domingo, 4 de octubre de 2009
Octubre en resistencia
Nuestra Palabra, Editorial Radio Porgreso, 3 de octubre de 2009
La oposición es uno de los factores de la resistencia. Pero no el único. En estos meses de golpe de estado, la oposición se ha manifestado ampliamente como rebeldía. Y quienes conducen la Resistencia nacional, han contribuido para que mucha gente canalice su rebeldía a los golpistas y al modelo excluyente, de manera organizada, voluntaria y pacífica.
La oposición y la rebeldía que han estado presentes en la Resistencia de estos meses, en lugar de ser negativas, son rasgos de una verdadera protesta social y política la cual canaliza el descontento de un pueblo que necesita que se oiga su rechazo a la imposición y es una digna demanda por un retorno a la legalidad.
Pero la oposición, la rebeldía y la protesta social y política necesitan otro factor para que la Resistencia no se quede atrapada en la coyuntura, y no se quede colgada y sin saber qué hacer una vez que se negocie para poner fin al golpe de estado. Ese factor es la propuesta popular transformadora, que no se queda atrapada en la coyuntura ni se define en las alturas de los poderes, sino desde la realidad y la participación y en fidelidad a las demandas y necesidades de los sectores populares comunitarios y de base. Octubre siempre ha sido un tiempo para la resistencia, pero nunca como hoy se cuenta con una oportunidad tan propicia para inyectarle a la resistencia de estos meses la dosis de identidad y autonomía frente a otros sectores que se han endosado a la resistencia, pero que una vez adquirida su propia tajada en los acuerdos que se están negociando, se retirarán para siempre.
Los sectores del bipartidismo se aprestan a negociar como si no existiera la resistencia popular, o llevando a la misma hacia un terreno en el cual la resistencia se reduzca a un apéndice de alguno de los sectores del bipartidismo, o con rasgos tibios y controlados con algunas prebendas y chantajes salariales.
La resistencia popular opositora, rebelde y con su propia propuesta transformadora con clara distancia de todo lo que huela a bipartidismo y control por sectores de cúpulas—ha de ser el verdadero proyecto y la meta para que así en ninguna coyuntura ni en ninguna alianza, la resistencia corra el riesgo de legitimar a los eternos triunfadores de una patria ausente y que se le niega a los sectores oprimidos, merecedores de una suerte nueva.
La oposición es uno de los factores de la resistencia. Pero no el único. En estos meses de golpe de estado, la oposición se ha manifestado ampliamente como rebeldía. Y quienes conducen la Resistencia nacional, han contribuido para que mucha gente canalice su rebeldía a los golpistas y al modelo excluyente, de manera organizada, voluntaria y pacífica.
La oposición y la rebeldía que han estado presentes en la Resistencia de estos meses, en lugar de ser negativas, son rasgos de una verdadera protesta social y política la cual canaliza el descontento de un pueblo que necesita que se oiga su rechazo a la imposición y es una digna demanda por un retorno a la legalidad.
Pero la oposición, la rebeldía y la protesta social y política necesitan otro factor para que la Resistencia no se quede atrapada en la coyuntura, y no se quede colgada y sin saber qué hacer una vez que se negocie para poner fin al golpe de estado. Ese factor es la propuesta popular transformadora, que no se queda atrapada en la coyuntura ni se define en las alturas de los poderes, sino desde la realidad y la participación y en fidelidad a las demandas y necesidades de los sectores populares comunitarios y de base. Octubre siempre ha sido un tiempo para la resistencia, pero nunca como hoy se cuenta con una oportunidad tan propicia para inyectarle a la resistencia de estos meses la dosis de identidad y autonomía frente a otros sectores que se han endosado a la resistencia, pero que una vez adquirida su propia tajada en los acuerdos que se están negociando, se retirarán para siempre.
Los sectores del bipartidismo se aprestan a negociar como si no existiera la resistencia popular, o llevando a la misma hacia un terreno en el cual la resistencia se reduzca a un apéndice de alguno de los sectores del bipartidismo, o con rasgos tibios y controlados con algunas prebendas y chantajes salariales.
La resistencia popular opositora, rebelde y con su propia propuesta transformadora con clara distancia de todo lo que huela a bipartidismo y control por sectores de cúpulas—ha de ser el verdadero proyecto y la meta para que así en ninguna coyuntura ni en ninguna alianza, la resistencia corra el riesgo de legitimar a los eternos triunfadores de una patria ausente y que se le niega a los sectores oprimidos, merecedores de una suerte nueva.
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