martes, 7 de abril de 2015

El terror y los estudiantes



Por Edgar Soriano

La brutal represión desatada por el régimen político que dirige Juan Orlando Hernández contra las manifestaciones estudiantiles en Tegucigalpa son los síntomas del autoritarismo que sufre el pueblo hondureño. Sin desconocer que hay sectores poblacionales que por intereses privados o por el sometimiento a las fuerzas alienantes apoyan la violencia estatal, defendiendo las desmedidas acciones policiacas.   

El origen del conflicto estudiantil se ha desatado por la soberbia de Marlon Escoto -quien muchas veces parece no entender el terreno que pisa-  de seguir imponiendo políticas institucionales carentes de dialogo y participación de las personas involucradas directamente en el sistema educativo primario y secundario, como ser padres de familia, profesores, alumnos y Estado. La forma mediática de imponer criterios no contribuye a democratizar la nación, al contrario, facilita la actitud inescrupulosa de periodistas, medios de comunicación y funcionarios al servicio de régimen del Partido Nacional. 

Para entender las contradicciones del sistema educativo es necesario analizar varios tópicos, entre los que resaltaría: primero, el control de los gremios magisteriales, apoyados en poca estrategia gremial y en la corrupción que se venía gestando a lo interno de estos gremios; segundo, la planificación a mediano y largo plazo que exige el modelo económico neoliberal y que la cooperación ha venido respaldado.

Incluso contribuyeron a salvarle la cabeza a Escoto  ante las ambiciones de los activistas del partido Nacional; tercero, las políticas autoritarias en términos generales que excluyen a los padres y alumnos en la toma de decisiones que garanticen acuerdo en pro de mejorar las condiciones del sistema educativo; y, cuarto,  la mediocre y tendenciosas formas de asumir la responsabilidad estatal para garantizar la capacidad instalada incluyente, lo que denominada “ley fundamental” no busca solucionar de inmediato la paupérrima situación al contrario solamente es una estratagema de ocultos intereses. 

Las protestas estudiantiles han dejado como secuela mucho dolor, el asesinato de 4 estudiantes actores en las manifestaciones en una sola noche muestra la cara del terror estatal en una sociedad que sufre un constante proceso de remilitarización y se disminuye los presupuestos en educación, durante la administración de Escoto más 2,500 millones de lempiras en recortes.  
Honduras está en peligro ante las acciones de un grupito de planificadores del terror, enemigos de la juventud, cercenadores de posibilidades de cambios de mentalidad en una nación sometida a la tradición del miedo y de engaños.

Los estudiantes que levanta su cabeza ante la incapacidad del Estado de dialogar y lograr consenso son ahora como ayer reprimidos violentamente. Es evidente que la acción de Escoto y de las autoridades policiales y militares está ensanchada en la lógica autoritaria que ha imperado en Honduras a lo largo de la historia. La impunidad con que operan grupos clandestinos son una amenaza directa para cualquier ser humano que habite en estos valles y cerros de nuestra Honduras. Morazán la juventud a la que convocantes al cambio está en manos de perores enemigos que los tuyos…".

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