El encabezado del comentario de hoy está tomado de uno de los salmos de la Biblia, el 85 versículo 11. Y lo hemos tomado del comunicado-pronunciamiento que ha hecho la Pastoral Social – Cáritas de Honduras a propósito de la problemática socio-política que vive el país. Es una de las instituciones que, aunque provenga del ámbito religioso, quiere hacerse presente, decir su palabra y que su planteamiento tenga incidencia para que haya un cambio de la tan deteriorada institucionalidad que tenemos. El mismo subtítulo es indicativo de esta toma de posición: “un nuevo sistema de justicia es una necesidad impostergable”.
Comienza describiendo la realidad con bastante realismo: “en este nuevo año el pueblo hondureño espera una elección trasparente de la próxima Corte Suprema de Justicia para evitar que se erosione aún más la credibilidad del estado y del sistema democrático. Es impostergable despolitizar el poder judicial y frenar el tráfico de influencias económicas para lograr su total independencia, establecer los procedimientos adecuados para la pronta aplicación equitativa de las distintas leyes, recuperar los valores morales, especialmente el amor a la verdad”.
Y prosigue diciendo que “en Honduras va prevaleciendo un clima de desconfianza, dudas y escepticismo ante la posibilidad de enderezar el rumbo del país. El pesimismo se ha apoderado de la mayoría de la población, poniendo en tela de juicio la capacidad institucional para dar salida creíble a los grandes problemas como la violencia, la impunidad y el combate a la corrupción, narcotráfico y qué no decir de la pobreza y de otros males ancestrales. La justicia es tarea primordial de la política. El orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política. Un estado que no se rigiera según la justicia se reduciría a una gran banda de ladrones, dijo en una ocasión San Agustín”.
Ante esta falta de legitimidad de las instituciones, especialmente del poder Judicial, que elegirá nuevos magistrados la próxima semana, “es una imperiosa tarea recuperar la credibilidad, tanto a nivel nacional como internacional, mediante la correcta, transparente y ágil aplicación de la justicia”. Y en unión con el “pensar y sentir” de la sociedad civil propone los siguientes puntos.
1.- Fortalecer el sistema democrático mediante la separación de poderes, el respeto a la Constitución y los valores democráticos y la promoción de los derechos humanos como guía para la ciudadanía y gobernantes.
2.- Lograr la autonomía e independencia del Poder Judicial de cualquier partido o grupo de poder asegurando la elección transparente de los nuevos magistrados.
3.- Recuperar la confianza en el Poder Judicial, la credibilidad de sus funcionarios jurisdiccionales quienes deben empeñarse en hacer prevalecer la justicia sobre todos los ciudadanos, eliminando la impunidad que cobija a personas corruptas sin distinción social o política.
4.- Promover el profesionalismo y la ética de los operadores de justicia.
5.- Fortalecer los procesos de transparencia y rendición de cuentas mediante el debate ciudadano sobre todo para la reforma o derogación de la ley de Secretos Oficiales y la solución a los problemas del sistema judicial.
Y concluye diciéndonos que “hagamos posible la despartidización de la Corte Suprema de Justicia, la recuperación del imperio de la ley y la vigencia de los valores éticos en el ejercicio de la justicia. Cambiemos la historia de la justicia en Honduras”.
Hacemos nuestro, compartimos y nos alegramos por el comunicado y su contenido. Además es altamente positivo que instancias, grupos, comunidades o instituciones religiosas se distancien críticamente del “totalitarismo político reinante” que no solamente quiere dominar a la sociedad entera sino también a las iglesias y creyentes de todas las confesiones que se niegan rotundamente a identificar el Reino de Dios con el proyecto socio-político gobernante.
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