La elección de la nueva Corte Suprema de Justicia se ha convertido en un triste espectáculo circense. Los tres intentos de elección de los magistrados han sido escenario, para que los políticos tradicionales hicieran gala de sus convicciones y acciones antidemocráticas y de sus compromisos con las cúpulas económicas y políticas del país.
Los actores involucrados en la elección de la Corte, son las instituciones en las que más desconfianza tiene la sociedad hondureña. Así lo revela el sondeo recién publicado por el ERIC, donde se evidencia que cerca de 6 de cada 10 hondureños y hondureñas manifestaron tener ninguna confianza en el gobierno central y en el Congreso Nacional, en la Corte Suprema de Justicia y en los partidos políticos.
Los altos niveles de desconfianza de la ciudadanía en estas instituciones están estrechamente relacionados con la percepción negativa de la gente en los actuales magistrados, jueces y fiscales. Un 60.7 por ciento de la población cree que esos señores defienden los intereses de los ricos y poderosos, un 23.5 afirmó que defienden los intereses de los corruptos, apenas el 8 por ciento manifestó que los magistrados, jueces y fiscales defienden los intereses de la sociedad.
El comportamiento cínico y “machaquero” de los políticos en el proceso de la elección de los magistrados es coherente a como los percibe la gente. Tres cuartos de la población hondureña (es decir, el 75%), afirmó que el proceso de elección de la nueva Corte es un proceso manipulado por los políticos. La gente sospecha que esos días se mueve mucha “machaca” en el congreso para poner candidatos que representen los intereses más oscuros del país
El actual escenario de elección de la Corte expresa que ninguna salida a la crisis de institucionalidad saldrá de la clase política hondureña, también expresa el nivel de descomposición del bipartidismo, quienes ya no tienen fuerza para imponer sus decisiones o para llegar a consensos salomónicos; también evidencia lo lejos que están los políticos de los clamores de la gente.
El escenario político actual, también es una oportunidad para buscar caminos y salidas. Y la población hondureña lo deja bien establecido en el sondeo. 7 de cada diez hondureños están demandando que se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente, y junto a ella se firmen Acuerdos Mínimos Nacionales y desde ahí avanzar en rehacer el tejido social, político y económico del país.
Pero como ya nos conocemos, los políticos buscarán capitalizar las demandas ciudadanas para oxigenar sus ambiciones de grupos. Por eso insistimos, en la Honduras actual solo podremos salir de la crisis si pasamos de consensos de cúpulas a consensos nacionales, si pasamos de pactos de gobernabilidad entre partidos a pactos con participación de todos los actores sociales.
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