jueves, 9 de agosto de 2012

De Miel Tito a Tito Millón



Redes sociales escriben la otra historia del escándalo del millón
El auge de las redes sociales en Honduras, en especial de Facebook y Twitter, escriben la otra historia del escándalo del millón de lempiras incautados a la esposa del ex ministro de Finanzas, Héctor “Tito” Guillén, cuya trama se enreda a medida que surge más información y se agudiza la contradicción entre los protagonistas.

Las redes sociales en Honduras no se han quedado atrás y en diversas listas y áreas temáticas, los hondureños seguidores de esta novedosa herramienta tecnológica rompen o contribuyen con más información a la cobertura normal que dan los medios de comunicación sociales en este país centroamericano.

Tanto en Facebook como en Twitter y Youtube, el tema está colocado con una intensidad tal que los hondureños han desatado su sentido del humor que va desde letanías, videos jocosos, caricaturas hasta sobrenombres como “Tito-gate” y “Tito, el bandido”, entre otros.

Mientras los mensajitos y chat de los servicios de teléfono móvil fluyen con una agilidad que sorprende hasta a los mismos reporteros y editores que desde la óptica del periodismo profesional, intentan cubrir todas las aristas de este suceso que ha estremecido a Honduras.

Fue precisamente por las redes sociales por donde trascendió en su primera fase la información de la incautación del vehículo y de más de un millón de lempiras a la esposa y el hijo del ex ministro de Finanzas del actual gobierno, uno de los artífices de las nuevas medidas impositivas vinculadas al tasón de seguridad.

Registros de empresas de monitoreo de redes sociales reportan un promedio de 800 mil usuarios solo en la redes sociales, una cifra impresionante para una nación donde el uso del Internet no es tan extendido.

El caso del millón que implica al ex ministro, mientras era tratado con moderación en la prensa local al momento de su descubrimiento, en las redes sociales era una explosión incontenible con datos, detalles y todo tipo de informaciones entre responsables, especulativas, de rabia y condena, entre otros aspectos.

Luego, al trascender la denuncia del posible origen del millón de lempiras, hecha por el periodista sureño Ariel De Vicente, las redes sociales estallaron en información en una especie de “Honduras indignada”, comentaron con asombro expertos en el uso de estas nuevas tendencias tecnológicas informativas.

En una semana, Honduras había logrado ser “Tendencia” en este tipo de redes. La primera fue por la noticia del papel de la selección olímpica de fútbol al eliminar a España y su posterior clasificación a los cuartos de final, así como el gran partido que hizo ante Brasil.

La segunda “tendencia” fue por la jocosa revelación del presidente, Porfirio Lobo, de que un “olor humano” había invadido el salón de sesiones del Consejo de Ministros y que ahora parece el hecho se debió a una “tubería aérea”, de acuerdo a explicaciones dadas este viernes por el propio mandatario hondureño. En la jocosidad de las redes sociales se indicó que la nueva clase de acceso a Casa Presidencial era “QP2”.

La tercera “tendencia” fue el caso del millón de lempiras, cuya trama se enreda cada vez más y a la cual se agrega ahora las declaraciones del presidente del Congreso, Juan Hernández, de que todo ello es parte de una campaña de desprestigio en su contra y de su movimiento Azules Unidos, procedente, al parecer, de ex policías depurados y sectores políticos temerosos de su carrera política. Hernández, adujo, que está favorito en las encuestas y por estos ataques.

Mientras, la fiscalía declara en secretividad el caso, la organización de bienes incautados decomisa el dinero y el vehículo de Guillén, en declaraciones al diario Tiempo, el ex ministro dijo que había acreditado ante la Fiscalía el pagaré del empresario que le prestó el dinero. Ese mismo pagaré también fue presentado a la policía cuando detuvieron el vehículo, enfatizó Guillén a ese diario que se edita en San Pedro Sula.

En las redes sociales, el monitoreo a cada declaración de Guillén o sobre el caso, inmediatamente es comentada, refutada y crece esa sensación de indignación que según experimentados comunicadores sociales y directores de medios de prensa en el país, es un fenómeno que hace tiempo no se experimentaba, ni siquiera en lo duro de la crisis política de junio de 2009.

Las redes sociales así están escribiendo la otra historia de la información en Honduras, rompiendo la barrera de los tradicionales medios de comunicación, cuyos usuarios están convencidos que su derecho a expresarse llegó para quedarse en esos espacios que ahora ofrecen la Internet y la tecnología.

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