales de la Compañía de Jesús en América Latina (CPAL) al Centro Gumilla.
Acá, presentamos solamente la Conclusión.
Para leer el documento en su íntegra, clique aquí.
En este trabajo se distingue entre tres tipos de regímenes políticos que, teóricamente, desarrollan de manera desigual distintas dimensiones de la democracia. El análisis de los datos disponibles permitió diferenciar siete factores de distinta importancia, en términos del porcentaje de varianza total del modelo que logran explicar. Las dimensiones identificadas fueron la inclusión, competencia, convivencia, libertad, participación y defensoría del pueblo. Cada país estudiado toma un valor en esas dimensiones.
En este trabajo se han usado valores de coeficientes estandarizados de regresión como mediciones de los valores correspondientes a cada país en cada dimensión.
Venezuela se caracteriza principalmente por altos valores en la dimensiones participación y defensoría, y valores negativos en inclusión, competitividad, convivencia y libertad que, dicho sea de paso, son las dimensiones más importantes de la democracia según su peso en la explicación de la varianza total del modelo.


Ecuador, el segundo caso de socialismo del siglo XXI analizado en este trabajo toma, en contraste con Venezuela, valores positivos en las dimisiones convivencia y libertad. En participación, Ecuador toma valores positivos pero mucho más bajos que Venezuela. Enfocando lo que tienen en común, podría afirmarse que los socialismos del siglo XXI comparten niveles negativos de inclusión y competitividad, niveles negativos o bajos de libertad y convivencia, y niveles positivos de participación.
En materia de defensoría del pueblo, estos dos países no muestran coincidencia alguna. Participación es, en suma, la dimensión que privilegia este modelo.
Uruguay toma valores positivos en todas las dimensiones salvo en la de defensoría. Con los otros dos países clasificados a priori como democracias sociales: Brasil y Argentina, comparten valores positivos de inclusión y convivencia. No obstante, los valores obtenidos en estas dos dimensiones por Uruguay son mucho más altos que los de Argentina y Brasil. Brasil y Uruguay también comparten altos niveles de libertad. De hecho, Brasil es el país con más libertad de los estudiados. Argentina tiene niveles bajos de libertad, más bajos que los de Venezuela. Los niveles de participación en este tipo de régimen son negativos (Brasil y Argentina) o bajo (en el caso de Uruguay). La variable defensoría del pueblo, toma valores positivos en Brasil, similares a los de Venezuela, pero negativos en los otros dos países. La competitividad es moderada en Uruguay y Argentina, pero negativa en Brasil. En resumen, si el modelo de democracia social tiene algún contenido real, este parece ser el predominio de la inclusión y la convivencia sobre cualquier otra dimensión de la democracia.
Chile, Colombia y México fueron seleccionados como casos típicos de democracias liberales. Lo que caracteriza al modelo son valores positivos (aunque medios o bajos) de libertad y competitividad. Chile y Colombia comparten también valores negativos de inclusión, en contraste con México. Colombia y México, como Venezuela, tienen valores negativos de convivencia. No parecen haber razones teóricas, sino más bien específicas de estos tres países, para incluir la baja convivencia en ninguno de los dos modelos (democracia liberal o socialismo). Otro tanto ocurre en relación a la variable defensoría del pueblo.
Tampoco hay razones teóricas para incluir valores negativos de participación en el modelo de democracias liberales, pese a que están presentes en dos de los países del modelo (México y Chile).
Dadas las similitudes y diferencias entre los países, se concluye que las democracias liberales estudiadas privilegian la competitividad y libertad.
En América Latina existen en definitiva, tal como se especuló en el capitulo teórico de este trabajo, tres modelos diferenciados de democracia con tres niveles distintos de desempeño y con énfasis en diferentes dimensiones de la democracia.


No obstante, aun aceptando que las especificidades históricas y socioeconómicas de cada país pueden jugar un rol importante a la hora de explicar su desempeño democrático, no quedan dudas de que el modelo más efectivo, en términos de la producción de la combinación más adecuada entre las garantías y derechos políticos, cívicos y socio-ecónomos, es la democracia con plenas garantías políticas, derechos cívicos e inclusión social. Lo más cerca de este ideal que tenemos en la región es el caso de Uruguay, por lo que académicos y hacedores de políticas deberían fijar mucho más la atención en lo que hace que este país haya alcanzado los logros que le caracterizan.

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