viernes, 7 de septiembre de 2012

El ballet ¿y eso se come?




Por Gustavo Zelaya

De ballet no puedo decir algo importante, por ignorante en ese asunto y por no ser parte de  mis aficiones es que no me atrevo a expresar una opinión, sin embargo tengo un par de primos que son balletistas de gran calidad. Apenas los vi unas tres veces y me formé una idea muy rústica del esfuerzo que ponen en ese arte. Muchos han de preguntarse qué importancia puede tener el ballet en nuestro país tan empobrecido y tan maltratado desde hace más de 100 años. Qué utilidad puede existir para los que apenas comen y los que no tienen trabajo, o para los que se rebuscan entre la basura un bocado que medio calme el hambre que los tortura durante 24 horas. Tal vez crean que no sirve de mucho contar con bailarinas y bailarines de ballet. Algo similar sucede con los que se preparan y estudian duro en el área de las ciencias humanas. Se puede creer que su eficacia no se adivina de inmediato y que no hay manera de ver cómo esas disciplinas contribuyen a mejorar nuestro nivel de vida y nuestra cultura.

Incluso, podemos tener dificultades para demostrar la necesidad del arte, del estudio, de las ciencias humanas en esta nuestra Honduras que algunos, desde el poder, intentan desmembrar y ofrecerla al mejor postor. Tanto atraso acumulado, tanta deuda social pendiente de cubrir, tanta muerte y crimen cometido, puede cegarnos y endurecernos el alma de tal forma que nos haga indiferente frente a las expresiones artísticas de gran nivel.

¿Por qué mencionó esto? Ocurre que he estado leyendo sobre la situación de una hondureña que no conozco, de la cuál no sé cómo es que ríe, si acaso sufre, cómo es su aspecto, si le duele algo o si pasa hambre; No sé nada de ella. Pero me ha impactado saber cómo otras personas pretenden ayudar para que pueda perfeccionar sus habilidades como bailarina de ballet clásico.

Me refiero a Michelle Ingunn Sörenssson Becerra, hasta su nombre puede sonar extraño en muchos oídos hondureños, pero su formación inicial ha sido en nuestro país: violinista en el Conservatorio Nacional de Música Francisco Ramón Díaz Zelaya y bailarina egresada de la Escuela Nacional de Ballet Mercedes Agurcia Membreño. Viene también de ese nido de la cultura nacional que es la familia Becerra, la del pintor Moisés y del escritor político Longino, sólo por mencionar dos nombres muy reconocidos de ese grupo familiar.

Esta joven mujer acaba de ser distinguida con una beca de la Academia de Ballet Kirov con sede en Washington, uno de los más prestigiados centros de enseñanza del ballet a nivel mundial y, con Michelle, debido a su talento y a su privilegiada capacidad, han hecho una excepción, algo único en ese centro mundial, la seleccionan para desarrollar su técnica en un programa de estudios avanzados diseñado especialmente para ella. Es la primera centroamericana distinguida por esa academia pero requiere cubrir por su cuenta gastos de inscripción, seguro médico y alimentos propios de la disciplina que suman 3,850 dólares. En ese aspecto bien concreto es que necesita la colaboración monetaria de los que puedan y quieran.

Es seguro que con la clase de autoridades que rectoran la cultura oficial no exista interés alguno en que se forme una balletista en danza clásica, tampoco tendrán tiempo para buscar el financiamiento respectivo. Esos que dirigen el país y que pretenden dictar pautas y programas que tengan que ver con la cultura nacional y su relación con la cultura universal, deben creer que el asunto va por asistir a conciertos de Vicente Fernández,  patrocinar algún regetonero o llamar a pastores religiosos para que recen juntos por el bien de sus negocios. No tengo duda que son personas muy interesadas en asistir a eventos de clubes de jardinería o a la elección de la reina de la feria patronal de su pueblo, y financian quemas de pólvora, alboradas para el santo patrón, aparecen en la foto respectiva y asunto concluido. Tal vez no sea del todo cierto eso que afirmo, pero ha sido el comportamiento más común de la mayoría políticos que han estado al frente de las instituciones que gestionan la cultura nacional.

En Michelle Sorensön Becerra, y para molestia de esos políticos, no va a existir ninguna fuente de lucro ni podrá ser un medio para transportar libremente millones de lempiras por las carreteras del país, tampoco nos va a exhibir en ciudades europeas siendo parte de escándalos y contrabandos como ocurre con los becados en puestos diplomáticos. Lo que si es cierto es que nos va a saber representar en muchas partes de la tierra como una gran exponente de nuestra cultura, y que sabrá también devolver al pueblo hondureño todo lo que pueda desarrollar en el ballet clásico. A pesar de los políticos que dicen gobernar, a pesar de la barbarie que asola  el país, tenemos jóvenes brillantes, capaces, distinguidos, que pueden contribuir a forjar una Honduras culta, solidaria y justa.

Y el futuro inmediato podrá parecer muy obscuro y hacer creer que Michelle no debió nacer en este suelo. Yo creo lo contrario. Con mujeres como Michelle lo que viene es muy promisorio y es aquí en donde tuvo que haber nacido. No se equivocó de lugar ni de circunstancia; es nuestra y es para  esta sociedad hondureña que debe destacar.

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