jueves, 12 de julio de 2012

Un racimo de voces



Radio Progreso

En días recientes la Red Alternativa de Radios, un espacio que aglutina a decenas de radios comunitarias con propuestas ciudadanas de base a lo largo y ancho del país, se juntaron en torno a una escuela de formación Radiofónica.

La necesidad de construir espacios comunes y de trabajar junto en torno a una mirada ciudadana común, se hizo evidente en muchas radios comunitarias a partir del golpe de Estado ocurrido hace tres años, cuando hubo un convencimiento impecable: o nos unimos en red todas las radios pequeñas, o los medios de las elites mezquinas nos hartan y aplastan. Bien cabe el dicho para los medios comunitarios populares: no hay golpe de Estado que por red de radios ciudadanas no venga. 
Todo el tiempo, pero especialmente tras el golpe de Estado, la verdad en Honduras es un asunto precario, relativo y cruzado de muy diversos intereses, matices y miradas. ¿Quién tiene la verdad? Para muchísima gente la verdad viene dada por unas cuantas emisoras radiales, unos poquísimos canales de televisión y por unos periódicos escritos. 
Durante el tiempo más aciago del golpe, estos escasísimos medios se empecinaron en decirle a la sociedad que ellos eran poseedores y depositarios de la verdad. Sin embargo, cuanto más esos pocos medios gritaron que lo que decían era la única verdad, más en precario iba quedando la verdad ante la gente. 
Menos gente fue creyendo, y más gente fue buscando otros lugares, espacios y medios por donde informarse. Mucha gente ávida de otras noticias y otras verdades, fue abriendo los ojos a otros medios, fue leyendo otros escritos distintos a los periódicos tradicionales y fue encendiendo otras radios distintas a las dos o tres que controlan las frecuencias radiofónicas. La red de radios comunitarias se va ensanchando a lo largo del país habiendo nacido de lo pequeño. Como aquella parábola del granito de mostaza, ha germinado desde lo pequeño, y se va extendiendo hasta cubrir con sus ramas el espacio radiofónico de todo el territorio nacional. No es una radio que se extiende en todo el país. Son muchas radios pequeñas que se van haciendo un racimo de voces, las cuales tienen como principal fuente de información no la voz del político o del funcionario público, sino la voz de las comunidades.
Ellas son las protagonistas. Y las radios acompañan el protagonismo que emergen desde las “bajuras”. Tres años después del zarpazo a la patria, el cerco mediático no parece impenetrable. Una nueva voz colectiva se va tejiendo y extendiendo a través de la red comunitaria de radios ciudadanas. Muchos y enormes compromisos se van presentando en el camino.
La semilla de mostaza no se siembra para que se quede en lo chiquitito. Se siembra para que germine, crezca y se convierta en frondoso árbol con muchas ramas para anidar todas las voces y cantos de las aves. La red de radios nació de lo pequeño, pero su vocación no está en lo pequeño, su identidad se sitúa en un horizonte en plena apertura, desde la verdad y la dignidad articuladas en los intereses, sueños y luchas populares.

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