Al final del año lectivo el gobierno celebró con bombos y platillos el cumplimiento de los 200 días clase, en medio del abandono a los centros educativos y la persecución a los docentes.
Por otra parte, luego de diez años sin manifestaciones masivas, estudiantes universitarios se volvieron a organizar y salieron a protestar en contra de las leyes aprobadas por las autoridades universitarias.
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